29 mayo, 2006

Más cosas de ninios... y un poquito de turismo

Pues bueno... Este fin de semana podría haber sido formidable, de no ser por dos cosas; una, que comentaré más abajo, y otra de la que no hablaré.

[Antes de nada, he de decir que adoro a mi mujer, que soy un hombre afortunado, y que espero que vuestros respectivos cónyuges/compañeros-compañeras (aquí si que es imprescindible el uso de ambos géneros) sean para vosotros lo que ella es para mí. La única felicidad real es la proporcionada por quien está a nuestro lado en ese modo. Ñigoñigoñigo, osea. Y es que qué pedazo de mujer, MBO]

Bueno, a lo que iba. Este fin de semana hemos huido de las paredes serbobosnias de nuestro hogar en dirección a la feraz campiña, en su modalidad Ribera del Matarraña, destino éste que os recomiendo siempre y cuando no vayáis como nosotros, es decir con niños; y no hablo de los míos, que al fin y al cabo son buena gente y tienen una edad y unas maneras, en general, que les hacen bastante presentables para la convivencia con adultos en sentido amplio y con nosotros (MBO y yo) en particular. Hablo de los dos niños-bestias de mis amigos T. y A, de siete y dos años y medio de edad.

Es inexacto, lo de niños bestias. Son un par de malcriados infames, y la malcrianza se debe al hecho de que mis dos amigos curran un montón fuera de casa: él se pega la semana viajando, y ella tiene también unos requerimientos laborales tan exigentes que hacen que los niños coman y pasen casi toda la tarde de todos los días laborables en casa de sus abuelos, padres de ella, que naturalmente (y como debe ser) calman los cabreos consentidos de los monstruitos concediéndoles todos los caprichos. Lo que menos quieren los padres, cuando llegan, a casa, es actuar como ogros con sus hijos. Así que miel sobre hojuelas, mala conciencia sobre niño caprichoso: la niña y el niño hacen lo que les sale de las narices, no hacen caso a nadie, gritan. Gritan MUCHO. Y es imposible, por ejemplo, que, en una mesa mixta niños adultos, se sienten en la esquina de los niños: "quieroconmamáaaaaaaaaaaaaaa". Os excuso el desagradable incidente de las guarrerías del vastaguito a la hora del desayuno.

Lo patético ha sido que como consecuencia de la tiranía infantil apenas hemos tenido -no exagero- diez minutos de conversación tranquila, porque además de malcriantes mis amigos son padres agobiados, siempre inquietos con que el niño pequeño (una polvorilla, nunca inmóvil) se rompa los dientes contra el suelo.

La reflexión, en general, sería que vaya desastre de organización social hemos pergeñado entre todos que obliga a que las cosas sean así. Lo que pasa es que MBO y yo trabajamos, probablemente, más aún, y no por ello toleramos ciertas cosas. Y nuestros dolores de cabeza (y nuestros lloros, qué coño) nos cuesta. Exagerada se reía en los comments de la anterior entrada acerca de "los que tienen en sus manos las pautas correctas de la educación de los hijos". Dios me libre de pensar así. Digamos que lo que conozco es el paradigma negativo: sé, cada día más, lo que NO hay que hacer.

Dicho todo lo anterior -de muy escaso interés para la mayor parte de vosotros, libres de prole-, describo nuestro fin de semana. Clima caluroso pero agradable, por cierto.

La Comarca del Matarraña está en Teruel, algo más allá de Alcañiz, de manera que se llega desde Zaragotham en apenas hora y media por la Carretera de Castellón. Dicha comarca tiene diversos atractivos (sin contar con la glosa de su excelencia semi-mágica, a cargo de Fernando Sánchez-Dragó), que incluyen una naturaleza hermosísima (y ojo: lo he dicho yo, Hans I el Urbanita) y diversos establecimientos hoteleros con encanto -en el sentido estricto de la expresión, no utilizada al estilo El Pais- así como un nivel de cocina francamente bueno. Además de ello, muy cerca se encuentra Cretas, una esquinita de la provincia donde hay una bodega que embotella tres o cuatro referencias y entre ellas el exquisito Venta D'Aubert que os recomiendo. No es muy fácil de encontrar porque la producción es limitada, pero merece la pena retener el nombre y buscarlo en vuestra bodega de cabecera. Igualmente en la zona se encuentra la Torre del Visco, un hotel de la cadena Relais et Chateaux donde realmente se descansa. Una preciosidad gestionada por un par de británicos, agente de cambio y bolsa él según la leyenda, que huyeron del mundanal ruïdo llegando a este punto para comprar un viejo molino y rehabilitarlo como hotel con muy, muy buen gusto.

Como nuestra amiga terminaba de trabajar a las 13.00 del sábado, la recogimos y salimos dirección La Fresneda, donde comimos en el Restaurante Matarraña; ese lugar es la segunda opción en esta población que acoge El Convent, otro agradabilísimo hotel -con excelsa cocina- de la comarca, construido sobre un convento (como es obvio). El tal Matarraña, empero, no desmerece. Los precios, sensatos.

