Hagamos memoria... ya decía yo aquí que el sufrimiento de la obra en curso entonces era sólo la parte de la primera parte.
Pues bien: esta mañana, siendo las 08.15 y con viento de levante, después de conversaciones con carpinteros, albañiles y calefactores-fontaneros, ha sonado el klinklong de la puerta, que ha sonado, para mí, como la introducción de esta bonita canción:
Ob's stürmt oder schneit,
Der Tag glühend heiß
Oder eiskalt die Nacht.
Bestaubt sind die Gesichter,
Doch froh ist unser Sinn, (Ist unser Sinn);
Es braust unser Panzer
Im Sturmwind dahin.
Y efectivamente: abierta que les ha sido la puerta, han avanzado -cual los Panzers por Polonia al ritmo de la canción transcrita- los tres albañiles que vienen a perpetrar la penúltima fase de La Obra (la mayúscula no es casual, y no hace ciertamente referencia a la creación de José María Escrivá -lo de "De Balaguer" es un queo de sus hagiógrafos: el individuo carece de un sólo antecedente con título de nobleza, fuera de los que, falseando palimpsestos le han procurado los suyos-).
A la vista de la que se venía encima, he huido. A lo largo de la mañana he hablado con la joven V., a quien había dejado a cargo de las defensas de la plaza (comprensivas de la compra e instalación de unos plásticos en las áreas de mayor presión ofensiva de las fuerzas enemigas) quien me ha dicho que la cosa iba bien.
Después de una mañana tremebundilla he regresado al hogar, transformado en erial: yo diría que han afrontado MUCHOS frentes a la vez: recibidor, distribuidor de los cuartos de las niñas, salón y nuestro dormitorio: estaban los tres albañiles ya citados, más un fontanero y se ha incorporado más tarde el carpintero.
Ah, las glorias de la economía sumergida: aquí es donde vendría, en otras circusntancias, mi habitual alegato relativo a la injusticia de la relatividad de la presión fiscal sobre unos y la brutalidad de la misma sobre otros (y entre ellos, nosotros). Pero estoy cansado y no quiero aburrirles a Vdes. Diré, eso sí, que los mencionados tres elementos, el más joven de los cuales no cumplirá los sesenta y..., han tomado -como ya he dicho, hacia las 08.20- uno de los dormitorios, donde han procedido a cambiarse-y-ponerse-ese-pantalón azul tan a la moda (lo digo por el lucimiento de trasero, sobre todo) dejando también ahí sus respectivos bocadillos-para-el-almuerzo. Ah, encantadoras tradiciones inalienables del obrero medio.
Había una puerta cambiada de sitio, otra tapiada, un arco a medio eliminar, un armario destrozado adecuadamente, un radiador por los suelos y una estantería de obra que había pasado a convertirse en resto. Me he refugiado en la cocina, he comido en unos diecisiete minutos -renunciando a la última copa de vino, que me iba a tomar para olvidar las penas y me ha parecido mal- y me he ido, para que estos señores vean que los de corbata también sufrimos para ganarnos las habichuelas.
La nunca suficientemente bien ponderada MBO -que es la que de modo habitual se come estos marrones- está en Bruselas, de manera que esta noche cuando regrese a mi hogar convertido en trinchera habré de llorar en soledad.
Eso sí: el fin de semana ha servido de muy adecuado introito mental compensatorio de semejante desembarco en la semana de trabajo-y-obras. Aparte de gozar en Cadaqués de un sol con temperatura razonable, además de leer largo y tendido al moderado calor de ese sol, y de reirme con la progenie lo que no está en los escritos, y compartir con UPMM un risotto de trufa y setas de escándalo...
... aparte de todo eso, decía, rematé ayer noche con un concierto de Los Secretos en el Teatro Principal, el segundo que hacen de la gira de presentación de su nuevo disco, Una y mil veces. Álvaro Urquijo vino a administrar la dosis a sus leales (éste su anfitrión lleva yendo a sus conciertos en Zaragoza desde hace más de veinte años), entre los cuales no elevaba yo la media de edad, btw.
