11 noviembre, 2011

Yintónix

Antes de que nadie cometa el error de opinar sin muy serios fundamentos, haré algunas indicaciones:
  • Tengo cuarenta y cinco añazos. Mi copa, mi trago largo de siempre, ha sido el gin tonic (en lo sucesivo, GT).
  • Aún se servía Finley en los bares cuando empecé con ello.
  • Falta poco para que se cumpla mi 30º aniversario de bebedor de dicho producto.
  • Me los he bebido de todos los palos. He sobrevivido al advenimiento de la AB-YEC-TA Nordic Mist (nota mental: tanto como da el coñazo el rojerío con tanta chorrada yankifóbica y esta inadmisible ingerencia por parte de The Coca Cola Company en los asuntos internos importantes -los dipsomaníacos- de los Estados, que es asunto tremendamente serio, no ha recibido las correspondientes manifestaciones ante la Embajada, artículos en el Público y demás mierdas). La Nordic Mist (acertadamente rebautizada por MBO como nórdic miérdez) ha quintaesenciado su indignidad con un producto con aspecto de cristasol que se llama Nordic Mist Blue. Lo puto peor.
  • He bebido GTs cortísimos en pubs católicos en Belfast, a los que se accedía mediante trinchera, donde la lata de tónica era como una lata pequeña de aceityunas, y servían la ginebra (Gordon's, sin más leches) con cuentagotas.
  • Experimenté la Fockink (juro que se llamaba así), la MG, la Larios, la Lirios, la Bols de Tarragona (nada de sublimes canecos holandeses) y tantas y tantas otras aberraciones ginebrinas: todas las que podáis imaginar.
  • La primera botella de Bombay Sapphire que hubo en Zaragotham la traje yo de un diutifrí parisino antes de que se convirtiese en el errado standard que es hoy (no me gusta: prefiero mil veces la Bombay blanca, sin tantas puñetas).
  • Como es sabido por los lectores de Vladivostok fui profesor de Derecho Internacional, y, en mis clases, me valí del GT para explicar la sistemática colonial-imperial de los british, que es algo muy asimilable si se vale del alcojólico ejemplo en cuestión.
  • En fin: en mi mueble bar hay siempre ginebras variadas: en este momento, London Gin, Hendrick's, G-Vine, Citadelle, Beefeater, Gordon's y Gin Mare (ay, no: de éste ya no hay. Nos hemos visto obligados a darle fin, con todos los honores, eso sí: gran producto levantino donde los haya: no dejen de probarlo. 
Advenida la moda del GT a las tierras patrias, no me he quejado: que me ofrezcan variedad para elaborar un trago que me gusta me parece estupendo. Mi concepción elitista del mundo no es tan gilipollas como para primar sobre mi hedonismo

Lo que si me toca las pelotas un poco es que un niñato ose explicarme nada acerca de el qué, el cómo, el cuánto y el cuándo de los GTs.

A ver si nos entendemos muy claramente: el nombre lo dice todo: GIN-TONIC. Y ya. La proporción canónica es brutal, algo así como un 60%/40%, algo que en estos tiempos no se bebería nadie salvo un alcohólico severo o una señora con dolores específicos que se ampare en el consejo de su madre, tí y abuela, criptodipsómanas todas ellas aunque no lo sepan. Estaba buscando mi Boadas por mor de la precisión en cuanto a la proporción tradicional de los dos productos que componen la copa, pero alguíen lo ha sacado de su sitio. Grrrrrrrrrrrrr.

Bueno, a lo que iba: que eso es un GT y lo demás filfas. Y esa variedad, a mí, no es que me desagrade demasiado, pero no es la mía.

Siempre explico a quien me quiere escuchar que lo que nosotros, todos, hoy en día bebemos, se aproxima bastante más a los Gin Fizz que al GT propiamente dicho, pelotazo éste último que se entiende bastante mejor con un salacoff puesto en la cabeza.

El problema es que el niñato al que me refería supra no tiene ni puta idea de todo esto. El niñato que intenta colocarme que 'el limón en copa, mal, porque rompe la burbuja', o que me sugiere desgasificar la tónica, o que el trago en cuestión ha de beberse forzosamente en copa de coñac (WTF?) debe recibir inmediatamente una descojonación estereofónica en su cara. Por imprudente y por mamón.