De ahí fuimos al hotel donde nos alojábamos, la Parada del Comte, un sitio también muy hermoso, muy tranquilo, que no es si no una antigua estación de Ferrocarril de Vía Estrecha que hizo suya un antiguo ejecutivo de RENFE adquiriéndola de tal organismo y rehabilitándola. Una lástima que la piscina estuviese impracticable: me las prometía muy felices yo de que los niños se atornillasen a la líquida superficie azul y dejasen de dar la barrila; no siendo posible, nos dieron la puta brasa con contundencia: no hubo tranquilidad suficiente para tomar la cervecita preceptiva y hablar con sosiego a la fresquita terracera. La cena en el propio hotel no estuvo a la altura de lo habitual en la zona. En general, diría del lugar -en que dormía por primera vez- que, estando bien, no vale lo que cuesta.

MBO había programado para la mañana del domingo una excursión por la zona con un par de todoterrenos saliendo de Beceite, otro de los pueblos de la comarca. Los guías, un par de chavales a quien seguro irá muy bien su negocio turístico, comprendieron rápidamente que encerrar en un coche durante tres horas a esos cafres-en-miniatura iba a ser simplemente insufrible, de manera que después de una pequeña aproximación a lo que es propiamente la ribera, aparcamos los vehículos y emprendimos una excursión, una caminata a la altura de las capacidades de Hans -forzosamente limitadas- de un par de horitas siguiendo el curso del límpido rio Matarraña. Hacía calor, pero fue muy agradable. Acabamos tomando La Cerveza -con mayúsculas: qué rica estaba- y comiendo en La Fon del Pas muy bien también (ah, qué crêpes de setas, Dios mio).

En Beceite está también la Galería de Arte de Gema Noguera, galerista y artista. Fue ahí donde vimos hace ya algunos años, por primera vez, una exposición amplia de ese escultor que tanto me gusta y del que he hablado alguna vez aquí. Tiempo más tarde, en una exposición en Zaragotham, compré un par de láminas de ella francamente hermosas; Gema es hija de un industrial papelero (Beceite tuvo diversas fábricas de papel en tiempos) y ha reconvertido la antigua fábrica en Galería de Arte, pero, además, ella misma crea obras con diferentes texturas de papel, mínimas inscripciones... grata, táctil, azul. La presencia de la delincuencia de pequeña cilindrada propiedad de mis amigos impidió una nueva visita. Damn'!

En fin, ese ha sido nuestro güiken. Si tenéis oportunidad de ir a esa zona, no os lo perdáis. Merece la pena.

26 mayo, 2006

Filii.

Iba a poner un comment en la entrada de hoy de Juan, pero es un asunto que creo merece entrada específica en mi propio bló de mí mismo. Y es que me pilla caliente con este asunto, aunque también contento y aún orgulloso de mi hijo mayor, causante de lo que expongo más abajo.

MBO y yo seguimos -como creo es sabido- un modelo "Orden y Concierto" en relación con nuestros tres elementos delictivoinfantiles, y a fe que es difícil y jodido dada la vida que llevamos. La puritita dejación y el todo vale es infinitamente más cómodo, de eso no me cabe duda. Lo que pasa es que la casa de mis padres y la de los padres de MBO eran rigurosas y su modelo funcionó con nosotros y nuestros hermanos. Además, el otro modelo buen-rollito-coleguita-cuida-que-se-trauma, está evidenciando lo NEFASTO que es con los niños.

El otro día UPMM nos dió un disgusto importante, y después de ser contundentemente reconvenido -nada físico, por supuesto, pero sí unos cuantos decibelios- por MBO, el joven se le "vino arriba" en un alarde de rebeldía imbécil muy propio de los 14 años en 2006, btw.

Ahí intervine yo, y no porque MBO no pueda darle el sopapo correspondiente que estabamos empezando a pensar si era conveniente, si no por relevar y "rebajar tensión" (que la había en grandes cantidades).

Con mucha dureza, desde luego (no se puede "reblar", que se dice en esta tierra, con un adolescente), reconduje al joven, y todo acabó en su sitio explicándole por qué lo estaba haciendo manifiestamente mal.

Estoy contento de cómo lo gestionamos MBO y yo. Y estoy contento de haber contenido las ganas de arrimarle una buena bofetada. Eso sí: en un momento dado, todo contención, le quité las gafas, doble las varillas y las dejé sobre la mesa. Un poco de drama era necesario.

Decía que también estoy (estamos) orgulloso. UPMM es vago y estudiante mediocre tirando a flojo. Sin embargo, ha comprendido que debe elegir la opción de estudio que incluya aquello que le guste y le interese aunque le cueste más esfuerzo. Y no lo más facilón, o siquiera aquello que sabe que a mí o a MBO nos gustaría más. Y en función de eso hará el resto de la ESO.

