Que si, que soy la ruina caracolera, que no tengo ni vergüenza, ni pundonor, ni puntillo, tanta tontada informática (siendo el cybertorpe que soy) para, a la hora de la verdad, a la hora de hacer lo que (tal vez, a lo mejor, en cierta medida, teóricamente) SÍ que sé hacer -escribir-, quedarme en seco.
En mi descargo diré que ANTES y DESPUÉS del findesemanatotal [(c) Imágenes de Archivo, 1984] he estado -y sigo estando- hasta las cejas de trabajo. El otro día, cierta blogera colateral me decía "Pero... ¿tú en que trabajas, para empezar a las 08.15 y acabar a las 03.00?" Y era cierto, había trabajado, con una sola interrupción brevísima, de 35 minutos, para ir a comer algo y volver a la mina, casi diecinueve horas. La cosa ha "flojao", que dicen por aquí, pero sigue parecido. Urghs. Volviendo de una reunión que he tenido a setenta km. de Zaragotham pensaba en la cantidad de llamadas -importantes: personales, no de trabajo- que tengo sin corresponder.
Y en ese contexto navega como buenamente puede mi pobre bló. Ayer lo abrí, cotilleé a los demás (cfr. columna derecha: hay muchos y muy buenos blogs ahí linkados), hice algún comment brecve (atención: lo de breve lo ha dicho Hans, ergo debe ser puesto en entredicho, ya se sabe que el problema con éste es que diga que "no ha sido breve". Eso implica la Britannica, o "asín".) y cerré el chiringo.
Habréis observado que la bella Dra. B me imputa por ahí abajo haberme ido de traca al rompeolas de todas las Españas. Y así fue, en efecto. No pude coordinarme debidamente con algunas personas con quienes me hubiese gustado quedar (lo que me hace pensar que debería ser obligatorio poner un dirección de e-mail válida en estos artefactos, para poder tratar de conectar, aunque luego le den a uno calabazas), peeeeeeeeeero al menos conocí el fantástico Susan Club, garito con innúmeras virtudes, las menos importantes de las cuales no son precisamente sus responsables: Pablo, Vanesa y Paul (al ínclito Juan, lider espiritual indudable del lugar, no se le pudo conocer malgré-moi. Estaba ocupado en más altas cuestiones, no doubt. Entren Vdes. en su blog para más información). En cuanto al referido Paul, además, resulta que es no sólo coctelero de nota, si no aún más brillante músico power pop, una de cuyas canciones es una de mis bandas sonoras mentales permanentes. Vamos, que soy súper-fans (sic).
Por lo que respecta al lugar (la cosa física, las paredes, la decoración, las lámparas, esas cosas) es MUY chulo, además, y está en una ubicación perfecta para los pobres chicos de provincias; vamos, que perderse para llegar al Susan exige una carencia neuronal importante (no tener más de dos neuronas, diría yo: la locomotriz y la de respirar).
Como no tengo medida, y además iba en plan científico, después de haber cenado opíparamente en La Saga con un amigo non-blogger (haré nota expresa del tinto, un auténtico invento que debn Vdes. probary que no conocía), me dirigí a la Calle La Reina, donde se encuentra el "susanclús, donde beber es un plus", y me endosé dos martinis, uno a cargo de Vane y otro a cargo de Paul. De referencia el hecho de que el primero de los dos fue preparado dos veces, al no quedar convencida la joven de la idoneidad del mismo (tenía razón). Lo tiró y volvió a empezar. Me pareció perfecto. Coincidí con el insigne Cranston Snord, constatando las simetrías espirituales existentes (tanto que compramos ambos a un tiempo copias del EXCELSO Flyin' High del maestro Collins, por ejemplo), y, cuando Mr. Snord se fue con sus compromisos precedentemente adquiridos, me pasé al Del Diego, para incumplir con premeditación & alevosía una norma que he seguido rigurosamente toda mi vida: nunca más de dos martinis. Pero claro, recuerden que estaba científico yo, y había que hacer trabajo de campo para llegar a conclusiones acerca de la "Martinización de los laterales de la Gran Vía".
Y oigan, tan viejo no debo estar: al día siguiente estaba como un reloj.
Seguiremos informando: este horror laboral en el que vivo me impide más que esta (juasjuas) sucinta nota.
Besos y abrazos desde Zaragotham.
5 comentarios:
Apabullante... simplemente apabullante.
Ehms... a qué se refiere, dilecto Hang? A volumen de información? A volumen de alcohol ingerido? A volumen, simplemente, de texto?
Me extraña maese Hans, es por su narrativa incomparable.
Parece que necesitas un descanso tipo -digamos- balneario o similar. Sin teléfono, obras, coches, hijos ni alcohol.
Una cura geriátrica, podría llamarse.
A veces toca....
Absolut epatante....
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