29 mayo, 2007

Huy, qué demoras...!

Y no hablo de intereses, claro. Qué de días sin escribir. Lo mismo ya no me queda ni un solo lector. Qué desastre, qué desastre; qué escaso nivel de cumplimiento de mi programa de actuación bloggera para este año, y qué de cosas sucedidas desde el día cinco de mayo.

En fin, de nada vale lamentarse. Ni me tomo la molestia de mirar si en mayo, junio, julio del pasado año ya vertí las amargas lágrimas que traen causa del hecho de que las exigencias de tiempo de mi dedicación profesional se vean incrementadas exponencialmente en mayo, junio, julio, cada año. 2007 se está llevando la palma, al punto de que el otro día me vi obligado por cierto compañero de orígenes opusinos a, como toda colación de mediodía, comerme –a las 16.30- un bocata panceta impropio de un caballero de mi naturaleza. Ya se sabe que estos chicos se santifican por el trabajo y les da el punto de efectuar estos actos heroicos (¿hactos eróicos?) como si así se trabajase más. Hay que joderse.


Mil lecturas de noches insomnes, pero sólo efectuaré una recomendación encarecida para todos mis lectores (y sobre todo para Silvia-en-NY, por motivos que ella comprenderá ;-D) que a lo vez lo sean de género policíaco: mi último descubrimiento: Hollywood Station, de Joseph WAMBAUGH. Absolutamente imprescindible, todo realismo (pelín brutal a veces), todo precisión. Grande y negro.


Aparte de eso, Sin hogar ni lugar. Otro Fred VARGAS de muchísimo merecimiento (lo mismo es la mejor de todas, oiga). La novela no tiene desperdicio en su trazado, y tiene golpes de humor gloriosos que, de hecho, hicieron ayer noche soltar un par de carcajadas o tres a MBO, que leía a mi lado.

De las otras cosas leidas no hablo, que son más bien ensayo y ya tengo yo visto que estas cosas no interesan tanto a la grata concurrencia.

También habría que hablar algo de las elecciones autonómicas (¿helecciones hautonómicas?) y locales, pero para qué. Ya he experimentado suficientes arcadas al respecto, y no quiero sufrir más. Eso sí, no debe dejar de recordarse, si de vomiteras hablamos, la columnita de Almudena Grandes, esa gran demócrata de gatillo fácil, en EPS de este fin de semana. ‘Ella vota’, creo que se llamaba. Cursilada nauseabunda, pod-Dió. Grandes tensiones familiares entre padre-descreído-de-la-democracia y madre-reivindicativa “contra esos que privatizan las carreteras’. Con Franco los rojos tenían rabo y cuernos. En la progrecracia imbécil que lamentablemente nos ha tocado vivir parece que todo aquél que no ponga velas a Pablo Iglesias, que no glose –mantra de la nueva era- las virtudes ilimitadas de la Pasionaria o Durruti, que no se corra a la sola mención de cualesquiera hijoputas de análogo jaez debe ser gaseado de inmediato. Un día de estos me encorrerán, lo sé. Encanto de la tolerancia de izquierdas, as we all know.

Entre el día cinco y hoy han pasado bastantes cosas, claro, pero destacaré, tan sólo, dos: la boda de P., que tuvo lugar en Berga (lugar de fálico nombre y precioso entorno) y la salida a conducir de este fin de semana en los alrededores de Riudoms. Todo muy catalán, así que cosa buena; y es que si entre mis lectores hay quienes tengan algo de esa catalanofobia tan imbécil es que están MUY equivocados. Esa tierra es hermosísima, y estupendas sus gentes. Visiten Vdes. Cataluña, coño, que merece la pena conocer esa parte tan gloriosa de la Corona de Aragón (esta última mención trae causa de que lo Cortés no quita lo pizarro, claro).

