31 diciembre, 2006

... y postnavideña, preneoañera

Lo cierto es que no tengo muchas ganas de escribir. Como quien me conoce sabe, a mí estas fechas tan entrañables me repatean -precisamente- las entrañas; el suceso de ayer -vid comentario infra- ha acabado de amargarme las oraciones. En todo caso, llevo un montón de días sin publicar una entrada, y debo hacerlo hoy por cuadrar el año.

Desde el dieciocho de diciembre, comidas y cenas de empresa, cenas con amigos -buenos, viejos amigos: constatar que ya demasiada gente, y no sé cómo, se ha enterado de que existe Noticias desde Vladivostok-, días en Sevilla pasando la Navidad propiamente dicha con mi familia política -con mucho curro entremezclado, odiosidad de la posibilidad teletrabajadora-, poderosos desayunos con exquisitos molletes rellenos de jamón y una cafetera italiana puesta a mi disposición, algunas malas -terribles- noticias que afectan a personas a quienes aprecio (y alguna excelente para QL y por tanto para mí también).

Y una doble y lamentable constatación:

a) Por supuesto, yo tenía razón, y sólo se ha perdido tiempo, desperdiciado esfuerzos de miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado e incurrido en graves riesgos, dando alas a una banda mafioso-asesina que estaba contra las cuerdas. El Sr. Presidente del Gobierno es un perfecto incompetente guiado por su incapacidad y su voluntad -ahora frustrada para siempre- de pasar a la Historia como el solucionador del problema etarra.

b) Hasta de gente a quien considero sensata he escuchado las tontadas previsibles en cuanto al efecto del hecho sobre el pepé.

La estadía de la progenie en Sevilla hasta el día de antes de Reyes nos ha proporcionado la posibilidad de enterarnos de alguna cosilla en mi hometown, que este año está particularmente fría y neblinosa, cual Londres de tercera categoría:

a) Scoop es genial e imprescindible.

b) Hay garitos nuevos en Zaragotham que merecen la pena (El Cubo, señaladamente)

Después de un tremendo -y extremadamente grato- chapuzón de ORWELL, leo a Rafael REIG, Manual de Literatura para caníbales, con el que deberíais haceros al punto. Qué gloriosa mala leche, qué ingenio desbordante y qué bueno sería convertirlo en lectura escolar obligatoria. Hace falta ser muy inteligente y bastante culto para escribir ese libro. Como es obvio, me está encantando

En fin, mis muy queridos lectores. Poco más que decir, pues poca es la inspiración -y, para qué omitirlo, el ánimo- de éste su anfitrion. Que lo que yo quería hacer es desearos a todos un muy

FELIZ AÑO 2007

Abrazos para todos, besos para todas.

18 diciembre, 2006

Chapucería prenavideña

Entre que llamo a teléfonos de esos de "sin-atención-personal-con-musiquilla-coñazo" a que me cuenten cuántos días de vacaciones me quedan después de tanto desafuero, y sabiendo que este sábado me voy en "el tren que va hacia el sur" que decían los nunca suficientemente bien ponderados 091 (Dwalks, apunta: música de categoría del principio al triste fin. Olé García Lapido) trato de hacer una breve remembranza de lo que han sido mis días, hoy, a 18/12/2006, día del cumpleaños de mi querido amigo Michel.

Alatriste: Corsarios de Levante, el último Alatriste ha sido estos días mi lectura (entreverada de otros textos, Orwell siempre presente en estas fechas de cósmica estulticia en cuanto a lo de la memoria histórica, que comentaré poquito por ahí abajo). La compré, sabiendo que muy probablemente me la regalarán ocho o diez veces estas Navidades (urghs!) en mi librería de cabecera de la que ya he hablado aquí: Los Portadores de Sueños, que junto con Antígona y alguna más conforma la última esperanza blanca del sector librero en Zaragotham. Librería-librería: dos chavales que se la han jugado y han montado un negocio de un sector desahuciado por todo el mundo... salvo por los enamorados de los libros. Cuenta, aparte de con todos los materiales necesarios para un biblioadicto como éste su seguro servidor, con una sección de literatura infantil y juvenil que no tiene comparación con ninguna otra en la ciudad. Y aparte de eso, me caen bien, qué coño. Él, hombre discreto y de verbo breve y siempre ponderado me aguanta los coñazos bastante bien. Ella, afectuosa y supongo que responsable de la excelencia de la sección que he citado antes. Grande Los Portadores de Sueños. Si tenéis que comprar libros en Zaragotham, éste es el lugar, en la mínima calle Blancas, frente por frente del Teatro Principal y al lado del Sol, garito muy conveniente para gestiones finitardescas.

El último Alatriste es bueno. Una buena novela, congruente con la serie. Probablemente, muy buena. Es detalladamente historicista, en el sentido de que relata más Historia, y se recrea algo -no mucho- menos en los personajes, ya muy cuajados a estas alturas de la película, excepción hecha de Diego, que se nos está haciendo mayor. El libro es, por cierto, ligeramente más 'gordo': sospecho que a A. P.-R. le han señalar que eso de publicar folletones TAN breves pero TAN caros no es adecuado para Alfaguara, esa editorial tan exquisitamente popular (juás). El Capitán Alatriste cede protagonismo a Balboa y se da la entrada a nuevos personajes que darán, a no dudar, mucho juego en las siguientes entregas de la serie, de las que ya hay tres anunciadas. El libro está, como siempre, formidablemente escrito; incrementa la dosis de amargura por las traiciones de nuestra Patria cruel y no ceja en la exposición de su amor a la misma. Transcribiría algún párrafo, pero no os voy a privar del placer de comprarla y leerla. Allez-si! (Entre paréntesis diré que me cago en todo lo que se menea y muy especialmente en los títulos de bachiller de aquél que se haya llevado de casa mis ejemplares de El Sol de Breda y El Caballero del Jubón Amarillo.)

Movimiento ilimitado el mio de los últimos tiempos, que he empezado a levantarme a horas completamente inadecuadas para caballeros los días que he de viajar (que son unos cuantos al mes). Algunas labores divertidas, otras más peñazo, y mucho toreo de salón de bastante lucimiento por el momento con resultados -aparentemente- adecuados. Tout va bien, por ser sintéticos, en la cosa del algodonal -que diría Wendy- la fabrica de tornillos -que diría Sue- o el Andamio/Mina -que diría yo, según los días-.

En Chez Vladivóstoker-Leónez la cosa se desarrolla de modo diverso. UPFM, nuestra deportista de élite, fuese el pasado güiken a una concentración de baloncesto a jugar a BCN y consiguió con impar destreza resultar lesionada en el primer minuto del primer encuentro: resultado, un esguince de tobillo escayolado por dos semanas y un grito en el teléfono "... pero sobre todo no me vengáis a buscar!!!!". Ello aparte, dos roscos en su calificaciones (intolerable, dado que es la estudiosa d'entre mis hijos), que han quedado netamente ocultos por los siete pencos, siete, de su hermanito mayor. Contentos estamos, como podrá comprender la amable concurrencia. Eso sí, en una alarde de comprensión, sentido común y todas las cosas no hemos abofeteado ni aún gritado a nadie. "La adolescencia es dura", dicen; "Enrolate, verás Mundo", decían también, aunque aquí no venga a cuento. "Ponme otra copa", estoy a punto de decir yo.

Hemos gozado ya de la cena de Navidad de la Dependencia #1 para la que trabaja Hans, en la noche del sábado, 16, pasado. Como ya ha comentado Leona -aka MBO- en otro lugar, llegó a la poco apetecible -para ella- celebración, con la cuarta parte de dos botellas de blanco y dos botellas de champagne en vena, lo cual coadyuvó a sobrellevar los embates de la adusta fortuna, concretados en esta ocasión en la parla insensata y de escaso interés de la mujer de unos de los directivos de la entidad, maestraescuela de éstas que el pepé metió en el sistemaeducativo a tirones convirtiéndola en profesora de religión y que ahora han devenido fijos de plantilla sin superar oposición. Una perfecta imbécil, aparte de eso.

Cabreo de cierto alcance el que llevo con la global incompentencia sozi, concretada esta vez en el desastre de las relaciones exteriores (qué carita la de Zapatitos, revolcado por el africano avieso), el nuevo proceso legalizador de extranjeros (pendiente de especificación), la Ley de Fraude Fiscal pergeñada a tirones a pesar de su tremenda importancia, la chapuza de la reforma de la legislación hipotecaria (igualmente pendiente de aprobación, lo que hace augurar cambios en su redacción final, debido al cambalache inaceptable que de modo usual hacen los partidos en estos casos) y la otra norma aberrante, innecesaria y abrejamones de dudoso cierre posterior: la tontucia de la memoria histórica. Ya resulta aburrido darse cuenta de que a ese tontuelo le viene grande el asunto, y cuanto más grande más la defeca. Hace algunas fechas hice un comment a una entrada colgada en otro lugar, y la titular del mismo me recriminó -desde el punto de vista opuesto al mío, sin perjuicio de lo cual lo hizo con cariño- haberlo colgado allí, tardío, a destiempo, donde nadie lo leería. No tengo muy claro que Vladivostok, que es un lugar más bien neutro, sea el sitio adecuado para polemizar acerca de la voluntad de despiste o de pago de favores que subyace a esa norma traida por los pelos y deliberadamente mixtificada por la izquierda toda ella.

Carmen París el pasado martes, 12 en su espectáculo Savia Nueva, con música a cargo de mi amiga y baile a cargo de la compañía de Miguel Ángel Berna. No me interesó especialmente el baile, mezcla de danza clásica española con poderosos dejes gitanos y aires joteros: el bailarín pricipal, el citado Berna, me resulta cargante; la bailarina principal, grosera de formas: bastorra; las cinco bailarinas del cuerpo 'central' de baile, muy solventes, y el cuerpo secundario -todo él-, de dudosas habilidades danzantes (para mi gusto). En fín, yo no sé de danza, pero la sensación es exactamente ésa.

En cuanto a la música de Carmen me parece original e interesante, una propuesta técnicamente osada: el compás de la jota es diferente, bastante incompatible con los ritmos binarios o de cuatro tiempos propios de la música contemporanea, y sin embargo lo logra en buena medida. Mezcla jota con aires mestizos y tropicalillos, con bien de cosa flamenca también. No sería exacto si dijese que me gusta, pero le tengo profundo respeto, pues no tengo argumento técnico alguno que oponerle. Carmen tiene voz poderosa, densa y con múltiples registros, que se maclaba el pasado martes con un piano sensacional (el mejor instrumentista de la noche, compositor de buena parte de la música del espectáculo) y un extraño combo a medias entre la rondalla jotera (Nota marginal: al bandurriero que le dediquen al macramé, por Dios) y el conjunto de cumbia con dobles percusiones, sobre la base de un contrabajo muy competentes.

En fin, queridos, que se acerca la Infausta Navidad. Supongo que os felicitaré con más aplicación más adelante, pero esta semana será de horror y el sábado -como queda dicho- me voy. Así que, en todo caso, sed felices, no os empapucéis demasiado de comercios y bebercios y portáos bien, que si no luego se queda uno sin regalos. Abrazos mil.

10 diciembre, 2006

El meme de la quinta línea

Mi muy querida Xurri me pasa un meme simple que no me exige gran concentración: coger el libro que tenga más a mano*, buscar la página 123 y entresacar la quinta línea y transcribirla. Fale, mola, sirve para introducir la entrada siguiente:

- Debía tener profundos conocimientos de informática. Además, sus programas no son de última generación. Y eso también es curioso. Si tenía tanto dinero, ¿por qué no se permitía adquirir lo último en software? Sólo se me ocurre una explicación.

