26 noviembre, 2006

Aderezo de falsa promesa

Creo que resulta obvio que el alcohol puede conducir a una vida depravada. Pero sólo a un idiota se le ocurriría culpar de ello al alcohol. A un idiota o a un sociólogo. Claro que a este último si no se le ocurre culpar al alcohol, acabará culpando a la sociedad que, naturalmente, es la coartada última de semejantes chorizos profesionales.

También el ajedrez puede conducir a una vida depravada. Y cualquier ascensorista puede ocultar bajo su uniforme el corazón de un sanguinario escabechador de niños crudos. Y el simpático casquero del mercado de la Prosperidad, que me vende el hígado para mis gatos, puede tener entre las cejas el proyecto de un hachazo en la sesera de su muy santa esposa (...)
El alcohol es tan inocente como el revólver con el que mataron a Lincoln o la espada con la que le rebanaron la cabeza a Holofernes...

Eduardo CHAMORRO, Galería de borrachos

Bueno, pues muy bien. Anoche salimos. Ayer, sábado a la noche, después de un día de turismo por Zaragotham que relataré más adelante, y para compensar una noche de viernes en que TODO (y no el principio de) el Plan fue (snif) un concierto de Les Luthiers y unas tapas en el glorioso El Rincón, salimos. Anoche salimos y bebimos, para ser más precisos. Siete elementos (tres matrimonios y el cincuenta por ciento femenino y free of children de otro) quedamos en las Bodegas Almau donde nos ventilamos una botella de Fagus (pueden Vdes. catar el 2001, que no es mala cosa, si bien no vale lo que cuesta. El estacazo que se van a pegar las bodegas de las DD.OO. emergentes va a ser notable si siguen pretendiendo prestigiar sus caldos selectos, sus 'Alta Expresión' a base de incrementar estratosféricamente su precio. ¿Es sensato pagar un Toro cualquiera a precio de Reserva Especial de Vega Sicilia, por más que el propietario de la bodega salga en el papel couché?); pasamos al siguiente, el siempre amable Vinos Nicolás, donde nos pimplamos tres botellas de Borsao. Aderezamos la cosa, bien es cierto, con una que otra tablita de ibéricos, quesos y algunas fritangas tabernarias, pero tales excesos de devoción por el Campo de Borja sólo condujeron a la ingesta, en un local antaño joyería, hoy garito (notable mutación) de un número que no puedo recordar de Gin Tonics de Schweppes y Bombay normal con su limoncito-limoncito en copa de borgoña.

Vamos, que esta mañana me he levantado con un clavo considerable.

El concierto de Les Luthiers fue absolutamente glorioso. Salvo el último tema, en clave de rap (curioso, pensé que estos señores se iban a descoyuntar con tanto movimiento) lo demás era conocido (el espectáculo es un refrito, como ellos mismos dicen) y nos lo pasamos muy bien. Yo ya les había visto en directo, pero no me canso nunca de hacerlo. La única tristeza, como digo, es que regresamos a casa prontísimo. Como compensación, el paseo de regreso, descapotado a través de una noche insultántemente cálida para estar a veintitantos de noviembre, con fondo musical de Circodelia, esa banda cuyos textos me hacen pensar en mis lectores blogger de entre veintiocho y treinta y tres (hacen apología de un tipo de juerga que yo no llegué a conocer, y tienen unos textos muy inspirados).

Estos días está viviendo en casa un primo hermano de MBO por motivos laborales, y habíamos concluido que era buena cosa, la mañana del sábado, dar un garbeo turístico junto con la progenie por Zaragotham para que el joven primo fuese ubicándose (creo que va a vivir en la Inmortal Ciudad por una buena temporada). Anduvimos por aquí y por allá, nos adherimos a una visita insérsica de la Seo (la segunda Catedral de Zaragoza, que es en realidad un par de millones de veces más hermosa que la del Pilar) , visitamos el casi recién abierto Palacio en que se ubica la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza (precioso), subimos al Torreón de la Zuda, echamos un ojo a las Murallas Romanas y nos asomamos al Mercado Central, un edificio realizado a finales del XIX en el estilo de la primera arquitectura del hierro... Vamos, hicimos ese paseo que uno nunca hace por su ciudad salvo si vienen visitas. Comimos en la Creperie Flor, que es el sitio al que llevé a MBO la primera vez que vino a Zaragotham, todavía en status 'Friend' (al menos desde su punto de vista: desde el mio hacía meses que había devenido la mujer de mi vida para siempre jamás) y al que seguimos yendo mano a mano o en compañía de la progenie, pues a todos satisface grandemente. La tarde fue de sesteo contundente, nos fuimos a dar un paseo los dos y finalmente llegó la hora de salir.

