30 noviembre, 2005

Marlango



Esta noche hemos ido a ver a Marlango tocar. En los comments a esta entrada del blog de Wendy se organizó cierta tangana en cuanto a la susodicha banda. Yo mantengo lo que dije; item más, tocan bien y tienen un buen grupo (salvo el guitarrista para mi gusto, pero vid infra); tienen "gracieta" en el escenario. Cierto que no acabo de comprender ese rollito tan poco expresivo de una actriz, como muy acertadamente ha dicho MBO.

Está por casa el primer disco, al que yo había prestado una atención digamos de 6 de 0 a 10.

El concierto ha tenido lugar en el Teatro Principal de Zaragotham. Un teatro-teatro, o sea, con sus oropeles y terciopelos, con sus desconchones aquí, allá y acullá y con sus incómodas butacas fin-de-siècle (XIX, naturalmente). El sitio perfecto.

MBO, que es muy organizada, compró las entradas hace un mes, de modo que estábamos exactamente en la Fila 1. Perfecto... y a unos 75 cm. de las torres de sonido. Dado el catarrazo -que amenaza con llevar aparejado su correspondiente repercusión otítica- la verdad es que han sido momentos de mucho miedo... hasta que han empezado a tocar.

Y es que ha sido sonido limpio, limpio; suenan muy bien, y las bandas de ese tipo, poco estridentes, bien sonorizadas, son una gozada. Por supuesto, los vientos se oían a pelo, casi sin concurso del sonido exterior.

En ese entorno, que permitía tocar de modo que se les oía nítidamente y ellos podían oir casi a alguien que gritase un poco, es fantástico ver conciertos así. Pensaba yo esta noche en un concierto, también en el Teatro Principal, que no sé qué chalado organizó, pero a cargo de Nick Cave. El horror, el desastre.

Marlango son una banda híbrida. Cierto es que se ven puntos jazzy, pero yo no diría que es lo más importante ni de lejos. Veo mucho más soul en los temas agitados, mucho cabaret berlinés en esas cosas sincopadas con su si-es-no-es siniestrillo, e incluso me recuerda en ocasiones a Rickie Lee Jones. Mucho más, todo eso, que Jazz.
El teclista es realmente muy bueno (y lo digo yo, que tengo todas las prevenciones con los pianistas); el trompetista (supongo que lo otro era una trompa o un corno) no sólo es bueno en lo suyo, si no que se ha marcado unas percusiones en tumbadora muy bien gestionadas. El guitarrista empleaba una Grestch con vibrato Bigsby del que abusaba, claramente (enredar con ese trasto cuando no tienes sustain suficiente es tontería); el bajista no lo he visto casi, pero empleaba, francamente bien, un Fender Jazz Bass que es EL bajo; clásico bajista que se coordina perfectamente con el batería creando una base impecable tanto en las cuasi bossas como en los tempos más rápidos. Muy canónicos, ambos, muy poco dados a la filigrana gratuita.

A la salida estábamos los dos muy contentos. Un concierto muy agradable, mejor de hecho de lo que nos esperábamos. Nos hemos encontrado con Lola, una conocida que tiene su propia banda. Canta, ella. Cara de disgusto. "Gran concierto", digo. "No es esta mi idea de un gran concierto", dice. "Mujer, la banda es buena -salvo el guitarra- y lo hacen bien", trato de reconducir. Más cara de asco "Lo que pasa es que tiene muy poquita voz y la aprovecha muy bien, y le hacen los temas que le cuadran perfecto a pesar de su poca voz, y no entiendo por qué ese rollito de niña ñoña, y se ha ido en un par de semitonos en los temas sólo voz y piano, y...". Etcétera.

MBO se mordía los labios. MBO -que es muy de clásica- siempre cuenta lo que le repateaba en la Ópera escuchar a los supuestos entendidos poner de manifiesto su disconformidad con tal o cual nota de la soprano, o, en los conciertos, criticar el momento en que se interpretaba tal o cual semicorchea. Lola casi se ha oido una fresca. Por cierto, creo que presenta su banda dentro de un par de semanas.
Y es que hay que pensar: vale, su registro es limitado (no admito que tenga mala voz: es una voz MUY chula, si bien es posible que reitere algunos truqillos). Pero la aprovecha muy bien. Y "si le hacen los temas a medida"... Joder, es que es UN GRUPO, Y SE TRATA DE ESO!.

Ello me ha hecho replanteármelo. A ver si es que no es que el guitarrista sea malo. Lo que pasa -seguro- es que la suya no coincide exactamente con mi idea de cómo debe tocarse la guitarra. Voy a ver si voy aprendiendo a ser menos integrista...
MARLANGO, Zaragoza, Teatro Principal, 30/11/05, 21.00. 30 EUR.

26 noviembre, 2005

¿Edificios inteligentes?


Esta entrada podría concluir con un simple “Y UNA MIERDA”.

Peeeeeeeeero, como es bien sabido, Hans, a pesar de sus recientemente implementados esfuerzos por no redactar como si lo hiciese en rollos de papel de cocina -y los complementarios de no escribir inglecilidades-, no sería Hans si cayese en semejantes excesos de contención.

La cosa viene al hilo de una conversación con Wendy acerca de los habituales sufrimientos de frío y calor en una caja de cristal de esas, y de cómo su señorito tiene que tener en su despacho una sombrilla para no estar permanentemente deslumbrado –y no precisamente por la indudable belleza de Wendy-.

Ello ha traído a mi memoria el comentario de otra amiga, que dice que se va de donde trabaja –un trabajo que le gusta y le divierte- por varios motivos; entre otros, porque no le gusta estar más de tres años en un sitio, y lleva cuatro y medio; pero también, y es motivo no menos importante, porque su trabajo, que antes realizaba en un edificio en el centro de la ciudad, le obliga ahora a desplazarse cada día a encerrarse en un cubículo en un maldito polígono industrial. Otro edificio inteligente en que las ventanas NO se pueden abrir.

También me ha llevado a pensar en el supuesto “edificio inteligente” que para desgracia del universo alberga la sede –el domicilio social- de cierta compañía que conozco bien.

“Edificio espabiladillo” sería ya demasiado decir. Lo perpetró el arquitecto –un artista, oiga- hace pongamos siete años. Grandes áreas despejadas en edificio rehabilitado –en parte- y construidos sobre un solar imposible –en otra-, dotados del garaje peor concebido de la historia. Un genio, el gerentillo que lo contrató y permutó la entrada con otro (el supuesto “tonto”, a la postre el listo, desde luego) para construir la rampita.

