Hoy es un día, supongo, para tratar de recordar qué estaba haciendo uno.
Personalmente, llegué a mi casa, y, aunque no es muy habitual, encendí la tele.
No pensé que fuese una película, pero sí que era un accidente.
Más tarde, aquella tarde, pensé que, con nueve añitos de desfase, a éste le habían dado la puntilla definitiva (por bocazas. Lo de que era un bocas lo pensaba ya en 1992, en todo caso).
Nada ha sido igual desde 2001. De hecho, todo ha sido peor. Mucho peor. Que nadie se engañe: a pesar de que sería imbécil/brutal considerar que el Mundo Árabe está a favor de los atentados 911 (y de todo el haz precedente de atentados yankífobos de los grupos terroristas de fundamento islámico, que son innumerables, y entre los cuales podría encuadrarse, por qué no decirlo, el atentado del once de marzo de 2004... salvo que uno crea en las teorías contradictorias fedeguiquenses) sería muy ingenuo pensar que a los desheredados que habitan en esa parte miserable/petrodolarizada del mundo les son indiferentes tales atentados: la no-indiferencia va desde la media sonrisa de 'se lo merecen' a las oraciones por los 'mártires' pasando por el encouragement a los hijos para viajar rápidamente al paraíso.
No creo que sea el momento de referirme al tratamiento del asunto de Israel: en este punto no coincido con el pensamiento políticamente correcto, pero no quiero hablar de ello ahora. Lo cierto es que -y aquí hablo como internacionalista- el 911 determinó la desaparición -o, cuando menos, un golpe durísimo- de la manera de definir las relaciones internacionales, que, qué caramba, iba por buen camino, dentro de un orden. Admitiendo el peso de las Altas Instituciones Internacionales, las cosas iban a ir mejor.
Y sin embargo, una vez liquidado el equilibrio del terror bilateral (o, como pensaría un yanky-tipo, el juego claro buenos/malos), bienvenidos al espanto de la perfecta indeterminación; una vez casi liquidados los terrorismos regionales, saludos a la definitiva irracionalidad; una vez consolidado un modelo de definición de la relación ciudadano-Estado en el mundo civilizado, vuelta atrás, gracias a los titulares de un horror ejercible en todo momento y lugar frente a quienes no se puede oponer nada si defendemos, precisamente, esa definición de la relación.
Y mientras tanto, el Zapatos viviendo en los Mundos de Yupi y soñando en la Alianza de Civilizaciones. Con M6 falseando resultados electorales al otro lado de un charco de catorce kilómetros de ancho. Fastuoso.
6 comentarios:
Ni que lo digas, total y plenamente de acuerdo.
Bueno, yo no voy a decir nada sustancial políticamente hablando, porque estoy con el piloto hedonista on full mode, así que sólo diré que yo aquél día me desperté en Amherst, Massachusetts, de resacota por haber celebrado la noche anterior mis 24. Tenía clase a las once y al llegar a la biblioteca para leer antes mi email, vi banderas a media hasta y un peaso televisor en la puerta repitiendo, y repitiendo, y repitiendo, tó aquello. Conocía a gente que quedó muy afectada, claro, porque quien más y quien menos conoce alguien en NY... para mí fue simplemente raro, porque tuve la sensación de que en España se vivió con mucha más intensidad (recibí cantidades de emails y llamadas de todo el mundo preguntándome si estaba bien... yo que vivía en un pueblín-burbuja que no parece pertenecer a ese país...).
Y esa es mi historia.
HANG, me agrada ver que nuestro general entendimiento (probablemente, con algo generacional de trastienda ;-D) supera océanos. Un abrazo.
CAYE: Gracias por la intra-historia, y, Reina... ¿cómo has logrado vivir tan formidablemente? (Y yo, ahora, teniendo que buscar en Google Maps ande coños está Amherst, Massachusetts :D)
Es que a Ud. y a mí, doctor, nos une algo más que la guitarra, el vino, las corbatas, los autos y el derecho; el sentido común.
Un fuerte abrazo!
Desde un Ciber en Tomelloso-City, puedo constatar que el mundo es ancho y ajeno. Un gustazo volver a encontraros a finales del mes pasado. Nos vemos por estos lares.
...quicir, "asta". Flagelándome...
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