Ufs. Viernes ya y sin haber contado los jailais del pasado güiken. También estaría con la duda de si procede contar lo de la procedencia de regalar a las hijas adolescentes la primera Epilady o relatar un capítulo notable de Chapuzmanía a cargo de Hans, ese gran bricoleur (pena de foto de la table de plancha adecuadamente reparada).
Pero bueno, vayamos al sábado pasado. Uno mantiene con la cosa de las bodas una relación ambivalente: como toda fiesta, potencialmente, me apetecen. Como toda aglomeración de gente indeterminada, me repelen. Las hay puramente sociales; las hay próximas. Las hay, en definitiva, buenas y malas, y ello es función, por supuesto de la concurrencia, pero también del entorno (en el que queda englobado, naturalmente, el comercio y el bebercio).
La burguesía zaragothamana casa a su prole, básicamente, en cuatro o cinco iglesias, y celebra los subsiguientes banquetes en cuatro o cinco lugares (tres o cuatro hoteles, precisaré). Hay bodas-tipo que he repetido como veinte veces (no exagero: en nuestro segundo año de casados acudimos a trece bodas o así). Bueno, que me voy: el pasado sábado tuvimos una boda de una colaboradora de MBO. Con viento de Levante y cielo entregris, y despidiéndonos de UPFM y UPFm al grito "Que os enseñen la patita por debajo de la puerta antes de entrar!" (grito que apenas encubría los alaridos de satisfacción de las muy delincuentes), partimos. Ah, sí: eran las 10.30 de la madrugada de un sábado. Joder.
Ceremonia: oficiante, un ocho bien despachado; discurso meloso de 'su muy mejor amiga', un uno con cinco, siendo generoso. Soprano, un nueve con todo merecimiento; Coro Rociero a la salida (parece que a la contrayente le motiva la cosa sureña), no califico por obvios motivos.
El Gran Hotel es uno de los cuatro o cinco sitios que decía antes, el de más rancio abolengo. Es un lugar muy ligado a la familia de Hans, pero no me extenderé en ello. Lo cierto es que sus aperitivos nunca decepcionan: una apuesta sobre seguro; una brochetita de pularda con una sala remotamente amostazada y con una cuarta de limón fue novedad muy aplaudida. Y un propio haciendo mojitos de pequeña dimensión. Además de eso, naturalmente, las tan celebradas croquetitas y las pechuguitas de pollo villeroy que vienen siendo degustado por generaciones y generaciones de zaragothamanos con gran placer. La hostia, qué superado todo, pero qué bueno -también- todo. BTW, un recuerdo en este momento granhotelado a Cranston Snord, el más grande de los blogger-sin-blog con quien disfruté de un muy grato desayuno en su momento en sus salones.
En fin, que no quiero enrollarme: después de desaforado almuerzo de cinco platos y dos postres después de una hora de aperitivos (esta civilización se va a la mierda, amigos, pero fallecerá de sobrenutrición exquisita) se verificó esa práctica tan bien conocida: como se sabe, toda boda es un potencial espacio de caza, y mi muy querido amigo y colaborador C., en la cosa danzante, disparó a todo lo que se movía y muy especialmente a la morena hermana de la rubia novia (casada y con prole, y en presencia de su Santo de ella). No: no hubo hondonadas de hostias.
Descubrí por otra parte que -esto es Zaragotham, hermanos- otra colaboradora de MBO está ennoviada con un antiguo condiscípulo mío de La Compañía, un estupendo joven, que atiende por B., con quien hablé de lo divino, lo humano, y cómo hemos cambiado que dirían los Presuntos Implicados, y tal y tal, y en general tuvimos una amena mañana-tarde-noche, que acabó (Olé!) a las 22.00. Gran fiesta, y qué bien dormimos, oiga.
Todo eso conforma el pasado sábado, pero no conviene olvidar que previamente hubo un viernes, que también tiene su importancia en términos históricos si se vincula al domingo. El viernes, decía, hubo un concierto en el antiguo KWM de Shepherd & Bush, y el domingo ensayo de los Modos. Todo está entrelazado, claro: todo forma un conjunto, dado que quizás hayamos llegado a la síntesis y, por fín, tengamos un batería y un bajista (aunque ellos no lo sepan aún, claro) pues, en efecto, mi querido y más arriba citado B. no deja de ser quien le vendió la primera batería (una Honsuy infame) a Pedro Andreu, aka el batería de los Modos, aka el Batería de los Héroes del Silencio. Y Jorge, el bajista de los Shepherd & Bush es un hombre con un Jazz Bass y eso es siempre una muy buena señal. Por concluir con lo del concierto del viernes, también tocaron unos tales Silent, pesadísimos (aunque muy técnicos) que nos hicieron largarnos al séptimo tema (habiendo concedido el beneficio de la duda durante tres) y otros tales Will Spector, a quienes no llegamos a escuchar.
En fin: a efectos de conformación de la futura banda, confiemos en las buenas artes de Michel & Hans (oraciones). Por cierto: Michel & Hans ya tienen montados diez temas. Y a lo largo de esta semana he llegado al íntimo convencimiento de que That's Enterntainment debería ser el décimo primero. Sigan atentos a sus pantallas, queridos amigos.
