31 agosto, 2005

(Algunas) Lecturas del verano de 2005.

Aparte de las que ya he citado por ahí abajo, algunas cosas que he leido este verano y me encantaría comentar contigo son las siguientes:
  • El Siglo XX y otras calamidades, del Marqués de Tamarón
  • Acid House, de Irvine Welsh
  • Una fortuna peligrosa, de Ken Follett
  • Ventanas de Manhattan, de Antonio Muñoz Molina
  • Europeana, de Patrick Ourednick
  • El juicio de la Historia, de Joseph Roth
  • Literatura nazi en América, de Roberto Bolaño

Mero orden de caida, no de preferencias ni de nada racional.

Hasta de Follett merece la pena hablar. Aunque, claro, no sea lo mismo. Y desde luego, con algún libro de estos -más bien, con algún autor de estos- se me ha quedado una cuenta pendiente, maldita sea.

N. del A.: A pesar de la inestimable colaboración de Xurri, no he conseguido poner links a otros blogs, como tampoco meter en medio del texto palabritas trucadas de esas que llevan a otra página (creo que eso, "palabritas trucadas de esas metidas en medio del texto que llevan, mediante click, a otra página web" tiene un nombre técnico), cosa que sería muy útil, hablando de bandas y de libros y de sitios y de vinos y de... casi cualquier cosa. Me rindo. El código máquina no se hizo para mí. Voy a ver si me corto las venas por tres sitios bien diferenciados, con un cedé adecuadamente afilado y ello en orden a asegurar una rápida salida de este mundo crudelísimo vendido al chip pernicioso.

30 agosto, 2005

... y nutrición de la otra.

Por lo demás, Hedonismo, hermanos.

El "Racó de Can Fabes" no defraudó mis expectativas hace dos domingos.

Simplificando: me tomé el mejor pato de mi vida (a pesar de que Santi Santamaría me indicó que la salsa no está prensada a la francesa) a milenios luz del siguiente. Supongo que dispone de un proveedor que le facilita piezas todas exactamente iguales en peso y conformación, lo que le permite saber que, exactamente, quince minutos, diecisiete segundos y dos centésimas -un poner- darán lugar a una pechuguita toda ella carne de tono rosaceo exenta de cualquier textura "gelatina-de-pájaro". Luego procede a un segundo servicio de los muslos, que exigen algo más de fuego.

Antes de dicho pato, disfruté de unos raviolis de gamba. Los raviolis para el Sr. Santamaría han de carecer de pasta, como así te lo recuerda cuidadosamente el Maitre. Se hace una especie de exfoliado de láminas de gamba, finísimo, que se rellena de un mix que contiene entre otras cosas bien de verdurita, hierbas y algo fúnguico que no sé qué es. Glorioso, truly.

Tanto los aperitivos como los postres merecerían comentario independiente propio, son una comida en sí. Exquisitos y muy abundantes, por cierto, aunque esté mal decirlo hablando de un sitio como éste. Lo cierto es que suponen un inicio y un remate muy adecuado, que además hace que uno salga saciado. Redondo.

Bebimos, después de una copa de cava de la casa (muy notable, pero me pareció mala idea seguir en ello por la cosa canárdica que ya he citado), a un Marqués de Vargas Reserva 2001, para concluir con un Islay que no conocía (no, ni Lagavullin, ni Laphroaig, ni Caol Illa, ni por supuesto Bowmore ni asuntos menores) ni recordaré. En cuanto a la espantosa modernidad de la columna derecha de la carta de vinos, hágase idea el enósofo aplicado si digo que el Reserva consumido se ubicaba por el estrato bajo de aquélla.

En suma, excelso. Una muy adecuada manera de amortiguar el desagradable impacto del aterrizaje en la vida de tous les jours, o "asín"

Nutrición espiritual ...

Philip Roth: "Me casé con un comunista". Martis Amis: "Koba el Terrible".

No os quepa duda de que me apetece introducir algo de debate ideológico aquí: lo triste es que no tengo tiempo. Como la literatura plantea dialécticas menos enardecidas, en principio, elijo la dicotomía encabezante. No sólo por eso. Mi programa de actuación incluía una mención al segundo elemento, y, como la brillantísima Bo Peep me indicaba que leería con interés un posible post acerca de Martin Amis, voy a ello.

Tiene mucha razón, vaya por delante, Ms Beep en cuanto a "Dinero".