No deja de ser curioso que, a pesar de que llovía, de que nos apetecía cero salir, de que en realidad íbamos porque hacía tiempo que no veíamos a algunos de los convocados, la cosa se lió. Y acabamos regresando al hogar a las 04.00 AM o así.

Y claro, el despegar de mis ojos hinchados ha sido acompañado del musitar de la promesa más incumplida de la Historia (no-vuelvo-a-beber) y de la loa a ese gran hombre, ese científico de mente privilegiada, ese inmejorable químico, ese benefactor de la Humanidad: el creador del Alka-Seltzer.

Besos a todas y abrazos a todos, y que la semana que empieza os sea favorable. Yo voy a estar de maniobras de aquí p'allá (joder), pero no dejaré de asomarme por estas dependencias (y por las vuestras).

22 noviembre, 2006

De miércoles...

Joder, qué complicada puede llegar a ser la vida moderna en las ciudades de provincias, aunque vosotros, mis fieles blogger capitalinos, no lo creáis. En realidad, la frase debería ser "Qué complicada puede llegar a ser la vida", punto final.

La condición de padres de adolescentes nos ha liado abundantemente la existencia en los últimos días, pero vamos sobrellevándolo. La cosa laboral se nos complica a ambos (QL & yo) abundantemente por momentos. Me sé de alguna guapa chica que duerme un poco malamente, y en Chez Vladivóstoker-Leónez se habla ya del famoso Circo de Quince Pistas, cuya Dirección corre a cargo del dúo titular que Vdes. ya pueden imaginarse... Para no decir sólo lo malo, y en honor a la verdad, he de señalar que UPMM se ha comportado de modo razonablemente adulto a la hora de gestionar alguna de las crisis hogareñas. Mini-punto para él.



Leo a WODEHOUSE, que es un tipo que sosiega mucho, sea cual sea el nivel de tensión. Aparcados están Hannah ARENDT y ZWEIG (aunque insisto, no obedece a que no me guste o interese, si no al hecho de que mi cabeza necesita sosiego simple, no elucubración). Me desentiendo también tripartitos trapicheantes, y, más en general, de políticas, corrupciones, o de la inadmisibilidad moral de la actitud del Fiscal General del Estado, que ni tiene vergüenza ni la ha conocido: lamento mucho haber escuchado esta mañana la radio. De tan vergonzante el actuar del elemento Conde-Pumpido, ni tan siquiera las ondas más netamente pro gubernamentales han podido darle cobertura, refugio o escondrijo noticiario.

El fin de semana pasado fue un cierto no parar: por primera vez en mi vida (y, en fin, alguna experiencia tengo) asistí a tres conciertos diferentes en tres garitos diferentes en una sola noche: VAN MORRISON, en la Sala Multiusos de Zaragotham; Paco SIMÓN y otro guitarrista (yanky él) tocando rythm'n blues en la Sala Zeta; y los PÁNICO SPEED, una banda Mod de Madrid, en El Prior. Todo en la misma noche del 18/11. Como ya os contaba, ese fin de semana era el vigésimo aniversario de la Primera Concentración Mod, y ya sabéis que los mods son muy de poner garitillos de vender chapas, y pósters y fotos de anteriores eventos por todos lados. Había en la puerta -claro- una Vespa de 1967 o así, en ese azul-marica-ilusión tan originario. Hubo, tras del concierto, una pequeña exhibición (el proyector de filminas ha dado paso al retroproyector con pecé portátil) de fotos de acontecimientos madrileños, zaragothamanos y purple weekends desde 1986, y me sorprendió que no hubiese foto alguna de Los MODOS. En un momento determinado, pidiendo una cerveza en la barra se me acercó una cara remotamente conocida y me dijo: "Yo te conozco: tú eres Hans, el guitarra de Los Modos". Le contesté que sí, claro, y me dijo: "He conseguido una foto vuestra chulísima buscando en los archivos, pero claro, no la he podido poner". Me sorprendió. "Y eso?", le pregunto. "¿No recuerdas lo que gritásteis por el micro al final del concierto? Dijísteis "NO SOMOS MODS, SOMOS LOS MODOS".