A lo que iba, el arquitecto olvidó el pequeño detalle de que estaba diseñando un sitio para trabajar, no una sala de exposiciones ni un congelador industrial postmoderno de proporciones ciclópeas y en varias plantas. No había un enchufe (paredes al exterior de cristal de suelo a techo), las salidas de climatización estaban TODAS donde no debían… cuando las había: medio edificio carecía de ellas.
El sistema de climatización (con planta de cogeneración) funciona el 50% de los días. El otro 50% va a ser que no (por motivos incomprensibles). Naturalmente, el ático, donde está la sala de Consejo en planta diáfana, todo cristalera alrededor sobre una zona de bonitos tejados antiguos en un 60%, es absolutamente congeladora en invierno y torrante en verano, y de día deslumbra en todos los casos. Un portátil ahí genera lesiones irreversibles en los ojos, sin duda.

Las fotos, eso sí, que sacaron del interior con el edificio –vacío- son estupendas, esplendorosas. Luego, al poner mesas, tratar de cerrar algún despacho (las cosas de que se habla por ahí no son para ser escuchadas) Espero que los fantasmas de Ludwig Mies van der Rohe y Walter Gropius persigan al torpe de arquitecto hasta el fin de sus días. Por mamón e incompetente.

Pero NADIE ha cogido al individuo y le ha dado una colleja.

Y me ha recordado un fantástico libro de Tom Wolfe, que antes de escribir novelas escribía interesantísimos artículos, cuasi ensayos. Uno de ellos es Quién teme al Bauhaus Feroz. El arquitecto como mandarín (Anagrama, 1982). Vaya por delante que soy un enamorado de Bauhaus como escuela arquitectónica, como modeladora de una idea de diseño que me apasiona, y que me encanta la arquitectura moderna, contemporánea. Hablo de otra cosa.

Dice Wolfe:

La relación del arquitecto con el cliente (…) la encuentro hoy asombrosamente excéntrica y rayana en la perversión. En el pasado, los que encargaban los palacios, catedrales, teatros de ópera, bibliotecas, universidades, museos, ministerios, terrazas columnadas y villas con alas no vacilaban en transformar estos edificios en imágenes de su propia gloria. Napoleón quería transformar París en la Roma de los Césares, pero con música estridente y mucho más mármol (…). Alva Vanderbilt contrato a (...) Richard Morris Hunt para que le proyectara una reproducción del Petit Trianon en Newport, y él lo hizo de muy buena gana (…) Desde 1945, nuestros plutócratas, burócratas, presidentes de consejos de administración, funcionarios de cultura, patrocinadores, contratistas y rectores de universidad sufrieron una mutación inexplicable. Se volvieron tímidos y vacilantes. De golpe, todos estaban dispuestos a recibir ese vaso de agua fría en la cara, esa reprimenda a la esterilidad del propio espíritu burgués, esa implacable bofetada en la boca que se ha llamado arquitectura moderna.



Y Dios me libre de pretender que nadie haga pastiches neoclásicos. Los aborrezco. Sólo bastaría con que alguien pusiera coto a determinados excesos de algunos soi dissant artistas. Y por favor: que se abran las ventanas (aunque la zona en que se ubique la ventana en cuestión quede inmediata y perfectamente aislada, precintada casi, mientras se ventila, oh turpérrima pretensión, tan poco moderna), que se permita que la luz del sol entre en los despachos, a pesar de que tan peregrina imposición imposibilite la instalación de un segundo muro yuxtapuesto al paramento, construido, eso sí, en hormigón lavado revestido de piezas -protéicas- de hierro oxidado, reflejo de la imparable degradación de la sociedad urbana del siglo XXI. O algo así.

Teenager contrariado




Escena #1: Zaragotham, 07.45 hora zulú.
Cero grados en el exterior. Vk, empleada hogareña* de Domus Hansis, llega semiazulada, procedente de la calle, a dicho hogar. Nota importante: Vk procede de las heladas y umbrías tierras de cierto PECO**

Escena #2: Domus Hansis, cocina/office, 08.10 hz.
J, hijo adolescente de Hans, hace su entrada triunfal. Uniformidad del día: camiseta de manga corta. Al hombro, un chaleco de esos acolchados tipo medio. Hans contiene el mosqueo (hay niñas y Vk around)

Escena #3: Domus Hansis, dormitorio de J, 08.15 hz.
Tradicional intercambio de opiniones paterno-filial, en virtud del cual se le trata de convencer de que su vestuario no es el más adecuado dadas las condiciones de presión y temperatura. Caso omiso juvenil. Indicación de que volveremos a los ocho años y se le dejará la ropa preparada la noche anterior sin posiblidad de elección. Dentro del usual mumble adolescente en contestación a padre reprobatorio se entreescucha “jammenpaz”. Cierre de puerta de habitación con portazo. Revuelo de prendas. J. sale de su cuarto con camisa, jersey y un anorak grueso. omisión de despedidas. Nuevo –gran- portazo de la puerta de fuera.

Escena #4: Domus Hansis, cocina/office, 08.20 hz.
Hans, aferrado a la taza de Earl Grey, reflexiona sobre si tirarle por la ventana cuando vuelva, o sustituir el susodicho té por Malta de 18 años.

Joder… ¿éramos nosotros tan tremendamente pesados?

P.S.: Lo breve, si breve, dos veces breve.

* Para comprender esto, por favor, examínese mi comment a esta entrada de Dwalks
** (Pais de Europa Central y Oriental)

19 noviembre, 2005

The River


La media de edad de mis atentos, escasos y brillantes lectores tiene muchas ventajas, y entre otras el hecho de que -salvo en casos contados, tales como el de mi querida Wendy, que es más jovencita- The River, de Bruce Springsteen sea un referente general; general y supongo que más bien positivo -no conozco mucha gente a la que no le guste el tema en cuestión-; quien más quien menos la habrá oido una trescientas veces.

La canción es, como es sabido, tristísima. Cuando le decían a Enrique Urquijo que por qué sus temas eran tan tristes, respondía "Como se nota que no te has leido la letra de The River, y a todo el mundo le parece bien" (o algo así).

Es el perfecto canto a la desesperanza: más o menos "conseguí-joder-mi-vida-del-todo-a-los-19-y-jodido-para-siempre-viviendo-con-sólo-un-mínimo-recuerdo-hermoso-del-único-momento-hermoso-de-mi-miserable-vida-para-amargarme-adecuadamente-por-los-siglos-de-los-siglos".