(El cerebro de Kennedy. Henning MANKELL. Tusquets (Octubre 2006), Colección Andanzas)

* Ha habido truco, claro: tenía un tremendo montón de libros justo al lado cuando he leido la entrada de Xurri, porque pensaba empezar a pergeñar una entrada algo más elaborada. He examinado las quintas líneas de las páginas 125ª de cada uno de ellos -uno, de poemas, no tenía ciento veinticinco páginas: apenas ochenta y ocho, con el índice- y ha sido la primera que tenía cierto sentido per se. De hecho he encontrado una muy buena, como muy colocable -de El León y el Unicornio y otros ensayos, de George ORWELL, Turner 2006, FCE Colección Noema- pero no cumplía estrictamente con las normas del meme, y ya se sabe que para estas cosas yo soy muy riguroso).

08 diciembre, 2006

'Un susedío...'

R. es un amigo de la casa. Es un gran tipo. Prejubilado de banca -¿cómo pudo R. trabajar en ese sector?- cordialísimo, amable, la antítesis de la tontucia agresivo-comercial que, mis jóvenes amigos, preside estos días.

La tía de R., madrileña ella, una señora muy mayor, ha fallecido recientemente. Tenía un bonito piso cerca de Alcalá, pero llevaba algún tiempo viviendo en una residencia de ancianos, más adecuada dado su estado de salud. R., muy respetuoso, no había querido, a lo largo de la estadía de su tía en la residencia, dar de baja el teléfono. R. era consciente de que difícilmente su tía regresaría a casa, pero le daba bastante pena dar de baja la línea 'por sí acaso'.

Llegado que ha sido el óbito, R. se dirige a la Compañía Telefónica Nacional de España, haciendo uso de la propia linea protocancelable.

R.- "Buenos días, señorita: deseaba dar de baja esta línea de teléfono".
TELEOPERADORA (¿Podríamos llamarla Paulita?).- "Muy bien. Necesito que me de una dirección postal pues tenemos un procedimiento que exige que Vd. rellene ciertos formularios".
R.- "No, señorita, verá. Yo no voy a rellenar formularios, porque la línea no es mía. La titular ha fallecido y el domicilio va a ser desalojado, y habría que retirar también el terminal. Convendría que se encarguen Vdes. de todo ello."
T (P).- "Pero es que tenemos unos procedimientos que exigen que se rellenen los formularios, señor, para lo cual necesito una dirección postal"
R.- "Me temo que no me ha entendido. Hay que dar de baja la línea, pero yo no puedo rellenar los formularios. Como Vd. comprenderá, pueden Vdes. dar de baja la línea ya, o bien esperar a que se devuelva impagado el siguiente recibo, que no podrán reclamar de nadie, con lo cual llegaremos a la misma conclusión: cancelarán Vdes. la línea, sólo que requerirá muchos más esfuerzos y no recuperarán el teléfono. El DNI del titular es xx.xxx.xxx y la cuenta de cargo es xxxx xxxx xx xxxx xxxx xx. Como está Vd. grabando la conversación, le informo de que soy R.X. y mi DNI es el xx.xxx.xxx ¿Sería tan amable de dar las instrucciones para que se dé de baja la línea, por favor?
T (P).- "No, sí yo le entiendo, pero es que tenemos unos procedimientos que exigen que se rellenen los formularios, para lo cual necesito una dirección postal. Tal vez el marido de la titular podría formalizarlos. Necesitamos forzosamente que estén firmados los formularios, ¿sabe?".
R.- "Pues sí, pero coincide que el marido de la titular lleva fallecido quince años. No obstante, como parece que tiene Vd. mucho interés en disponer de una dirección postal, le señalo la de ambos: Madrid, Cementerio de la Almudena, Calle XXX, nicho X y Madrid, Cementerio de la Almudena, Calle WWW, nicho Y"
T (P).- "¿Está Vd. tomándome el pelo, señor?"

Naturalmente, lo he abreviado. Mi amigo R. es un tipo pacienzudo sin límites, que jamás pierde la sonrisa, y aguantó la tonadilla-pingpong de la teleoperadora durante algo así como veinte minutos, hasta que se vió obligado a remitirla a los nichos correspondientes para contactar con los clientes. Mano de Santo, el Camposanto.

02 diciembre, 2006

Missile week

29.830 visitas llevamos recibidas en esta su casa virtual cuando me pongo a escribir la 136ª entrada. Mira que yo soy poco dado a contabilizar numericamente mis actos y que me dan bastante igual tales cosas, pero eso de llegar a 30.000 como que me hace gracia. Mi escaso rigor en el ritmo de las actualizaciones lo hace difícil, pero... a ver si con ésta. :-D. Soy un crio, lo sé.

Antes de que alguien lo pregunte: no, no nos vamos de megapuente la semana que entra, esa semana que justifica a los foranos para calumniar a la Patria y las costumbres laborales de los españoles, 'escasamente trabajadores' en razón de esa semana perdida y enterrada que contiene, cada año, el Puente de la Inmaculada Constitución. Y eso a menos de tres semanas del periodo en que con menos constancia se trabaja en España, las Navidades: sea por cenas de amigos, aperitivos de empresa, tripoteras latu sensu, resaca variada, o directamente por el disfrute de fiestas laborales establecidas (y para más coña no las mismas en todos lados: San Esteban en Barcelona, sí; en Madrid o Zaragotham, no) es evidente que durante la última semana del año, la media de prestación laboral del trabajador patrio disminuye sgnificativamente. Y ahí es cuando los alemanes empiezan a decir que si "España, Fiesta, Fiesta" y todo eso. Naturalmente, ello no impide que no asuman su condición de cuadra de vagos cabeza cuadradas, irresolutivos e ineficientes, cuya única ¿virtud en el trabajo es el rigor en cuanto al respeto de la hora fijada convencionalmente para el uso por parte del trabajador 25.wx.263 de la letrina nº2 de la hilera JZ).

Iba a ponerme a hablar del gilipollas del Director de Escuela Pública de Zaragotham que ha prohibido la celebración del tradicional festival navideño en su centro, pero no merece la pena. Creo que incluso aquellos de entre vosotros que sois agnósticos -o, más diré, apóstatas- habréis de reconocer que tal cosa es una perfecta gilipollez. En España, un pais dado a absorber las tradiciones más estúpidas (Halloween en los últimos años es un buen ejemplo), cargarse una que además tiene el efecto beneficioso (y divertido) para los niños de hacer funciones, fiestas, merendolas y etecé es completamente artificioso. De verdad, la progresía imbécil es una nota de la potencial naturaleza humana que me pone enfermo, por no decir algo más gordo.

Volviendo a lo de la Inmaculada Constitución, quería decir yo que la costumbre puenteatoria hard (vid infra) es en todo caso escasamente presentable. Pero bueno, es igual, por que lo de Missile Week no iba por la semana que viene si no por la semana pasada. Y es que, como ya advertí oportunamente, la cosa iba a ser movidita.

La semana empezó con dos jornaditas en cierta población del Campo de Borja (precisamente! vean Vdes. mi anterior entrada para comprender mi aprecio por esas tierras) donde se impartió la tercera sesión del prestigioso Curso de Formación Para Ser Un Ejecutivo Completamente Cojonudo (ECC), del que creo recordar que ya he hablado por aquí. No tendré el mal gusto de hablarles del contenido del curso, naturalmente, pero un momento significativo del mismo fue la visita a Bodegas Borsao (véase, de nuevo, la entrada inmediata anterior a ésta).

No sé si tienen Vdes. costumbre de visitar bodegas, entendiendo como tal el sitio donde se elabora, no donde se vende el vino, pero en general pasa lo mismo cuando se tiene la oportunidad: íbamos quince personas, la mayor parte de las cuales no tienen demasiada relación con el mundillo, y sin embargo a todo el mundo le pareció muy interesante el montaje. Aunque organicé la visita en el último momento y fuimos a última hora de la tarde, el enólogo se quedó para pasearnos, y, como siempre, da gusto oir hablar a alguien enamorado de su trabajo. Por supuesto que Borsao no es una de esas poderosísimas y millonarias bodegas de la Rioja que pueden encargarle una nueva sede a Frank GEHRY, pero si que es una organización de buenas dimensiones con instalaciones modernas y pulquérrimas. Naturalmente, aproveché para llenar el exiguo maletero delantero del apero con cajas de tinto, que ayer estrené. El Borsao Reserva 2001 está muy rico, puedo asegurarlo.

Y bueno, como quiera que el viernes pasado (el 23) se publicó mi nombramiento de Grosse Kappelmeister di tutti Kappelmeisteren, del que ya hablé, pues esta semana he pasado miércoles y jueves tomando contacto con la situación en las nuevas dependencias. Marejadilla a fuerte marejada como fondo del momento de desempeño, pero podremos con ello (aunque no va a ser fácil, es claro). De momento, casi mi primera actuación como ECC en la nueva situaçao ha sido autorizar el disfrute del puente completo (nueve días de vacaciones, oiga: toma ya costumbre puenteatoria hard) para alguno de mis neocolaboradores. Jé. El viernes, nuevamente, aterricé en mi despacho de siempre -que mantengo-, cuya mesa parecía Verdún; administré los debidos cariñitos y aprecios al joven-y-voluntarioso-aunque-todavía-verde-becario, recibí visitas una tras otra, y mi pobre Carmen empezó a contarme los desafueros de la semana a las 15.00. A las 16.05 llegaba yo a casa a comer. Pero vamos, podremos con ello. Amos, hombre. Será por voluntá (sic). El próximo lunes, en todo caso, va a ser un hito en esta nueva etapa. Ya se los (sic) contaré.

Por lo demás, sepan Vdes. que este su anfitrión escribe esta entradita en una nublada mañana de sábado, al amor del calor del hogar: UPFM prepara un bizcocho de chocolate en la cocina después de haber llegado con MBO (gracias a la paciencia de ésta última) a una entente cordiale razonable (en los últimos tiempos ha habido poderosas tensiones en Chez Hans debido a las acciones y omisiones de mi bella hija medianita). MBO, a su vez se ha ido a visitar la Aljafería con UPFm y nuestro resident cousin; UPMM se ha ido a perder un partido de jurgo de muy buen humor... Luego nos iremos a tomar un arrocito al Tapelia, que me han hablando muy bien de él, y esta noche nos juntaremos con la grandísima Carmen PARÍS, después de su ensayo, para irnos a ver tocar a unos amigos comunes. Picacadilly Jim del gran WODEHOUSE está en mi mesilla: mis lecturas sintonizan bien con un espíritu ligero y despreocupado.

Como Vdes. podrán comprender, me la trae al pairo toda suerte de oropeles y tontifacundias del mundo pofesioná.

26 noviembre, 2006

Aderezo de falsa promesa

Creo que resulta obvio que el alcohol puede conducir a una vida depravada. Pero sólo a un idiota se le ocurriría culpar de ello al alcohol. A un idiota o a un sociólogo. Claro que a este último si no se le ocurre culpar al alcohol, acabará culpando a la sociedad que, naturalmente, es la coartada última de semejantes chorizos profesionales.