Y es que el GT, señores, o, más bien, lo que hoy entendemos como GT, es como el gazpacho: el mejor, el de casa. Y a mí no me da lecciones ni Dios acerca del particular, porque hasta MBO, mi crítica más acerba en todos los ámbitos del humano conocimiento y actuar, se rinde ante mi destreza gintonificadora.

Y además, uno va cambiando sus aficiones al respecto: la receta de mi premium GT de 1998 (y también los hacía cojonudos) no se parece en nada a la de Noviembre de 2011. Que es la siguiente:
  • Dos cortes de casco de limón
  • Zumo de medio limón
  • Zumo de media lima
  • Una rodaja de pomelo rosa
  • Una rodaja de limón
  • Una rodaja de lima
  • Dedo y medio de Gin Mare
  • Tónica Schweppes
La cosa debe montarse en un vaso de long drink (o también, en su caso, en una copa de Gran Borgoña), menos canónica pero que recibe bien todo lo señalado, dado que admite unos 500cc de producto. Si hay algo fundamental en el mundo de las cristalerías y de su aplicación práctica es que jamás, JAMÁS, debe emplearse el abyecto tubo, ese invento infernal que pringa al consumidor cuando, inclinado para el consumo, hace que se desmoronen sobre el rostro de aquel los hielos, y que hiere al camarero a traición, cual escorpión, cuando se rompe en la pila, dejando unos a modo de cuchillos ninja de lo más letales.

En fin, el borde del vaso de long drink deberá restregarse convenientemente con la parte blanca del primer corte de limón; seguidamente, deberá ponerse muuuuucho hielo: cinco, seis o siete cubitos gordos y contundentes, entre los cuales, y verticalmente, irán insertándose las rodajas de cítrico: la combinación del naranja, el limón yel verde debe quedar armónicamente organizada. Acto seguido, se vierte como un dedo y medio de gin; se adicionan los zumos de limón y lima y se añade un botellín entero de tónica. Para concluir, el segundo corte de corteza de limón debe exprimirse sobre la copa orientando hacia ella la parte amarilla, de manera que las gotas de agrio aromaticen la copa.

Y ya. Es el GT perfecto here and now. Lo aseguro. Y MBO también.

Enjoy!

P.S.: hecha esta entrada de reingreso, les aseguro que seguidamente me pondré a contarles mi viaje a NYC de esta semana pasada. Qué gran ciudad, pardiez. Aunque creo que eso ya lo dije aquí. O aquí.

11 octubre, 2011

Octubre

Hay un disco de U2 que se llama Octubre. Siempre he pensado que era el peor. Curiosamente, descubrí que es una valoración común. De hecho, me juego algo a que, salvo los muy fans, ninguno sois capaces de citar uno solo de los temas que contiene.

También hay una Revolución de Octubre. Lo más cojonudo es que debería ser 'de Noviembre', pues en el mundo civilizado el calendario juliano dejó de operar en 1582.

Octubre es el mes, en Zaragotham, en que invariablemente empieza a hacer un tiempo chungo. Como en esta tierra somos como somos, en 1613 se decidió que la Fiesta en Honor a la Virgen se celebraría en una fecha tan cojonuda como el doce de octubre, aprovechando lo del descubrimiento y la condición de la Virgen de Patrona. Luego la cosa se fue liando, se decidió lo de la Fiesta de la Raza (Don Alfonso XIII, el abuelito, nada mejor tenía que hacer en 1918, tres mesecillos después de acabar la Gran Guerra), que luego se convirtió en el Día de la Hispanidad a instancias del pobre Maeztu, ese fascista terrorífico (si: cuando se habla de memoria histórica conviene recordar que la sutil animalada que comporta el que a alguien bajo el control de las Cuerpas y Fuerzos -sic- de Seguridad lo saquen, se lo lleven y lo fusilen; las animaladas de los otros fueron de otro tipo, pero eso no les es imputable: es una elemental cuestión jurídica).

En fin, que el doce de octubre, o sea, mañana, es el Día del Pilar, de la Hispanidad, y Fiesta Nacional.

Es tradición en Vladivostok dedicar alguna entrada en este tierno momento del año a poner a parir estos festejos tan populares. Tan tradicional resulta que es casi aburrido (busquen Vdes. si lo desean años anteriores y solácense). Este año la cosa ha sido parecida pero diferente. La Carpa sigue instalada, si bien las cosas han cambiado sutilmente. Y es que hemos tocado allí. El siete de octubre, concretamente. Vamos, en casi-plenas-fiestas. Urghs.