Y es paradójico, pues The Boss ha sido, más bien, hombre de canciones potentes y energéticas (aunque cada tanto le dé el bajón, y haga un Point Blank, o un The Ghost Of Tom Joad, etc, etc.). Esa foto de ahí arriba es puro espíritu Springsteen. Y por cierto -me pongo didáctico- la guitarra que utiliza es su destrozadísima Fender Telecaster. Hace unos años en Londres tuve en las manos una idéntica, muy muy cascada por fuera, del mismo año -creo-; IDIOTA DE MÍ, no me la traje de vuelta. Snif.

Adoro The River por dos motivos fundamentales; primero, porque es un gran tema y me gusta mucho. Tuve la suerte de escucharlo inmediatamente cuando salió y de eso hace veinticinco años, y sigo poniéndomelo con frecuencia. Prefiero, de entre las diversas versiones que hay y que tengo por casa, la del doble LP del mismo nombre de 1980. Y segundo, porque fue la canción que elegí para aprendermela bien y poder tocarla en los momentos adecuados; me sé el texto debidamente y con una guitarra acústica me queda siempre muy lucida. Una lástima mi torpeza con la armónica (jamás podré hacer eso de sujetarse el alambre armoniquero delante de la boca, me resulta muy ortopédico, una especia de megaortodoncia extraterrestre). Es, en fin, muy "canción de tocar muy tarde por la noche y pelín cocido", aunque vaya por delante que jamás me comí un colín con su apoyo. A pesar de esa insinuante melancolía y tal.

Lo cachondo, después de todo (y reconozco que esto no es una reflexión mía, la he leído en alguna parte, pero juro que no sé en dónde) es que a toda una generación de (por simplificar) pijos españoles nos ha puesto tristísimos la triste historia de un redneck que dejó embarazada a su chica del instituto a los diecinueve. En fin. Ahí va.

I come from down in the valley
where mister when you're young
They bring you up to do
like your daddy done
Me and Mary we met in high school
when she was just seventeen
We'd ride out of that valley
down to where the fields were green
We'd go down to the river
And into the river we'd dive
Oh down to the river we'd ride
Then I got Mary pregnant
and man that was all she wrote
And for my nineteenth birthday
I got a union card and a wedding coat
We went down to the courthouse
and the judge put it all to rest
No wedding day smiles no walk down the aisle
No flowers no wedding dress
That night we went down to the river
And into the river we'd dive
Oh down to the river we did ride
I got a job working construction
for the Johnstown Company
But lately there ain't been much work
on account of the economy
Now all them things that seemed so important
Well mister they vanished right into the air
Now I just act like I don't remember
Mary acts like she don't care
But I remember us riding in my brother's car
Her body tan and wet down at the reservoir
At night on them banks I'd lie awake
And pull her close just to feel each breath she'd take
Now those memories come back to haunt me
they haunt me like a curse
Is a dream a lie if it don't come true
Or is it something worse
that sends me down to the river
though I know the river is dry
That sends me down to the river tonight
Down to the river my baby and I
Oh down to the river we ride

18 noviembre, 2005

Concentrado estooooooooooooooy!!!!

Mi profesión implica diversos tipos de actividades; mantener reuniones (mal de la época; MBO sostiene que además los tios perdemos en ellas MUCHO más tiempo; puede que tenga razón, aunque también puede ser que ella se reúna menos que yo con mujeres idiotas, y más que yo con hombres imbéciles. No lo sé), hablar en público con bastante frecuencia o escribir cosas (muchas cosas de muy diverso tipo). Y algo más, una cosa más, digamos más específica, en la que de momento no entraremos pues implicaría una auto-delación plenaria, y no es cuestión (vid los comments aquí).


Esa última especificidad a la que tan oblícuamente me estoy refiriendo exige sin duda concentración previa. También tiene como efecto generar cierto stress que redunda en un cansancio importante al concluir la jornada, pero no es a eso a lo que quiero referirme.


Sé que no soy sólo yo, pero empiezo a preocuparme.


Lo cierto es que esa concentración puede llevar a cosas tales como, una vez afeitado -y dándole vueltas y vueltas, to'concentrao-, una vez lavada la cara con agua fría, volver a coger el gel de afeitar y a echarme en la mano para afeitarme nuevamente. Eso ha pasado hoy. Bien. Fantástico. También puede dar lugar a que, a pesar de mucha preparación (tengo por costumbre dejar preparada por la noche la ropa y aún el calzado del día siguiente. Quiero decir que es escasamente casual, suele haber una reflexión previa) esta mañana, después del chasco del dúplice protoafeitado, me he vestido cuidadosamente con traje gris oscuro, me he anudado la corbata más bien discreta en tonos grises, me he calzado unos botines negros como la noche negra, he cogido un cinturón del cajón correspondiente -seguía reflexionando-, me he puesto un abrigo de cuero negro, me he montado en el ascensor... y una vez bajados los diez pisos he procedido a subir de nuevo, dado que el cinturón que me había puesto era marrón rojizo, aparatosamente rojizo y de lo más visible. Vamos, como a un Cristo dos pistolas.


La concentración me ha llevado también a saludar mnsmnhhhhhhhhsmurghsdías a cuantas personas me he cruzado (luego ello lleva aparejada alguna disculpa: me jode ser descortés) ; a largarme de mi despacho a tomar un café sin decirle a mi secretaria dónde iba a estar (craso error, considerando que cinco minutos más tarde llegaba un Sr. Presidente para hablar conmigo); a olvidar cuidadosamente todas las "gestiones" de importancia menor (la tarde, una vez liberado del main affair, ha sido una sinfonía de prisas antes de ir a buscar a UPFm al autobús)...


En fin, la especificidad hoy ha salido fantásticamente (espero; en un par de semanas lo sabré a ciencia cierta).


Ello no me quita la preocupación, sin embargo. No sé si cada vez me concentro más o si cada vez soy más monotarea. ¿Será la viejud o la experiencia?

15 noviembre, 2005

Un día de todos los días.

Iba a titular esto A Day In The Life, por la canción de los Beatles, pero he sido tachado de weird por mi admirado Cranston Snord en otro foro. Así que lo dejamos estar, voy a pasar una temporada a régimen de inglecilidades. Una lástima, es mejor el título que había pensado ab initio, pero, qué le vamos a hacer, soy un influenciable de mierda.
Hoy -como ayer- han sido días de esos: un día en la vida, un día de todos los días. Nada más que mucho trabajo no excesivamente interesante. Dos días ramplones. Peores, pues no he visto apenas a MBO, que anda también de medio lado por obligaciones laborales propias y derivadas. Tremendo. A lo mejor esta noche, a las doce y media o cuando llegue, podemos hablar del estúpido profesor de UPFM que me ha llamado al móvil a interesarse por qué UPFM emplea pegamento Imedio "cuando ya sabe Vd. las connotaciones de ese pegamento". Joder. Joder. Ayer -al menos- pude hacer ciento cincuenta kilometrillos en el apero, con fondo musical de Franz Ferdinand y el Breach de Wallflowers.

