24 abril, 2007

Skate!

Esta tarde.

Salgo del andamio/mina hacia las 20.30, después de mucha faena de aliño, trabajo de muleta, pases, entrada a matar y vuelta al ruedo. Vamos bien, si.

Llamo al mando. ¿Una cerveza de terraza, tal vez? Zaragotham luce sus mejores galas primaverales: no durará mucho más, júrenlo Vdes. sin miedo al perjurio. Imposible: cargas familiares and so on. Ok. Me acerco a ECI, aka el tajo británico, planta discos, busco Neverland de Cindy Bullens en el ánimo de transcribir a Vdes. esta noche (soit, ahora) el texto de una de las más desesperanzadas y hermosas canciones que conozco. Ni hostias, claro: material para iniciados, ergo va a ser que no. Con dos.

Quejoso, me bajo al Super a hacerme con media docena de botellitas de Alberdi 2000, un producto de lo más recomendable, de lo menos arriesgado: de lo más adecuado en un día en que lo que yo quería era adiestrarles a Vdes. en la zozobra espiritual. En no siendo posible, hagámosnos con un asidero sensato. Viña Alberdi, pues.

Elijo. Cojo. Pago. Salgo. Camino. Resbalo. Me la pego. Crasch. 1/6 de mis adquisiciones vínicas a hacer gárgaras. 1/2 de mis compras de mermelada de frambuesa (inconfeso vicio) a hacer puñetas. 1.95 de individuo de traje azul marino con raya diplomática desparramado por los suelos de la Calle San Miguel de Zaragotham. Mal. Dolor anímico (qué mal queda caerse). Dolor físico (en lo que viene a ser el culo). Cabreo por las roturas. Y además... ¿qué coño hago ahora? Las dos bolsas de El Corte Inglés tienen, cada una de ellas, su cuota parte de destrucción vítrea. Joder.

De repente, una voz femenina y juvenil a mi espalda. "Perdone: he visto lo que le ha pasado. En el hotel de aquí al lado me han dado esta bolsa que quizá le sirva". Vuélvome. Conozco a la chica: es una modelo de esta ciudad a la que conozco un poco de toda la vida, a la que -naturalmente- jamás he dirigido la palabra y a la que contesto -naturalmente- manteniendo el tratamiento de 'Usted', agradeciéndole su amabilidad (y aquí no hay coña: me sorprende gratísimamente que esta chica, que naturalmente no sabe quién soy y con quien jamás hablé, sea tan atenta. A tener en cuenta: además de muy guapa, una mujer amable y preocupada por los demás, cuando los demás se ofrecen en su versión 'pringao-que-patina-y-escacha-botellas-de tinto-por-la-rué').

Fin de semana de holganza-y-boda éste pasado en las tierras sevillanas, alojados en el Hotel Rural La Encina, un lugar que es la antítesis del tópico. Antonia y Enrique (Les proprietaires) le tratan a uno como a un hijo (casi mejor, de hecho) en un ambiente perfecto en sosiego, claridad, silencio. Enrique, incluso, me deja su ordenador (aunque hay una red wi-fi, yo, dejado de mí, me lo dejé en Zaragotham). Y qué molletes de desayuno, con su aceitito y su jamón, Dios Santo.

San Jorge, Fiesta en Aragón: el Patrón. Boda en Andalucía, al lado de Sevilla. Gran fiesta. Chaparrón de proporciones tropicales: pobre novia, pobre de mí que ya antes, ya en la Ceremonia, dudé: tres niñas iguales había, sólo que sólo una vestía de blanco nupcial. Trillizas no, pero casi.
El regreso, ayer, parando a comer en Alcalá -el viaje se verificó en esa especie de acorazado sobre ruedas que constituye el coche familiar- en un lugar infame en la Calle Porticada: atiende por Casa Nino: compendio de toda suerte de males restaurantiles: mal servicio, mala comida, mal lugar, mal precio, mal TODO. Nefasto: paradigma del cutrerío patrio, incluyendo la partida de mus berreante à coté.

Lecturas: Por un lado, el último Hornblower (Hornblower y el Hotspur) y Profundidades, de Mankell, a la que ya me referí con anterioridad. Lo primero, material para encoñados de las guerras napoleónicas en versión naval. Chulo, pero sólo para adictos. De verdad. Una especie de Sharpe, pero con vocabulario técnico, lo que es un poco complicado para según quién. Lo segundo, sorprendente: biografía de un hidrógrafo psicópata sueco en octubre de 1914. Sólo puedo decir que Don Henning se ha superado a sí mismo localizando espacios, tiempos y circunstancias vitales para justificar un adecuado suicidio, o así. Me ha gustado, pero no hay huevos para recomendarlo, la verdad.