Elmore LEONARD: Persecución mortal (v.o., Killshot)No sé si hablé en su momento de Almas paganas (que no era nada del otro jueves pero tenía su cierta infraestructura). Esto que comento hoy, otra policiaca pelín tarantiniana minus two, aunque no está nada mal. Tiene un personaje interesante (ella), uno obvio (él), otro plano (el egresado de la academia del FBI-con-dos-neuronas) y dos comparsas brutales y previsibles. Es un poco como 'Sólo ante el peligro': probablemente la anécdota es demasiado previsible, y lo que es (sería) chulo es el desarrollo. No está mal. De primeras le dí un 6.5/10. Hoy le doy un 7/10.
Resto de la semana hasta hoy (en que he preparado una cena suave para las pacientes del hospital en que se ha convertido mi casa): mil millones de milongas y horas de trabajo, y, sorprendentemente, al hilo de un 'Plan de Conciliación', una conferencia de Amando de Miguel. Muy curioso, qué duda cabe. Previas las oportunas instrucciones, no ha hablado absolutamente nada de política, cosa que le honra dado el contexto. Y es curioso, dado la que está cayendo. Pero como es viernes por la noche y no quiero incordiar, lo dejo aquí yo también. A pesar de la Ley de Presupuestos. Enjoy a nice week end. Yo me voy a descansar, que mañana tengo unas carreras y he de demostrar mi ilimitada pericia al volante (pffffffffffffffffffjwahwahjwahkjwah!!!!!!).
12 comentarios:
Prodigioso: acabo de desayunar y no obstante siento la necesidad imperiosa de colocarme unas brochetas de pularda rociadas con salsa remotamente amostazada y una cuarta de limón...
Muy en contra de los coros rocieros de despeñaperros para arriba. Creo que algunos curillas incluso los prohíben. Muy en contra también de los discursos de mejores amigas, estos hay que dejarlos para la barra del bar, con un copazo cada uno. Entonces sí te parecen emotivos y hasta puede que se te caiga una lagrimilla. Pero antes, no.
Los coros rocieros es eso que cantan vestidos de flamenco? Superencontra, no!!! A no ser que te cases en Sevilla, o que te llames Farrukito.
¿Soprano Y coro rociero? Los hay incoherentes. En fin...
Mks.
yo creo que las bodas se miden segun la calidad de la comida ;)
14 bodas este año, oiga. Ahora escuche: una ruina, pura rutina. Las ceremonias se hacen pesadísimas, las cenas eternas, los hielos de las copas efímeros, las resacas insufribles... Todo sea por los amigos, aunque la mitad, según las estadísticas, acaben tirándose la cubertería a la cabeza en los juzgados.
XURRI, no es extraño. No puedes imaginarte cómo estaban las muy puñeteras brochetitas.
SUE, muy de acuerdo, tanto por lo que respecta a los Coros Rocieros como en cuanto a los discursitos. Puaghs.
CASTA, exactamente eso: unas señoras vestidas de gitana (una de ellas con un timbal, oiga) y unos elementos guitarreando. En fins...
AWAKE, de verdad, la soprano era formidable. Parece que lo del Coro Rociero fue una sorpresa del contrayente, que ella desconocía.
PUSSY, esa boda fue de alta calificación, y uno de los motivos fundamentales fue la excelencia (cantidad y calidad) de los platos servidos :-D.
ÁNGEL, la verdad es que son cosa cansada, pero ahora que ya estamos en la segunda vuelta hay muchas menos celebraciones ;-D.
Señor Hans, la que ecribe y suscribe acaba de empezar sus clases de batería. Espere usted unos añitos (calculo que unos 10) y podrá contar con baterista para dar conciertillos en hoteles de Mallorca a los ilustres miembros de viajes imserseros.
Mientras, siga disfrutando de su revitalizado grupo.
"Coro Rociero a la salida (parece que a la contrayente le motiva la cosa sureña), no califico por obvios motivos".
Suscribo plenamente su no-comentario sobre los coros rocieros. Observo, con cierta repugnancia, que entre la burguesía aspirante a aristocracia eso del folklore sureño se está convirtiendo en un "must" de toda celebración/acto social que se precie.
Esas celebraciones me pillan con el cuerpo de jota, con ganas de cantar, a rimmel corrido y con una botella en la mano derecha, esa de Amy Winehouse, " Heathcliff, it's me, I'm Cathy, I´m home....". Más que nada, por dar un buen fin de fiesta.
A mi lo del coro rociero que ya me ha acontencido en alguna boda, me deja descolocado, sobre todo si es en El Escorial con un frio de pelotas...
Uhm... decididamente no hablaremos de epiladies...
El libro, a pesar de que le hayas subido la nota, no termina de convencerme (sigo enfrascada en Los acantilados)
¿Tu familia muy ligada al Gran Hotel y no te extiendes? Extiéndete, hombre... :D
Y por fin a lo que venía yo, qué buenísmo anoche Stewart, ¿verdad? Hoy Héroes, ¡jiji!
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