Leo a Fred Vargas, un descubrimiento de MBO (que nunca deja de sorprenderme, en general, y con sus hallazgos literarios, en particular).

La Vargas (Fred viene de Fréderique) es escritora fina de policíacas (Polar, que las llaman los galos), género que como es sabido me apasiona, y encima es editada en España por Siruela (cosa que aporta placer estético complementario al literario. Me hace pensar en la novela de los bibliófilos cuya gozosísima lectura -por cierto en algo así como hora y media- debo a Wendy).
Primera prueba, en apenas tres sentadas: Huye rápido, vete lejos. Excelente. Tiene un personaje -que no es el protagonista en rigor, pero si es fundamental: el pregonero- cuya sola introducción en una novela en tiempo presente en sensacional. El argumento es suficientemente complejo para obligar a paños largos de lectura, sin ser engorroso. Tiene, además, un elemento historicista que lógicamente me ha resultado muy atractivo, pero es que, además hace días que no veía en policiaca una descripción del caracter de los secundarios tan acertada, tan fina, tan seductora: me ha gustado poder recrearme en párrafos de ese contenido.

Hoy comía tarde y solo. Tenía una reunión a las 17.00, de manera que he alargado la mañana hasta las 16.00, y me he ido a comer un poco de dieta mac-iterránea. Con mi cuarto de libra, mis piecillas de pollo con salsa barbacoa y cantidades industriales de coca cola dietética, así como Los que van a morir te saludan (otra novela de Mm Vargas) me he sentado en la mesa congelador junto a la ventana. Apenas he podido leer dos paginillas, no me han dejado.
No había nadie. Sólo dos chicas de como dieciséis, diecisiete años. Una estaba leyéndole a la otra un horóscopo del Veinte Minutos, del Metro, algo así. La oyente no entendía nada. La lectora leía a trompicones, cortando las frases a mitad, atorándose en cualquier palabra de más de dos sílabas. Analfabetas funcionales, de verdad. No es que haya escuchado la conversación, simplemente hablaban MUY alto y no había nadie más. Lo tremendo de la conversación es que su contenido (¿?) era el perfecto vacio. Nada. He estado como diez minutos atosigado por el sonido de voces humanas que no transmitían nada, "tía, jo, tía, có"

En un momento determinado, entre cigarro y cigarro (que consumían, inmediatamente después de sendos helados de esos del McDonald's, en medio de una conversación sobre sus respectivos gripazos catarrosos tremebundos que se manifestaban espúticamente de modo constante) una de ellas se ha levantado y me ha preguntado "¿Lleva hora?" justo cuando yo estaba masticando algo. He levantado la muñeca para que pudiese verla en mi reloj, obviamente analógico. "Es que no la entiendo así", me ha dicho. El susto me ha hecho tragar de golpe lo que fuese a riesgo de mi vida. "Si -aghs-, son las -cof,cof- cuatro y cuarto". "Vale".

Me he ido pitando a mi reunión por miedo a empezar a pensar que algo en esas zombies vitales es normal; al menos he podido -contra mi lamentable costumbre- llegar antes que nadie. Llevo toda la tarde administrando cosas que traen causa de análogas zombieidades. Empieza a ser preocupante. Y -lo que es peor- escasamente interesante.

10 noviembre, 2005

Poesía, valores.

Hans no es especialmente aficionado a la poesía; con contadas excepciones, tiendo a pensar no en poemas, si no más bien en canciones cuando me apetece disfrutar del dibujo exacto que otro, antes, haya dado a un sentimiento que tengo en un momento determinado. Así es como por otro lado escribo mis temas, claro.

Lo cierto si embargo es que hay dos poemas que mantengo siempre en mente. A uno ya no le doy uso -gracias a Dios- pues habla del abandono, del dolor, del desamor. Algún día lo transcribiré aquí, supongo.

El otro habla de valores que son muy importantes (al menos para mí), al hilo de lo comentado en la entrada anterior. Es una perfecta obviedad, conocida por casi cualquiera. Pero, por si a alguien se le olvidó:

If you can keep your head when all about you
Are losing theirs and blaming it on you,
If you can trust yourself when all men doubt you,
But make allowance for their doubting too;
If you can wait and not be tired by waiting,
Or being lied about, don't deal in lies,
Or being hated, don't give way to hating,
And yet don't look too good, nor talk too wise:

If you can dream-and not make dreams your master;
If you can think-and not make thoughts your aim;
If you can meet with Triumph and Disaster
And treat those two imposters just the same;
If you can bear to hear the truth you've spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to, broken,
And stoop and build 'em up with worn-out tools:

If you can make one heap of all your winnings
And risk it on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings
And never breathe a word about your loss;
If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: "Hold on!"

If you can talk with crowds and keep your virtue,
Or walk with Kings-nor lose the common touch,
If neither foes nor loving friends can hurt you,
If all men count with you, but none too much;
If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds' worth of distance run,
Yours is the Earth and everything that's in it,
And-which is more-you'll be a Man, my son!

Y, por si estáis vaguillos o vuestro inglés renquea más de lo debido, os clavo aquí MI traducción (he editado la entrada, pues la que puse en principio, que copié de Internet, no me gustó. Así que lo he traducido yo, más o menos libremente). Ya sabéis, de la traducción (c) Hans 2005.

Si mantienes la cabeza fría
Cuando todos en torno tuyo enloquecen y te culpan;
Si, cuando todos dudan de ti, te mantienes firme
aunque no desdeñes conocer el porqué de sus dudas;
Si eres capaz de esperar sin hastío,
De no responder a la mentira con mentiras,
Ni pagar el odio con odio,
Y, a pesar de todo ello no mostrarte con arrogancia bueno ni inteligente.

Si puedes soñar sin obcecarte en hacer de tus sueños Guía;
Si puedes reflexionar, sin hacer de tu pensamiento tu único Objetivo;
Si, frente al triunfo o al fracaso,
Reaccionas con idéntico desdén;
Si puedes soportar que la verdad que dijiste
Sea retorcida por los canallas para hacer de ella tu ratonera;
O ver las cosas por las que diste tu vida destrozadas,
Y reconstruirlas con herramientas gastadas:

Si puedes amontonar tus éxitos,
Y jugártelos a un solo número a la Ruleta
Y perder, y volver a comenzar desde el principio
Y jamás volver a hablar sobre la pérdida;
Si puedes forzar tu corazón, tus nervios y músculos
A llevarte de vuelta aunque estén maltrechos
Y a aguantar, aunque nada quede en ti
Salvo La Voluntad que les dice “Aguantad!”