También el ajedrez puede conducir a una vida depravada. Y cualquier ascensorista puede ocultar bajo su uniforme el corazón de un sanguinario escabechador de niños crudos. Y el simpático casquero del mercado de la Prosperidad, que me vende el hígado para mis gatos, puede tener entre las cejas el proyecto de un hachazo en la sesera de su muy santa esposa (...)
El alcohol es tan inocente como el revólver con el que mataron a Lincoln o la espada con la que le rebanaron la cabeza a Holofernes...

Eduardo CHAMORRO, Galería de borrachos

Bueno, pues muy bien. Anoche salimos. Ayer, sábado a la noche, después de un día de turismo por Zaragotham que relataré más adelante, y para compensar una noche de viernes en que TODO (y no el principio de) el Plan fue (snif) un concierto de Les Luthiers y unas tapas en el glorioso El Rincón, salimos. Anoche salimos y bebimos, para ser más precisos. Siete elementos (tres matrimonios y el cincuenta por ciento femenino y free of children de otro) quedamos en las Bodegas Almau donde nos ventilamos una botella de Fagus (pueden Vdes. catar el 2001, que no es mala cosa, si bien no vale lo que cuesta. El estacazo que se van a pegar las bodegas de las DD.OO. emergentes va a ser notable si siguen pretendiendo prestigiar sus caldos selectos, sus 'Alta Expresión' a base de incrementar estratosféricamente su precio. ¿Es sensato pagar un Toro cualquiera a precio de Reserva Especial de Vega Sicilia, por más que el propietario de la bodega salga en el papel couché?); pasamos al siguiente, el siempre amable Vinos Nicolás, donde nos pimplamos tres botellas de Borsao. Aderezamos la cosa, bien es cierto, con una que otra tablita de ibéricos, quesos y algunas fritangas tabernarias, pero tales excesos de devoción por el Campo de Borja sólo condujeron a la ingesta, en un local antaño joyería, hoy garito (notable mutación) de un número que no puedo recordar de Gin Tonics de Schweppes y Bombay normal con su limoncito-limoncito en copa de borgoña.

Vamos, que esta mañana me he levantado con un clavo considerable.

El concierto de Les Luthiers fue absolutamente glorioso. Salvo el último tema, en clave de rap (curioso, pensé que estos señores se iban a descoyuntar con tanto movimiento) lo demás era conocido (el espectáculo es un refrito, como ellos mismos dicen) y nos lo pasamos muy bien. Yo ya les había visto en directo, pero no me canso nunca de hacerlo. La única tristeza, como digo, es que regresamos a casa prontísimo. Como compensación, el paseo de regreso, descapotado a través de una noche insultántemente cálida para estar a veintitantos de noviembre, con fondo musical de Circodelia, esa banda cuyos textos me hacen pensar en mis lectores blogger de entre veintiocho y treinta y tres (hacen apología de un tipo de juerga que yo no llegué a conocer, y tienen unos textos muy inspirados).

Estos días está viviendo en casa un primo hermano de MBO por motivos laborales, y habíamos concluido que era buena cosa, la mañana del sábado, dar un garbeo turístico junto con la progenie por Zaragotham para que el joven primo fuese ubicándose (creo que va a vivir en la Inmortal Ciudad por una buena temporada). Anduvimos por aquí y por allá, nos adherimos a una visita insérsica de la Seo (la segunda Catedral de Zaragoza, que es en realidad un par de millones de veces más hermosa que la del Pilar) , visitamos el casi recién abierto Palacio en que se ubica la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza (precioso), subimos al Torreón de la Zuda, echamos un ojo a las Murallas Romanas y nos asomamos al Mercado Central, un edificio realizado a finales del XIX en el estilo de la primera arquitectura del hierro... Vamos, hicimos ese paseo que uno nunca hace por su ciudad salvo si vienen visitas. Comimos en la Creperie Flor, que es el sitio al que llevé a MBO la primera vez que vino a Zaragotham, todavía en status 'Friend' (al menos desde su punto de vista: desde el mio hacía meses que había devenido la mujer de mi vida para siempre jamás) y al que seguimos yendo mano a mano o en compañía de la progenie, pues a todos satisface grandemente. La tarde fue de sesteo contundente, nos fuimos a dar un paseo los dos y finalmente llegó la hora de salir.

No deja de ser curioso que, a pesar de que llovía, de que nos apetecía cero salir, de que en realidad íbamos porque hacía tiempo que no veíamos a algunos de los convocados, la cosa se lió. Y acabamos regresando al hogar a las 04.00 AM o así.

Y claro, el despegar de mis ojos hinchados ha sido acompañado del musitar de la promesa más incumplida de la Historia (no-vuelvo-a-beber) y de la loa a ese gran hombre, ese científico de mente privilegiada, ese inmejorable químico, ese benefactor de la Humanidad: el creador del Alka-Seltzer.

Besos a todas y abrazos a todos, y que la semana que empieza os sea favorable. Yo voy a estar de maniobras de aquí p'allá (joder), pero no dejaré de asomarme por estas dependencias (y por las vuestras).

22 noviembre, 2006

De miércoles...

Joder, qué complicada puede llegar a ser la vida moderna en las ciudades de provincias, aunque vosotros, mis fieles blogger capitalinos, no lo creáis. En realidad, la frase debería ser "Qué complicada puede llegar a ser la vida", punto final.

La condición de padres de adolescentes nos ha liado abundantemente la existencia en los últimos días, pero vamos sobrellevándolo. La cosa laboral se nos complica a ambos (QL & yo) abundantemente por momentos. Me sé de alguna guapa chica que duerme un poco malamente, y en Chez Vladivóstoker-Leónez se habla ya del famoso Circo de Quince Pistas, cuya Dirección corre a cargo del dúo titular que Vdes. ya pueden imaginarse... Para no decir sólo lo malo, y en honor a la verdad, he de señalar que UPMM se ha comportado de modo razonablemente adulto a la hora de gestionar alguna de las crisis hogareñas. Mini-punto para él.



Leo a WODEHOUSE, que es un tipo que sosiega mucho, sea cual sea el nivel de tensión. Aparcados están Hannah ARENDT y ZWEIG (aunque insisto, no obedece a que no me guste o interese, si no al hecho de que mi cabeza necesita sosiego simple, no elucubración). Me desentiendo también tripartitos trapicheantes, y, más en general, de políticas, corrupciones, o de la inadmisibilidad moral de la actitud del Fiscal General del Estado, que ni tiene vergüenza ni la ha conocido: lamento mucho haber escuchado esta mañana la radio. De tan vergonzante el actuar del elemento Conde-Pumpido, ni tan siquiera las ondas más netamente pro gubernamentales han podido darle cobertura, refugio o escondrijo noticiario.

El fin de semana pasado fue un cierto no parar: por primera vez en mi vida (y, en fin, alguna experiencia tengo) asistí a tres conciertos diferentes en tres garitos diferentes en una sola noche: VAN MORRISON, en la Sala Multiusos de Zaragotham; Paco SIMÓN y otro guitarrista (yanky él) tocando rythm'n blues en la Sala Zeta; y los PÁNICO SPEED, una banda Mod de Madrid, en El Prior. Todo en la misma noche del 18/11. Como ya os contaba, ese fin de semana era el vigésimo aniversario de la Primera Concentración Mod, y ya sabéis que los mods son muy de poner garitillos de vender chapas, y pósters y fotos de anteriores eventos por todos lados. Había en la puerta -claro- una Vespa de 1967 o así, en ese azul-marica-ilusión tan originario. Hubo, tras del concierto, una pequeña exhibición (el proyector de filminas ha dado paso al retroproyector con pecé portátil) de fotos de acontecimientos madrileños, zaragothamanos y purple weekends desde 1986, y me sorprendió que no hubiese foto alguna de Los MODOS. En un momento determinado, pidiendo una cerveza en la barra se me acercó una cara remotamente conocida y me dijo: "Yo te conozco: tú eres Hans, el guitarra de Los Modos". Le contesté que sí, claro, y me dijo: "He conseguido una foto vuestra chulísima buscando en los archivos, pero claro, no la he podido poner". Me sorprendió. "Y eso?", le pregunto. "¿No recuerdas lo que gritásteis por el micro al final del concierto? Dijísteis "NO SOMOS MODS, SOMOS LOS MODOS".



Quedé alucinado. El purismo sectario se mantiene VEINTE AÑOS DESPUÉS, y los sucesores de aquellos jóvenes (jóvenes del '86 que no sé dónde habrán ido a parar: ahí no estaban, aunque cierto es que el día del concierto de los Who ví a alguno de ellos) aún recordaban nuestra manifestación de independencia en relación con la tribu (Michel, que ya a los 21 era muy amante de los titulares, pronunció aquella frase para dejar claro que bueno es lo bueno, pero en fin...). La frase salió en la prensa ("Esa frase tan llena de oes", que dijo el gran Miguel MENA) y a nosotros casi nos pegaron, pero como frase era cojonuda.



En fin, que hemos sido censurados veinte años después por no haber hecho gala del debido rigor identitario. Qué maravilla. No sé qué hacer con la parka.



En cuanto a los conciertos: VAN MORRISON es un sociópata indeseable e intratable, pero vamos, todo eso ya es cosa conocida. Con ocasión de su anterior visita a Zaragotham se hizo acompañar de una banda mucho más 'negra', más soul, con unas coristas de color (negro) significativamente más macizas que las dos señoras de mediana edad, rubias y blanquecinas y poco bailonas que remataban un combo muy, muy 'blanco', cuasi countryoso, practicamente carente de metales pero dotado tanto de un violín como de una inédita steel-guitar (tocada btw por una joven de pelo rizado que también le daba al banjo). A los organizadores del evento no se les ocurrió cosa mejor que poner sillas en la sala y cerrar la venta de cerveza diez minutos antes de la actuación que duró, exactamente, noventa minutos. Ni bises ni leches. Concluyó con un Gloria muy apañado cuya ejecución dejó a mitad en manos de la banda, largándose sin más trámite ni despedida alguna.

Por lo que respecta a PÁNICO SPEED, yo me acordaba de ellos porque tocaron en la misma concentración que nosotros. Y claro, se han convertido en unos chicos mayorcitos. Siguen siendo un poco ininteresantes, la verdad. Yo creo que cantante y bajista siguen siendo los mismos (técnicamente ninguna objeción), y no han cambiado gran cosa, salvo que les acompaña uno de los guitarras de ritmo más ineficientes que he visto en los últimos eones. Diría yo que tenía el volumen al cero para que no molestase su sonido, pero no pude ver tan de cerca el ampli. Nada de mucho interés, a pesar de la relativa afinidad espiritual y de alguna versión digna que hicieron.

Y en cuanto al concierto de los dos guitarristas de rythm'n blues de entre medias que mencionaba antes, pues la verdad es que cojonudos y con mucho feeling. Cada vez me gustan más, la verdad, los conciertos pequeñitos donde banda y público están cerca (y me gusta desde los dos lados del escenario). Lamentablemente llegamos un poco tarde.

Esta semana están Les Luthiers en Zaragotham, y, de hecho, he de reconocer que cierta prestigiosísima y muy querida blogger ha venido a la Inmortal Ciudad a verlos hoy, de manera que mañana comeremos juntos con gran satisfacción. De hecho, y aunque ella no lo sepa, comeremos en Casa Hermógenes, lugar excelso de la Ciudad del que creo haber hablado ya aquí.. En fin, el viernes noche tenemos entrada para ver a los geniales argentinos (regalada por cierto con ocasión de nuestro cumpleaños: si, si, fue adquirida en JUNIO pasado) , así que tengo la seguridad de que acabaré la semana laboral de muy buen humor.