Como es obvio, el acto ha tenido severa crítica por parte de MBO: me ha llamado 'traidor'. Mi amigo  Steve, que nos conoce a MBO, a mí y a la Carpa maldita desde hace muchos años, no ha perdido la oportunidad de troncharse. Hiena.

El concierto fue la bomba. Dicho por todo el mundo. Hubo un equipo suficiente, monitoraje con mesa independiente en buena y debida forma y bastante público. Toqué con la Stratocaster, pues, al final, uno siempre regresa a los viejos amores. Y estrenamos algunos temas de Míchel y mios que pronostico que darán mucho juego en el futuro.

Y en ese orden de cosas, también hemos hecho alguna cosilla más. En concreto, y el diecisiete de septiembre, Míchel y yo hicimos esto. Con un acompañante de excepción:



Si, ven Vdes. bien: el guitarra que hace el solo a mitad del tema es Ramón Arroyo, el guitarra de punteos de Los Secretos. Un día grande homenajeando a un Grande que ya no está con nosotros.

Por muchos, muchísimos motivos, en los últimos tiempos tengo muy contadas alegrías. Los eventos retratados en el pictograma fijo y en la grabación de vídeo -aunque tenga un sonido pésimo, pero qué más puede pedírsele a un iPhone- son dos de ellas.

Para concluir, creo que no puedo dejar de mencionar el notorio evento que disfruté este pasado domingo. Cierta joven a quien apreciamos mucho se casaba. Se casaba con un torero. Se casaba con un torero MEXICANO. La de Dios, o sea. Ya pueden imaginar algunas de las aportaciones de México-lindo-y-querido a la ceremonia: ganaderos de Chihuahua con cara de pena porque en la frontera les obligaron a dejar sus pistolones, alguna mozuela de piel canela de buen ver que mejor ni mirar, no fuese a dar lugar la mirada a una liada hostiativa de medianas dimensiones... En fin, muy racial todo, máxime en considerando que el evento tuvo lugar en Sevilla, cuya burguesía como es bien sabido aporta un 'sabor especial' a todo y sobre todo a los eventos sociales. Claro, no pudo faltar el mariachi (que es una cosa que no sé si me da grima o no. No tengo claro esto). Ah, y brindis con reposado antes de comer. Es curioso, meterse análogo latigazo en las Rusias con un frio pelón es algo asumible. En Sevilla, a 30º, es como otra cosa. Y sin embargo entró. Mi cuñado y yo procedimos como los machos (empléese la entonación preceptiva, así como de Sinaloa) y nos lo atizamos sin limoncito, ni sal ni leches, que había que mantener el tirón frente a estos chicos.

Lo bueno es que luego no vomitamos ni nada.

En fin, amigos: sacaremos fuerzas de flaqueza para darle un empujón a Vladivostok y alcanzar una cierta constancia, ahora que he descubierto nuevos y vívidos flancos en la blogosfera. Blogosfera cuyo aplicativo de articulación (a.k.a. elputoblogger) se me ha cargado mi formato anterior y todos mis enlaces, hay que joderse. Y encima ha aplicado este fondo azul-marica-ilusión que no me atrevo a tocar, no sea que se joda todo mucho más. Y para rematar, se me ha llevado por delante mi contador con casi 90.000 entradas, recoños. Eso ha sido lo peor para mi autoestima bloguera. Pero renaceré de mis cenizas cual Ave Fénix...

24 agosto, 2011

Los días de Birmania

Varias son las ocasiones en que a lo largo de la –ahora titubeante- vida de este bló me he referido a Orwell. Orwell es un tipo que me cae francamente bien porque, habiendo tenido en la mano la posibilidad de acomodarse, ha actuado a la contra.


Me pasa parecido con Jünger. En ambos además concurre la condición de excelentes literatos, de esos que me han proporcionado momentos de emoción causados por libros que, en tono menor, se pueden regalar, como en voz baja, indicando ‘estoy seguro de que te gustará’.