No me extenderé con lo de la boda; eso sí, os contaré que Hans fue instituido, por segunda vez en su azarosa vida, en chauffeur de la novia: el novio, que es amigo, me hizo ese honor (ahora aquellos de vosotros que habléis francés podríais hacer innumerables juegos de palabras subidos de tono, pero no es esto, que uno es muy serio). Nuestro neotrattore fue hollado con unos ramitos de flores en las manillas de las puertas. Discretos, pero ramitos al fin y al cabo. Urghs. Dicho esto, en Berga el restaurante al que hay que ir se llama ‘Sala’. La noche antes de la boda cenamos ahí MBO y yo mano a mano de manera espeluznantemente exquisita. Cómo trabajan la seta, oiga, qué cosa más rica. Me descubrieron un tinto delicioso y muy adecuado: TORRES ATRIUM 2004.

Por lo que respecta a la salida a conducir, en la preciosa zona de Riudoms, en una casa rural (muy poco rural y por ello muy digna) que atiende por Mas Castells con una zona circundante dotada de cien mil carreteras de innumerables curvas y excelente asfaltado, quemando gasolina... ¿qué más se puede pedir?.

Pues sí: se puede pedir un Lotus. Este finde, que la verdad es que me lo he pasado como los chinos, me he dado cuenta que 750 kg. con 120 cv y un chasis formidable se comen por sopas a 1500 kg. aunque les empujen 252 cv. Aunque sea aquél sea un hierro incomodísimo, con carrocería de plástico, sin ningún tipo de ayudas, con chapas vistas por todas partes y un motor más bien malucho, carente de climatizador, capota automática, ventanillas y retrovisores eléctricos, abs, tc, y todas las cosas esas a las que estáis, estoy tan acostumbrado. Urghs, again.

05 mayo, 2007

Tiempo

En honor a la verdad, diré que el tiempo no pasa tan despacio. Si algún consejo puedo dar desde el acantilado de mis cuarenta años es que cada minuto desperdiciado (con ser su desperdicio necesario pues uno se compone en realidad de tiempos desperdiciados y de los recuerdos de las mujeres que nos quisieron… o nos quieren) pasará factura más pronto que tarde. Eso de que “el tiempo pasa tan despacio” que cantaba La Unión es otra tontería más del Rafa ése, no contento con blasfemar poniendo como título de semejante sosada de canción el nombre del Estado de nuestros sueños, esa República perdidamente vienesa de los cincuenta, llena de espías, de hombres de honor, de canallas con bigote y nombre contundente: Plezsky-Gladz.



El triunfo en la vida es una entelequia. Uno puede hacerse un programa de vida, pero ésta le llevará a uno por donde mejor le convenga (a ella, no a uno). No puedo quejarme: vivo con la mujer que amo, mis hijos son delincuentes en la precisa medida, mis amigos siguen ahí, mi trabajo es el que deseé y no me quita el sueño la espantosa modernidad del dinero; esto que disfruto, en todo caso, es una de las vidas posibles, una de mis vidas posibles. Cada tanto me duermo recorriendo otros caminos que me hubiesen llevado a otros fines, que no ansío, pero que en su momento valoré.

En fin, dicho esto: mi amigo el héroe y su esposa la heroína estuvieron hace dos jueves en Zaragotham de vuelta desde Líbano, camino de Ginebra. Quedada nefastamente organizada por mí. Muchas copas. Final en el Blue Note. Suenan los Fine Young Cannibals y al grito de ‘esto es puro northern soul’, Óscar, un viejo mod de los tiempos heróicos, muy ciego, que se ha acercado a saludar (y en cierto modo a rendir pleitesía al disidente, que coincide que soy yo) empieza a bailar con la elegancia con que sólo un mod puede hacerlo. Gracioso. El tiempo no pasa para algunos… Ciego como va, trata de explicarle a su improbable pareja de la noche (una rubia zaragozana, que diría MBO, demasiado Loewe, que no cumplirá ya los 45, y que no entiende nada de nada) lo que fuimos a principio de los ochenta, aunque él –a diferencia de mí- era un fino estilista. Me despido de él recordándole que la única Rickenbacker que hubo en Zaragotham durante muchos años era la mía.