Quedé alucinado. El purismo sectario se mantiene VEINTE AÑOS DESPUÉS, y los sucesores de aquellos jóvenes (jóvenes del '86 que no sé dónde habrán ido a parar: ahí no estaban, aunque cierto es que el día del concierto de los Who ví a alguno de ellos) aún recordaban nuestra manifestación de independencia en relación con la tribu (Michel, que ya a los 21 era muy amante de los titulares, pronunció aquella frase para dejar claro que bueno es lo bueno, pero en fin...). La frase salió en la prensa ("Esa frase tan llena de oes", que dijo el gran Miguel MENA) y a nosotros casi nos pegaron, pero como frase era cojonuda.



En fin, que hemos sido censurados veinte años después por no haber hecho gala del debido rigor identitario. Qué maravilla. No sé qué hacer con la parka.



En cuanto a los conciertos: VAN MORRISON es un sociópata indeseable e intratable, pero vamos, todo eso ya es cosa conocida. Con ocasión de su anterior visita a Zaragotham se hizo acompañar de una banda mucho más 'negra', más soul, con unas coristas de color (negro) significativamente más macizas que las dos señoras de mediana edad, rubias y blanquecinas y poco bailonas que remataban un combo muy, muy 'blanco', cuasi countryoso, practicamente carente de metales pero dotado tanto de un violín como de una inédita steel-guitar (tocada btw por una joven de pelo rizado que también le daba al banjo). A los organizadores del evento no se les ocurrió cosa mejor que poner sillas en la sala y cerrar la venta de cerveza diez minutos antes de la actuación que duró, exactamente, noventa minutos. Ni bises ni leches. Concluyó con un Gloria muy apañado cuya ejecución dejó a mitad en manos de la banda, largándose sin más trámite ni despedida alguna.

Por lo que respecta a PÁNICO SPEED, yo me acordaba de ellos porque tocaron en la misma concentración que nosotros. Y claro, se han convertido en unos chicos mayorcitos. Siguen siendo un poco ininteresantes, la verdad. Yo creo que cantante y bajista siguen siendo los mismos (técnicamente ninguna objeción), y no han cambiado gran cosa, salvo que les acompaña uno de los guitarras de ritmo más ineficientes que he visto en los últimos eones. Diría yo que tenía el volumen al cero para que no molestase su sonido, pero no pude ver tan de cerca el ampli. Nada de mucho interés, a pesar de la relativa afinidad espiritual y de alguna versión digna que hicieron.

Y en cuanto al concierto de los dos guitarristas de rythm'n blues de entre medias que mencionaba antes, pues la verdad es que cojonudos y con mucho feeling. Cada vez me gustan más, la verdad, los conciertos pequeñitos donde banda y público están cerca (y me gusta desde los dos lados del escenario). Lamentablemente llegamos un poco tarde.

Esta semana están Les Luthiers en Zaragotham, y, de hecho, he de reconocer que cierta prestigiosísima y muy querida blogger ha venido a la Inmortal Ciudad a verlos hoy, de manera que mañana comeremos juntos con gran satisfacción. De hecho, y aunque ella no lo sepa, comeremos en Casa Hermógenes, lugar excelso de la Ciudad del que creo haber hablado ya aquí.. En fin, el viernes noche tenemos entrada para ver a los geniales argentinos (regalada por cierto con ocasión de nuestro cumpleaños: si, si, fue adquirida en JUNIO pasado) , así que tengo la seguridad de que acabaré la semana laboral de muy buen humor.

En fin, que todo sigue. Besos & Abrazos.

17 noviembre, 2006

Trippin' around

Bueno, vale, otra vez actualizando con mucho retraso, pero entre el once y el diecisiete no hay tanta distancia como entre el once y el treinta de octubre, así que no está tan mal. Ea.

En la blogosfera, el personal viaja: Arbusto y Copycat viven en Kabul, Dwalks está en China, Cranston se va a París y estoy seguro que Juan se irá a Timbuctú de un momento a otro, por no hablar de la Doctora B, que casi recién ha regresado, muy satisfecha (jisjisjis) de München, esa gran ciudad, cuna de tanto profundo pensamiento democrático, o E-Jay, que en un momento dado se larga a comprobar que lo de trabajar junto al círculo polar ártico no le interesa. Alguna otra amiga blogger viaja muchísimo, pero por lo del anonimato no la cito expresamente. En mis orígenes profesionales auguraba yo que mi profesión me haría viajar, como al Capitán Tán, a lo largo y ancho de este mundo. Y no, realmente: yo también viajo, pero menos: esta semana en particular, lo mío me ha llevado a Jaca y a Madrid, vid infra. Viajes humildes, pero viajes al fin y al cabo, me han hecho dormir fuera de casa esta semana. La noche del miércoles, al acostarme, pensaba en lo poco que me importaban, cuando tenía menos años, los viajes de trabajo. Ahora, la verdad, me importa mucho dormir en mi casa, en mi cama, junto a MBO. El atractivo del zascandileo viajero profesional se ha desvanecido en buena medida. Oropel chorra. En casa le espera a uno, por ejemplo, la pequeña UPFm, que se te aferra fuertemente a una pierna y dice: "Esta pierna es mía" y tú no te vas ni en sueños.