Orwell tiene obra muy conocida, claro: Animal farm, como 1984, son lugares comunes de la literatura universal. Por supuesto, considero ambas obras sensacionales. Sin embargo, además de eso, o de Hommage to Catalonia (que es un lugar común de la progresía, que naturalmente no lo ha leido, pero cuyo conocimiento de solapa exige tener conocimiento de su existencia) y de su actitud vital (más british que la ginebra buena o el sistema parlamentario comme il faut, con MPs sólo dependientes de la defensa de los intereses de sus votantes: esa actitud consistente en no casarse con nadie por que si, sea con el sistema métrico decimal, con la conducción por la izquierda, con la excelencia del Imperio Británico o con la de la Comunidad Europea si ésta comporta estandarizar las dimensiones de los gnomos de jardín) están otro puñado de cosas. Y entre ellos, Burmese days.


En estos días de desasosiego posteriores al 29 de julio de 2011 (fecha en que una vez más he comprobado qué escasa relación con el esfuerzo y la dedicación profesional tienen las púrpuras que se obtengan o se pierdan, y cuánta dependencia, más bien, de las succiones efectuadas) he retomado esa novela. La tenía por casa de mis padres, donde empecé su lectura hace como veinte años, y allí quedó a medias leída, perdida y varada.

Curiosamente, el ejemplar que entonces tenía y perdí se intitulaba La marca. Aquí vendría bien una reflexión acerca de la perniciosa costumbre patria de retitular películas y novelas. Abyecta costumbre, peor aún que la de traducirlas o doblarlas.


En fin, orillemos tanto excursus: fui muy feliz cuando a principios de agosto, ya vacando, encontré una copia de la novela con su título correcto en un rincón de esa gloriosa librería cuyo encuentro en una esquina de Islantilla resulta completamente inverosímil y tan grandes servicios presta, verano tras verano.


La novela, cuyo decurso es perfectamente previsible, tiene un protagonista, Mr. Flory, cuyo fin es igualmente previsible. U Po King, su implícito antagonista (y digo implícito pues sólo es su enemigo por persona interpuesta) obtiene el merecido castigo por su maldad pero lo más gracioso es que tal castigo no obedece tanto a una sistemática judeocristiana si no, más bien, a una lógica extremo oriental. Dícese de Burmese Days que Orwell la escribió sobre la base de su experiencia como policía colonial. No cabe duda de que su pormenorizado conocimiento de esa sociedad en particular le facilitó los materiales para construir el decorado (el detallado conocimiento del estado en que queda la piel de leopardo si recibe incorrecto tratamiento sólo puede obedecer a experiencia personal, por poner un ejemplo chusco), pero me atrevería a decir que lo esencial en el tratamiento que reciben de Orwell los nativos, mucho menos cruel que el que administra a los sahibs (a los que destripa sin compasión alguna) obedece a ese hilo de protesta contra la injusticia que se imbrica en toda la obra de nuestro autor, mucho más que a cualquier otra cosa.


Aparte de ponderar esta novela cuya lectura les recomiendo, esta breve nota agosteña tiene como solo objeto mostrar mi aprecio por esos ingleses que son coherentes consigo mismos, como Orwell o como Martin Amis, a quienes no les tiembla la pluma si deben poner en cuestión las cosas, resultándoles completamente ajena, sin perder las maneras, la asquerosa corrección política; sensu contrario, mi absoluta distancia de los paniaguados serviles tipo Paul Preston, quien me ha venido a la memoria hoy al acabar Burmese Days, por constituir la antítesis, el 1/x de lo que Orwell representa; otra de las cosas que leí a lo largo de agosto fue una larga entrevista al referido hispanista-hooligan en que éste ponía a parir la romántica visión que se tiene de los anarquistas en España, visión que, ciertamente, bastante tiene que ver con lo que Orwell dejó escrito, he de reconocer.


Este denuesto prestoniano se debe a la sarta de sandeces que Preston vierte en dicha entrevista y, sospecho, en su panfletazo (que leeré cuando salga en edición popular, pues no pienso gastarme la pastizara que cuesta la lujosa edición de tapa dura que el omnilaureado ha puesto a la venta en primer lugar), todo lo cual se debe a su irredento comunismo. El comunismo es incompatible con muchas cosas (la dignidad entre otras), pero, sobre todo, lo es con la inteligencia.

El corolario de la nota de hoy es en definitiva la nueva demostración de este ultimo aserto, debida a Cayo Lara al invocar ayer la perdida de soberanía que comporta la reforma constitucional que va a haber que hacer para introducir un límite de déficit público. Este señor es tonto. Poco más.


Cerramos así el círculo y este breve boca a boca que he redactado, todo jumping thinking, para reanimar mínimamente Vladivostok.