19 abril, 2007

Gastronomías improbables

Sigo sin comentar conciertos disfrutados en las últimas semanas, pero de algunos de ellos hace ya tanto que no tiene sentido: perdida la inmediatez, desaparece la frescura y las vibraciones del rock'n roll. Sólo debo decir que el pasado viernes, trece, Paul Collins tocó junto con su guitarrista Octavio en La Lata de Bombillas, después de haber presentado su autobiografía Mi madre, mi mentor y yo en Antígona, que es otra librería fundamental en Zaragotham. El concierto fue sensacional, porque, como ya tengo dicho, Paul es el último gran músico de power-pop. Aún no he hecho si no hojear (si: éste es con 'hache') el libro, pero sospecho que la faceta literaria del maestro no es tan... magistral.

Ayer, cierto blogger me mandó una invitación para incorporarme a LinkedIn, bajo el auspicio de incorporarme al maravilloso mundo del networking. Yo, que como es sabido soy cybertorpe, no me considero ‘fuera del mundo’ ni superado por las circunstancias en cuanto a la posibilidad de valerme de las nuevas teconologías y blablabla. Vamos, que con lentitud, pero me incorporo.

Como quiera que LinkedIn permite generar una lista de contactos networkizables con base en el archivo de direcciones que tengas en Outlook, tuve oportunidad de repasar ese archivo y encontrar viejos contactos y recordar viejas historias. Una de ellas es digna de ser transcrita en este blog, que al fin y al cabo lleva mucho sin lucir una entrada sobre gastronomía.

Esto sucede en determinada legación diplomática del Reino de España (importantísima, por cierto) hace ya muchos años. Entre el grupo de visitantes, y junto a Hans, determinado profesor universitario despistado (MUY despistado), a quien llamaremos S. y un pelirrojo paradigmático: digo esto porque los pelirrojos son siempre gamberretes, traviesillos, pícaros (y las pelirrojas también. Por cierto que tengo una entrada pendiente al respecto desde hace dieciséis meses o así). Lo de las travesuras es gracioso a los cinco o seis años. El joven a que me refiero tendría entonces como veintiséis; no sé cómo andará ahora: se ligó a una modelo morenaza y curvilínea que se lo llevó a vivir a México Lindo Y Querido, y dado como administran ahí los bromazos es bastante probable que le hayan pegado dos tiros. Lo lamentaría. Era buen tío, gracioso, y, como ya he dicho, gamberrete. Le llamaremos P.

Volvemos a la Embajada: el Sr. Embajador nos ha invitado a mediodía. Recepción, saludo, unas palabras; un almuerzo ligero, de pie, un buffet. Bastantes cosas muy apetitosas: entre ellas, dos: un cabrales excelente, batido con sidra para facilitar su aplicación sobre tostaditas dispuestas al efecto y una Mousse au Chocolat imponente con sus cuenquitos ad hoc al lado.

P. espeta ‘me han dicho que la manera ideal de degustar el cabrales es, precisamente, mezclado con Mousse au chocolat’. S. bizquea. Él es hombre más bien provinciano; P. tiene un segundo apellido que evidencia –tanto como su pelirrojez- sus ascendientes irlandeses, y un primero pleno de oropeles y glamour profesional del nuestro (juás). Casi se puede imaginar el 'bocadillo de pensar' sobre la cabeza de S.: 'si lo dice P., ha de ser lo correcto y elegante'.

Ante el pasmo de todo el grupo, S. se acerca a la parte izquierda del buffet, toma un cuenquito, se sirve una generosa porción de Mousse y proceder a coronarla, improbable nata, con una no menos tremenda dosis de cabrales. Seguidamente, consume el resultado. Hay quien dice que alguna de las jóvenes que nos acompañaban tuvo serios problemas para contener las arcadas. S., imposible el alemán, espeta como puede 'pues no está tan mal!'.

Mucha lectura estos últimos días; dos cosas que de momento no he empezado: Bullet Park, de John CHEEVER (regalo de Wendy) y el último libro de Henning MANKELL, Profundidades. Ya hablaré de ambas: tienen una pinta formidable. Y dos sobre las que ya he procedido: Me llaman Fuco Lois, obra de José Antonio PALOMARES, publicista y blogger: una policíaca con alguna analogía conceptual con lo del cruasán, pero probablemente mejor escrita, de la que me quedan quince paginillas. Tiene golpes geniales, desde luego y resulta perfecta como lectura ligera. Lo más brillante -aparte de los mencionados golpes, que pueden crear cierta tradición citatoria si la novela llega a ser conocida por el común- es que está bien estructurada, cosa que sólo se nota por omisión. Si tuviese que criticar algo sería alguna falta de tensión en algún pasaje. Habrá que seguir la pista del autor para ver cómo evoluciona. Desde luego es una novela muy recomendable y muy regalable.

