23 mayo, 2010

Esto es una BOM-BÁ...

... que canturreaba un ser aproximadamente humano hace ya unos veranos, creando una incomprensible necesidad de menear las (generalmente desbocadas) posaderas a montones y montones de personas. King África, creo que se llamaba el indeseable.

En fin, no es cuestión de hablar de semejante elemento y aún menos de su producción musical (ignoro si perpetró algo más, aparte de la citada cancioncilla). No. Hoy se trata de hablar en VLADIVOSTOK de la aceleración de la carrera de Los Modos hacia el triunfo, la fama, la fortuna y el blablablá.

Cerrábamos la entrada anterior refiriéndonos al concierto del veinte de marzo en la Sala Modo, y anticipaba, ya que el día 17 de abril volveríamos a tocar en la Sala Zeta. Y así fue. Ese concierto se inscribía en el II Concurso de grupos Sala Zeta, donde nos cruzábamos los sables algo menos de veinte bandas -preseleccionadas-, de entre las cuales resultamos finalistas cuatro: Los Modos, Horas perdidas, Los Impecables y Freak for choice. Así las cosas, y tocando de dos en dos (los Horas perdidas con nosotros, Los Impecables con Freak for choice) llegamos a la final, celebrada en dos partes, días 15 y 22 de Mayo.

Hay que decir que en el referido concurso los premios no estaban mal, y, sobre todo, no había condicionantes tipo 'límite-de-edad-media-del-grupo' (momento de mucha vergüenza cuando Hans se dió cuenta de que Los Modos NO se podían presentar a determinado certamen de este jaez. Recoños).

Bueno, pues eso: que ayer el Jurado se reunión, deliberó, y nos concedió el Segundo Premio. El primero fue para FfCh, una banda un poco tipo Sober o así, algo más cañeros quizás. Es la segunda vez que nos presentamos a un concurso y resultamos finalistas. La otra vez lo fuimos junto con Los Héroes del Silencio, Ferrobós y una banda turolense Acolla de la que sólo se puede decir que eran todos muy feos (y su música absolutamente ininteresante). Era la final regional del Concurso de Radio Cadena (lo que había sido Radio Popular) y si no recuerdo mal, a nivel nacional, lo ganó la banda de entonces de Coque Malla. Recuerdo que nos dieron una copa que -creo- tiene Míchel en casa. Esta vez, la cosa ha sido más, ¿cómo decir?, int€r€$ant€. Estamos más cerca de la grabación de nuevo material de estudio de Los Modos, señores.

Pero esos conciertos han sido sólo dos de los cuatro que Los Modos han efectuado desde el veinte de marzo hasta la fecha. Otro tuvo lugar en La Ley Seca, el pasado jueves día trece de mayo. Fue un concierto agradable, en un sitio muy recomendable, con un propietario, Patxi, más vasco que la hostia y como tal noble, claro y buena gente. Sonamos, según me tienen dicho, bien, ante un público un poco escaso (lo de los jueves noche no acabo yo de verlo). Sonamos bien y estuvimos a gusto. Y como ya estábamos metidos en harina, nos metimos hasta el cuello: el siguiente jueves (día veinte) tocamos en el Hispano.

Me resulta difícil explicar lo que es dicho lugar para lo que no son de Zaragotham. Simplificando, se trata de una sala bastante grande (y por cierto bastante bien sonorizada y con un buen técnico) forrada de maderas oscuras, con sofases en terciopelo (gastado), zonas separaditas con pequeñas cercas de madera labrada... y ese olor. Vamos, lo que viene siendo un cuasi-burdel. En otro tiempo, hace veinte años, era sitio guay. Hoy es terrorífico. Simplemente.

Las noches del local discurren, básicamente, a ritmo de cumbia, merengue y materiales análogos, adobando con tan rítmicos sones los intentos de unos y otras de arrimarse contundentemente, entre que se beben tantos pelotazos como posible sea. Así las cosas... ¿qué coño hace una banda de Power Pop en semejante lugar? Es más, ¿por qué nos hicieron empezar a tocar a las 01.30 de la madrugada?. Temí por mi vida cuando subía al escenario a cortar a guitarrazos distorsionados el ritmo de las cárnicas aproximaciones, realmente. Ahí todo Zeus estaba por pillar cacho (o, más bien, tajo bajo), de modo que ¿qué podíamos aportar?

Creo que el concierto más surrealista que he efectuado en toda mi vida merece un breve relato:

a) Entramos a montar a las 23.30. Local, a las 00.00: vacío. Ni Dios. Cinco camareras, una latina, tres rubias de bote, una eslava. Todas con cara de hastío, salvo una, la rubita de la barra de la derecha, que fue amable. Seis camareros con corbata y chaleco. Intenso aspecto prostibulario.
b) Primeras concurrencias: ellos, nunca por debajo de cincuenta. y algo Ellas, mayormente gordas.
c) Música de fondo: latinidades diversas de toda suerte y jaez.
d) Nosotros: '¿Cuándo empezamos?' La sala:'Esperad que llegue gente'. A las 01.25 nos dejan subir.
e) Entre tanto, el local se ha llenado de tipos imposibles. Entre otros, un tipo gordito de Osuna siego total que se nos pega y cuenta chistes malísimos. También un colectivo con un doble de Evo Morales, vestido con pantalón y camiseta sin mangas blancos que luego bailotearán más o menos pidiendo algo de El Ultimo de La Fila. Pero, SOBRE TODO, en primera fila, pegando mucho bote, una pareja. Él, no menos de 70; ella, no menos de 65 mal llevados, gorda y leopardizada, MUY INTOXICADA etílicamente, que deja su cubata al lado de mi pedalera, con franco riesgo de electrocución (mía) hasta que un camata me salva de una muerte casi cierta.
f) Sensacional la sensación de ir desgranando temas ante la absoluta indolencia de la concurrencia, salvo una señorita a la que llamar jovencita resultaría excesivo, mayormente latina, de grata sonrisa (sin coña) y parciales problemas con la báscula, que sigue los estribillos y baila algo. En la sala, tres amigos. El resto, un piélago de rostros indescifrables pero más bien poco interesados
g) Hicimos un show de 20 temas del que dejamos de tocar No sé qué hacer, el último, porque al final de Medianoche, el penúltimo, grité poderosamente 'Hasta Siempre, Hispano', y a tomar por saco.
h) La única reflexión: los Beatles se foguearon en el Kaiserkeller de Hamburgo, que era exactamente lo mismo sólo que hace 50 años y en alemán...

No pongo fotos porque el apero blogger no me deja hoy, y paso de seguir posponiendo la publicación. Y bueno: seguimos pasándolo bien entre tanta debacle general y particular. Sed buenos.