Ya veremos cómo coño le ayudamos MBO o yo en Física y Química o en la cristalografía de la geología (urghs... aún la recuerdo con pavor), pero bueno: el planteamiento previo es el correcto.

En otro orden de cosas, leyendo estoy Hotel Tierra, un libro que acaba de editar en Anagrama Sabino Méndez (un tipo que a pesar de su adicción hípica siempre me ha caido bien. Me caen bien los guitarristas que tocan telecasters) ,más conocido por haber escrito los mejores temas que hizo suyo Loquillo, ese gran amigo de tantos de mis lectores.

Veo, de entrada, un par de inconvenientes formales en la obra: hay permanente cita de escritores, y junto al nombre de cada uno de los citados (¿leidos?) menciona sus fechas de nacimiento y defunción; no sé qué pretende con eso, pero me desagrada. Por otro lado sobrecarga un poco la adjetivación, cosa que igualmente me incomoda. ¿Es pedante? Mmmmmm... no exactamente. Es recargado y tiene demasiado interés en hacer lucimiento de sapiencia.

El amigo Sabino, en definitiva, rescata sus diarios de los tiempos gloriosos; los adoba, los reescribe (dudo que lo hiciese así en 1992); los entrevera de lecturas y comentarios demasiado suficientes acerca de tales lecturas (despacha a Faulkner, a Drieux La Rochelle, a Plà, a Céline y a bastantes más (a Dos Passos, tal vez?) con unos supuestos guiños de entendido que hacen muy sospechosos los asertos; hace una mínima mención acerca de Jiménez Losantos de lo más acertada, y otra, no menos excelente, acerca de Orwell; describe, pondera y relativiza Madrid y Barcelona con acierto. También está bien que relativice la movida con acierto, no ensalzándola à la 1981, no denostándola al uso de 1990, explicando por qué fue (es) tan importante para nosotros: dándole su justa trascendencia. Tiene, en fin, una brillante reflexión acerca de la dialéctica imposible entre erudición e inteligencia en la Universidad actual que Hans suscribiría de la cruz al punto.

¿Se puede recomendar el volumen? Pues hombre... creo que no es para cualquiera; no es un libro ni sobre rock en general ni sobre la movida en particular, en rigor: es una descripción del viaje iniciático hacia la conclusión de la vida de autodestrucción de un yonki, con mucho apartado teórico-literario, escrito por un tipo que en plena debacle estudió filología hispánica para poner orden en su caos cultural (al menos, eso dice). Sabino despierta mi simpatía, además de por la Telecaster, por eso. No sé si me lo creo del todo, pero se puede leer. Aunque sea sólo para, en la ducha, fabular acerca de cómo lo reescribiría yo poniendo sobre la mesa mi propia trastienda literaria.

23 mayo, 2006

Conciertos de fin de mes.

Pocas cosas de mención desde la última actualización. Lectura más de ensayo que de novela. Mucho calor. Un poco de hastío, en honor a la verdad. Y otro poco de inquietudes laborales, pero como uno de los principios de este su bló es no hablar de trabajo lo dejaremos estar.

Un par de momentos comentables:

A) Concierto de Nena Daconte patrocinado por la Cadena 100 en la Sala 976 (abyecto chiringo chundachunda en el que entré recibido por alguna canción de Chayán (o como cojones se escriba) para verme rodeado de gente de entre 25 y 30, así como algunas jóvenes algo sáficas (parece ser que el grupo en cuestión ha calado en ese nicho de mercado).

Al “residen diyéi” (sic) perfectamente subnormal no se le ocurre mejor cosa que pinchar el disco de estos chicos para calentar ambiente. Jamás se vio semejante torpeza, máxime cuando a continuación sale la banda y hace los temas del disco -en un arreglo más acústico- exactamente en el mismo orden. Sonó regulín por errores de mesa y por la Sala, pero la chica canta de coña y los músicos son realmente buenos-y-sobrios (poco dados a los floreos tan caros a los siempre virtuosos sesioneros jazzys barceloneses). Nos permitimos, en un momento “fans”, pasar por delante de las mareas (mareas de unos pocos, pero bueno: la imagen queda chula), entrar a camerinos tras de indicar al roadie “Dile por favor a Mai que Hans estaba fuera”. Ella encantadora (es su natural), y el joven Kim un tipo con los pies en el suelo, educadísimo y muy amable. Discutiré con él por el uso de los metales, pero me cayó francamente bien. Cervecita y a casa que el siguiente era día de hacienda.

18, Mayo de 2006.-Concierto de Nena Daconte. Sala 976. Entrada gratuita.