A (con) "Dinero" le (me) está pasando, en cierta medida, como a (con) "Galíndez", de MVMontalbán (vid infra): no chispea (tanto como otras) y no me engancha (esas dos cosas, aparte de que las subyacentes extraliterarias no me ponen nada, ni en una ni en otra obra).

El protagonista de "$", además (aparte de esas ocasionales túrbidas trasuntaciones de Amis consigo mismo en sus personajes, que no acabo de tener claro si son consecuentes) se sostiene mal. No digo que se sostenga mal sobre sus pies, yendo "siego" el 85% del tiempo. Digo que de puro desaforado es perfectamente prescindible. O así.

Sin embargo, nada de eso pasa con "Koba el Terrible". Y, mutatis mutandis, el recién iniciado Roth. Libros adhesivos, velcros intelectuales.

Empecé por Amis con "Koba...", seguí con "Experiencia", continué por "El Libro de Rachel"... y todo eso todo seguido, uno detrás de otro, yendo a comprar el siguiente a puro tentón. El que hubiese a tiro en la FNAC ("Campos de Londres" seguirá en cuanto supere "Dinero", btw), no exactamente uno al día (no puede ser así), pero casi uno por semana.

Amis es bastante anárquico, estructuralmente lo suyo es la antítesis de una exposición ordenada. Con todo y con eso, algo como "Koba...", que fluctúa entre un libro de memorias y el ensayo (género éste último que se compadece mal con la desorganización), es tan rematadamente adictivo que me llevó a la citada catarata de compras. "Rachel..." no tiene nada que ver, pero me gustó, más aún como primera obra de veintipocos añitos.

"Koba...", como es conocido de casi todo el mundo, pone a caldo al pensamiento progresista europeo por no haber sido consciente NUNCA de lo que era Stalin ni antes (Lenin es también culpable), ni durante, ni tan siquiera después. En definitiva:
a) Lenin es tan culpable como Stalin
b) Stalin es culpable directo de muchísimos más asesinatos que Hitler
c) Hitler era un loco, Stalin no: éste último actúa sobre la base de un fundamento pretendidamente racional, cuando AH es un irracionalista puro.
d) El progresismo y en especial los comunistas europeos no han "reconocido" sus culpas a pesar de haber sido colaboracionistas notorios de la incomprensible absolución del sovietismo

Pero no sólo eso: el libro tiene el encanto de ser un "pase de cuentas" tanto con su padre como con la Inteligentsia como he dicho.

Y ahí es donde veo lo mejor. Quienes hemos tenido la suerte de vivir en un entorno inmediato tolerante, alrededor del cual había gente de izquierda y ultraizquierda, tanto como conservadores y retrógados, sabemos algo que, tanto quienes piensan que los rojos (todos) son unos zulús, o directamente unos hijos de puta (sin haber tratado uno en su vida) como los ejemplares (hoy en día mucho más frecuentes, especialmente en la blogosfera) que presumen que todo conservador o persona de derechas es directamente y sin remisión una especie de buitre-carroñero-meapilas-opusdeista-con-cilicio-hipócrita-inculto-pesetero-explotador-etc-etc-etc. (y tampoco hablan por propia experiencia).

Eso que sabemos es que la realidad es, en cualquiera de los lados (y el error básico es precisamente pensar que sólo hay dos), infinitamente más amplia, más rica. Que uno puede ser homosexual y de derechas, católico y progresista, pobre y fascista, conservador y ecologista, de izquierdas e inculto, facha y ateo (y mil combinaciones más). Y eso tomando sólo variables de dos en dos. Ahora, recombínese, y pídase V. un Martini Dry con una proporción 12/1 para sobrellevarlo, si no está acostumbrado a los caleidoscopios.

Y en entornos parecidos, lleno de polarizados, Amis y yo aprendimos a no ser binarios. Algún día explicaré la visión hormiga

Hablar hoy de Amis es para mí hablar de Roth, pues recién he iniciado, como he dicho por ahí, "Me casé con un comunista". Y es que son dos caras de la misma moneda.

Roth se ubica en el momento del comienzo de la caza de brujas y habla precisamente desde el otro lado: desde la iniciación de un adolescente al amor por la acción colectiva del average man: la segunda guerra mundial pasa a ser el momento revolucionario de los USA, así. El profesor -y su hermano- modelos viriles de intelectualidad revolucionaria, y escibe, naturalmente en primera persona, pasando naturalmente a cuchillo a la más oscura reacción macarthista. Cuando Amis critica la adhesión inquebrantable al modelo prosoviético acrítico, hablas Roth del heroísmo de ese modo de ver las cosas.