03 junio, 2011

Concursos de rock

Aquí la foto tomada el cuatro de mayo de 2011, día del concierto en el Rock and Blues. Creo que ya conté que tocábamos en el III Concurso de grupos: se había seleccionado de entre todos los que habían tocado allí en 2010 a ocho, y había premios con pa$ta para los tres primeros... entre los que no estuvimos nosotros. Ayer estuve en la entrega de trofeos, pues ante todo hay que ser elegante en la derrota, y recogí la placa conmemorativa y el cedé de fotos. Me hizo gracia.


También nos habíamos presentado al concurso Ambar Z Music, donde no pasamos el corte.


No nos habíamos podido presentar, sin embargo, al Concurso PopRock Zaragoza, por nuestra edad. Eso me cabrea altamente.


Todo ello y un comentario de MBO anoche me lleva a pensar que tal vez deberíamos dejar de concurrir a estas cosas. Probablemente, lo suyo es que en tales ocasiones se prime a las bandas más jóvenes, que se les facilite seguir ruta.


Personalmente, es obvio que no espero lucrarme gracias al rock and roll (es obvio y además lo único realista es pensar así: en este milenio, me temo que forrarse con cargo a semejante actividad es tan difícil como que te toque un euromillones de esos). Supongo que el análisis atinado sería más bien el relativo a qué pretendo manteniendo un grupo de rock and roll. Míchel, el otro cantante y guitarra de Los Modos, escribió un breve artículo que forma parte de Tierra de Cierzo un libro que ha publicado el Oregon's Herald y que acompaña al cedé de la película del mismo título. El artículo de Míchel se refiere a qué se experimenta como músico-de-los-gloriosos-ochenta hoy en día. Y no deberíais dejar de leerlo, pues es bastante atinado. Y da contestación a esa pregunta.


En fin, esta entrada tenía como objeto fundamental enseñaros la foto ésa, de la que es autor mi compañero Pablo quien, como es obvio, tiene buena mano para tirar daguerrotipos... incluso con un iPhone.


Ah, no puedo dejar de mencionar que MBO ha devenido gran patinadora y corredora, y pasado mañana hace por segunda vez una carrera de tronío. Espectacular.


P.S.: No dejaré de decir que, finalmente, y si nadie lo remedia sufriremos tripartito izquierdista, aunque, afortundamente, sólo en el Ayuntamiento de Zaragotham. Que Dios nos asista.

07 mayo, 2011

Más números, otras letras

Que no hay modo ni manera de darse al orden, al concierto y a la ciclicidad razonable (una a la semana, qué menos. O cada dos. O una al mes, recoños). En fín: que dado que hoy he sido cooperador necesario en un pic-nic (juro que es cierto: el urbanita de pro que es uno se ha visto abocado a ejercer de coche escoba de una ciclo excursión rematada en un pradito-al-lado-del-Ebro, lo nunca visto) había de contarlo. Pero un poco de cronología, que no es lo único que merece ser relatado, siquiera para mi propio control de bajas.

En anterior entrada mencionaba yo un concierto de Los Modos que iba a celebrarse en la Sala Zeta el 2011-02-11, fecha muy aparente en razón de su palindromicidad parcial. Tocábamos con un grupo de Barcelona, Los Eléctricos, a quienes recomiendo a todos Vdes. encarecidamente. Una bajista excelente, un guitarra sensacional, todo contención a pesar de su inmenso virtuosismo (además de notabilísimo compositor), un batería poderoso y un cantante de esos delgados-con-mucha-personalidad. Me encantaron. Me encantó el concierto, en general, el nuestro y el suyo, salvo por un par de detalles menores: el público fueron OCHO personas y nuestro fee ascendió a... 13.75 EUR. No, no hay error de transcripción.




El siguiente show de Los Modos se ha celebrado el pasado miércoles, cuatro de mayo de 2011, en el Rock and Blues, en el contexto del III Concurso de grupo convocado por dicha sala. Resulta de que, de las cincuenta bandas o así que tocaron el pasado año en la Sala, ésta ha seleccionado a ocho, y entre ellas estamos nosotros. Todo muy bien en términos de autoestima. Lo de tocar en miércoles tiene algunas pegas en cuanto al volumen de la concurrencia, pero no estuvo mal. Lo triste es que, probablemente, será el último concierto que haga con nosotros nuestro batería, Jose, que nos ha abandonado, pasándose a una banda que se llama Decalles. A cambio de eso, pude presentar en público mi nueva adquisición:



Con Vdes., mi nueva Gibson ES339 antique red. No digan que no es preciosa. Suena de miedo, es de una belleza insultante destelleando bajo los focos y feedbackea como debe hacer toda guitarra de bien. Gocé a modo con y de ella sobre el escenario, qué demonios. Dado que la organización puso a un fotógrafo profesional a hacer pictogramas de qualité, estoy casi seguro de que podré colgar algún retrato de esos, donde se evidencie la realidad de mi aserto.