B) Concierto de Digital Audio Band, la nueva banda de Pedro Andréu, el antiguo batería de los Héroes del Silencio –HdS- (y de los Modos) en el Oasis (el sitio al que fueron Dwalks y Kurt a ver el Plastidepop hace unos meses). Fuimos Míchel –voz y guitarra rítmica de los Modos- con A. (Su Santa) MBO y yo.

A ver, primer problema: que la hora de inicio de un concierto se señale a las 00.00 no es muy buena idea para mi gusto, pero lo que es definitivamente inadmisible es que tal concierto se inicie a las 01.30.

Aparte de eso, pues... yo lo siento, quiero mucho a Pedro, pero no comprendo (y aguanto difícilmente) la resultante de mezclar a un tipo que tiene sobre todo un ordenador y subsidiariamente un teclado delante, con uno de los mejores baterías de España haciendo floreos sobre bases pregrabadas de percusión, y por encima de eso ir adicionando:
  1. una joven madre del colegio haciendo voces (eso tan pésimo lo dijo A. que es profesora de preescolar. La madre en cuestión, en honor a la verdad, tenía una bonita voz);
  2. un guitarra que como bien dijo MBO parecía el de en medio de los Chichos, haciendo el ridículo (racaraca percusionero y alguna nota suelta más bien aguda) con formidable guitarra española que merecía mejores destinos;
  3. un cantante raperosillo haciendo una especie de reggae poco convincente;
  4. Alguien tocando un saxo

Etc, etc. Además de lo antedicho (que era lo importante) el ambientillo general tenía como demasiado polvo de tiza mental, como mucho lucimiento de producto adictivo de diseño, cosa que quizá no está mal (para quien le guste), pero que genera en aquellos que consumen por pura pose una cara de tonto del culo notoria.

Para rematar, las niñas electrobailonas (o, desde el punto de vista de nuestras chicas, los equivalentes masculinos) que con tanto ritmo alegran el ambiente y que cabría esperar no estaban, o, de estar, coincidían más con el modelo charcutera sajona, administrativa de correduría de seguros (sin gracia) o eterna estudiante de segundo de filología francesa reconvertida al pensamiento positivo y etecé.

Toleramos cinco temas y nos largamos al Kezka, un bar de rockers, con idea de oir a Carl Perkins, a Jerry Lee Lewis, a Chuck Berry o a Elvis (pero nos lo encontramos muy flojete, sin pinchadiscos, reproduciendo una cassette de aberrante sonido), montando a tal efecto en el taxi del batería de los Sick Brains (una coincidencia; me gustó de todas maneras que el mambotaxi haya mutado en baterapunktaxista).

Acabamos la noche en otro garito, donde el más pequeño de los hermanos Valdivia, Gonzalo, recién había concluido un concierto consistente en copiar The Wall de Pink Floyd; su hermano Juan, como sabéis, fue el guitarra de HdS y acababa de irse un momento antes. Juan odia a Quique Búnbury y por extensión a Pedro y a todo lo que suena a HdS con toda la fuerza de su alma. Pena no haber llegado diez minutos antes. En fin, que la noche fue como bastante rock’n roll, pero la verdad es que me quedé con ganas de escuchar música a-pe-te-ci-ble, porque lo único que me sonó realmente bien fueron los Nada Surf a quienes escuché a bordo del taxi que he contado antes.

20, Mayo de 2006, 01.30.-Concierto de DAB. Sala OASIS. Invitación de Pedro Andréu.

Por lo demás, me he puesto a leer La ética del hacker y el espíritu de la era de la información, de Pekka Himanen, a ver cómo consigue un linuxero tunear a Max Weber y readaptarlo a estos tiempos crueles de tanta televisioncica con teclao delante. Ya os contaré si he descubierto un nuevo filón de análisis moral o si, simplemente, es una paja mental como un Piano Steinway Grand Concerto. Todo, como veis, muy musical. Aunque estemos a fin de mes (y tal vez se note).

17 mayo, 2006

Desiertos y unas cosas y otras

Pues bueno, pues muy bien: de acuerdo con la mejor tradición de Zaragotham (recuerden Vdes.: la ciudad en medio del desierto) la media de temperatura ha subido en una semana en unos... mmm... veinte grados celsius. Con dos. Así las cosas, esta mañana, que he pasado básica en una sala monegrina y pequeña, y con traje y corbata, y revestido adicionalmente (esto para iniciados), y con varias personas más, y sin Aire Acondicionado, ha sido el horror.

Lo mejor, el viaje de ida y vuelta, bien sin techumbre (cada parada comportaba grave sufrimiento, eso sí), bien con el clima echando bombas. Ese método Ducha Escocesa que por otro lado ha ido siendo lo habitual a lo largo de estos días fomentará seguramente la crianza de una pulmonía triple que asegure una salida rápida de este mundo cruel en que, aparte de algún resultado no deseable en ciertas cuestiones, pendientes de clarificación (y no seamos negativos: esperemos que la cosa evolucione positivamente, en todo caso: las cosas no pueden ir mal con estos preciosos cielos soleados que estamos disfrutando en mi tierra), el ebanista siguen teniendo la mitad de mi casa en estado Le Marne, al haber tomado varias medidas incorrectas (bien por negligencia, bien por obra del muy dudoso escuadrado de las paredes de Domus Hansis) lo que le obliga a él a desmontar unos doscientos quince cajones y a mí a cagarme en su puta madre. Poco más o menos. Y qué calor, Dios mio... ¿cómo puede el buen Juan desear viajar al desierto omaní? Que venga a Los Monegros!