En fin, que todo sigue. Besos & Abrazos.

17 noviembre, 2006

Trippin' around

Bueno, vale, otra vez actualizando con mucho retraso, pero entre el once y el diecisiete no hay tanta distancia como entre el once y el treinta de octubre, así que no está tan mal. Ea.

En la blogosfera, el personal viaja: Arbusto y Copycat viven en Kabul, Dwalks está en China, Cranston se va a París y estoy seguro que Juan se irá a Timbuctú de un momento a otro, por no hablar de la Doctora B, que casi recién ha regresado, muy satisfecha (jisjisjis) de München, esa gran ciudad, cuna de tanto profundo pensamiento democrático, o E-Jay, que en un momento dado se larga a comprobar que lo de trabajar junto al círculo polar ártico no le interesa. Alguna otra amiga blogger viaja muchísimo, pero por lo del anonimato no la cito expresamente. En mis orígenes profesionales auguraba yo que mi profesión me haría viajar, como al Capitán Tán, a lo largo y ancho de este mundo. Y no, realmente: yo también viajo, pero menos: esta semana en particular, lo mío me ha llevado a Jaca y a Madrid, vid infra. Viajes humildes, pero viajes al fin y al cabo, me han hecho dormir fuera de casa esta semana. La noche del miércoles, al acostarme, pensaba en lo poco que me importaban, cuando tenía menos años, los viajes de trabajo. Ahora, la verdad, me importa mucho dormir en mi casa, en mi cama, junto a MBO. El atractivo del zascandileo viajero profesional se ha desvanecido en buena medida. Oropel chorra. En casa le espera a uno, por ejemplo, la pequeña UPFm, que se te aferra fuertemente a una pierna y dice: "Esta pierna es mía" y tú no te vas ni en sueños.

El viaje a MAD del martes se basaba en trabajo a desarrollar a lo largo del miércoles en un sitio tan adorable como Tres Cantos. Como quiera que la gran Mercedes Cebrián presentaba su nuevo -y formidable- poemario la noche del martes, pues allí que nos fuimos MBO y yo, y nos lo pasamos de miedo (aunque llegamos a las 19.00 a nuestro hotel, acudiendo directamente al Hotel Kafka (sitio de la presentación) para tomarnos seguidamente unos vinitos junto con unos amigos de la autora, entre los cuales estaba Rafa Reig, de quien conoceréis las Sentencias que se publican en el Cultural de El Mundo de los Jueves, o el magnífico Manual de Literatura para Caníbales, que le fue dedicado a QL por el autor mientras éste amagaba unos tiros de tejos, hábilmente esquivados por mi felina y amada esposa. A las 01.00 estábamos en la cama, y a las 06.00 MBO hubo de irse a coger el AVE de regreso a Zaragotham, mientras yo trataba de hilar algunas ideas en relación con unos documentos. Todo muy La Bomba.

No os transcribo nada de Mercado Común, el nuevo libro de Mercedes, porque, de verdad, deberíais haceros con él, así como -aún más, si os va más la prosa que los poemas- con El malestar al alcance de todos, una colección de relatos cortos que me parece, simplemente, lo mejor que he leido en esa modalidad en términos absolutos con contadas excepciones del nivel de Heinrich Böll. O sea: que lo (los) compréis, coño.

Las idas y venidas han acabado esta mañana, poniendo orden al desorden de la mesa de mi despacho al otro lado de la cual mi secretaria me ha espetado todo lo que ha pasado esta semana... y la que me espera para la que viene.

Cojonudo, conojudísimo el recién publicado El primer caso de Montalbano, del siempre genial CAMILLERI: tres episodios de mi Comisario favorito que han caido a urgentes tentones en camas hoteleras; Stefan ZWEIG y El Mundo de ayer ha acompañado a Montalbano en mi maleta, de paseo por la geografía patria, pero con menos éxito de momento (estoy para poco ensayo semibiográfico melancólico y reivindicativo de tiempos mejores que no volverán). Y volviendo a casa al mediodía he vuelto a parar en Los portadores de sueños, mi librería de cabecera, y me he hecho con sendas cosas de WODEHOUSE (bueno para el espíritu siempre, sobre todo el inédito Picadilly Jim por su novedad) y una nueva recopilación de ORWELL, Matar a un elefante y otros escritos.

Por lo que respecta a asuntos menos elevados, debo señalar que a lo largo de toda esta semana no me he tomado ni un solo vino que mereciese la pena; que ninguno de mis almuerzos o cenas pasará a la historia por lo gastronómico (aunque sí por la compañía y la diversión la del martes); y que los contados gintóxix que me he visto obligado a consumir han sido de Nordic (snif) con Pulco (doble snif).

Después de esas cosas, pues qué menos que contar que se celebra este fin de semana el vigésimo aniversario de la Primera Concentración Mod de Zaragotham, que es precisamente aquella cuyo cartel anunciador está colgado en el Moloko. Tentado estoy de ir a ver si alguien recuerdaa Los Modos. Por otro lado, mañana toca Van Morrison en la Inmortal Ciudad (e iremos a verle, claro. A ver si es tan impresentable y genial como siempre. Para concluir, témome que este año no tocaremos en la Lennonada, pues los Green Apples lo harán en solitario y sin colaboraciones. Una pena, Michel y yo habíamos estado ensayando Misery, It Won't Be Long y You Really Got a Hold On Me con vistas a ese bolo, y nos estaba quedando muy fino. En fin, es igual: oportunidad habrá de estrenarlas, antes o después.

Que tengáis un buen fin de semana.

07 noviembre, 2006

Midweek time

"Cuando los Dioses quieren castigarnos nos conceden nuestros deseos", dijo QL el pasado jueves cuando le expliqué que me proponían convertirme en el Grosse Kappelmeister di tutti Kappelmeisteren, cosa que está muy bien, pero que por otra parte puede tener determinados requerimientos que pueden resultar perturbadores. En fin, de momento compraré otro tintero de tinta verde para guardar en un cajón discreto de mi nuevo-y-bellamente-decorado-despacho, cuyas paredes lucen hermosos lienzos mucho más costeados que mis láminas de El Lisitskij, que causaron el escándalo de la Institución cuando las elegí, las hice enmarcar y colgar. Quince años con la coña de 'Qué raros!'. Tendré que administrar a algunas personas más que antes, personas de cuya imaginación sospecho que es inversamente proporcional a su edad: personas de esas que, convencidas de la excelencia de su terruño, están dispuestos a adjetivar cualquier otro lugar con sólo un mohín. Y sí, en algún momento me pagaré una copa.

Dicho lo anterior, lo cierto es que -como siempre en estos casos-, estoy más bien pensando en otras cosas más interesantes: la llegada de un primo de QL, que viene a trabajar a Zaragotham y va a alojarse en Domus Hansis; las insospechadas pirolas de UPFm de clases de piano [que me sorprenden ilimitadamente: u obedecen a bronca en el comedor del colegio, o bien UPFm es la mentirosa más grande del Universo. Lo primero me cabrería (más bien poco, lo reconozco), lo segundo me preocuparía un tanto]; el progresivo mutismo de UPFM, que ciertamente me besa al levantarse y al irse a acostar, pero que habla más o menos lo mismo que el hijo mediano de Pequeña Miss Sunshine, peliculón que debéis ver inmediatamente; el hecho de que UPMM señalase ayer que el Examen de Historia le había salido 'perfecto'; lo chula que fue la Carrera de Caterhams/Lotus SuperSeven de Formula Women ayer...

Y no puedo quitarme de la memoria el hecho de que Paul Weller contaba que el día que le dijeron que iban a grabar por primera vez un disco con una Gran Discográfica, no le alteró lo más mínimo. Le causó bastante más alegría, en realidad, el hecho de que acababa de encontrar su badge de The Who, que creía haber perdido para siempre.

El tiempo atmosférico en esta ciudad es completamente desconcertante. Los días se inician con un frio y humedad notables; llegado el mediodía, el sol luce ardoroso; llovizna de a poquitos; las noches son frias. Parece, coño, que estemos en Gran Bretaña.

Sigo leyendo lo de Wesley Jackson, que ya comenté, en paralelo al último MANKELL, El cerebro de Kennedy. Aquél va mejorando; éste último, no. Eso sí, puedo recomendar (cayó durante el fin de semana) una súper-novela policiaca imprescindible para cualquiera a quien le guste algo la filosofía (basta con un COU apañado, no hace falta haber leido a Heidegger): Crítica de la razón criminal, de Michael GREGORIO. Veamos, la novela hila con mis recientes reflexiones sobre mal y bien, y se despacha bastante contundentemente con la figura de Don Manolito, que en el final de su vida se daría a morbosas investigaciones filosóficas sobre el irracionalismo más genuíno y hasta aquí puedo leer.

Como compensación a tanta excursión por el Valle de las Sombras como os endoso en los últimos tiempos (QL ha calificado La Hora Estelar de los Asesinos como una de las novelas más tristes que ha leido, sin perjuicio de su excelencia), una sugerencia optimista: haceos con El primer trago de cerveza, de Philippe DELERM: una obrita mínima, apenas una treintena de relatos de dos páginas. Más que relatos, escenitas. Cojonudo. ¿Habéis pensando alguna vez en la excelencia esencial de ese primer trago, de las moras recogidas los últimos días de verano, en la mediogula-mediovergüenza de pedir un banana split...? Narración de lo aparentemente intrascendente. Genial, de veras.

Corolario cachondo del fin de mañana: recién me llega -desde un sitio tipo Herefordshire- una solicitud de una empresa inglesa que me informa de que cierta persona que colaboró conmigo hace algún tiempo y que reside actualmente en la Pérfida Albión, me ha señalado como referencia, y que por favor informe de la misma, sus destrezas y debilidades, su profesionalidad y blablablá. Dios mio, qué audacia. Me preguntan, específicamente, si volvería a contratarla. A mí, que cuando dicha persona pidió la baja y se largó me fuí a celebrarlo con el resto de colaboradores. Me piden datos históricos que sólo puedo recabar de personas que tuvieron a aquélla en sus departamentos y la echaron a gorrazos. Dios, qué escasamente autoconsciente es el personal.

Y lo cierto es que no sé qué poner, no sea que la persona sea expulsada del Reino Unido a la vista del relato de tantos horrores y reenviada a la Patria. Sigh.
.

30 octubre, 2006

Libramientos vencidos. Vencidísimos.




QL me abroncaba livianamente el otro día: no se puede tener un bló si no se atiende. Y coño, claro que tiene razón. Sólo que.

Sólo que yo qué sé, que no me puedo dar excusas ni siquiera a mí mismo, salvo la manida, agotada, del mucho trabajo y las muchas inquietudes, no por ciertas menos rancias, caramba. Once de octubre: día de la entrada anterior. Han pasado diecinueve jornadas. Vaya desastre.

En fin: sobrecargas laborales y preocupatorias aparte, cosas he hecho, libros he leido, acontecimientos espero (coño, parezco Yoda). Cronología, bitte, aún sin ánimo de exhaustividad coñazo, que luego los blós devienen relatos pormenorizados del proceso de estreñimiento del blogger de turno, y no queremos eso.