Si puedes hablar con la gente y mantener intacta tu virtud
O caminar junto a Reyes sin olvidar de dónde vienes;
Si ni enemigos ni amigos devotos pueden dañarte;
Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado;
Si puedes llenar ese minuto inevitable
Con el merecimiento de sesenta segundos de camino recorrido
Tuya es la Tierra y todo lo que en hay en ella,
Y, lo que es más importante, serás un Hombre, hijo mío.


He leido ultimamente que ha sido traducido de nuevo, y naturalmente en este tiempo de idiotas habrá quien hable de la incorrección política de este poema o de citarlo: es muy facha, dirán.
Me da igual, claro. Me da igual que -por ejemplo- José Antonio lo tuviese como referencia: eso no lo hace malo. Me parece hermoso y me gusta lo que dice. Y estoy dispuesto a discutir acerca de ello... con cualquiera que sepa de qué estoy hablando, por supuesto. Por eso sé que aqui, a vosotros, puedo preguntaros
¿Os gusta?
Por cierto, acaban de cumplirse las dos mil visitas a este su blog. :-D

09 noviembre, 2005

Follones

Una entrada en Hang Tucker me mueve a escribir las siguientes reflexiones.

Es Goethe quien en el debate entre seguridad y libertad opta claramente por la primera: la cosa pública ha de garantizarla, por encima de consideraciones de libertad privada.

No es ese mi punto de vista, evidentemente.

Pero no me gustan los desmanes; creo sinceramente que la tolerancia de las democracias liberales occidentales frente a los follones seudorrevolucionarios (la reivindicación de la chusma virulenta es sólo de Panem et Circensis, no olvidemos: es una demanda tipo "Estado, haz que viva gozosamente sin esfuerzo personal alguno") alberga el germen de la destrucción de las propias democracias.

Creo que nuestro modelo (Europa Occidental, estado social democrático de Derecho) es mejor que el suyo (el mínimo Estado neocon duro de los USA) pues, cuando menos, se vale de ese concepto extrajurídico que es la Justicia, que tendencialmente se respeta. Lo malo del concepto USA, básicamente muy igualitario (no nos engañemos) es que olvida que efectivamente hay desigualdades que no se pueden salvar mediante esfuerzo personal. Ahora bien, nuestro modelo corre el riesgo de desaparecer, de quebrar -llevándosenos a todos por delante- si no se modera a) la tolerancia al desafuero, b) la ilimitada esperanza en Papá Estado y c) el egoismo protegido de las grandes masas. Admitamos que el hombre es egoista, pero lo que no tiene sentido es que ello se fomente. Esa tendencia es mala, luego debe reprimirse, no incentivarse.

No me gustan los tiempos que estoy viviendo. En general y en particular en España. No hablaré de lo segundo (no quiero entrar en polémicas demasiado específicas ahora). Sé que en general estamos cargándonos, como consecuencia de los aficionados y delincuentes al frente de la cosa pública entre otras cosas, un modelo social bastante válido en términos generales. Y uno de los flancos de esa destrucción es éste: centrándonos pues en los ciscos de estos días en Francia y Argentina, no encuentro en las palabras de los revoltosos justificación ninguna: se montan tanganas por sólo divertirse, por sólo maximizar el beneficio del propio follonero. No hayy construcción colectiva, sólo autosatisfacción. En ese sentido, no hay escena más patética que lo de Seattle, salvo tal vez lo del G8 en Génova en 2002.

Cuando pienso en esto, recuerdo que tuve hace algún tiempo trabajando para mí a una jovencita muy progresista, muy llorosa de la injusticia mundial, que quería hacer la revolución, que consideraba que todo esto estaba "muy mal" (pobre... tuve que ser yo quien le pasase documentos acerca de ATTAC, de la Tasa Tobin, al menos para que supiese de qué iba la cosa. No había oido hablar de todo ello pero "estaba muy en contra de la globalización") En realidad, claro, su malestar traía causa de que consideraba que "la sociedad" (y más en concreto la retribución que le daba la compañía para la que trabajaba) no le permitía vivir como Dios sin pegar un palo al agua: es decir, que le iba un poco justito para pagar la hipoteca de su casita y el préstamo de su coche nuevecito full equipe. Lo cierto es que quería ser funcionaria vaga (ese adjetivo es un importante matiz) con salario de sector privado. Esa chica no sabía NADA, sólo estaba jugando a la revolución, sabiendo que era casi imposible que en ese juego un policía le diese una mano de hostias y que, de ser así, el policía sería penado.

Nuestro barco se hunde, y a ello coadyuvan mucho más de lo que piensan estos "revolucionarios juguetones", que sólo sirven para radicalizar puntos de vista. Y a buen sitio han ido a parar... a follonear en Francia. Dios mio. Están jugando con mucha ignorancia y con las cartas marcadas. Y en semejantes manos estamos dejando el futuro.

08 noviembre, 2005

Ídolos


El caballero de la izquierda es Elliot Murphy, uno de los tipos más brillantes dedicados al rock'n roll desde 1976.

El sábado noche MBO, mi amigo D. (AKA el Ilmo. Sr. Vicedecano) y este su seguro servidor de Vdes. fuimos a un concierto a cargo del expresado maestro acompañado sólo y exclusivamente por el joven Olivier Durand, que es el caballero de la derecha. Ahí me encontré con M., mi viejo compa de fatigas rock (que me contó, lamentablemente, de la imposibilidad de ensayar el domingo. We'll see next one :( )

En fin: en el concierto sólo dos músicos con sendas guitarras acústicas, sólo dos cantantes. La demostración empírica de que el asunto del rock'n roll es fundamentalmente la pasión, no los pedales ni los efectos ni su puta madre. Evidentemente, a mí me gusta EM desde hace muchos años, luego podría estar hablando "sesgadamente". Aseguro que no. Elliot, yank' (naturalmente) que vive en Paris, que ha hecho una preciosa versión de Tom Petty en el homenaje, pequeñitos y personal, hecho por unas cuantas bandas españolas, que colabora con los Stormy Mondays... en fin, que estando perfectamente al nivel de los "supergrandes" se dedica a hacer lo que debe con toda tranquilidad, sin reivindicar su condición de Rock'n roll god, Elliot, insisto, es de lo mejor que queda vivo de la vieja guardia. Y desde luego, incluso en una presentación tan austera, con muchísima más fuerza y potencia que tantos nenes de ahora.

