El guarismo intitulante corresponde al número de páginas de cierto producto literarioide que me he chupado en estos días.
Mis veranos, en los últimos años, suelen vestirse, siquiera parcialmente, del azul del Atlántico, un azul teñido del sabor rosáceo de las gambas de Huelva y de la languidez de lecturas sesteadas.
La saturación del sprint final juliano ha hecho que esa 'parte de mis vacaciones' pase a ser, al menos de momento 'casi la totalidad de mis vacaciones'. En el fluir pues de esta clase de tiempo flojo Hans se dedica, cómo no, a leer en cantidades industriales,
item más. Por tanto, un prius de las vacaciones es saquear alguna librería. De la
razzia de ese viernes, uno de agosto se siguió la adquisición de unas cuantas novelas (
Lorenzo SILVA, La niebla y la doncella, Noviembre sin violetas y
La Isla del fin de la suerte; Bernard CORNWELL, El triunfo de Sharpe) y un par de libros no ficción:
Habíamos ganado la guerra, de
Esther TUSQUETS -unas a modo de memorias de esta señora, relativas a sus primeros años, que, a pesar de que estilisticamente es un tanto torpe, lucen un contenido muy interesante; a destacar los datos sobre la Falange de mediados de los cincuenta- y
Hazañas y chapuzas bélicas, de
Gary BRECHER, un libro francamente interesante, muy poco políticamente correcto, muy documentado y un tanto gamberro que gustará a todos los aficionados a la cosa militar. Por cierto, que éste se lo debo a
Jesús Hernández.
Ya es conocido en este foro mi gusto por la serie del Fusilero Sharpe. Creo que en Gran Bretaña se llegó a rodar una serie de televisión con guiones basados en tales novelas. Considerando lo cuidadosos que son los ingleses con las películas históricas y el aprecio especial que tienen por las primeras dos décadas del XIX estoy seguro que merecerá la pena ver los capítulos en cuestión. De momento no las he conseguido, sin embargo.
Por lo demás, convendrá antes o después dedicar algún comentario más cuidadoso al Sr. SILVA, que desde luego tiene todo el arte cuando escribe material de la serie Bevilaqua. Si buscáis policiaca patria de buena calidad, héla aquí.
En fin, el material que he citado me duró apenas una semana. El tochazo a que me refiero en el título, empero, no es ninguno de los volúmenes que he referido por ahí arriba. No. Debo anticipar que cayó en tres sentadas; una de iniciación, unas 150 paginillas, y otra de remate, las treinta o cuarente últimas. El resto corresponde a una noche en blanco. Y es que este tipo de productos tienen, cómo negarlo, su puntillo, y el tiempo es mucho más desperdiciable en vacaciones. Va a ser como una especie de quarterpounder with cheese, supongo. Quién no cae de cuando en cuando.
En fin, a lo que iba: éste es peor. El antecedente del tochazo lo leí, recién publicado en España, hace casi veinte años, después de sufrir una severa operación: regalo hecho para aligerar la convalecencia, aquél lo leí con gusto, y sigo pensando que es ingenioso y está francamente bien trabado. Éste de hoy, no. Es, insisto, un tocho, sin más. Entretiene de aquellas maneras, pero mucho menos, de veras, que cualquiera de las novelas antes citadas. Copia, sin más, el 'alma' de su 'primera parte', pero carece de su gracia, y abusa, para tramarse, de esa especie de 'doble contramarcha' que aplica a sus protagonistas: reitera sistemáticamente una estructura consistente en que después de un tiempo de penurias profundas, les 'salen' un par de cosas bien, 'levantan cabeza', y acto seguido, el destino, a través del Malo-Malísimo de Manual les aplica un severo correctivo: un buen hostión, bien canalla. Y eso, una y otra vez, encabalgando capítulos. El M-M M, por cierto, suele ser un secundario esbozado con escasa diligencia de nombre absurdo: por ejemplo, Philemon.
Y es que si, señores, si. Me he chapuzado de pueblo y me he tragado Un mundo sin fin, de Ken FOLLET y ahora puedo decirlo con conocimiento de causa: Ahórrense el esfuerzo.