Y un nuevo Donna LEON, Líbranos del bien, excelso, como en sus mejores tiempos, si bien fundamentada mucho más en el dilema ético que en problema estrictamente policíaco. Como siempre, lectura de tres sentadas, arrebatada. Únicamente se puede poner en cuestión la portada de la edición, calificable tan sólo de horrorosa.

Tengo querencia por las aventuras del Comisario Brunetti, qué le vamos a hacer, y me encanta la descripción exacta y tan llena de matices de Venecia que hace la LEON, cuya visión de Venecia constituye la antítesis de la ojeada superficial del turista. Y su aproximación a la gastronomía veneciana es igual de antitética ¿no resulta improbable llevar quince novelas hablando de Venecia y sus comidas y no haber mencionado ni una sola vez las modalidades más vulgares de la pasta –spaghetti, macheronni- o la pasta?

09 abril, 2007

Hrvatska (¿lo cualo?)

Bien. Tengo otra entrada en sazón sepultada en el disco duro de otro ordenador, de manera que se va a producir una pequeña desincronización entre los contenidos de la realidad (¿?) y su descripción en ‘Noticias desde Vladivostok’. Qu’est-ce qu’on va le faire.

Le contaba el otro día a una muy querida blogger que MBO y yo íbamos a pasar las vacaciones en Dubrovnik acompañados por un (1) director general y catorce (14) miembros de cierto consejo de administración junto con las respectivas esposas de todos ellos. La referida amiga escalofrió parcialmente. Ego dixit aquello de que hay cosas que van con el cargo, pero lo cierto y verdad es que ni me parecía mal antes, ni tampoco a posteriori. Cinco días comodísimos y agradables: es todo lo que hay que decir al respecto.


Como todos sabéis, Dubrovnik es una preciosa ciudad amurallada situada en la costa del Adriático en el extremo sur de la República de Croacia, que es un estado de los que formaron parte de la Ex – República Federativa de Yugoeslavia, de cuya Federación se independizó en veinticinco de junio de 1991.

Dubrovnik está en Dalmacia, lo cual hace que las camisetas turísticas luzcan perrillos de esos blancos y negros en abundancia: UPFm lo celebró mucho.

Lo de la historia de Croacia daría bastante juego -como en general la historia de los Balcanes, si se pone uno a pensarlo- para clavaros aquí unas cuantas chapas de medianas dimensiones pues hay un poco de todo: perfidia turca abundante, anexión por el K. ü. K. durante cuarenta añitos o así hasta 1918, periodo de entreguerras movidillo no exento de creación de partido ultraderechista y racista; intervención en la segunda guerra mundial que deja a los nazis a la altura del betún en brutalidad, sólo comparable a aquélla de la que harán gala en todo momento sus vecinos los servios, aunque estos últimos dotados, más bien, de banderitas rojas con hoces y martillos par tout. En fin, todo paz y amor: la Ex – Yugoeslavia (Eslovenia, Croacia, Bosnia Herzegovina, Serbia, Montenegro y Macedonia) es lo que podríamos llamar el perfecto semillero para hondonadas y hondonadas de hostias.

Viajé por primera vez a la Ex Yugoeslavia en 1986, y ya se percibía una cierta tensión. Tito había fallecido en 1980 y se habían inventado un turno rotatorio entre los Presidentes de las repúblicas federadas para ostentar la Presidencia de la Federación. Muy innovador, pero escasamente seguro y nada estable. En 1990, diplomáticos de alto rango señalaron en mi presencia su muy profunda preocupación sobre la situación en la zona. Durante el curso siguiente hube de explicar la cosa a mis alumnos; en rigor, explicar estas cosas que os he dicho y tratar de describir las que pasaron a lo largo de la primera parte de las guerras de la Ex – Yugoslavia. La de Dios, lo aseguro.

El guía que nos ha atendido estos cinco días: todo un profesional; excelente, culto e informado; ameno y atento. Arquitecto por formación, lleva mucho tiempo dedicándose al turismo, la industria nacional que genera el 22% del PIB y está llamado a sustentar la economía nacional croata.

... Ah, sí: olvidaba señalar que dicho guía, croata él, ha sido tanquista voluntario durante tres años y nueve meses; dos de sus hijos nacieron en un bunker mientras los serbios bombardeaban Dubrovnik, ciudad que entre otras cosas se caracteriza por no mantener ni un solo tejado original (a pesar de la Resolución de ONU al respecto). Nos ha enseñado las fotos de sus tanques (incluido un T-34 que empleó en algún momento y que no sé de dónde coño habrían sacado, como no fuese de un museo), de su Kalashnikov, de su Mágnum y de los chicos que cayeron a su lado.