Si podéis ir a verlo, id. Aseguro algo realmente bueno. Y si podéis ir a ver a Paul Collins, que sé que está girando por España en estos momentos, id igualmente. Y buscad "Rock'n Roll girl" por ahí, y escuchadlo. Comprad el "Flyin' high", que acaba de salir. Sólo por ver lo que es el power pop en vivo y en directo y "de a verdad". Grandes, Elliot, Paul.

Un güíken cualquiera (Hans as a single father)

MBO y Hans llevan una temporadita de trabajo que ni para sus peores enemigos desearían. Así las cosas, y con un catarro de grado seis en la escala de Richter, MBO se vio obligada a efectuar diversos desplazamientos por la hispana geografía a lo largo de la pasada semana, rematando con unas maniobras que habían de tener lugar el viernes y el sábado en esa ciudad que dicen ellos que también existe. Fortunately, “se” regresaría el sábado.

Así pues, MBO tomó el automóvil en la mañana del viernes y se fue p’al sureste, cosa que aproveché yo para experimentar cómo se siente una madre trabajadora standard; vamos: hasta el culo de trabajo en el trabajo de fuera de casa, y hasta el culo de trabajo de casa en casa. Niñas: sois las grandes estafadas de la Historia, que lo sepáis (yo ya lo sabía, ojo, pero ha de recalcarse).

Los fines de año y los preveranos son para mí especialmente estresantes. Es como si todo el mundo, frente a la cesura temporal de unas vacaciones o un cambio de dígito, sufriese un a modo de retortijón mental. Ése es el contexto de trabajo.

En cuanto al Home front, me encontraba:
- Con que UPMM está de nuevo severamente adolescente: en síntesis, que no hay Dior (Christian) que le aguante;
- con que las UP’s femeninas han decidido tirar por la vía deportiva (ya entenderéis por qué lo digo);
- con que era imprescindible hacer la compra de productos frescos en volumen suficiente para dar cobertura a este centro de alta densidad poblacional que es Domus Hansis.

Bien.

Hans concluyó con sus dedicaciones laborales mañaneras –iniciadas a las 08.00- a las 16.30, constatando que UPFm debía ser recogida a las 17.30. Llevé mis trajes de verano (it was time!) al tinte, transporté una caja de vino del coche al trastero, hice la compra de carnes, comí. Bueno, comí... en realidad, el Quarterpounder no me lo comí: me lo disparé en la boca; la coke light me la inyecté en vena. Tiempo total de almuerzo, siete minutos (cronometrado).

Con la lengua fuera llegué a la parada de UPFm, profiriendo por lo bajini los juramentos preceptivos, pues, efectivamente, el bus apareció cuando lo tuvo a bien. Enganché a UPFm (llamémosle, en lo sucesivo, B, que va a ser más sintético) y me la llevé a comprar los hojaldritos -o cosa parecida- de tous les vendredis. Regresé al hogar, preparé la merienda y me fui a organizar no recuerdo qué. En ocho minutos que falté, la dulce B. había conseguido:

- transformar su hojaldre-con-chocolate en el trasunto de un personaje de Star Trek que no se hubiese corporeizado adecuadamente después de un teletransporte de Scotty. A tal fin, B. se había servido del hábil procedimiento de ponerlo cinco minutos o así en el microondas (¿Onda, corpúsculo? Da igual: ahora, carbón), y
- tratar de camuflar el efecto de su perniciosa actitud mediante abundantes kleenex.

En fin: abronqué someramente, abrí la ventana, fregué el microondas –mal, según como me hizo ver al día siguiente MBO que es mucho más cuidadosa- y traté de resolver el entuerto.

Llegó UPMM (llamémosle, en lo sucesivo, J, por la ya citada deseable sinteticidad). Diversos mumbles adolescentes de contenido ininteligible. Abandoné por el momento el intento de comunicación –tenía prisa- y me fui a la compra de verduras. Me acerqué al Rincón del Gourmet del Corte Inglés y compré alguna pijada (y el Dehesa La Granja 1999, tempranillo 100%, que había probado en Madrid, del que os hablé el otro día, y que en casa me decepcionó. Snif).

Volví a casa a todos gas, para la cosa de la cena, y me encontré con E., su protoesposa y otro amigo. E. fue compañero mío cuando ambos dábamos (impartíamos) clase en la Facultad. Él fue listo –o más bien, tuvo la paciencia y el aguante necesarios-, se quedó, mutó en profesor titular y acto seguido se fue bien lejos (“Al Boss que le aguante quien lo tenga por conveniente”) de Zaragotham con un “destino especial” de esos buenos, buenos. Como va a casar con joven extranjera, vinieron a casa y nos bebimos algo de tinto; la progenie se comió en el mientras tanto la pizza king size que les tenía comprometida. Mis amigos se fueron relativamente rápido, y yo me quedé fregando copas, claro.

Al día siguiente me tuve que levantar (a las 07.15, JODER, JODER) porque UPFM (en lo sucesivo, M, etc.) tenía partido a las 08.30. La llevé. Ví el partido (afortunadamente, era de basket). Ganaron. Volví a casa. Verifiqué el último tramo de abastos (la cosa más de supermercado normal). Recogí a B. La llevé a su propio partido de si misma. También de basket. Perdieron (o, como más exactamente le dijo a su madre luego: “No hemos perdido, mamá: nos han machacado!”).

Después de comer hube de llevar a M. a casa de sus abuelos (que coincide que son mis padres) y a B. a casa de una amiga.

Y por fin, a las 21.30, nos fuimos MBO y yo al concierto de Elliot Murphy, que comentaré en otro lugar. En definitiva: salvando el ratito del vino del viernes, el primer momento en que hice algo realmente apetecible tuvo lugar por la noche del sábado. Vamos, que me sentí totalmente mujer.

04 noviembre, 2005

The Kids are allright

Si. El de la Rickenbacker es Hans.

La foto no es demasiado antigua. Es un concierto de hace un año y pico, quizá dos, que de algún modo trataba de revitalizar el espíritu de una Zaragotham en que en 1984 se organizó -como tantas otras ciudades- un superconcierto, cincuenta grupos, tres días seguidos, exposiciones de arte, teatro, cómix, de todo. Lo organizamos entre apenas quince tipos, y fue muy divertido. Mis interacciones pop en los furctíferos años siguientes vivieron en buena medida de las rentas de lo que y de quienes conocí durante los cuatro o cinco meses que duró la organización de aquello.