Una vez celebrada la festividad de Santa Leovigilda, nos largamos con las tres UP's a pasar el fin de semana frente al mar en la casa que mis primos arquitectos se han hecho en Comillas. En rigor, nos dimos una dosis de Cantabria octubrina, que aún soleada no deja de administrar un Otoño como Dios manda. Cuando llegaron a Comillas, lo que en rigor hicieron mis primos fue comprarse un amanecer; hecho esto, lo rodearon de una ventana bien equilibrada (muy ancha, muy estrecha, justo a la altura de los ojos enfrente de su cama) que permitiese gozarlo con la debida mora aderezando nube baja, monte, mar y sol. Finalmente, contruyeron todo alrededor una casa-de-arquitecto, que es una cosa que me da mucha envidia, sobre todo porque los arquitectos, cuando se hacen casas para si, levitan, sí, si bien sólo a medio palmo sobre el suelo, de manera que toda la casa tiene su dosis de Arte (con mayúscula) y sin embargo los lavabos funcionan convenientemente y la cocina está donde debe estar (y el cubo de la basura se encuentra con facilidad). Form&Function adecuadamente equilibradas, o sea. Nada de integrismos. A destacar, aparte de tanta belleza y conceptualidad, el arroz con bogavante que nos empotramos en San Vicente de la Barquera. Que somos espíritu observador de la belleza, pero también corporeidad necesitada de suculento alimento (y UPMM, mucho más. El disgusto de perderse 'Estas fiestas tan entrañables y tan nuestras' se vio parcialmente compensado por estas pequeñas cosas).

Hubo otro fin de semana más entre medias, que pasé en MAD. El domingo tenía cita con unos cuantos aventados, una cosa tipo 'Los Autos Locos', para ir a hacer curvas, de manera que dormí (poco) en la Villa y Corte, efectuando unas consumiciones con Att, Quic, Sue y D. a quienes debía yo una cena. Gran noche, a fe, no sólo por lo excelso de la compañía, si no también porque mi ego se reforzó sensiblemente al encontrar colgado en la pared del Moloko -gran garito, por cierto: una música excelente- un affiche de un viejo concierto de Los Modos. Por los demás, al día siguiente la corriente de autoestima no decreció, al demostrarse que, a pesar de esta edad provecta, uno sigue teniendo la debida destreza manual y no le mojan la oreja. Sin lluvia ni niebla, el trazado debía ser cojonudo, por cierto. Conste que se lo conté a algún blogger que también tiene afición a estas cosas, por si quería venir pero al final se rajó, jisjisjisjis.

Y este finde, en Sevilla, hemos tenido la que supongo será la última fiesta de cuadragésimo cumpleaños del año 2006, una fiesta muy seria y formal, de traje y corbata, pero bastante divertida, sin embargo. Si no fuese por el tremendo trancazo que arrastraba, que se incrementó exponencialmente en el viaje en tren y que me tiene sumido en el dolor de cabeza más jodido y en el moqueo y carraspeo sistemático, hubiese estado perfecto (actualización al cierre: no. Mañana mi amigo D. se paga una copa, que para eso ha cumplido hoy esa edad que Vdes. ya adivinan.)

Los pasados días veintidós y veintitrés acudí a un seminario de esos de "Cómo ser un ejecutivo cojonudísimo", así que ya puedo decir implementación, autodiagnóstico y sinergias sin trastabillarme (y lo que es más importante, sin partirme de la risa).

Entre medias, como digo, una ingrata sensación de stand-by en cuestiones de trabajo que me aburre más que otra cosa. Entrevero ese cierto hastio con mucha lectura (aún más). Y así, Dos recuerdos de Lord Keynes, la revisión del algún pasaje del ya mencionado por aquí Haciendo de República (Julio CAMBA), Artículos y reseñas en el Observer, 1942-1949 (George ORWELL), y Sin Brunetti (Donna LEON) me han proporcionado avío ensayístico de diverso pelaje para dar contextura al pensiero, que si se desperdiga en chorradas de entorno laboral, se pierde y enagena (sic). Siendo cada cosa de su padre y de su madre, no puedo negar haber encontrado (o querido encontrar) una especie de hilo entre dorado y colorado que las va engarzando, un sutil análisis de la tolerancia y la intolerancia en cada uno de ellos (bueno: la sutileza de la LEON es un poco relativa. Diplomacia de guante de boxeo y lanzallamas, podríamos decir: atención a sus opiniones acerca de Arabia Saudí desde el punto de vista de una mujer) que va describiendo alguna que otra de las causas de los males de este mundo. Voy a escribir algo al respecto, en exclusiva y proximamente, en este su bló, sobre todo después de leer en la blogosfera tanta insensatez como he leido. Por lo demás, resulta que el admirado Orwell disfruta reedición de sus obras, y todos los babelias y produztos (sic) análogos se están trufando de artículos acerca del amigo Eric, así que paso de transcribir mis reflexiones específicas acerca de él. Eso sí, aparte de su indudable honestidad, hay que reconocer que era MUY buen columnista (y yo no lo sabía).

Para ser honestos, Los Hermanos Oppermann de Lion FEUCHTWANGER y La hora estelar de los asesinos, de Pavel KOHOUT son libros que he leido con gusto por el entorno histórico en que se enmarcan, y por la referencia al bien y al mal, y al hombre -y sobre todo a su pequeñez-. Al final, todas las cosas -ficción y ensayo, reflexión- me han estado llevando más o menos a lo mismo, es cierto. La primera de las dos novelas habla de una familia judia-y-rica en la Alemania nazi de la primera hora; la segunda, de crimenes y policías criminalistas (checos y alemanes) en el Protectorado en los días que rodean a la muerte de Hitler.

Más en clave de humor, El Salmo de Kaplan, de Marc SCHWARTZ. Persecución à la Odessa de un supuesto nazi peligrosísimo en pais tropical a cargo de anciano judio casi gagá. Graciosa, pero no para echar cohetes. También: Las Aventuras de Wesley Jackson, de William SAROYAN, una historieta redactada casi por encargo, que creo que organizó un cierto fregao en los Estados Unidos del principio de la Segunda Guerra Mundial. En honor a la verdad, ésta última no me ha enganchao por el momento, a pesar de las hechuras Salinger del asunto.

De todas maneras, es jodido ser perfectamente consciente de que esta entrada es sólo un abono -moroso- de lo debido. Y es que al final va a resultar cierto eso de que actualizo menos que el Corán. Y no puede ser.

11 octubre, 2006

Horrores pilaristas and many more

La semana pasada fue, como era previsible, el horror con contadas excepciones. MBO... en fin, para qué ocultarlo: la mitad de la blogosfera sabe ya que MBO es 'Quieta, Leona', o sea, Quieta, Leona, o sea QL. QL, como digo, hubo de marchar en viaje de trabajo a MAD, primero, y a algún lugar donde se fabrican ricas chacinas (vid infra) luego, y anduvo missin' in action desde la noche del lunes a la noche del jueves. Contada excepción el almuerzo del martes de la pasada semana, después de que una auténtica aberración me convirtiese en el correo más caro de la historia de la humanidad. Al menos comí en excelente compañía.

Mis hijos han empezado el horario de mañana y tarde, de manera que desde ese punto de vista pocas incidencias. UPFM ha tenido su primer sobresaliente, UPFm ha tenido su primera clase de piano (por su propia voluntad, recuerden Vdes. que Hans reniega de la imposición paterna de aprendizajes musicales) y UPMM se refugia en un mutismo torturado que me hace pensar que alguna/s mujer/es empieza/n a amargarle la vida de a verdad. Bienvenido a la realidad. Este fin de semana, sin embargo, la cosa ha sido tormentosa chez MBO/Hans en la relación con las unidades progenie, señaladamente el mayorcito y la medianita. No lo cuento, para qué. Resulta, me temo, de lo más estándar.

Nunca hablo de trabajo, como es bien sabido, en Noticias desde Vladivostok, sobre todo por no aburrir al respetable. Me permitiré decir, sin embargo, que mi tiempo de trabajo discurre desde hace algunas fechas en una especie de universo paralelo transido de fuzzy logic cachonda. Decía el poeta lo de 'vivo sin vivir en mí' y yo no estoy exactamente así, más que nada porque me la bufa, más o menos. No sé si la cosa irá a mejor, no creo que empeore, pero es esta especie de stand by lo que me toca las pelotas. Más noticias, el primero de noviembre. Tal vez. O no. De momento, esta semana -atención, semana del Pilar, cosa que quiere decir que en Zaragotham se trabaja en teoría al 50%- yo he tenido el doble de puñetas, con refuerzo intenso de la sensación "director-de-circo-de-tres-pistas". Esta mañana ya ha sido el doble salto mortal con triple tirabuzón invertido. De momento no me he partido la crisma. Pero estoy cansaaaaado (entre otras cosas, de lidiar con unos y otros y no mandarles a tomar por saco, la verdad).

Hemos llegado a estas fiestas tan entrañables y tan nuestras [(c) Hans 198x], y Zaragotham se convierte en una ciudad nauseabunda de la que uno sólo desea huir. El pasado viernes me reunía con unos periodistas que desean montar una delegación de cierto medio en mi ciudad y andaban buscando consejo para una serie de cosas. Primer consejo de Hans: "De entre las cincuenta y dos semanas del año, hay una en que no debe pretenderse hacer nada en Zaragotham. Ésta." En fin, supongo que la cosa -el negocio en cuestión, quiero decir- será fuente de diversión en los próximos tiempos. De momento, ayer pude resolverles parte de sus problemas. Pero... "no se vayan todavía...¡Aún hay más!"

Ya han montado la abyecta carpa a que ya me refería el año pasado aquí. Ya se puebla la recoleta plaza al lado de la que vivo de los orines de la chusma alcoholizada y botellonera, con la agravante de que los guardialaporras zaragozanos están más pendientes de que las salas de conciertos, perfectamente insonorizadas a costa de muchísimos millones, no rebasen en 1/2 decibelio la prescripción municipal que no de que la chusma amargue las oraciones a los residentes del centro de Zaragotham profiriendo gritos neanderthalienses. Mientras, una carpa de tela plastificada aloja espectáculos tan deleznables como ruidosos hasta las dos de la mañana (pobre UPFm, ayer por la tarde, que salimos a pasear, y me preguntaba "Papá... y eso que hace tanto ruido no podrían hacerlo por la mañana?". Entretanto, los vejetes se acercan a las taquillas a comprar entradas (naturalmente subvencionadas) para el espectáculo deprimente, entreverado de lujuria sarnosilla, que presenciarán -con grandes berridos- mientras nosotros tratamos infructuosamente de dormir. Qué asco. Eso sí: un coche de bomberos de pin y pón estacionado a coté 24/24, 7/7. Olé por la aplicación de los impuestos.

Ha habido algunos conciertos, y entre otros el de unos tal Prodigy, que deben ser una cosa modernísima, pero que, aparentemente al menos, daban más grima que otra cosa. Esta noche iré, D. v., al de los Gigolo Aunts. No conozco a la banda, claro, pero apuntan maneras. Ya contaré.

En fin, el día doce -es decir, mañana- celebraremos el Santo de mi madre (en efecto: no se llama Leovigilda) y acto seguido agarraremos el neotrattore y nos iremos a Cantabria. Eso también puede merecer descripción, dado que tenemos una idea aproximada de dónde vamos... pero no tenemos las coordenadas geográficas ni la dirección. Me veo el viernes a mediodía interrogando a probos pastorcillos de vacuno: "Oiga, buen hombre...".

He encontrado un nuevo filón literario, para aquellos que gustéis de la novela inglesa histórica: la serie del marino Hornblower,al servicio de la Armada británica en los tiempos de las guerras napoleónicas. Su autor es C.S. Forester. He empezado por el segundo, El Teniente de Navio Hornblower, y muy bien. Para quienes no aguantásteis la carga técnica de la serie Jack Aubrey/Stephen Maturin (Patrick O'Brien), mucho mejor: no os volveréis locos mirando el diccionario para saber qué coño quiere decir eso de 'Había pasado la guardia de cuartillo en la cofa del mayor enseñando a [...] cómo engrasar los mástiles, las escotas, y, en general, la jarcia móvil'.