Más cuestiones. Recordarán Vdes. que aquí les explicaba alguna de mis sospechas acerca de lo que La Revista es. Pues bien: ayer, como correspondía a este momento del año, dentro del ciclo, eterno retorno, hube de acudir a cierta comida a la que me habían invitado y que se remataba con un espectáculo. Aciertan Vdes.: con una revista. La Revista. Calor, mucho calor, y la compañía de LP, que obsequió a la concurrencia -y para mi desgracia a mí- con un espectáculo (acaba de ocurrírseme el neologismo espantáculo, pero no acabo de verlo perfecto).

Y qué les voy a decir: hay cosas que no es fácil describir. Por que se hagan una idea, a mitad de la función envié un sms a MBO: inenarrable, fue el adjetivo. La Revista existe, queridos amigos. Básicamente consiste, según tuve ocasión de comprobar, en tomar a un anciano senecto -probablemente jubilado de banca andaluz, de estos que tienen mucha gracia- y ponerle a contar chistes procaces a presencia de la Vedette, ésta de ígnotos atractivos; en hacerse con un elemento de la Ribera... del Vístula, claro, que canta jotas, boleros, rancheras y aún zarzuelas, esto último acompañado de una señora a la que el adjetivo que más le cuadra es el de jamona (disculpen Vdes. si les ofendo por la contundencia), con quien se intercambiará frases de doble sentido de lo más sutil: ya saben: tamaño, frecuencia y capacidad en general y en su específica aplicación al joven de color (negro) que también coadyuvaba hasta en el chotís (Olé, la Integración); también conviene disponer de una pobre chica centroeuropea -ah, la caida del telón de acero y su efecto sobre los equipos de gimnasia rítmica de Checoeslovaquia p'allá- que hacía un ejercicio en un aro colgado realmente meritorio en otras circunstancias y contexto. El cuerpo de baile, en fin, -en el que se integraban algunos de los anteriormente citados- era de una sincronía... ¿cómo decir? ¿relativa?. Y para concluir, el/la joven travestido/a que bajó del escenario a circular entre las mesas, entrando al respetable y sembrando el terror entre buena parte de los caballeros concurrentes al acto, que ya se veían con el/la Vedette sentado en su regazo.

Hans senior cuenta que su infancia había funciones de teatro del colegio a cargo de Producciones Longares, que contaban con Santitos y Lon, pareja de clowns, con el afamado cantante melódico Jimmy Sants, con el Rey del Misterio el Mago Longs, con el duo Los Lonisán... Un ejemplo de reutilización o de aquello de dos elementos tomados de dos en dos, vaya. Pues ayer tuve una sensación parecida. Reutilización. O mejor, reutilización y cierta vergüenza ajena.

Pero bueno, todo lo anterior es relativamente secundario. Lo que yo quería recomendarles a mis queridos y escasos pero selectos lectores es que se compren y lean a la mayor rapidez Vida e insólitas aventuras del soldado Iván Chonkin de Vladímir Voinóvich (Libros del Asteroide, 2006). Absoluta y completamente imprescindible hacerse con ella: acaba de salir a la calle hace cuatro días (fuí el primero en llevármela de mi Librería de Cámara, acababan de recibirla).

Novela más rusa que el Kremlin, Tolstoi, Kropotkin, Chéjov (a quien por cierto algo debe), las cámaras de fotos reflex esas tremebundas con pinta de los sesenta, los Lada Niva, la NEP, los planes quinquenales, la perra Laika y Yuri Gagarin todo mezclado; novela de autor -evidentemente- ruso, megacensurada/o en su momento en la URSS de donde aquélla hubo de salir escondida de no sé qué modos inimaginables, con todas las cautelas. Prologada muy adecuadamente por Horacio Vázquez-Rial, por cierto: y es que reconozcámoslo: no controlamos -o al menos yo no controlo- tanto la narrativa soviética posterior a la Gran Guerra Patriótica, de modo que (me) ha ido de coña leerlo por aquello de la buchklappekultur, de la que hablaré otro rato.

Aquellos que gustaron del formidable Las Aventuras del Soldado Schweik de Jaroslav Hasek (no tengo el acento tejadito invertido para poner encima de la "s" de Hasek, lo siento) se lo pasarán de coña con esto. De veras. Y por supuesto, apréstense a gozar con la crítica inteligente, realista y sin saña en relación con los absurdos estalinistas y más allá. Y no les digo más: procedan.