Y bueno; la noche del miércoles fue una especie de oasis en medio de una semana de trabajo desmesurado de ése que le ocupa a uno mañana, tarde y noche (aunque le dé a uno tiempo de escaparse un par de horitas para hacer el ya citado concierto: soy un prodigio de organización). Inmediatamente antes y con ocasión del puente imposible ése que se han inventado para poder remachar la excelencia del trabajo en una España al borde del 25% de desempleo (un saludo al Sr. Chapuzapatero), gocé de un breve viaje a Burdeos, donde pude ponerme púho de ricos caldos.



Salí de aquí un viernes a mediodía, llegué como a las 22.00 directamente a cenar y al día siguiente, a las 10.30, estaba en la primera cata. Y así hasta el lunes: después de rematar el enogastronómico viaje mediante un almuerzo glorioso en el Maher de Cintruénigo (señaladísimo restaurante que no deberán obviar Vdes. si se aventuran en un paseo por esa parte de Navarra) llegué al hogar (acarreando, eso si, un kilo de más que he de liberar).



Con estos antecedentes tan estresantes, comprenderán Vdes. que cuando MBO sugirió hacer en la mañana del sábado un sosegante pic-nic en la campagne yo no me pudiera oponer. Claro, uno tiene sus límites; cuando supe que se trataba de un bic-nic, indiqué que muy bien todo, pero que yo iba de vehículo de asistencia. Vehículo automóvil de asistencia, quiero decir. Como resulta que había invitadas otra quincena de personas y había que acarrear mantas, alimentos, bebidas y toda suerte de implementos necesarios para organizar el evento, la idea no era mala. Y allí que me he ido, cargando hasta arriba el gran apero rodante (Dios me ha iluminado: si no, mi pobre Porsche hubiese devenido barchetta, y nunca mejor dicho). En fin, seamos sintéticos: PICNIC de sábado: uno llega, extiende manteles, come cosas (ricas) hechas en comandita, se rie, bebe un poco de vino, otro poco de cerveza, una cocacola, entonces se pone a caer el cielo, se recoge todo a toda hostia (incluyendo la basura), se traslada como puede a un bar y se bebe un carajillo. Curioso, sips. En bici es un poco más incómodo, la verdad... Mi libro de 2º de EGB que explicaba cómo eran los pic-nics en bici precisaba lo de la tortilla de patata y lo de la guitarra (en efecto, me he llevado una acústica, todo bucólico y juglaresco yo), pero no lo del tormentón terrorífico. Nada que no haya podido resolver luego en casita, tras de adecuada duchita, un gin tonic de Fever Tree y London Gin.





Como ven, la vida sigue más o menos igual, abstracción hecha de la progresión aritmética de los efectos de la adolescencia (eterna) del joven UPMM, que cuenta ya con diecinueve años y está mucho más intragable que cuando tenía quince. La permanencia teen de J. es tan la leche (por no decir algo peor) que casi puede conmigo.



De entre mis lecturas, magro placer de una vida un tanto atropellada, no me atrevería a recomendar gran cosa. Supongo que el sensacional último VARGAS LLOSA, El sueño del celta, pero eso es algo tan antiguo como obvio (no dejen de leerla). Cosa menor y navegativa, La ronda del pirata, una obrita tipo O'Brian cuyo autor, James L. NELSON fue muy ponderado por aquél. La carga de mastelero de juanete mayor, noray y cabrestante en el texto es ligera: no es menester pues, tan apenas, estar todo el rato tirando de diccionario de náutica para poder leerlo.



Un par de panfletillos de filosofía política, La insurrección que viene (debida a un supuesto Comité invisible) e Indignaos (Stéphane HESSEL, con prologo-monserga del pelmazo de SAMPEDRO) me han valido para constatar que el pensamiento progresista (o de ultraizquierda, por qué no decirlo: de entre los dos textos, aquél revindica la excelencia del comunismo, con dos cojones) sigue estando igual de apolillado a pesar de la peste a naftalina que desprende. No lamento haberlos leido y tenerlos. Nada nuevo bajo el sol.