Por otro lado he encontrado en mi librería de guardia Reencuentro, de Fred Uhlmann. Jamás había escuchado hablar de ella. La tomé entre manos, o mejor, se me vino a las manos, la abrí, leí dos páginas y la eché al portafolios, como también una cosa -que debió ser muy publicitada pero a mí me pasó desapercibida en su momento- de Frédéric Beigdeber, Windows on the world. Esta última aún no la he empezado, a diferencia de la señalada Reencuentro, que me está dejando atónito, no sólo por la precisión en la descripción de la Amistad (exacta, pero realmente hermosa, y creo que impresionará a todos aquellos que como yo han tenido la suerte de vivir esa experiencia), si no por la economía de medios de que se vale toda la obra, y la precisión en el relato del No-Perdón: sin pasión desaforada, como una constatación de algo inevitable. Es formidable, de veras, pero prestaré mi página a la voz de otro, que expresa más o menos lo que yo diría, aquí. Aunque jamás calificaré ningún libro de 'birrioso' salvo que su contenido me cause náuseas. Los defectos físicos no pueden ser utilizados como insulto salvo que vayan acompañados de defectos morales: grabadlo en mármol.

En fin, recién concluyo con Haciendo de República, de Julio Camba, de la que medio hablé ya. Me encanta Camba, y esta compilación de artículos resulta muy sugerente. Casi que parece que no hayan pasado setenta años, oiga. Ya hablaré de esto otro día, estoy demasiado cabreado y amargo como para ponerme a hablar o escribir de política.

Abrazos y que disfrutéis de estos días de descanso.

27 septiembre, 2006

Latófonos y otras latas.

No se crean mis queridos lectores que, a pesar de ser uno de los tipos que más hablan por teléfono (móvil y fijo) del Universo mundo, soy muy aficionado a los aperos estos. Los móviles, quiero decir. Estoy rodeado de tecnofrikis de voltaje diverso que se cambian de móvil poco menos que tres veces al año, y soy incapaz de valorar, en los cacharrillos, cosa diferente de:

  1. Que tengan batería que permita que aguanten mucho en espera y hablando;
  2. Que tengan mucha memoria: los nuevos tiempos han hecho que todos seamos incapaces de memorizar números de teléfono (me explicaron que lo del paso de los seis a los nueve dígitos también influye), y como todo Zeus tiene fijo(s) Y móvil, pues... tremendo. Mil números en memoria;
  3. Que sean razonablemente pequeños: que quepan en el ‘bolsillo del tabaco’ de una chaqueta de traje. Me es igual el aspecto. Sólo quiero que no sean un zapato como mis ya mentados primeros Motorola;
  4. Que sean NOKIA. Tuve hace mil años un par de motorolas, y superada esa dañosa etapa, y a partir de aquél que usaba Neo en Matrix, me enganché a la nórdica marca, y como tengo cargadores sin cuento para distribuir por despachos diversos y aún para perderlos en los viajes, pues es un plus de comodidad.

A mí, que algunos maledicentes podrían tildarme de un poco pijillo para algunas cosas (ropa y complementos, tal vez relojes o quizás aperos de escritura, por ejemplo. Me encantan, tengo mil y llevo cada uno de ellos conforme a un planteamiento teórico concreto :-D), me dan igual, siempre que cumplan esos requerimientos. Llevo ahora un artefacto telecomunicativo (no me sé ni el numerito que lo describe, seismil algo, creo), con el recubrimiento plateado de arriba pelado, la barra lateral partida y montones de polvo dentro de la pantalla. Me da igual. Mientras funcione, me da igual.

Pero claro, en estos tiempos tontos la tentación vive... ¿arriba? No. Más bien por todas partes.

En forma de voz meliflua, masculina e hispanoamericana (¿Perú, Bolivia?)

MOVISTAR.- “Buenos Días, hablo con el titular de la linea XXX YYY ZZZ...?"
Joder. Paulita se ha desplazado al Norte y ha mutado en masculino.
M.- "Hablo con Don Hans Vladivostoker?
HANS.- "Pues si, en efecto"
M.- "Buenos días, Don Hans: mi nombre es Rubén [incomprensible] y le llamo de Movistar para ofrecerle los nuevos modelos de terminal, pues tiene V. 60.000 puntos y Movistar le obsequia con otros 15.000"

No nos engañemos. Nunca he pagado por un teléfono, pero a mi Movistar no me regala nada de nada: digamos que financio mis móviles mediante entregas a cuenta en mis brutales facturas mensuales. No tengo especial interés en un nuevo móvil, pero sí es cierto que mi actual artefacto, como he dicho, está algo perjudicado.

H.- "Muy bien, Rubén, y cuénteme... ¿qué móviles puedo conseguir con esos puntos?"
M.- "¿Mande?"

Ya empezamos. Pero... ¿a qué oligofrénico de Telefónica se le ocurrió contratar personas no nacionales para vender cosas de estas?
Después de mucho debate, reiteración, y mucho "no se retire, estamos comprobando...", Rubén concluye, triunfante:
M.- "Mire V., Don Hans, puede V. disponer de un terminal Nokia 6131, con ..."

No transcribo: me leyó la lista de características, inmensa e inmanejable.

M.- "Don Hans, desea V. que le remita un sms con el bono-código para que pueda V. hacerse con el terminal?"
H.- "No, mire, Rubén, yo creo que mejor me acerco a mi distribuidor Movistar a ver si tienen unidades, ¿no cree? porque creo recordar que ese código CADUCA... ¿no es cierto?"
M.- "Ah... sí"
H.- "Excelente: llámeme dentro de una hora"

Uno es pretecnológico, y no demasiado inteligente, pero el concepto 'rotura de stock' lo tiene muy claro.

Llego al distribuidor.

HANS.- "Buenos días, ¿tienen Vdes. terminales Nokia 6131?"
PROBA TENDERA TELECOMUNICACIONAL (con cara de 'ni de coña').- "No, no tenemos, en absoluto"
H. - "Pero bueno, tendrán Vdes. en un plazo corto de tiempo..."
PTT.- "No, no, desde luego que no. No tenemos, ni noticias de que vayamos a tenerlo"

Es una anécdota chorra. Sigo con mi móvil-truño, y sigo preguntándome qué coño hacen gastando dinero en márketing ineficiente con gestores comerciales a quienes justo les va para comprender el castellano usual (y la culpa, por supuesto, no es suya. Es como los telefonistas del 11818, todos norafricanos que tan apenas hablan castellano. Como para comprender que quieres el teléfono del Sr. Wenceslao Paraméciez).

En fin, la semana pasada evolucionó 'tipo medio', con algún sobresalto, algún disgusto, y alguna cosa que me ha hecho pensar mucho y muy en serio sobre cosas importante. En fin.

Hoy, 1º de Octubre de 2006, UPMM cumple quince años. Esta noche pasada ha dormido un amigo suyo en casa: leonera, es la idea que representa adecuadamente el momento-dos-adolescentes-en-una-casa, sea cual sea la dimensión del dormitorio.

MBO y yo salimos anoche mano a mano. Cenamos unas tablitas regadas con un rioja (nada destacable, ni 'a' ni 'b') y nos fuimos a La Lata de Bombillas, donde pinchaban Mogkumo y Astredu. Me había pasado yo la tarde ambientándome (triste, sólo recuerdo una canción de Astrud, Todo nos parece una mierda) con una recopilación de producto independiente patrio y más o menos reciente.

Dos reflexiones sobre la cosa deejay: la cosa ha cambiado a mejor. Mis amigos pinchadiscos (previos a la última glaciación, bien es cierto) mantenían un semblante serio, cual si de registradores de la propiedad o fiscales de la Audiencia Nacional se tratase, mientras traficaban con los platos (vaya por delante que tengo amigos que han pinchado en sitios señalados, no sólo en garitillos de Zaragotham). Ayer, sin embargo, todo lo contrario: dos jóvenes (los dos ya mencionados) con camisetas rojas a juego y corbata blanca, perfectamente descojonados pinchando jitazos por orden cronológico: un letrero ante la mesa iba indicando la cosecha a la que pertenecía el tema. Mientras, Astredu, emulando las siliconadas maniquíes de Las Vegas de las peleas de boxeo, paseaba con una pizarra en que, a tiza, estaba escrito el título del tema. Muy divertido. Otra reflexión, más de estilo: Hidrogenesse viene a ser un híbrido entre Karina y Gigliola Cinquetti con caja de ritmos y sonidos casio. Joder, qué suerte haber vivido los 80s en directo. La música de baile no ha evolucionado N-A-D-A. Puagh.

Luego de ello tratamos de ir al Bacharach pero no fue posible: hasta las trancas. Nuestros pasos, perdidos, nos llevaron -oh, error- hasta El Casco. Nunca os perdáis por ahí. El horror. Hace eones que no me paseaba por el área. Nota de estilo #2: yo no sé de prostitutas, pero es rara la sensación de verse rodeado de ellas (en fin, no prostitutas como tal, si no jovencitas disfrazadas de tal cosa) en el Casco Viejo de Zaragotham. Lo sean o no lo sean. Dios mio.

Mañana de domingo: elaboración -para la fiesta de cumpleaños de UPMM, que se celebra en el chalet de mis padres con asistencia de nueve amigotes del ínclito- de toneladas de mi Pollo al Curry (que me sale exquisito, BTW: ha sido elaborado a petición popular de dichos amigos que ya lo han catado en otras ocasiones). De fondo, Fonorama, de Cooper, para sentir que algo me vincula todavía al pop de este momento histórico, para no ponerme otra vez a la Creedence.

Cine: sólo veo cine a la altura de mis hijos. Los Borrowers, encantadora chorradita británica con una ambientación vintage muy conseguida y con el Dr. House haciendo de Policía Municipal con mucha destreza, y, mucho más destacable (id a verla si tenéis en el entorno niños de hasta pongamos doce años) La increible (pero cierta) historia de Caperucita Roja. Recomendabilísima.

Lecturas, variadas: en estados de ánimo dudosos leo a un tipo -también- dudosamente literario que me recuerda que la mayor parte de la gente durante la mayor parte de la historia en la mayor parte del mundo las ha pasado putas: Sven Hassel. En este caso, Prisión GPU. Perfectamente prescindible, por supuesto. Siendo más serios, tengo por encima de la mesa una Teoría Bélica de España, más que nada por reflexionar acerca de la inmensa gilipollez de lo de la Alianza de Civilizaciones y la perniciosidad de los cuentos de Caperucita en el mundo real, y, más interesante, una colección de Artículos y reseñas en el Observer, 1942-1949 de George ORWELL, de cuyo prefacio que cita un artículo, La política y la lengua inglesa (publicado en el número de abril de 1946 de Horizon) extraigo la siguiente cita:


Un hombre puede darse a la bebida y sentirse un fracasado, y después fracasar aún más estrepitosamente a consecuencia de que bebe; eso es bastante parecido a lo que sucede con la lengua inglesa. La lengua inglesa ha llegado a ser fea e imprecisa porque nuestros pensamientos son estúpidos.