El viaje a MAD del martes se basaba en trabajo a desarrollar a lo largo del miércoles en un sitio tan adorable como Tres Cantos. Como quiera que la gran Mercedes Cebrián presentaba su nuevo -y formidable- poemario la noche del martes, pues allí que nos fuimos MBO y yo, y nos lo pasamos de miedo (aunque llegamos a las 19.00 a nuestro hotel, acudiendo directamente al Hotel Kafka (sitio de la presentación) para tomarnos seguidamente unos vinitos junto con unos amigos de la autora, entre los cuales estaba Rafa Reig, de quien conoceréis las Sentencias que se publican en el Cultural de El Mundo de los Jueves, o el magnífico Manual de Literatura para Caníbales, que le fue dedicado a QL por el autor mientras éste amagaba unos tiros de tejos, hábilmente esquivados por mi felina y amada esposa. A las 01.00 estábamos en la cama, y a las 06.00 MBO hubo de irse a coger el AVE de regreso a Zaragotham, mientras yo trataba de hilar algunas ideas en relación con unos documentos. Todo muy La Bomba.

No os transcribo nada de Mercado Común, el nuevo libro de Mercedes, porque, de verdad, deberíais haceros con él, así como -aún más, si os va más la prosa que los poemas- con El malestar al alcance de todos, una colección de relatos cortos que me parece, simplemente, lo mejor que he leido en esa modalidad en términos absolutos con contadas excepciones del nivel de Heinrich Böll. O sea: que lo (los) compréis, coño.

Las idas y venidas han acabado esta mañana, poniendo orden al desorden de la mesa de mi despacho al otro lado de la cual mi secretaria me ha espetado todo lo que ha pasado esta semana... y la que me espera para la que viene.

Cojonudo, conojudísimo el recién publicado El primer caso de Montalbano, del siempre genial CAMILLERI: tres episodios de mi Comisario favorito que han caido a urgentes tentones en camas hoteleras; Stefan ZWEIG y El Mundo de ayer ha acompañado a Montalbano en mi maleta, de paseo por la geografía patria, pero con menos éxito de momento (estoy para poco ensayo semibiográfico melancólico y reivindicativo de tiempos mejores que no volverán). Y volviendo a casa al mediodía he vuelto a parar en Los portadores de sueños, mi librería de cabecera, y me he hecho con sendas cosas de WODEHOUSE (bueno para el espíritu siempre, sobre todo el inédito Picadilly Jim por su novedad) y una nueva recopilación de ORWELL, Matar a un elefante y otros escritos.

Por lo que respecta a asuntos menos elevados, debo señalar que a lo largo de toda esta semana no me he tomado ni un solo vino que mereciese la pena; que ninguno de mis almuerzos o cenas pasará a la historia por lo gastronómico (aunque sí por la compañía y la diversión la del martes); y que los contados gintóxix que me he visto obligado a consumir han sido de Nordic (snif) con Pulco (doble snif).

Después de esas cosas, pues qué menos que contar que se celebra este fin de semana el vigésimo aniversario de la Primera Concentración Mod de Zaragotham, que es precisamente aquella cuyo cartel anunciador está colgado en el Moloko. Tentado estoy de ir a ver si alguien recuerdaa Los Modos. Por otro lado, mañana toca Van Morrison en la Inmortal Ciudad (e iremos a verle, claro. A ver si es tan impresentable y genial como siempre. Para concluir, témome que este año no tocaremos en la Lennonada, pues los Green Apples lo harán en solitario y sin colaboraciones. Una pena, Michel y yo habíamos estado ensayando Misery, It Won't Be Long y You Really Got a Hold On Me con vistas a ese bolo, y nos estaba quedando muy fino. En fin, es igual: oportunidad habrá de estrenarlas, antes o después.

Que tengáis un buen fin de semana.