No puedo escribir con propiedad todavía acerca del libro. Sería un error. Pero con apenas cincuenta paginillas leidas, sé que es, forma y fondo, formidable. No creo que me decepcione. No creo que duerma mucho esta noche ;-D.

29 agosto, 2005

Piedras ensangrentadas, el autocedé y otras cosas del lunes.

Piedras Ensangrentadas, sí. "Piedras", no "Perlas" (no, no creo que a la autora le interesen mucho Alaska y Dinarama).

La insigne Donna Leon recién ha publicado su décimo-cuarta novela, que lleva el título citado, que ví en los escaparates en Italia hace un par de semanas, que he comprado este W.-E. en la FNAC todavía caliente de imprenta y que me he leido exactamente en dos sentadas. Gloriosa.

También es cierto que esta mañana fue duro levantarse después de acostarme ayer a las mil para concluir la segunda sentada. Bueno, fue duro por eso y porque, cawen tó, no había sol tan apenas. Esta heliodependencia va a joderme severamente si no se orilla ella solita.

Como contrapartida al bajón matutino, en el taller han resuelto la falta de sonido del apero en apenas una hora (entre que lo he llevado y me han llamado para que pasase arecogerlo ha pasado ese tiempo. No quiere decir que hayan trabajado una hora en él, desde luego). "Nada, era una cablecito en un altavoz que cuando el coche caminaba se conectaba y desconectaba, y saltaba la protección -es un equipo muy bueno, oiga- y se bloqueaba el equipo. Poca cosa. No quiere factura, ¿verdad?. Serán cincuenta y dos euros".

Aunque sea una grosería hablar de dinero, constato que se reproduce (again&again&again&again) lo de "Si, le cobro XXXX por saber QUÉ cablecito hay que arreglar, y si no le gusta, se jode. ¿Algún problema?". En fin: al menos, el apero vuelve a tener sonido diferente del del motor (que es precioso, arfs, también hay que decirlo). Ahora, que algún día voy a empezar a aplicar el mismo esquema mental de los talleres. Y ese día instaré un procedimiento de modificación de apellido a Rostchild . Tal vez así pueda resolver los desbalances que causa cada visita a la FNAC (como la antes citada. No diré la quemada aplicada a la tarjeta. Menos mal que no se cargará hasta principio de octubre, pues el día cinco de septiembre va a arder Troya en la cuenta de cargo de mi VISA, después de los desafueros agostíes. Dejo corto a Kurt, fijo)

Volviendo a la literatura, decía Katrin por ahí abajo que está cansada de la Señora en cuestión. Cierto que Ms Leon tiene su leche (I.E.: La primera novela se llama "Muerte en La Venice" y habla del asesinato de un director de orquesta que es clavadito, clavadito a Herbert Von Karajan, a quien Mme Leon, que se dedica también a organizar programas de ópera, odia documentadamente), pero también es cierto que, para quienes gustamos de la novela policiaca (y no sólo por razones borgianas-bioycasariegas. Lo del deleite simple es importante, también), Doña Donna es hoy por hoy lo mejor. No DE lo mejor. LO mejor.

Y cuando, además, uno ha regresado hace apenas quince días de Venezia, pues resulta aún más sugestivo recorrer calles de la mano de Guido Brunetti & Co.

Voy a seguir currando...

28 agosto, 2005

Cosas que Hans conoce.

Si te hablo de John Miller ¿sabes de qué estoy hablando? ¿Y Curt?
¿Sabes qué es Heart'n soul?
¿Te suena Runaway, Del Shannon?
George Lucas filmó algo al respecto que deberías ver, aunque ahora, supongo, parecerá un palimpsesto fílmico. La banda sonora es de lo mejor, y, en determinado momento, lo que contaba me resultó dolorosamente próximo.
Y así se hace el maridaje del pesto alla genovese de hoy al mediodía -que me ha quedado glorioso-. Entre la sensación de morder piñones, el aroma del italiano blanco y el sabor en la boca que dejó ver los últimos quince minutos de la película que antes te contaba, este final de domingo resulta de lo más extraño.