Por favor: que impriman esto en tipo 32, que lo fotocopien y que se lo den a nuestros periodistas, políticos, hombres públicos. Ingenuo que es uno, tal vez mueva a reflexión. En otro caso, minoraremos los consumos de celulosa higiénica, que son poco ecológicos.

Vaya semana me espera, por cierto.

24 septiembre, 2006

Sábado & Domingo.

Almuerzo de sábado.* Campo Viejo Reserva de 1966 acompañando unas senderuelas preparadas con foie. Un solomillo en taquitos sobre una salsa de vino, ajetes, romero y tomillo. Una copa de Lagavullin. Me gusta la Venta del Sotón, y debería gustaros también a vosotros. Luego, el Museo de la Fundación Beulas, una colección de maquetas y proyectos del admirado Moneo. Tarde lluviosa, con ocasionales rompimientos entre las nubes por los que se deslizan rayos cortos de sol. Atención a Huesca, queridos amigos. Apenas un pueblo grande de Andalucía, 45.000 habitantes, con al menos tres restaurantes fuera de serie. Y cosas para acompañar la visita: por ejemplo, el referido Centro de Arte y Naturaleza.

Termino con Vichy 1940 de Fernando Schwartz, ese encantador caradura que escribe la autobiografía de su alter ego, de aquél que viviendo en la Francia de entreguerras se reencarnaría más tarde en F: Manuel de Sá, Fernando Schwartz. Hay incluso un ritmo ferroviario, simetría entrambos nombres. La novela, un cinco sobre diez siendo generosos. Historietita romanticona flojilla tirando a mal sobre un paisaje histórico que conozco, me temo, mejor que el autor. Entremezcla de algo de rigor para el aporte de realidad imprescindible en algo pretendidamente historicista. Nada, en fin. Creo que le dieron un premio. Incomprensible.

Aburrimiento de la vida pública española, de las pacatas opiniones de mis compatriotas, día tras día. Se puede ser pacato siendo bermejo, desde luego: la estulticia de la corrección política apareciendo tras de todas las manifestaciones sobre Religión y Estado dan grima, de tan risibles. Ni trás del Concilio (de Trento) se había sido más mamonamente integrista. Me refiero, naturalmente, a los políticamente correctos, a los Eurabianos de pro (OF, pobre mujer, cuánto se la denostó por soltarlas frescas). Para compensar la balanza de la idiocia, Ánsar va y defeca con micros delante. Dios bendito... Ayer por la mañana estuvimos en una misa funeral. MBO ha estado esta mañana en misa en El Pilar por motivos que no vienen al caso. Me comenta que el resident priest se ha despachado con una prédica con formato de speech pasmosamente neocon. Ay, Dios mío. Que se pierden, joder, que se pierden. Cuánto echo de menos a mis Jesuítas de juventud: tipos cultos y puestos en el Mundo, individuos con tres licenciaturas -por ejemplo- que habían estado en Hispanoamérica, un poner, y por tanto se cuestionaban severamente los aspectos más complejos de la Doctrina en su aplicación inmediata a la realidad de la gente que se moría de hambre. Hasta los mayores y más conservadores eran más tolerantes y medían más sus palabras (y lo que es más importante, sus pensamientos). Si es que no puede ser, si es que a quién se le ocurre meter a un polaco medio opusino (de esos polvos vienen estos lodos)...

La progenie nos destempla por distintos motivos, aunque este güiken coinciden. UPMM juega al jurgo y se irrita: el pelotón es un juego de caballeros jugado por patanes, y patán viene de patear: a UPMM le patean, UPMM se cabrea y hostia al contrincante (por lo que sé, mayor que él). Mal, muy mal, fatal. Siempre odié la idiocia de la competitividad que llevaba a este tipo de violencia. Le haré ver Carros de Fuego: no servirá para nada. El espíritu sport es, me temo, algo más superado que los cuellos de celuloide.

UPFM hace un excesivo lucimiento de anatomía, según tengo ya dicho. A mí no me gusta sobre todo por razón estética. A MBO le saca igualmente de sus casillas. Dura interacción , compleja relación la que se basa en la interpelación atinente a la altura caderera de sus jeans.

Y la enana, UPFm, es la tía más vaga del Universo; la más graciosa cuando está en racha, pero la más vaga. No acepto, no aceptamos la vagancia; entiendo las limitaciones, pero no la desidia. Me jode, nos jode sin límites. El güiken ha estado presidido por los efectos directos de su nefastitud. Joder.

Ayer por la mañana empezaba el Otoño. Como vais viendo, a efectos de Hans, ese dato es sólo cronológico. Espiritualmente, el otoño lleva ya días empezando.

* Ese dato fue ya comentado por MBO en otro lugar, por cierto.

22 septiembre, 2006

Joderpizza

Viernes noche. No me he organizado bien, tengo un run out de determinados productos imprecindbles para preparar una quiche lorraine y UPMM llega demasiado tarde de su entreno de jurgo (más indicación, al pie) como para enviarle a comprar bacon y crema de leche.

Llamo a Telepizza. El modelo adecuado a los gustos de la Famiglia es desde hace tiempo uno muy estándar: carbonara familiar de masa fina con cebolla, queso y extra de queso. Nada más: tengo cerveza mejor de la que me ofrecerán, las delicias de pollo me dan lo mismo y no, no quiero otro abrebotellas de los Simpson (un poner)

Hace ya algún tiempo que compruebo que en mi Telepizza me atiende un conjunto de voces de dulce acento argentino que ocultan una desdotación neuronal abundante. Es decir: oligofrénicas, pobre crías. Supongo que el aplicativo informático de que se valen es una puta mierda, pero mis conversaciones ocasionales con ellas (tampoco hacemos tanto uso del motoservicio pizzero) son siempre como un guión de drama surrealista. La de Dios.

Paulita es la de esta noche. De Mendoza, diría yo. Como me sé cómo es la cosa le digo "Buenas noches, Paulita. Mi teléfono es el xxx yyy zzz, ¿sí?" (obsérvese el deje porteño en esa afirmación confirmativa tan cara a los argentinos y tan perfectamente gilipollas en castellano peninsular) "Si. Su dirección es xxxxxx, número xxxxxx, piso xxxxx, ¿sí?" "En efecto, Paulita"

TELEPIZZA- "¿Qué desea?"
HANS- "Sí, Paulita: quiero una carbonara familiar de masa fina con cebolla, queso y extra de queso. Se lo repito: una carbonara familiar, ¿de acuerdo?"
T- "sí. Quiere añadirle algo más?"
H- "Sí, en efecto: queso y cebolla"
T- "Quiere cebolla, entonces?"
H- "Sí"
T- "Un momento"
T- "Puedo ofrecerle además doble de queso para que quede más jugosa"
H- "Si, Paulita, ponga por favor doble de queso"
T- "Muy bien. Pero... ¿quiere doble de queso o cebolla?"
H- "Paulita, si no me equivoco no son opciones excluyentes: quiero las dos cosas"
T- "O sea que quiere media pizza con cebolla y media con queso?"
H- "No, Paulita: quiero TODO con las dos cosas"
T- "Un momento"
T-"Muy bien. Puedo aplicarle la oferta 'El Momentazo', que incluye con su pizza delicias de pollo y dos botellas de cocacola zero por 8.95 EUR"
(Nota marginal: nuestro pedido estándar son 22.00, poco más o menos. Siempre)
H- "Perdone, Paulita: ESTÁ SEGURA de que por ese precio me sirve pizza, acompañamiento y bebidas?" (no me lo creo, ni de coña)
T- "Sí"
H - "Ah, vale: adelante, pues"
T- "Un momento"
T- "Muy bien: entonces será una pizza mediana de masa normal carbonara con cebolla"
(MBO entra en la habitación con cara de desespero ¿todavía Telepizza?)
- "No, Paulita, no: es una carbonara familiar de masa fina con cebolla, queso y extra de queso"
- "Ah. Un momento".

Me estoy aburriendo de contarlo. He tenido que repetir tres veces el pedido completo hasta que he conseguido que me garantizase que me iba a servir lo que quería (por 22.00 EUR, claro). Duración de la llamada, catorce minutos cronometrados. Juro que para evitar cortarme las venas y/o mandarla a hacer gárgaras he tenido que hacer uso de mi paciencia ilimitada.

Lo cierto es que aquí estoy ahora esperando que me traigan una pizza pequeña de mamouth con masa gorda y salsa de enchilada, o así.

Ya os hablaré del jurgo de UPMM, que tiene castañas. Y de la semana que he pasado (que ha vetado cualquier actualización del bló). Y de lo hasta las narices que MBO y el que suscribe estamos de la delincuencia infantil y juvenil que puebla nuestro hogar. Y de la cava que me he procurador para guardar el vino comme il faut. Y del concierto de anoche. Y espero ser capaz de colgar una foto de un cuadro que hemos comprado esta tarde: una preciosidad. De momento voy a ver si el motero lleva cambios.

Buen güiken.

15 septiembre, 2006

Otoñalidad y maneras


Leía el otro día que los buenos modales consisten en evitar las fricciones mediante el establecimiento de las pautas de, por ejemplo, un encuentro: cuando ambas partes saben lo que el otro debe hacer, el conflicto es improbable. “El derecho internacional, después de todo, es simplemente un código de buenas maneras a lo grande”, concluye su reflexión la protagonista de El Club Filosófico de los domingos, de Alexander McCall Smith. Una curiosa novela escrita por un profesor de medicina legal con interés para cualquiera que no vea la filosofía como algo árido, ajenos y remoto, si no como una sistematización de un cuerpo de pensamiento de aplicación diaria. Al fin y al cabo, para alguien que considera que Kant no es a la ética lo que Chaplin a la Historia del Cine.

Como es natural no puedo estar de acuerdo con la parte del aserto que habla del derecho internacional, pero el resto me parece sugestivo. El resto de la novela, quiero decir, llena de reflexiones, precisamente, éticas sobre el actuar diario, sin tono de sermón. En realidad, me encuentro más tono de sermón en las canciones del último doble en directo de Loquillo, pero eso es otra historia.

No es sermón señalar que ser correcto es lo deseable, que ser educado es lo que debe ser. Que la grosería que campa por sus respetos en España es un desastre: es una muestra de menos civilización, no una muestra de mayor sinceridad o autenticidad.

Maneras y ánimo otoñal. Está cayendo la del pulpo sobre Zaragotham. Dios, cómo llueve. Hace un día de mierda, ayer hizo un día de mierda, anteayer hizo un día de mierda, y lo de no ver el sol, aparte de proporcionarme una desagradable somnolencia –estoy en modo oso hibernante on- me corrompe los hígados. No creo que podamos irnos este güiken a Cadaqués, y, no sólo por eso, estoy de un humor de perros. Sin embargo, procuro no perder las maneras, aunque esta mañana ha habido un par de personas a quienes he estado a punto de mandar a tomar por el culo literalmente. La lluvia hace aún más pesada a la gente.

En el despacho (que podríamos reconvertir de “Hans Vladivostoker Kapelmeisteren” en “Hans Vladivostoker, tratamientos de fertilidad”, dado que en año y medio se han producido en la breve plantilla tres bajas por embarazo) no hay coca-cola light, que, como creo que he contado por aquí, es el producto gracias al cual por las tardes me mantengo en estos casos: la nueva secretaria –protoembarazada también- ha olvidado hacer que las trajesen. Joder.

A pesar de todo, no perdemos el tono. MBO –que arrastra un trancazo de medianas dimensiones- y yo nos intercambiamos e-mails chorras. Trato de dar forma a un escrito de trámite de lo más pestiño. Llaman pesados a los que administro con mi usual gracejo.