... aparte de todo eso, decía, rematé ayer noche con un concierto de Los Secretos en el Teatro Principal, el segundo que hacen de la gira de presentación de su nuevo disco, Una y mil veces. Álvaro Urquijo vino a administrar la dosis a sus leales (éste su anfitrión lleva yendo a sus conciertos en Zaragoza desde hace más de veinte años), entre los cuales no elevaba yo la media de edad, btw.
De acuerdo con la tradición, me gustan mucho más temas anteriores que los del último disco, recién publicado (de hecho, llegó a mosquearme un poco una cosita que tocaron y que tenía un si es no es de Presuntos Implicados si no fuese por la más correosa base rítmica... y por la voz solista, claro). Recordó a Enrique (cosa que a mí, que quieren, sigue emocionándome: cuando se quedó muerto en un portal de un chute mal pasado me dolió como si se hubiese muerto alguien próximo, muy próximo a mí. Disculpen la confidencia confidente) presentando Te he echado de menos hoy, hicieron el Vidrio Mojado a capella y se demostró, una vez más, que la guitarra con sonido más bonito del mundo es la Rickenbacker 360/12 :D.
Un bajista que, al menos yo, no conocía, de lo más eficiente; Ramón Arroyo, el guitarra de punteos, con su habitual expresividad (negativa, no sólo inexistente: es una especie de agujero negro de expresividad: la tiene en grado cero y absorbe la que se genera en derredor suyo); el pianista, Sr. Redondo, muy bueno como siempre en lo suyo, y el eficiente batería sonaron muy bien, sin duda.
Y bueno, tocaron los temas usuales clásicos (Dejame, Ojos de Perdida, Ojos de Gata, El Boulevard de los Sueños Rotos, Quiero Beber Hasta Perder El Control, etecé), entreverados como es usual de cosas extraidas del disco nuevo.
Bien, la verdad es que bien, considerando que fue un concierto sentado, que es algo que machaca el animus concertistii bastante. Vibraron e hicieron vibrar al respetable.
Los Secretos. Teatro Principal. 01/05/06, 21.00, 20.00 EUR
7 comentarios:
¡Ay, las obras! Cómo coño sería la de El Escorial, si la ponen de ejemplo.
jooo...un concierto de los secretos...es que me encantan...y cuando murió...ufff como si fuera de mi familia...tengo que buscar cuando se acercarán a valencia...
Soportar solo las obras debe de ser duro, sí. A mi aún no me ha tocado sufrirlas mucho, pero recuerdo la anécdota de Att, que fue a llevar baldosines a los obreros y se los encontró plácidamente dormidos en su domicilio. Y, encima, a la pobre le dio reparo y tuvo que entrar de puntillas para no despertarlos.
Esos obreros manuales.... con su mono, sus cigarritos sin boquilla, sus panzas y el aroma sudoríparo-carajillero, todos hormona, y colonizando tu hogardulcehogar...
Valor, que no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo aguante. Son pruebas que nos pone el Señor.
Lo de las obras es tremendo, Quic, efectivamente. En Zaragotham, cuando se habla de obra larga-y-contundente se pone siempre como ejemplo la del Pilar, jamás conclusa.
Sue, en realidad sólo han sido dos días de soledad. Mis obreros son además más activos que los de ATT. Más destructivos, también, témome.
Mmm, mira en la página cuyo link he puesto en la entrada: tienes las fechas de todos los conciertos.
Xurri, estos obreros mios son muy de la nueva era: no fuman, y no diría que son carajillosos -dada su edad provecta, es lógico- aunque toda la gama perfumística que sugieres se plantea, acompañada de la natural esencia choricera que invade la paz aromática de mi hogar a la imprescindible hora del almuerzo.
Marta, a mi también me encanta -como todo el primer LP, en realidad. La tocaron y hubo generoso erizamiento capilar. P.S.: desconecta la verificación de mensajes en tu blog. Si no, nunca aparecerán los comments que se te hacen ;-D. P.S., 2: Si me permites la opinión, no se puede ser tan pesimista en el Sur y en Primavera. El sol lo impide :D
¿Qué tal siguen tus ingenieros del ladrillo? (sííí, ya sé, pero es que he andado medio loca)
Besos!
guaaa!! me encanta el blog, siempre encuentro temas muy interesantes.
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