15 septiembre, 2006

Otoñalidad y maneras


Leía el otro día que los buenos modales consisten en evitar las fricciones mediante el establecimiento de las pautas de, por ejemplo, un encuentro: cuando ambas partes saben lo que el otro debe hacer, el conflicto es improbable. “El derecho internacional, después de todo, es simplemente un código de buenas maneras a lo grande”, concluye su reflexión la protagonista de El Club Filosófico de los domingos, de Alexander McCall Smith. Una curiosa novela escrita por un profesor de medicina legal con interés para cualquiera que no vea la filosofía como algo árido, ajenos y remoto, si no como una sistematización de un cuerpo de pensamiento de aplicación diaria. Al fin y al cabo, para alguien que considera que Kant no es a la ética lo que Chaplin a la Historia del Cine.

Como es natural no puedo estar de acuerdo con la parte del aserto que habla del derecho internacional, pero el resto me parece sugestivo. El resto de la novela, quiero decir, llena de reflexiones, precisamente, éticas sobre el actuar diario, sin tono de sermón. En realidad, me encuentro más tono de sermón en las canciones del último doble en directo de Loquillo, pero eso es otra historia.

No es sermón señalar que ser correcto es lo deseable, que ser educado es lo que debe ser. Que la grosería que campa por sus respetos en España es un desastre: es una muestra de menos civilización, no una muestra de mayor sinceridad o autenticidad.

Maneras y ánimo otoñal. Está cayendo la del pulpo sobre Zaragotham. Dios, cómo llueve. Hace un día de mierda, ayer hizo un día de mierda, anteayer hizo un día de mierda, y lo de no ver el sol, aparte de proporcionarme una desagradable somnolencia –estoy en modo oso hibernante on- me corrompe los hígados. No creo que podamos irnos este güiken a Cadaqués, y, no sólo por eso, estoy de un humor de perros. Sin embargo, procuro no perder las maneras, aunque esta mañana ha habido un par de personas a quienes he estado a punto de mandar a tomar por el culo literalmente. La lluvia hace aún más pesada a la gente.

En el despacho (que podríamos reconvertir de “Hans Vladivostoker Kapelmeisteren” en “Hans Vladivostoker, tratamientos de fertilidad”, dado que en año y medio se han producido en la breve plantilla tres bajas por embarazo) no hay coca-cola light, que, como creo que he contado por aquí, es el producto gracias al cual por las tardes me mantengo en estos casos: la nueva secretaria –protoembarazada también- ha olvidado hacer que las trajesen. Joder.

A pesar de todo, no perdemos el tono. MBO –que arrastra un trancazo de medianas dimensiones- y yo nos intercambiamos e-mails chorras. Trato de dar forma a un escrito de trámite de lo más pestiño. Llaman pesados a los que administro con mi usual gracejo.

En realidad, la primera norma de las buenas maneras es conseguir que, en torno tuyo, las cosas sean agradables.

13 comentarios:

Xurri dijo...

La lluvia hace con las personas algo parecido a lo que hace con las moscas, verdad? de golpe se vuelven pegajosas y pesadas, e insistentes a más no poder. Y sólo quieres quitártelas de encima con un manotazo, aunque en realidad lo que harías - de no darte tanta pereza - sería exterminarlas con lo más fulminante que tuvieses a mano.

Hacer la vida de los demás más agradable es un objetivo vital encomiable, y las buenas maneras un medio bastante efectivo para alcanzarlo. En realidad poco más importa. Sea grande o pequeña tu ambición, o tu ocupación, el mayor porcentaje de satisfacción lo obtienes de lo agradable de las pequeñas cosas, y de lo amable del comportamiento de los demás - y del tuyo propio. Aquí una lanza en favor de la buena educación.

Espero que de toda esa fertilidad a tu alrededor no se rumoree. Y que -poddió! - traigan ya esas cocas-light. Avísame cuando llegue el repartidor, bytheway ;o)

Anónimo dijo...