El tipo es amable: un fantástico guía. Naturalmente, ha explicado lo que sucedió en Croacia, lo que hicieron los serbios, lo que hicieron los montenegrinos apoyando a Serbia. Perdón, matizaré: ha descrito lo que pensaba un tipo que conducía un M-84 (reflexionen Vdes. acerca de lo que puede hacer un artefacto de 44 toneladas con un cañoncito de 125 mm.) defendiendo Croacia de la agresión serbia (sic) y gestionando la situación (ejem) en Bosnia. Percibí un sincero aprecio por Milosevic y Karadjik en su voz, sí.

La verdad, espero que todos en la zona se pongan a ganar dinero como posesos, con rapidez. Admito que es triste pensar que la pasta puede resolver odios inmemoriales como estos; lo que sucede es que esta generación no podrá olvidar nada: como mucho, perdonar; entre tanto, lo cierto es que si hay tensiones económicas en la zona, desempleo o inflación, no quepa duda que todo saltará otra vez por los aires: los serbios volverán a berrear por lo de su salida al mar (por simplificar, Croacia es un país bastante más organizado, más europeo, más centrado… que Serbia –activador del detonante de la Primera Guerra Mundial (aunque desde luego no responsables de la misma), vía de entrada de los soviéticos en su momento, mucho más eslava- Bosnia –con importantes mayorías musulmanas- o Kosovo –siempre digo que la primera vez que estuve en Turquía fue en Pec- ) y se montará la mundial. La adhesión a la UE también resolverá problemas muy probablemente. Esperemos.

Bueno, a lo que iba: Croacia es un bonito país (como también Montenegro, que yo no conocía del viaje anterior), y Dubrovnik tiene todo el encanto de una ciudad pequeñita con un si es no es veneciano, adobado con algo de cité francesa y un perfil parecido a la Costa Brava. Los vinos son perfectamente prescindibles. Han cometido el error de pasarse a la nefanda costumbre de servir los combinados midiendo el licor a servir con un vasito milimetrado. Y, conscientes de la inmanejabilidad de su idioma (no hay Dios que entienda NADA en croata), decidieron que, mejor que Hrvatska, iban a llamarse Croacia. Y es que pronunciar aquello bebiendo Slivovica es muy jodido.


Eso, que os lo recomiendo. Como también dos de mis últimas lecturas, despachadas en rápida sucesión y suministradoras de notabilísimo placer a éste su anfitrión, ambas del mismo autor, nada novedoso: fijo que todos conocéis a Alessandro BARICCO. Seda es material algo añejo, publicada en 1996 y aplaudida por toda la crítica con gran alharaca. Fue la segunda de las que leí en esta pasada semana. Es una obra brevísima, ligera, exquisita, que, rozando la cosa oriental -que tanto juego da a la sutileza aparente- entremezcla una historia de amor, otra de supervivencia (colectiva e individual. E incluso de insecto), otra de pasión encoñada y fútil. Hermosa la anécdota, genial el desarrollo. No se priven, de veras, aunque lo realmente genial, imponente, fantástico, luminoso y 'enganchante' ha sido el otro BARICCO que me he echado al coleto con ansia. Puedo decir que en lo que va de año ha sido LO MEJOR que he leido, y que hace bastante que no leía prosa tan brillante: Esta historia Lo relatado ha de ser forzosamente interesante para alguien como yo: el sueño del protagonista (¿?) se circunscribe a un circuito de carreras a partir de un sueño paterno de automóviles y velocidad, sobre un fondo no expresamente mencionado perfectamente marinettiano: coches de carreras, primera guerra mundial: struggle for life versión italiano-austrohúngara (vid supra). Años veinte en los Estados Unidos. Un xk120 plateado con número 111. Todo eso, sin embargo, es muy subjetivo: lo realmente excelente es el manejo del lenguaje. Se ha editado a mediados de Marzo de 2007. No dirán Vdes. que en Vladivostok no se les informa a la mayor brevedad de las novedades editoriales. En este caso, además, insisto: háganse Vdes. con él. Es GRANDE.
Señalaré que metí a la maleta material menos fantasioso: un brevísimo opúsculo llamado Siete ensayos sobre Walter Benjamin, debido a una ígnota Beatriz SARLO, que no analizaré aquí, pero cuya síntesis podéis encontrar aquí, por que me ha interesado mucho -pues muy interesante es WB- pero ya me está quedando un poco largo. Así que lo dejo por hoy.