Ahora hay algunas más en esta ciudad. Juan Aguirre, de Amaral, se ha aficionado a ellas, por ejemplo. De hecho, hoy, sábado cinco de mayo, hay una más. Una preciosa 360/12 fireglo exactamente igual que la de la foto. De hecho, es mía (mmmmmmíiiiiiia, Smigol-tone), gracias a la inestimable colaboración de Xurri y de su Señor y Santo Esposo. Danke.





Hoy me apetecía hablar también de la procrastinación, que es una cosa que me sucede cada tanto, y que en recientes fechas me ha llevado a apurar un plazo hasta justo, justo el límite. Qué poco me gusta cuando hago eso. Resolución: no volver a asumir algo que sé desde el primer momento (no soy tonto, reconozco ese tipo de marrones muy bien) que me va a dar por el saco TANTO. Pero no os aburriré con eso… Hoy os voy a recomendar tres cositas legibles; la primera, Bullet Park, de John CHEEVER. Un regalo de Wendy. Hace bastantes días os hablé de la colección de relatos. Esta es la primera novela-novela que leo del sujeto. Podría ponerme a generalizar en cuanto a la excelencia de la novelística norteamericana a partir de, pongamos, la década de los veinte del pasado siglo, pero no vamos a pontificar. Bullet Park es simplemente genial. Leído un poco a trompicones, una vez hube cerrado el tomo, leída la última página del relato (luego vienen unos apuntes de Rodrigo Fresán para que quien no conozca al autor se ilustre un poco), me fui a un libro de esos de Taschen que tengo de Hopper. Hay unos veinte años de decalage temporal entre uno y otro, pero CHEEVER pone los cuadros de Hopper negro sobre blanco o viceversa: Hopper congela novelas, relatos de CHEEVER. Creo que con eso os puede valer para haceros una idea.


La segunda, Persépolis, de Marjane SATRAPI. Aquí he hablado poco de cómic, a pesar de lo mucho que me gusta. Cierto es que leo y compro mucho, muchísimo menos que antes, entre otras cosas porque el panorama no me convence lo más mínimo: yo soy de la escuela franco-belga, de la línea clara… y es infrecuente encontrar ese tipo de material en estos días tirados al cripto-porno y a la SF de calidad inferior. Persépolis es una preciosidad; NORMA (que editaba en su tiempo mi tan llorado Cairo) acaba de editar los cuatro volúmenes en uno solo que, de veras, e incluso si no tiene uno mucha afición, merece la pena. Para cómic-adictos diré que tiene bastante que ver, gráficamente, con la obra maestra de Art SPIEGELMAN, Maus. Para los demás, que debería ser material de lectura obligatoria en nuestros colegios, más que nada por las grandes ventajas que su lectura lleva aparejada por lo que respecta al conocimiento de lo diferente y al vencimiento de los prejuicios idiotas. En serio. Compradlo. Regaladlo. Tendrá un beneficioso efecto, en términos de respeto por lo desconocido, para todo el mundo. Y además, gráficamente, me parece sensacional.

Finalmente, un descubrimiento: Ben PASTOR, Luna mentirosa. Policíaca. Ambientada en la Italia del Norte del final de la Segunda Guerra Mundial; un hombre honesto y decente, el deber y los principios. Tensión y misterio. La verdad, algo realmente bueno. Además, el protagonista, Martin Bora, lo es de otra serie de novelas, de entre las cuales ya tengo pedida Kaputt Mundi (sólo el título ya merece la pena). Para los seguidores de este su bló aficionados a la novela negra: imprescindible.

Por cierto, y para concluir: un descubrimiento para los amantes de las estilográficas (una de mis pasiones), a un precio de risa basilisa y con un plumín ex-ce-len-te: KaWeCo Sport. Mi traficante de estilográficas me comentó que se trata de una antiquísima 'casa' (el término es el adecuado) ubicada en la antigua RDA, que sigue fabricando algunos modelos como muy 'antigüitos' (que diría MBO. No pude evitar hacerme con ella en un momento de flaqueza. Esta entrada está redactada con ella, con tinta roja. Un placer.