En realidad, la primera norma de las buenas maneras es conseguir que, en torno tuyo, las cosas sean agradables.

07 septiembre, 2006

Alatriste

Veamos, Alatriste. O Sadwings, quizás (y es que a ver qué recaudaciones hace en los USA, tengo curiosidad). Anoche la vimos.

No. No puedo empezar hablando de Arturo Pérez-Reverte o de su obra. Ya tengo expuestas mis tesis al respecto aquí (y, qué coño, leed esa entrada si os interesa AP-R. Es el mejor análisis que he visto acerca de él, en apenas 1850 palabras. Aunque sea mío). Ni siquiera debo empezar hablando del hecho significativo de que haya aparecido del brazo de Zapatitos (recién regresado por cierto de su amoroso vuelo -con cargo a Presupuestos Generales del Estado, vale decir, a una parte de los impuestos brutales e injustificados que yo/nosotros pago/pagamos- para ver cantar a la replicante esa con que está casado) en la presentación del flim.

¿Del entorno cultural de la Película? Ni de coña: seguro que todos leeis El Pais Semanal, y ahí se han explayado a gusto.

Hablemos, pues, de la obra, sin más.

Es una yuxtaposición.

Y ése es el problema. No el más grave, no el más significativo. Es El Defecto, el cáncer que la carcome, que trae causa de un mal guión o un mal montaje, no lo sé. A. Díaz Yáñes la ha cagado, que diría el infame Pere Navarro.

Y eso no empece el hecho de que los actores trabajan formidablemente: increible Echanove: no le tengo demasiada estima, pero por Dios que borda a Quevedo; excelente Viggo Mortensen, cuyo desaforado esfuerzo para evitar su acento argentino no ha llegado al puerto que debiera, pero ello no le quita mérito, ni brillo a su actuar; gloriosa mi muy querida Ariadna Gil; muy bien Noriega, que ha evolucionado de sicópata tético a Grande de España con destreza. Y muy bien el niño de nombre imposible que interpreta a Íñigo Balboa. Javier Cámara casi acierta con la difícil figura de Olivares (actúa de coña, cierto, dejando de lado su patético papel bufonesco usual, pero temo que no investigó suficientemente a su personaje; de ser así, no hubiese cometido blanduras impropias de tan correoso personaje). La bella (a mi juicio; a MBO no le gusta) Elena Anaya me encanta, y actúa bien, pero no entiendo en absoluto por qué se introduce, en el momento en que se mete,un contundente primer plano de sus tetas: gratuito -máxime dado el tono general de la cinta-, completamente fuera de lugar, por bellas que éstas sean. En fin, bien todos los demás actores.

Las caracterizaciones, inmejorables; vestuario y utillerías, de diez. Ni un error de documentalistas, al menos ninguno del que me haya dado cuenta, en uniformes, banderas y estandartes o armas. El fotógrafo merece, desde ya, el Goya: un puto crack que consigue que en la película haya mucha de la luz velazqueña adecuada al caso. Lo dice un irredento velazqueño que tuvo la suerte de refrescar la memoria de semejantes iluminaciones en el Prado hace una semana y ue lleva todavía grabado el oro tostado en los ojos. La música no me ha matado, pero es correcta.

Y, por supuesto, la materia primera en que basar el argumento era inmejorable.

¿Qué falla, pues?

Simple: que en dos horas y media no hay tiempo material para meter los cinco Alatristes. ADY saja historias a saco. Se pierde la ilación, al recortar historias a las que se podría haber dado más predicamento (y no profundizo, no quiero espoilizárosla). Degrada ilimitadamente la definición de personajes, que, avanzando en el tiempo a toda hostia, no se ven madurar en absoluto... mientras otros se mantienen intactos. Complementariamente a todo ello, la figura de Íñigo Balboa, que no deja de ser el Narrador en las cinco novelas, se desluce bastante. En definitiva, no me cabe duda de que mi recuerdo de las novelas me ha suplido demasiadas lagunas, demasiados saltos lógicos y cronológicos.

No sería mala cosa, para concluir, recordar a ADY que después de todo tampoco ha transmitido con precisión lo que, en términos históricos, supuso la Época en cuestión para España, para Europa y para el Mundo. Y eso también jode un poco, pero quizá tal cosa sólo sea importante para quienes como yo le damos importancia a la Historia y a la difusión que de ella se hace.

¿Hay que verla? Sin duda. ¿Es una buena peli?. Es una formidable yuxtaposición de escenas fantásticamente actuadas, organizadas, rodadas. No es una película, y lo siento. A fe que lo siento, por la simpatía que siento por el personaje, y por el autor, AP-R.

P.S.: Esta noche hemos ido a ver La Joven del Agua, una película de la que no había oido hablar en absoluto, y que, si durase veinte minutos menos, sería muy buena. Recomendable en casos de cartelera anémica, e incluso un poco más que eso. Está bien. Podéis verla, ya contaréis.

04 septiembre, 2006

Encantos ferroviarios

...mientras en la calle imperan el caos, el olvido, la prisa, la guerra contra el pasado y sobre todo esto esa gente ilusionada con un cambio, desbordada de júbilo, diría que hasta muy contenta con lo que confían recibir por su fervorosa credulidad, sin pensar que pronto les llegarán las exigencias terribles de la fe sin cuestionamientos que ahora profesan.
Leonardo Padura, La neblina del ayer

Hale. Váyanme administrando ese fragmento. Policiaca escrita por un cubano de hogaño cuyo héroe se llama Mario Conde. Mit zwei. Un descubrimiento, oigan (¿les hablé ya de Adios, Hemingway?).

Un descubrimiento grato, a diferencia del que ahora, a esta hora infame en que transcribo mis notas manuscritas, buscando un dato acerca de Padura, arroja Google sobre mi escritorio: el día 1º de septiembre murió Joaquín Aranda, a quien probablemente ninguno de Vdes. conocerá. Uno de los cuatro redactores históricos del Heraldo de Aragón, ese periódico imposible de mi ciudad, que fue independiente (por donde yo te diga, pero al menos los propietarios del mismo eran un par de familias de Zaragotham, y no una multinacional ni el omnipresente Yísas von Polank) hasta hace poco. Amigo -muy amigo- de mis padres, en su casa -una casa muy poco casa-casa, que diría Rossy de Palma- leí mis primeros Lucky Luke en versión original, y sus manos prepararon la primera ensalada de naranja y cebolla que me comí; de él escuché por primera vez hablar bien de esa Provincia inexistente, y de su voz, una noche de terraza verganiega en el chalet de mis padres, escuché por vez primera un alegato apasionado, superdecibélico, desaforado acerca de la intolerabilidad de la Pena Capital (tal defensa, en su versión sosegada y racional, era la que nos era propia en casa; la había oido de labios de mis padres, claro, pero a esa edad -doce años o así- yo no acostumbraba a ver a alguien gritar tanto. El hogar en que viví hasta los veinticinco era extremadamente británico, muy civilizado); también le escuché poner a parir a los Guardiamarinas como cuerpo -y bien sabe Dios que me he esforzado (infructuosamente) en recordar a qué coño venía crítica tan acerba como surrealista-; en casa de su suegra -poderosísima suegra, a fe mía- escuché por primera vez música de una gramola de discos taladrados; alguna vez -pocas- estuve de acuerdo con sus críticas de cine, de música clásica. Muchas más, claro, en cuanto a libros ("Libros de lance": de habitual nunca escribía sobre novedades) . Hace mucho que no le veía, ni a él ni a su mujer, sobrina por cierto de Buñuel. Si, Luis. No he hablado aún con mi madre, pero sé que le habrá dolido. Mucho. Descanse en paz.

En general, se puede decir que soy poco gritón, y por ello éste apenas es un blog de denuncia; también es cierto que no tengo demasiados lectores (aunque sean todos ellos estupendos y formidables), de manera que pretender hacer de Noticias desde Vladivostok un foro de protesta sería bastante ingenuo. Trato de recordar, y así, a bulto, sólo he puesto a parir a modo al infame Pere Navarro (a quien Dios, llegado el momento de su exitus, envíe donde tenga por conveniente, aunque no dudo que dicho lugar será el Infierno Tenebroso).

Escribo esto yo en la estación de Zaragoza el treinta y uno de agosto, a las 18.00, recién montado en un Altaria que debería haber salido a las 14.32. Me iba a Sevilla a buscar a mi prole y a MBO. El día 1º de Septiembre (sexagésimo séptimo aniversario de la entrada de la Wehrmacht en Polonia) no es para mí día de labor, a diferencia -por lo que parece- de tantísimos compatriotas cuyo movimiento, el 31, combinado con las infrastructuras de palo de que disfrutamos en la Patria, da en causar semejante colapso.

Como digo, soy poco gritón y no me veo haciendo canción protesta ni blog de denuncia contra RENFE. Supongo que también afecta el hecho de que las tres horas y media de retraso las he pasado leyendo en una salita con aire acondicionado tomando zumos y almendras, y que ahora estoy cómodamente sentado con un whisky en la mano. Aunque sean las 19.30, y en lugar de estar casi llegando a Sevilla, veo pasar por la ventanilla uno de esos paisajes castellanos prematritenses de escaso interés estético. La ventanilla es la pantalla de televisión de paisajes medio desérticos que en otros tiempos, y sobre todo desde otros trenes menos esterilizados, describieron narradores con más brio que yo. Hoy, en el AVE (o en Pato, o en Talgo, o en Altaria, o en lo que demonios sea) la poesía del tren se ha ido a hacer gárgaras en beneficio de la eficacia y la comodidad. Pues muy bien, qué coño. Será el whisky.

Aparte de la novela de que he transcrito antes un breve -y apenas intencionado- pasaje, leo los Ejercicios de estilo de Raymond Quesneau. Miro en derredor y atiendo a los pequeños dramas ('Joder, no llego a la reunión', '¿cómo me las apaño ahora para ir a Jerez?', 'Estos se habrán marchado ya', o, más concretamente 'Coño, bonita, quita esa cara de mala hostia que estamos de vacaciones' que parece querer espetarle el exjurgorista a la rubia de entrecejo fruncido, bonitos ojos verdes y contundente sobrepeso que se sienta a su lado) que traen causa de este retraso. Mil anecdotitas más jugosas que la que sirve de base al ensayo de Don Raimundo. No creo que yo fuese capaz sin embargo de emular los cien estilos, la genial densidad intrascendente del galo.

Sigo reflexionando sobre la potencia cabreante del suceso... en fin, me enfada, eso sí, el cachondeo y la falta de respeto que supone el hecho de que la máquina haya cascado hacia las 13.00, pero los carteles electrónicos (cuando estaban operativos) señalaban una demora de 35'... a las 14.35. Juan, de seguro, se hubiese irritado bastante. Bueno, coño, fijo que Juan no coge trenes por muy altivelocistas que sean. No le veo yo a bordo de semejante medio de transporte, la verdad.

Un tipo grandote al que han machacado su organización de trabajo y descanso habla con una persona sentada a su lado -y un poco para todo el vagón- acerca de que, en realidad, no pasa nada.

Y es cierto. No pasa nada. Al otro lado de la ventana, un hermoso atardecer, cómodamente sentado, bien atendido, a una agradable temperatura. No es como estar muerto de asco, de frio o de calor, de hambre, casi de miedo, en el banco de madera de una estación de tren de la España de mil novecientos cincuenta y tantos, con la pareja supervisando, naranjero en mano, el buen orden de las cosas.