Ahora estoy fuera de circuito, claro, pero cuando organizaron este concierto homenaje nos llamaron, pudimos volver a juntarnos (salvo a mis dos queridos baterías; P., que ha pasado a ligas superiores y con buen sentido no quería hacer, tras de la batería, revivals posdatados en casi veinte años, y G. porque hace años que dejó las baquetas, que no la música), y volvimos a pasárnoslo de puta madre, a salir a escena como las motos (como vespas), a quedarnos con las ganas de seguir tocando muchos más temas.

Quien nunca ha subido a un escenario no tiene ni idea de la sensación a que me estoy refiriendo.

Después de ese concierto, he hecho alguna cosa más (el homenaje a John Lennon & George Harrison, por ejemplo, haciendo versiones de mis queridos Fab Four, un concerto que se celebra anualmente en el aniversario de sus muertes).
Y casi, casi todos los días, a pesar de que estoy fuera del circuito como te digo, deseo volver a tocar mis, nuestros temas en un escenario, con veinte mil vatios, con focos sacando sudor a grifo abierto, con la banda.

M. me ha llamado. M. cumple cuarenta dentro de nada. M. quiere volver a tocar, al menos un poco. Hans y M. van a hacer algo. Los chicos están bien.

02 noviembre, 2005

Domus Hansis III. La Drôle de guerre

(Intro: La Drôle de guerre es el periodo que media entre el inicio de la segunda guerra mundial en 1º de septiembre de 1939 y el inicio de la fulgurante invasión de Francia por la Wehrmacht. Los franceses, movilizados después de la Invasión de Polonia por los alemanes como consecuencia del sistema de alianzas Polonia-Gran Bretaña-Francia, se enfrentan desde su Linea Maginot a los Alemanes, aposentados al otro lado de la frontera, sin de momento cruzar tiros tan apenas. Ese periodo, la “guerra de broma” concluirá cuando los alemanes se “pongan a ello” a modo, e invadan y deshagan el statu quo francés en apenas tres semanas demoledoras).

Y si, en efecto, regresamos el domingo a mitad de tarde para que Hans pudiese, como primera providencia, blasfemar en estéreo porque el tono azul grisáceo que había seleccionado cuidadosísimamente había devenido azul claro sin más, acaso con sombra de gris, lo justito, justito para no caer en el azul marica ilusión de cuarto de niño pequeño. En fin, no hay remedio y así se queda, más que nada porque NO QUIERO UN OPERARIO MÁS EN MI CASA… de momento, vid infra.

Acto seguido, Hans comprobó que las grandes librerías que tenía en su estudio (antiguo estudio, snif, perdón :’-( ) habían de ser desmontadas in integrum para poder llevarlas hasta su nueva ubicación. Y si, señores, si. Tengo un nuevo estudio, sólo que en lugar de dar a esa skyline que ya glosé aquí, y que se ha apalancado UPFm, pasa a tener vista sobre una luna o patio. Menos mal que hay un cachito de cielo por ahí arriba que se ve. Ventajas de los áticos.

En fin, eso: que tengo nuevo estudio en nuevo lugar, pero para llegar a él tuve que desmontarme las citadas pesadísimas estructuras con riesgo de mi integridad física y acabando como a las doce de la noche del domingo. Arghs. Monday morning my back was fücken.

El lunes no hubo puenting (debo ser el único) pero para compensar me pegué TODO EL PUTO MARTES reordenando la totalidad de los volúmenes de mi biblioteca extraída de mi ex estudio. El horror. Cierto es que colaboró la progenie, y por ello se verificaron clasificaciones alfabéticas graciosas: “Papá, ¿D. H. Lawrence es en la ‘H’?”, o Valera clasificado por la “J”, pero no por la de Juan si no por la de Jiménez (Pepita) o “Papá, ¿Somerset Maugham va en la ‘s’ o en la ‘m’?”, así como cesiones técnicas al final cuando los huecos, pre-marcados por UPFm con cartelitos a-b-c-d-e-f-g-h (etc) rebosaban, sobre todo en la “m” o en la “s”, dejando casi vacuo el de la “q”, a salvo Quevedo o la “z”, transfiriendo, para aligerar presiones, cosas muy dudosas a ese batiburrillo que bajo el epígrafe “Ensayos-Historia-Política-Derecho Internacional-Filosofía-etc” ha quedado en estantería aparte, o extrayendo de la zona de libros en inglés o francés cosas para dicho cajón-de-sastre (o cajón-desastre). Esa parte (que es de mi control y manejo exclusivo) es, naturalmente, la que ha quedado sin orden alfabético, y no creo que consiga engañar a los tres jóvenes para que colaboren. Vaya week-end me espera.

Quedó agrupada la SF toda ella, todos los Patrick O’Brian (la totalidad de las novelas de Aubrey/Maturin), todo Donna Leon, todas las aventuras de Richard Sharpe (by Bernard Cornwell), todos los thrillers (si, queridos lectores: Ludlum, Forsythe, Crichton, Follett: de eso hay en mi librería, y la mayor parte de ellos los leí con gran placer; no así los del abyecto Dan Brown que a punto estuvieron de ir a la basura).

Reordené los Cairos y aparté los cómix más killer bajo la mirada crítica de MBO que me recordaba que una portada onanista del Víbora no era el mejor material a presencia infantil; arropé amoroso la integridad de las Historias de Tintín (junto con el País de los Soviets, la reedición de las primeras versiones, y el Arte Alfa), como también los Blake & Mortimer…
Me queda para el sábado la reorganización dee las cien mil revistas de coches. No sé qué demonios hacer con ellas (¿puede interesarle a alguien el cubicaje del motor DOHC del Fiesta XR2 de 1985, por ejemplo? ¿Necesitaré ese dato algún día? Lo cierto es que me resisto a basurizarlas, al revés que MBO, que tiene muy claro cuál es el destino adecuado de todo ello salvo -muy concesivamente- como mucho el último año de Automóvil y los Motor Clásico) .

Esta reordenación me ha servido también para darme cuenta de que ciertos libros que –malhaya la hora- dejé, no regresaron ni regresaran jamás. Joder. Entre ellos y que recuerde –cabreado- ahora, los Schwejk de Hasek, cawen tó.

Dicho todo lo anterior, y considerando que esta mañana los transportistas se han llevado los muebles sobrantes, y que el lunes que viene traen las nuevas instalaciones de las niñas, y dado que el salón ya NO es un capitoné inmóvil, creo que puedo descansar… eso sí, hasta junio que viene. MBO ha conceptuado que tal será el momento perfecto para afrontar la reforma íntegra de nuestro dormitorio, del salón y del recibidor, así como para la total gestión parketera (unos 110 m2 de acuchillado, así, a palmos). Sabiéndolo me siento totalmente Armée de l’Air frente a una Luftwaffe de operarios que, esta vez sí, muy veraniegamente, acabarán conmigo. Voy a ver si en la droguería de la esquina me hacen un precio para un cutter cortavenas adecuadamente afilado.