Y para concluir: el pasado sábado Ana, la hija de mi hermano, fue cristianada (o, como podría haber dicho alguien de este mi terruño "ha dejao de ser morica") y yo devine padrino de la susodicha en una ceremonia religiosa (me consta que está en estudio lo del bautizo civil) en que el oficiante no dijo ningún despropósito. Luego, como es procedente en cualquier celebración, reunión o amontonamiento de personas en España, procedimos a ponernos púos -que dicen en Andalucía-, eso sí con Mucho Calor (la mayúscula no es casual).
Buenas noches y felices sueños.

11 mayo, 2006

Brevísimas reflexiones de circunstancias.

Dos temas a tratar en la mañana de ayer (corrigiendo la virulencia del primer extremo se me quedó dormido el borrador):

a) Fórum filatélico, AFINSA. Y haciendo memoria, Gescartera, AVA.

Todo lo mismo poco más o menos.

El problema es que hay DEMASIADOS estúpidos que tomando café lucen sonrisilla suficiente porque uno tiene sus magros ahorros colocados en una cuenta bancaria, mientras que ellos están devengando intereses a un tipo cuatro o cinco veces superior al ofrecido por las Entidades de Crédito.

Lo tremendo de este PAIS DE IMBÉCILES es que, ENCIMA, consiguen que, cuando se llevan la hostia que merecen -por cenutrios-, a toro pasado se constituya un Fondo de Garantía de Inversiones con cargo a Presupuestos Generales del Estado (es decir, con cargo a los impuestos que nos esquilma la Hacienda Pública) para enjugar sus pérdidas, con efecto retroactivo. Ojo, que no es el Fondo de Garantía de Depósitos (creado por las Entidades de Crédito, que salvaguarda posiciones de pasivo -hasta un límite- para supuestos de insolvencia de una de tales entidades, con cargo a aportaciones de las propias entidades).

La reflexión final en este punto es que el movimiento consumerista ha hecho mucho mal. Ayer por la mañana leía una noticia en "Mercado de Dinero", el órgano de AUSBANC (asociación consumerista de clientes de sector financiero, en amplio) que era un compendio de errores y contrasentidos con el sólo ánimo de buscar alarma... y asociados. ¿Para cuando la asociación de consumidores de servicios de asociaciones de consumidores?

En realidad lo que habría que enseñar a las personas no es a llorar porque la han engañado (y mucho menos a pedir que le saque las castañas del fuego Papá Estado con MI dinero), si no a ser consumidores responsables. Si los bancos te dan el 3.0%, cuando alguien te ofrezca el 18%, duda. Y si no dudas, asume que el riesgo y la retribución del capital son inversamente proporcionales, joder. No me vengas luego con lloriqueos.


b) Anteayer, el Sevilla. En fín... ¿es justo que un hombre jurgorófobo -Hans- llegue a su casa a la 22.00 y se encuentre a UPMM y a MBO vitoreando Y AÚN GRITANDO ESTRUENDOSAMENTE por no sé qué avatares de un partido de pelotón?

Hube de llamarles al orden (con el resultado que cabe suponer), no sólo por los gritos en sí, si no por la esencia de la causa del griterio. Qué vergüenza. Qué horror. Y encima, MBO ha puesto comentarios alusivos por ahí en otros blogs. ¿Qué va a ser de mí, Señor, entre las obras, otras circusntancias y esta novedosa afición de naturaleza vírica? Pues ¿no aponderaba MBO ciertos arranques de no sé qué cortipantalonados?.

Ay.

09 mayo, 2006

Telegrama desde la trinchera.



Pues si, señores: el albañilado vino, vio y venció (ergo destruyó). Logró, dejando caer cascotes a peso, picar el cristalino barniz del parquet (recuerden, amigos: acuchillado hace apenas un año). También ha logrado que mis paredes tengan un si es no es bosnio-kosovar en algunos puntos: ya sabéis: esas paredes con superposiciones de resto de papel pintado -debido a anteriores propietarios: odio el papelpintao- a cachos, ladrillo apenas enyesado en fino tan adecuado para pintar un fresco como sugirió MBO, tonos diversos de pinturas de sucesivas capas... Muy desasosegante.

Después de la destructiva intervención de mi brigadilla de destrucción, ha llegado o carpinteiro mais cachuçudo do mondo mondial, que está sembrando mi casa de armarios mientras man tiene mi dormitorio sin puerta (una cosa parfois inconfortable por cierto).

He adobado tanta desazón leyendo el nuevo Mendoza, que concluí anoche, como a las dos -en medio de desvelos no debidos, en honor a la verdad, a la puta obra- con un sabor de boca no exactamente malo. Acre. La novela es mediocre, no más. Entre la presencia de la ex-Yugoslavia a domicilio, un par de cuestiones más que no es del caso comentar aquí y la lectura en curso, no está uno muy animado, para qué mentir.

