(Intro: La Drôle de guerre es el periodo que media entre el inicio de la segunda guerra mundial en 1º de septiembre de 1939 y el inicio de la fulgurante invasión de Francia por la Wehrmacht. Los franceses, movilizados después de la Invasión de Polonia por los alemanes como consecuencia del sistema de alianzas Polonia-Gran Bretaña-Francia, se enfrentan desde su Linea Maginot a los Alemanes, aposentados al otro lado de la frontera, sin de momento cruzar tiros tan apenas. Ese periodo, la “guerra de broma” concluirá cuando los alemanes se “pongan a ello” a modo, e invadan y deshagan el statu quo francés en apenas tres semanas demoledoras).
Y si, en efecto, regresamos el domingo a mitad de tarde para que Hans pudiese, como primera providencia, blasfemar en estéreo porque el tono azul grisáceo que había seleccionado cuidadosísimamente había devenido azul claro sin más, acaso con sombra de gris, lo justito, justito para no caer en el azul marica ilusión de cuarto de niño pequeño. En fin, no hay remedio y así se queda, más que nada porque NO QUIERO UN OPERARIO MÁS EN MI CASA… de momento, vid infra.
Acto seguido, Hans comprobó que las grandes librerías que tenía en su estudio (antiguo estudio, snif, perdón :’-( ) habían de ser desmontadas in integrum para poder llevarlas hasta su nueva ubicación. Y si, señores, si. Tengo un nuevo estudio, sólo que en lugar de dar a esa skyline que ya glosé aquí, y que se ha apalancado UPFm, pasa a tener vista sobre una luna o patio. Menos mal que hay un cachito de cielo por ahí arriba que se ve. Ventajas de los áticos.
En fin, eso: que tengo nuevo estudio en nuevo lugar, pero para llegar a él tuve que desmontarme las citadas pesadísimas estructuras con riesgo de mi integridad física y acabando como a las doce de la noche del domingo. Arghs. Monday morning my back was fücken.
El lunes no hubo puenting (debo ser el único) pero para compensar me pegué TODO EL PUTO MARTES reordenando la totalidad de los volúmenes de mi biblioteca extraída de mi ex estudio. El horror. Cierto es que colaboró la progenie, y por ello se verificaron clasificaciones alfabéticas graciosas: “Papá, ¿D. H. Lawrence es en la ‘H’?”, o Valera clasificado por la “J”, pero no por la de Juan si no por la de Jiménez (Pepita) o “Papá, ¿Somerset Maugham va en la ‘s’ o en la ‘m’?”, así como cesiones técnicas al final cuando los huecos, pre-marcados por UPFm con cartelitos a-b-c-d-e-f-g-h (etc) rebosaban, sobre todo en la “m” o en la “s”, dejando casi vacuo el de la “q”, a salvo Quevedo o la “z”, transfiriendo, para aligerar presiones, cosas muy dudosas a ese batiburrillo que bajo el epígrafe “Ensayos-Historia-Política-Derecho Internacional-Filosofía-etc” ha quedado en estantería aparte, o extrayendo de la zona de libros en inglés o francés cosas para dicho cajón-de-sastre (o cajón-desastre). Esa parte (que es de mi control y manejo exclusivo) es, naturalmente, la que ha quedado sin orden alfabético, y no creo que consiga engañar a los tres jóvenes para que colaboren. Vaya week-end me espera.
Quedó agrupada la SF toda ella, todos los Patrick O’Brian (la totalidad de las novelas de Aubrey/Maturin), todo Donna Leon, todas las aventuras de Richard Sharpe (by Bernard Cornwell), todos los thrillers (si, queridos lectores: Ludlum, Forsythe, Crichton, Follett: de eso hay en mi librería, y la mayor parte de ellos los leí con gran placer; no así los del abyecto Dan Brown que a punto estuvieron de ir a la basura).
Reordené los Cairos y aparté los cómix más killer bajo la mirada crítica de MBO que me recordaba que una portada onanista del Víbora no era el mejor material a presencia infantil; arropé amoroso la integridad de las Historias de Tintín (junto con el País de los Soviets, la reedición de las primeras versiones, y el Arte Alfa), como también los Blake & Mortimer…
Me queda para el sábado la reorganización dee las cien mil revistas de coches. No sé qué demonios hacer con ellas (¿puede interesarle a alguien el cubicaje del motor DOHC del Fiesta XR2 de 1985, por ejemplo? ¿Necesitaré ese dato algún día? Lo cierto es que me resisto a basurizarlas, al revés que MBO, que tiene muy claro cuál es el destino adecuado de todo ello salvo -muy concesivamente- como mucho el último año de Automóvil y los Motor Clásico) .
Esta reordenación me ha servido también para darme cuenta de que ciertos libros que –malhaya la hora- dejé, no regresaron ni regresaran jamás. Joder. Entre ellos y que recuerde –cabreado- ahora, los Schwejk de Hasek, cawen tó.
Dicho todo lo anterior, y considerando que esta mañana los transportistas se han llevado los muebles sobrantes, y que el lunes que viene traen las nuevas instalaciones de las niñas, y dado que el salón ya NO es un capitoné inmóvil, creo que puedo descansar… eso sí, hasta junio que viene. MBO ha conceptuado que tal será el momento perfecto para afrontar la reforma íntegra de nuestro dormitorio, del salón y del recibidor, así como para la total gestión parketera (unos 110 m2 de acuchillado, así, a palmos). Sabiéndolo me siento totalmente Armée de l’Air frente a una Luftwaffe de operarios que, esta vez sí, muy veraniegamente, acabarán conmigo. Voy a ver si en la droguería de la esquina me hacen un precio para un cutter cortavenas adecuadamente afilado.
Por cierto: entre ayer y hoy he cruzado el rubicón de las mil visitas en este su bló. Estoy entusiasmad-do (Snörre dixit)
3 comentarios:
¿Cómo hacer comprender a un pintor que con un tinte basado en turquesa nunca conseguirá el tono de cobalto solicitado, por más rojo que le eche?
Les hice repintar la habitación, tras ir yo misma a por la pintura a un sitio de esos que hace las mezclas sobre pantone.
Mi libreria, que cubre tres paredes, no tiene nada en orden, ni siquiera alfabético. Lo encuentro todo. Me encanta ir a por un libro. Odio cuando descubro que no está porque aún no me lo han devuelto. Entonces recojo todos los libros ajenos que veo y hago hábito de enmienda y devolución.
El que esté libre de pecado... :-D
Mi querido Hans
Me complace ver que tenemos las mismas costumbres lectoras soy una gran fan de Donna Leon y tampoco soporto a Dan Brown, a diferencia tuya, yo tengo libros prestables y libros imprestables, los primeros son aquellos que si desaparecen no me importa, los segundos son los que presto a mi poca gente, que se que los cuida y que me los devuelve en el mismo estado.
Felicidades por el marcador
Sólo puedo mostrar solidaridad y enviar un fuerte y sentido abrazo. Nada une más que soportar mudanzas y obras. Hermanos de Caja.
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