Por cierto: entre ayer y hoy he cruzado el rubicón de las mil visitas en este su bló. Estoy entusiasmad-do (Snörre dixit)

Country houses

Como consecuencia de su reiterada mención en este bló, resulta ya sobradamente conocida mi urbanicidad. Así las cosas, que Hans tome libre y voluntariamente, sin coacción alguna, la decisión de pasar un güiken en una casa rural es hecho que forzosamente despertará la sorpresa de mis escasos pero selectos lectores.

Pero sí: el viernes 28, por la tarde, después de discutir un poco con MBO (recuerden: Domus Hansis seguía en estado de sitio, caos, polvo) y de instruir a los pintores acerca del tono exacto de azul grisáceo que deseaba para nuestro dormitorio, Hans y MBO acudieron al colegio de la progenie para su oportuno recogimiento.

La progenie va, traditio traditionis, al mismo colegio al que fuimos mi hermano, mi padre, mi tio, mi abuelo paterno y yo, hasta la enésima generación, BTW. Así, entre que esperábamos la salida de la progenie, saludé a uno de mis condiscípulos de hasta los 17 cuyo apellido recordaba perfectamente, pero a quien llamé Juan (y no Javier, urghs) después de que se dirigiese a mí todo amable –comercial de banca- “¿Qué tal, Hans? Cuánto tiempo...!!!! Que ya tienes tres hijos? Dios mio, Dios mio...” Etc. O tempora, o mores. Maldita memoria...

Recogidos que fueron los tres delincuentes infantiles nos dirigimos (ubíquense, las 18.15) a nuestro destino a unos doscientos klicks de ZAZ. Recuérdese que estamos en la tarde del 28 de octubre. La tarde perfecta para salir a la N-II a hacer millas. La N-II es el paradigma de la autovía de los años del pelotazo: está hecha con el culo (en efecto: diría yo que los ingenieros, inadecuadamente retribuidos después de los maletinazos, se limitaban a introducir un portaminas 0.5 en el ojete y menear éste: de ahí resulta la traza de la N-II desde Zaragotham hasta Wal-Al-Ajh-Arah) y no tiene solución (lo sé de buena tinta). Si a eso le adicionamos bien de camiones [incomprensible, tanto anuncio catastrofista de tráfico (Zyklon-B para Pere Navarro, ya!) y no paralizan los convoyes inmensos], bien de turismos malconducidos por mamonzuelos aferrados al volante defecándose de miedo y cuatro y mitad de lluvias diversas... quedará definido el panorama rutero inmenso que disfrutuve el viernes tarde/noche.

Pasamos por delante de Saúca, cosa que me recordó una mención al “Goyo” en el blog de Juan; se nos cayó el cielo asterixíanamente cuando ya estábamos en la carretera secundaria correspondiente (una tormenta desaforada en zona de secarral tremebundo suele tener como efecto que las carreteras se convierten en temibles sumideros. MBO lo pasó mal); y llegamos, finalmente, a Molingordo.

En Molingordo quedamos una vez al año (más o menos) con quienes fueron compañeros de estudios de MBO y sus cónyuges, hoy dispersos por aquí y por allá. Voy pues en condición de cónyuge.

Es un grupo curioso; entre otros un altísimo directivo de compañía transnacional, bastante nacionalista catalán; un ingeniero consultor freelance muy brillante, un tanto “quemado” después de haber dirigido un par de grandes empresas, bastante conservador; un compañero de MBO que dejó su carrera profesional para meterse en negocios que no salieron demasiado bien pero que afortunadamente está levantando cabeza; otro compañero de MBO que ha seguido rigurosa y brillantemente la trayectoria lógica después de la Universidad; niños numerosos pero no demasiado agresivos, merci Dieu. Planean sobre todos nosotros problemas parecidos, que incluyen la m/paternidad, la jodida compaginación de vida personal y profesional...

El finde transcurrió agradabilísimamente, pues todos los debates que se plantearon en los ratos de sofá (numerosos) se produjeron racional, correcta, educadísimamente. Me gustó la explicación de uno de los matrimonios, tradicionalmente votantes del pepé, que explicaban cómo, después de que Ánsar hiciese el acto de fe belicista irakí concluyeron que les parecía intolerable y que desde luego no iban a votarle, y cómo no cedieron sin embargo al chantaje integrista; me gustó ver como Ll. hablaba del Estatut sin apasionamientos, constatando lo que subyace al texto y su origen, y lo que piensa que la gente piensa en Cataluña; me encantó ver cómo todo el mundo se abstuvo de bromas tontas al respecto. Todo esto me hizo pensar una vez más que “Qué gran pueblo si tuviese buen Señor”, que somos mucho mejores que los aberrantes gobernantes que nos han tocado en suerte.

Por lo demás, tranquilidad plenaria, más que nada porque todos saben ya que yo, en güiken, duermo si me dejan, y nadie se toma, gracias a Dios, la molestia de esperarme (y yo no me molesto tampoco en hacer como que me despierto pronto). Además me había llevado “Una Historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie” (Juan Eslava Galán, altamente recomendable a pesar de que no coincido con él en muchas cosas, y a pesar de que, en el fondo, escora un tanto prisáicamente) y el último Philip Roth, “Conjura contra América” del cual estoy a punto de dar cuenta. Os enlazo esto pues hace un par de apreciaciones en relación con esta novela que no están mal, y, lo que es más importante, tiene una serie de links muy ilustrativos.

Considerando mi intensa dedicación a la lectura, como quiera que en Molingordo nos organizan unos excelsos vermouths en los jardines, y dado que mi rato de contacto con la campiña fue adecuadamente limitado, no he sufrido roncha alguna debida al exceso de Natura.

No puedo dejar de mencionar el chasco del pobre Ll. que había traido expresamente una botella de un interesante Riesling austriaco cerrada con tapón de cristal sellado con cápsula de aluminio para hacerme hablar a mí, cuya cápsula colapsó en el congelador, rompiéndose, permitiéndome así poner mi famosa cara tsk-tsk-tsk de suficiencia tipo "siejke-donde-haya-un-corcho-bueno-que-se-quiten-estas-moderneces".

Volvimos el domingo a las 19.00 pues había que seguir destrincherizando Domus Hansis. Pero eso lo explicaré en entrada ad hoc.