Pero bueno, gira il mondo, gira. Hablemos de la novela. Tampoco esta vez, según mi costumbre, os desguazaré el argumento de Mauricio y las elecciones primarias; si que diré que es más bien plano, simple, y, lo que es peor, desprovisto de posibilidades de generar sorpresa: desde el momento en que el prota dirige la primera mirada a La Porritos (a unas treinta paginillas del principio) está ya todo sentenciado. Y cuando digo todo es TODO.

Lo malo, en realidad, es la decepción que me produce mi por tantos motivos admirado Eduardo Mendoza, uno de los escritores vivos más brillantes del panorama patrio y un hombre con cuyos puntos de vista coincido en muchas ocasiones.

Admiro sobre y ante todo su capacidad de descripción -personas y ámbitos- que admiro; eso vale sobre todo para la formidable La Ciudad de los Prodigios, pero no menos para Nueva York, que es lo que realmente debería uno leer antes de viajar a esa ciudad. Calculaba anoche yo cuándo cayó en mis manos ese último volumen; debe ser hace un par de veranos, y lo leí con ansia, sobre todo porque Mendoza describe ahí parajes potenciales para mi, no imágenes reales. A Mendoza, insisto, le hace formidable novelista su capacidad de descripción, y como os digo, yo la conocía refiriéndose a espacios realmente mios -señaladamente, BCN-; en el NY, sin embargo, me proporciona fotos de espacios que me eran ajenos .

En cuanto a la descripción de caracteres y hechos, pues qué voy a decir que no se sepa: quien no haya leido La verdad sobre el caso Savolta se ha perdido algo excepcional, sin más

Pero es que, además, EM es un tipo con una vis cómica sin parangón en la literatura española después de la generación Codorniz. Sin noticias de Gurb es, simplemente, la mejor, en términos absolutos, novela humorística escrita después de la muerte de Franco. Pero no hay que dejar de lado El Misterio de la cripta embrujada y El laberinto de las aceitunas, que tienen también su dosis cachonda.

Para acabar, nadie podrá dudar de la capacidad analítica precisa, atinada, con la justa dosis de humildad, de que dispone Mendoza. Si os interesa la teoría literia en zapatillas de andar por casa -y lo digo en el mejor sentido-, aquí os dejo un artículo suyo acerca de, precisamente, la Novela (y su momificada condición)

El problema es que -y sobre todo por el tono marroncillo, como de ese color que tenía la pana de los asientos de algunos Chrysler/Talbot de finales de los setenta-principios de los ochenta, que impregna el relato- la cosa se parece mucho más a un Vizcaíno Casas (sin gota alguna del humor cuartelero que tanto gustaba al citado laboralista) que a Huxley contrapuntesco.

Habla el Maestro Mendoza en su nueva novela de un periodo histórico que no me gusta demasiado; habla de unos personajes bastante inverosímiles (cfr. la metafísica imposibilidad de que una chica mona y con el culo bonito se llame Clotilde); incurre en errores de continuidad y precisión técnica tontos pero indignos de alguien como él (y que me cabrean mucho, dado que refieren a asuntos automovilisticos y a cosa pofesioná de lo mio, y en esos temas soy muy sensible).

Hasta el título se queda atragantado en un punto medio entre Beatriz y los Cuerpos Celestes (novela debida a esa gran amiga de tantos lectores de este blog) y El disputado voto del señor Cayo (que sugeriría subtitular como La peor novela de Delibes). Y no es porque no lo haya intentado: a pesar de la anécdota política de las primeras cien páginas, aquí las elecciones no son las de urna y tal, y primarias se refiere a la primariedad que hace que los tipos seamos básicamente seres simples. Apunta, pero no da.

Os reiréis, pero tengo la sensación, casi, de que ha sentido la necesidad de escribir una novela seria-y-amarga por motivos ajenos a él. Coño! Esto me suena!

02 mayo, 2006

Domus Hansis IV. Panzer Lied

Hagamos memoria... ya decía yo aquí que el sufrimiento de la obra en curso entonces era sólo la parte de la primera parte.

Pues bien: esta mañana, siendo las 08.15 y con viento de levante, después de conversaciones con carpinteros, albañiles y calefactores-fontaneros, ha sonado el klinklong de la puerta, que ha sonado, para mí, como la introducción de esta bonita canción:

Ob's stürmt oder schneit,
Ob die Sonne uns lacht,
Der Tag glühend heiß
Oder eiskalt die Nacht.
Bestaubt sind die Gesichter,
Doch froh ist unser Sinn, (Ist unser Sinn);
Es braust unser Panzer
Im Sturmwind dahin.