El post te ha quedado de lo más otoñal, sí. En MAD aún no ha llovido, pero hace mucho viento y algo de frío y no me gusta nada: a mi también me deprime. Cuando cambie el horario y encima los días sean cortos y se pasen entre cuatro paredes, entonces sólo podré recurrir a sustancias como cervezas o dulces corrosivos para mantener mi habitual rostro feliz.

Sobre las buenas maneras, qué duda cabe de que son necesarias. No es que yo sea su máxima representante, pero cada día me veo obligada a mandar a la m*erda a varias personas sutilmente o bien a darles el coñazo hasta límites insospechados con una sonrisa en la boca por motivos de trabajo. No es algo exclusivo de mi curro, y si las miles de personas en situación parecida olvidaran las buenas maneras habría que salir a la calle armado hasta los dientes. :D

Achab dijo...

Que no es mal sistema, dicho de paso sea.

El Aviador Capotado dijo...

Hans, respecto a Luis Rosales y la protección que proporcionó a Federico hay demasiadas lagunas.

Interesante lo que escribes. Tomaré unas cuantas cervezas y... a leer todas las noticias que puda desde Vladivostok.

Recibirás las fotografías la próxima semana.

Saludos

pcbcarp dijo...

La buena educación es uno de los escasos valores fiables que quedan (y poco)Interesante tu blog, volveré más despacio. Saludos.

Awake at last dijo...

¿Y no será la venida del otoño lo que te hace ver todo tan mortecino, querido Hans? Consuélate pensando que ya falta menos para que vuestras hermosas tierras se cubran de blanco (el viaje desde Teruel a Zaragoza con todo nevado es uno de mis recuerdos más hermosos)

Muuuuuaks.

Anónimo dijo...

no os entiendo: el otoño es lo que ha hecho de toda la vida que el hombre, atocinado por los calores del verano, se vuelva persona, aguce el intelecto o avive el seso y haga cosas interesantes, desde inventar la estufa catalítica hasta componer 'Rocky Raccoon'. El frío es bueno, el calor malo. Y la lluvia es la vida, el sol la muerte, o al menos eso me parece de lo hasta las napias que estoy de este verano inacabable.
Y rspecto a la educación, siempre me quedo con una frase de mi madre: cuando alguien me pregunta si me puede ser sincero, siempre le contesto que prefiero que sea educado.

Eulalia dijo...

Claudico y,
Me pienso mercar el libro, a pesar de los pesares.
A mí la lluvia me suaviza el carácter, con lo cual suelo ser muuuuuucho más educada :)
...Aunque para mí no basta con tener buenos modales: la empatía es imprescindible.
Un beso.

Marga F. Rosende dijo...

Me encanta lo que dices y cómo lo dices,tengo solo media neurona en este momento de ahi mi deshilvanada sintaxis. Yo también intento hacer bien mi pequeña parte.Lo cortés no quita lo valiente, mi querido Hans de brumas otoñales byronianas.

J. dijo...

Hallo guter Hans. Después de unos días de incertidumbre climatica, ha vuelto el sol a VLC. Esperamos con los brazos abiertos el otoño que esto empieza ya a agobiar.

Nuria es la psico-analiza todo y todos, yo procuro pasar de todo. es la mejor forma de estar a gusto conmigo mismo. pasar de todo en el sentido de no calentarme por factores ajenos a lo estrictamente relevante. en caso contrario me calentaría los cascos por cualquier gilipollez, y como es lógico, paso de ello!

por cierto, el POP es muy bueno.

Exagerada dijo...

Hans cae suavente como las hojas rojas...

mila dijo...

Se me ha olvidado lo que iba a decir con el post de Juan. Espectacular. Aunque yo formo parte de la mitad de la humanidad que piensa al revés: calor bueno, frío malo. Es que sudo poco y el frío me da dolor...
Bueno Hans, Cadaqués en invierno es precioso, pero con lluvia es una mierda. Así que ven otro día.

Achab dijo...

Si puede pasarse por mi página se lo agradeceré. Valoraría mucho su opinión sobre lo qu ecuento en la última entrada.