Aquí vendría que ni pintiparado un comentario acerca de la situación política de la Patria, pero estoy tan harto del Zapatos y sus inútiles adláteres; de la posibilidad de que se repita la experiencia tripartitaria en Aragón y en Zaragotham, si bien esta vez los sozis se ajuntarán con los comunistas cachiruleros en lugar de con los comunistas barretineros (además de con los comunistas sin prenda de cabeza regional específica); de la vergüenza del Camps y sobre todo del záforas ése castellonense y aeroportuario cuya mera existencia exige cárcel a gritos tras de esas gafas de sol... estoy tan harto, en definitiva, que prefiero pasar para no contagiarles a Vdes. mi hastío.



Y bueno, una nueva obra de una vieja conocida que, definitivamente, no ha sido llamada por el camino de la narrativa comme il faut más allá de Petra Delicado. Me refiero a Alicia GIMÉNEZ BARTLETT, que se despacha con una Donde nadie te encuentre perfectamente prescindible, en la cual, además, se refiere a Beceite -provincia de Teruel-, como Beseit. Escribiendo, naturalmente, en español. Esas cosas, como es bien sabido me ponen malo, pero ciertamente no crujiría tan severamente la obra por semejante tontada. El problema es que la aventura es completamente inverosímil, los personajes más falsos que Judas y más previsibles que El Gran Wyoming, los diálogos -numerosos- completamente fuera de contexto lógico y cronológico (idénticas las hablas de un periodista barcelonés y de de un campesino turolense, por ejemplo), y demasiada moralina subyacente, muy memoria histórica, aunque menos cargada hacia la progresia. Vamos, que no se me tomen la molestia de conseguirla ni leerla.



Y dicho esto, me retiro a descansar: ya he calzado una entrada verborrágica en condiciones y me lo merezco. Creo.

23 enero, 2011

Vladivostok no se rinde

Historia antigua y bien conocida es que Zaragotham sufrió dos sitios, y sus ciudadanos patearon con contundencia el trasero de dos altos jerifaltes gabachos. Es también sabido que la Grandeur hizo que se mintiera poderosamente en el Arco de Triunfo consignando el nombre de mi ciudad como victoria del enano cabrón (no, no me refiero a Sarkozy). A la conclusión del segundo sitio, de los 55.000 zaragozanos civiles han muerto 34.000. Se dice pronto. El tifus y el hambre fueron quienes en realidad rindieron a los zaragozanos.




Eso es sólo para dejar claro que, a semejanza de mi ciudad, este mínimo entorno mío tampoco caerá, así se hunda el mundo. Aquí estoy, muerto de sueño y rodeado de remembranza de incomodidades de niveles bajo, medio y alto, pero que les den a todas ellas: a más de manifestar mi resistencia a las incomodidades del mundanal ruïdo, reseño que mañana hay ensayo de Los Modos, que siguen al pie del cañon tocando con suficiente frecuencia como para que su guitarra de punteos (que coincide que soy yo) siga pensando en confesarse más músico que otra cosa, siga anotando en verde ideas para nuevas canciones, y se encuentre muy bien pensando en el próximo 11-02-11 (chula fecha, eh que no?), día del concierto de Los Modos junto con Los Eléctricos en la Sala Zeta.






Sigo amontonando libros que deberíais leer, pero estoy vago al respecto; más me vale, antes que nada, que os recomiende vivamente El Discurso del Rey, el peliculón que he visto en los últimos tiempos. La única duda que me suscita el filme es: ¿nos encanta la escenografía de las películas históricas británicas por su excelentcia, o bien porque han hecho que nuestro gusto asuma como excelente la manera de hacer de los cineastas británicos dedicados a filmar películas históricas? Pienso en esta (que es excelsa), pero pienso en Brideshead revisited y en tantas otras... no sé. En todo caso, esto es un peliculón con dos actorazos que te mueres al frente; de esas películas, además, que evidencia la estupidez del doblaje sistemático.



Bueno, suficiente por esta noche. Estoy por ponerme a poner palabras en grandes mayúsculas, gritos conforme a la netiquette, pero sospecho que sólo recibiría grandes letrazos en tipo 18 ó 20, evidencia del eco de las ausencias circundantes.


Besos, abrazos.