Y efectivamente: abierta que les ha sido la puerta, han avanzado -cual los Panzers por Polonia al ritmo de la canción transcrita- los tres albañiles que vienen a perpetrar la penúltima fase de La Obra (la mayúscula no es casual, y no hace ciertamente referencia a la creación de José María Escrivá -lo de "De Balaguer" es un queo de sus hagiógrafos: el individuo carece de un sólo antecedente con título de nobleza, fuera de los que, falseando palimpsestos le han procurado los suyos-).

A la vista de la que se venía encima, he huido. A lo largo de la mañana he hablado con la joven V., a quien había dejado a cargo de las defensas de la plaza (comprensivas de la compra e instalación de unos plásticos en las áreas de mayor presión ofensiva de las fuerzas enemigas) quien me ha dicho que la cosa iba bien.

Después de una mañana tremebundilla he regresado al hogar, transformado en erial: yo diría que han afrontado MUCHOS frentes a la vez: recibidor, distribuidor de los cuartos de las niñas, salón y nuestro dormitorio: estaban los tres albañiles ya citados, más un fontanero y se ha incorporado más tarde el carpintero.

Ah, las glorias de la economía sumergida: aquí es donde vendría, en otras circusntancias, mi habitual alegato relativo a la injusticia de la relatividad de la presión fiscal sobre unos y la brutalidad de la misma sobre otros (y entre ellos, nosotros). Pero estoy cansado y no quiero aburrirles a Vdes. Diré, eso sí, que los mencionados tres elementos, el más joven de los cuales no cumplirá los sesenta y..., han tomado -como ya he dicho, hacia las 08.20- uno de los dormitorios, donde han procedido a cambiarse-y-ponerse-ese-pantalón azul tan a la moda (lo digo por el lucimiento de trasero, sobre todo) dejando también ahí sus respectivos bocadillos-para-el-almuerzo. Ah, encantadoras tradiciones inalienables del obrero medio.

Había una puerta cambiada de sitio, otra tapiada, un arco a medio eliminar, un armario destrozado adecuadamente, un radiador por los suelos y una estantería de obra que había pasado a convertirse en resto. Me he refugiado en la cocina, he comido en unos diecisiete minutos -renunciando a la última copa de vino, que me iba a tomar para olvidar las penas y me ha parecido mal- y me he ido, para que estos señores vean que los de corbata también sufrimos para ganarnos las habichuelas.

La nunca suficientemente bien ponderada MBO -que es la que de modo habitual se come estos marrones- está en Bruselas, de manera que esta noche cuando regrese a mi hogar convertido en trinchera habré de llorar en soledad.

Eso sí: el fin de semana ha servido de muy adecuado introito mental compensatorio de semejante desembarco en la semana de trabajo-y-obras. Aparte de gozar en Cadaqués de un sol con temperatura razonable, además de leer largo y tendido al moderado calor de ese sol, y de reirme con la progenie lo que no está en los escritos, y compartir con UPMM un risotto de trufa y setas de escándalo...

... aparte de todo eso, decía, rematé ayer noche con un concierto de Los Secretos en el Teatro Principal, el segundo que hacen de la gira de presentación de su nuevo disco, Una y mil veces. Álvaro Urquijo vino a administrar la dosis a sus leales (éste su anfitrión lleva yendo a sus conciertos en Zaragoza desde hace más de veinte años), entre los cuales no elevaba yo la media de edad, btw.

De acuerdo con la tradición, me gustan mucho más temas anteriores que los del último disco, recién publicado (de hecho, llegó a mosquearme un poco una cosita que tocaron y que tenía un si es no es de Presuntos Implicados si no fuese por la más correosa base rítmica... y por la voz solista, claro). Recordó a Enrique (cosa que a mí, que quieren, sigue emocionándome: cuando se quedó muerto en un portal de un chute mal pasado me dolió como si se hubiese muerto alguien próximo, muy próximo a mí. Disculpen la confidencia confidente) presentando Te he echado de menos hoy, hicieron el Vidrio Mojado a capella y se demostró, una vez más, que la guitarra con sonido más bonito del mundo es la Rickenbacker 360/12 :D.

Un bajista que, al menos yo, no conocía, de lo más eficiente; Ramón Arroyo, el guitarra de punteos, con su habitual expresividad (negativa, no sólo inexistente: es una especie de agujero negro de expresividad: la tiene en grado cero y absorbe la que se genera en derredor suyo); el pianista, Sr. Redondo, muy bueno como siempre en lo suyo, y el eficiente batería sonaron muy bien, sin duda.

Y bueno, tocaron los temas usuales clásicos (Dejame, Ojos de Perdida, Ojos de Gata, El Boulevard de los Sueños Rotos, Quiero Beber Hasta Perder El Control, etecé), entreverados como es usual de cosas extraidas del disco nuevo.

Bien, la verdad es que bien, considerando que fue un concierto sentado, que es algo que machaca el animus concertistii bastante. Vibraron e hicieron vibrar al respetable.
Los Secretos. Teatro Principal. 01/05/06, 21.00, 20.00 EUR