07 noviembre, 2006

Midweek time

"Cuando los Dioses quieren castigarnos nos conceden nuestros deseos", dijo QL el pasado jueves cuando le expliqué que me proponían convertirme en el Grosse Kappelmeister di tutti Kappelmeisteren, cosa que está muy bien, pero que por otra parte puede tener determinados requerimientos que pueden resultar perturbadores. En fin, de momento compraré otro tintero de tinta verde para guardar en un cajón discreto de mi nuevo-y-bellamente-decorado-despacho, cuyas paredes lucen hermosos lienzos mucho más costeados que mis láminas de El Lisitskij, que causaron el escándalo de la Institución cuando las elegí, las hice enmarcar y colgar. Quince años con la coña de 'Qué raros!'. Tendré que administrar a algunas personas más que antes, personas de cuya imaginación sospecho que es inversamente proporcional a su edad: personas de esas que, convencidas de la excelencia de su terruño, están dispuestos a adjetivar cualquier otro lugar con sólo un mohín. Y sí, en algún momento me pagaré una copa.

Dicho lo anterior, lo cierto es que -como siempre en estos casos-, estoy más bien pensando en otras cosas más interesantes: la llegada de un primo de QL, que viene a trabajar a Zaragotham y va a alojarse en Domus Hansis; las insospechadas pirolas de UPFm de clases de piano [que me sorprenden ilimitadamente: u obedecen a bronca en el comedor del colegio, o bien UPFm es la mentirosa más grande del Universo. Lo primero me cabrería (más bien poco, lo reconozco), lo segundo me preocuparía un tanto]; el progresivo mutismo de UPFM, que ciertamente me besa al levantarse y al irse a acostar, pero que habla más o menos lo mismo que el hijo mediano de Pequeña Miss Sunshine, peliculón que debéis ver inmediatamente; el hecho de que UPMM señalase ayer que el Examen de Historia le había salido 'perfecto'; lo chula que fue la Carrera de Caterhams/Lotus SuperSeven de Formula Women ayer...

Y no puedo quitarme de la memoria el hecho de que Paul Weller contaba que el día que le dijeron que iban a grabar por primera vez un disco con una Gran Discográfica, no le alteró lo más mínimo. Le causó bastante más alegría, en realidad, el hecho de que acababa de encontrar su badge de The Who, que creía haber perdido para siempre.

El tiempo atmosférico en esta ciudad es completamente desconcertante. Los días se inician con un frio y humedad notables; llegado el mediodía, el sol luce ardoroso; llovizna de a poquitos; las noches son frias. Parece, coño, que estemos en Gran Bretaña.

Sigo leyendo lo de Wesley Jackson, que ya comenté, en paralelo al último MANKELL, El cerebro de Kennedy. Aquél va mejorando; éste último, no. Eso sí, puedo recomendar (cayó durante el fin de semana) una súper-novela policiaca imprescindible para cualquiera a quien le guste algo la filosofía (basta con un COU apañado, no hace falta haber leido a Heidegger): Crítica de la razón criminal, de Michael GREGORIO. Veamos, la novela hila con mis recientes reflexiones sobre mal y bien, y se despacha bastante contundentemente con la figura de Don Manolito, que en el final de su vida se daría a morbosas investigaciones filosóficas sobre el irracionalismo más genuíno y hasta aquí puedo leer.

Como compensación a tanta excursión por el Valle de las Sombras como os endoso en los últimos tiempos (QL ha calificado La Hora Estelar de los Asesinos como una de las novelas más tristes que ha leido, sin perjuicio de su excelencia), una sugerencia optimista: haceos con El primer trago de cerveza, de Philippe DELERM: una obrita mínima, apenas una treintena de relatos de dos páginas. Más que relatos, escenitas. Cojonudo. ¿Habéis pensando alguna vez en la excelencia esencial de ese primer trago, de las moras recogidas los últimos días de verano, en la mediogula-mediovergüenza de pedir un banana split...? Narración de lo aparentemente intrascendente. Genial, de veras.

Corolario cachondo del fin de mañana: recién me llega -desde un sitio tipo Herefordshire- una solicitud de una empresa inglesa que me informa de que cierta persona que colaboró conmigo hace algún tiempo y que reside actualmente en la Pérfida Albión, me ha señalado como referencia, y que por favor informe de la misma, sus destrezas y debilidades, su profesionalidad y blablablá. Dios mio, qué audacia. Me preguntan, específicamente, si volvería a contratarla. A mí, que cuando dicha persona pidió la baja y se largó me fuí a celebrarlo con el resto de colaboradores. Me piden datos históricos que sólo puedo recabar de personas que tuvieron a aquélla en sus departamentos y la echaron a gorrazos. Dios, qué escasamente autoconsciente es el personal.

Y lo cierto es que no sé qué poner, no sea que la persona sea expulsada del Reino Unido a la vista del relato de tantos horrores y reenviada a la Patria. Sigh.
.