Philip Roth: "Me casé con un comunista". Martis Amis: "Koba el Terrible".
No os quepa duda de que me apetece introducir algo de debate ideológico aquí: lo triste es que no tengo tiempo. Como la literatura plantea dialécticas menos enardecidas, en principio, elijo la dicotomía encabezante. No sólo por eso. Mi programa de actuación incluía una mención al segundo elemento, y, como la brillantísima Bo Peep me indicaba que leería con interés un posible post acerca de Martin Amis, voy a ello.
Tiene mucha razón, vaya por delante, Ms Beep en cuanto a "Dinero".
A (con) "Dinero" le (me) está pasando, en cierta medida, como a (con) "Galíndez", de MVMontalbán (vid infra): no chispea (tanto como otras) y no me engancha (esas dos cosas, aparte de que las subyacentes extraliterarias no me ponen nada, ni en una ni en otra obra).
El protagonista de "$", además (aparte de esas ocasionales túrbidas trasuntaciones de Amis consigo mismo en sus personajes, que no acabo de tener claro si son consecuentes) se sostiene mal. No digo que se sostenga mal sobre sus pies, yendo "siego" el 85% del tiempo. Digo que de puro desaforado es perfectamente prescindible. O así.
Sin embargo, nada de eso pasa con "Koba el Terrible". Y, mutatis mutandis, el recién iniciado Roth. Libros adhesivos, velcros intelectuales.
Empecé por Amis con "Koba...", seguí con "Experiencia", continué por "El Libro de Rachel"... y todo eso todo seguido, uno detrás de otro, yendo a comprar el siguiente a puro tentón. El que hubiese a tiro en la FNAC ("Campos de Londres" seguirá en cuanto supere "Dinero", btw), no exactamente uno al día (no puede ser así), pero casi uno por semana.
Amis es bastante anárquico, estructuralmente lo suyo es la antítesis de una exposición ordenada. Con todo y con eso, algo como "Koba...", que fluctúa entre un libro de memorias y el ensayo (género éste último que se compadece mal con la desorganización), es tan rematadamente adictivo que me llevó a la citada catarata de compras. "Rachel..." no tiene nada que ver, pero me gustó, más aún como primera obra de veintipocos añitos.
"Koba...", como es conocido de casi todo el mundo, pone a caldo al pensamiento progresista europeo por no haber sido consciente NUNCA de lo que era Stalin ni antes (Lenin es también culpable), ni durante, ni tan siquiera después. En definitiva:
a) Lenin es tan culpable como Stalin
b) Stalin es culpable directo de muchísimos más asesinatos que Hitler
c) Hitler era un loco, Stalin no: éste último actúa sobre la base de un fundamento pretendidamente racional, cuando AH es un irracionalista puro.
d) El progresismo y en especial los comunistas europeos no han "reconocido" sus culpas a pesar de haber sido colaboracionistas notorios de la incomprensible absolución del sovietismo
Pero no sólo eso: el libro tiene el encanto de ser un "pase de cuentas" tanto con su padre como con la Inteligentsia como he dicho.
Y ahí es donde veo lo mejor. Quienes hemos tenido la suerte de vivir en un entorno inmediato tolerante, alrededor del cual había gente de izquierda y ultraizquierda, tanto como conservadores y retrógados, sabemos algo que, tanto quienes piensan que los rojos (todos) son unos zulús, o directamente unos hijos de puta (sin haber tratado uno en su vida) como los ejemplares (hoy en día mucho más frecuentes, especialmente en la blogosfera) que presumen que todo conservador o persona de derechas es directamente y sin remisión una especie de buitre-carroñero-meapilas-opusdeista-con-cilicio-hipócrita-inculto-pesetero-explotador-etc-etc-etc. (y tampoco hablan por propia experiencia).
Eso que sabemos es que la realidad es, en cualquiera de los lados (y el error básico es precisamente pensar que sólo hay dos), infinitamente más amplia, más rica. Que uno puede ser homosexual y de derechas, católico y progresista, pobre y fascista, conservador y ecologista, de izquierdas e inculto, facha y ateo (y mil combinaciones más). Y eso tomando sólo variables de dos en dos. Ahora, recombínese, y pídase V. un Martini Dry con una proporción 12/1 para sobrellevarlo, si no está acostumbrado a los caleidoscopios.
Y en entornos parecidos, lleno de polarizados, Amis y yo aprendimos a no ser binarios. Algún día explicaré la visión hormiga
Hablar hoy de Amis es para mí hablar de Roth, pues recién he iniciado, como he dicho por ahí, "Me casé con un comunista". Y es que son dos caras de la misma moneda.
Roth se ubica en el momento del comienzo de la caza de brujas y habla precisamente desde el otro lado: desde la iniciación de un adolescente al amor por la acción colectiva del average man: la segunda guerra mundial pasa a ser el momento revolucionario de los USA, así. El profesor -y su hermano- modelos viriles de intelectualidad revolucionaria, y escibe, naturalmente en primera persona, pasando naturalmente a cuchillo a la más oscura reacción macarthista. Cuando Amis critica la adhesión inquebrantable al modelo prosoviético acrítico, hablas Roth del heroísmo de ese modo de ver las cosas.
No puedo escribir con propiedad todavía acerca del libro. Sería un error. Pero con apenas cincuenta paginillas leidas, sé que es, forma y fondo, formidable. No creo que me decepcione. No creo que duerma mucho esta noche ;-D.
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