Guitarras son cuchillas

De izquierda a derecha: Fender Stratocaster two-tone sunburst mod. American Std. M.I.A. (2002); Ibanez RockStar II (1985); Suzuki Les Paul Custom replica (1981); Rickenbacker 1997 fireglo (1991).
Esta foto la hice en el momento inmediato anterior al de poner en venta alguna -una de las dos de las negras-, más que nada por que no parecía muy sensato mantener semejante parque móvil (hay, por cierto, otra eléctrica más, la primera que tuve, que hubiese desmerecido el conjunto, y una electroacústica cuya reproducción no hubiese sido congruente).
No hubo huevos, claro. Me refiero a llevar a la práctica la intención enajenatoria. De hecho, no sólo no las vendí, si no que acto seguido le puse una Seymour Duncan en la posición treble a la Suzuki y llevé la Ibanez al luthier, para que le diese un ajuste adecuado a la mano de Javier, que devino usufructuario d'ella. Por cierto, Allen, mi luthier, y David (nowadays traficante de Fender, como supe ayer noche) se deshicieron en elogios al ver cómo están cuidadas. Y es que he sido un padre, snif, para ellas. ¿Cómo podría haber vendido alguna? ¿Cómo se me pasó por la cabeza, oh, degenerado? Un momento de bajeza, ya pasó.
Hay más historia en esas cuatro guitarras de la que podría parecer a primera vista. Digo en esas cuatro exactamente. (No me refiero a los modelos, evidentemente: el rock'n roll se ha hecho con Stratos -obsérvese: igualita que la de Buddy Holly-, Les Paul's y Ricks -sí, unos chicos de Liverpool tenían querencia por esas guitarras cuyo nombre casi nadie sabe transcribir debidamente-. Como también unos tales Pete Townsend, Paul Weller, Roger MacGuinn, etc., etc.). Tal vez algún día las cuente. Pero, grandes historias aparte, lo que existen son miles de pequeños relatos que sólo me afectan a mí y a ellas cuatro.
N.L.: "Guitarras son cuchillas" Los Elegantes.

25 agosto, 2005

Otra entrada sin contenido...

... diferente de la constatación de que me resulta mucho más fácil hacer comments en otros blogs que insertar entradas dignas en el mio. Mmm. ¿Va a ser que saber que no habrá comentarios y que nadie los leerá lo hace MUCHO más aburrido? En todo cas0 es la primera vez en mi vida que hablo para nadie. Igual es un ejercicio de humildad sano para alguien a quien le gusta demasiado que le escuchen.

Posibles entradas futuras:

- "Now listening to..." o "¿Por qué es imprescindible que gaseen inmediatamente a Bisbal?" (¿Tal vez debería dejar claro previamente que existe un Zyklon-B real y otro figurado, y que me refiero al segundo?)

- "Acerca de Martin Amis" (Esta es seria, no hay subtítulo-estrambote. Me apetece explicar por qué y por qué no es un escritor formidable)

- "Los Porsches como religión" o "¿Cómo se entiende la simultaneidad 986/166?" (Mmmm... ¿Tal vez demasiado íntimo como contenido?)

- "Sexo, Pelirrojas y ajenidad teórico-practica" o "Sexo en la blogosfera (¿Es la heterosexualidad convicta un signo de fosilidad?)"

Nota para cuando llegue a casa: beberme una copa de Prosecco a la salud de Doña Donna Leon, de Venezia y de tí si no sabes por qué, para que guglees -primero- y te acerques a la librería y a la tienda de vinos más próxima (por ese orden)

23 agosto, 2005

La comida italiana

Sí, he pasado las vacaciones 50% en el sur de España, 50% en el norte de Italia. Aparte de las cuestiones automovilisticas al uso -que comentaremos en otro lugar- merece cita el aspecto gastronómico.

En Italia se come de maravilla. No sólo eso; además, uno tiene bastante sensación de comer "sano", no sé cómo explicarlo. Más aceite que mantequilla, mucho verde, adecuado equilibrio carnes/pescados, hidratos de carbono de los buenos. Otra cosa es lo de los quesos, claro, como lo de los vinos (ahí ya hablaríamos de gula cuasilujuriosa, no de alimentación salutifera).

Sólo dos objeciones a la cucina en cuestión, que yo pensaba eran sólo aplicables a la transposición patria (habitualmente casposa) de la gastronomía de la Península Itálica e Islas adyacentes: la PUTÍSIMA ruccola, el ASQUEROSO aceto balsamico di Modena. La primera, por ser hierbajo nauseabundo más propio de alimentación vacuna que alimento adecuado para bípedos implumes tendencialmente racionales. El segundo, por que cuando es malo no hay quien se lo trague, pero cuando es bueno hastía sin límites. Y encima, en spray aplicador, cual si de aftersun se tratase. Puaghs. Lo malo es que en Italia dan de ambas cosas con fruición. Una lástima.