El inexistente programa de actuación para este blog, como es natural, como es habitual, no se está cumpliendo en absoluto. Pues muy bien, qué pasa. Es mi blog y me lo follo como quiero, que dice Eride.
Hasta el momento, eso sí, he orillado un flanco que acabará saliendo -no quepa duda a nadie-, pero que por ahora se mantiene, cual fiera corrupia y acechante, entre bastidores. La blogosfera, o, al menos, una buena parte de la parte de la misma que frecuento, tiene una tendencia ideológica bastante definida, con la excepción -ocasionalmente patética, además- de reductos cuasi asterixianos de pensamiento ultraconservador y más allá, de los que no merece la pena hablar demasiado. Allá cada cual, por supuesto. Lo que pasa es que, volviendo al programa de este blog, "no, no todas las opiniones valen lo mismo, y no todo es admisible ni tolerable". Y qué lamentable el ÚNICO pensamiento-realmente-único de este tiempo: patética falta de fondo, triste falta de reflexión, tremebunda incultura...
¿Es posible hacer reflexión acerca de lo que es España sin Saber, sin Estudiar (sin haber estudiado), sin pensamiento sosegado? No. No es posible. En realidad, volvemos a repetir, sólo que esta vez en sentido contrario, la misma historia de siempre, en contra de la Historia, y a pesar de sus lecciones (por purititas razones económicas). ¿Y cabe tal reflexión -en ese túrpido modo- acerca de la ejecución de un condenado a muerte en los EE.UU.? Tampoco. Hablo desde mi posición intelectual -claramente e inmatizadamente contraria a la pena de muerte-, pero el modo en que habitualmente se defiende esa postura obstativa es, en demasiados casos, una pena negra. Y de qué manera esa torpeza abona las tesis contrarias. Estudio, reflexión serena, argumentación... qué escasez.
Pero bueno, yo quería hablar de lecturas. Algo aprenderemos d'ellas, al final: con sólo una vida con tantas cosas por hacer, leer nos permite saber que hay otros mundos y otras existencias posibles, que al menos en parte podemos disfrutar así.
Esto viene en realidad a los libros que están en mi mesilla. Como creo haber contado en alguna ocasión, simultaneo material legible; en estos últimos tiempos, la cosa tiene forma triangular: junto a un paquetito de ensayos, material de menor "densidad" (que no quiere decir menos importantes) y el montón heteróclito. Pensamiento, entretenimiento, miscelánea.
Antes de nada, reconozco que soy incorregible en lo de los planes quinquenales: cuando leo un autor que me gusta, caigo muchas veces en el error de agotarlo; y así con Fred Vargas, El hombre de los círculos azules, la tercera (hasta el momento sólo hay tres editadas en España) que leo seguida. Junto con ello, Cosecha roja del Maestro Dashiell Hamett.
Cosecha roja es uno de los clásicos de Hammett, que a su vez es un clásico de la Novela negra a quien Cernuda señala como autor norteamericano de mayor predicamento que Hemingway (a quien implícitamente apunta como peñazo insufrible) o que Faulkner (aunque a éste le valora positivamente). Y no es exagerado.
Lo releo, pues en mi primera temporada de lectura desaforada de policíacas (en torno a los diecinueve años) ya la disfruté. Y me recreo, nuevamente, en su brillantez. Me encantaría ser capaz de escribir así, con esa economía de medios que no perjudica una perfecta definición de personajes, situaciones, diálogos. Y me recreo, y concluyo que es mucho mejor que lo de los círculos azules. Vuelvo a lo que dije en su momento. Hay que leer, leed Huye rápido, vete lejos de la Vargas, que es formidable, y esperad nuevas indicaciones, si es que mi opinión os merece algún crédito en cuanto a otra obra de la joven.
El segundo lado del triángulo lo conforma El Imperio británico junto con El Enigma Hess, que me ha llevado a releer entreveradamente algún fragmento de Orientalismo (por cierto, casi me da vergüenza hacer mención de esto aquí: os habréis hartado, y os hartaréis aún más de ver citas mal traidas de Edward W. Said en estos tiempos de estulticia tolerante y alabanza del multiculturalismo peor entendido) y alguno extraido del Canon Occidental.
Compré y empecé a leer en paralelo El Imperio y el Hess, y me empecé a divertir al ver que aunque no hablan de lo mismo, aunque sus asuntos son entre sí tan diversos, son dos muestras de sendas visiones, absolutamente contrapuestas, de la Gran Bretaña.
El tema del Hess, en definitiva, es el hecho de que por detrás del Blood, Sweat and Tears y del heroismo del pueblo británico durante la Batalla de Inglaterra (que yo creo existente y subsistente, y a lo de las bombas del metro me remito), ya desde la caida de Polonia, hay permanentes movimientos para llegar a una paz separada con Alemania, paz que además Alemania deseaba, tendencia que es manipulada por Churchill para hacer creer a los alemanes que dicha tendencia tiene fuerza constitucional suficiente como para quitarle a él de enmedio, y que es lo que hace que Hitler mande a un emisario a negociar. La cosa se les va de las manos cuando descubren que dicho emisario es Hess, un tipo al que luego, en Nüremberg, le aplicarán un tratamiento de choque de cadena perpetua "de a verdad" cuando lo cierto es que su colaboración directa en las grandes animaladas nacionalsocialistas es significativamente menor que la de otros (más que nada porque estaba encerradito en la trena y a 2.000 km. de Alemania).
Digamos, pues, que el mito del fair play británico se va bastante a tomar viento, máxime porque casi toda la documentación al respecto, o ha sido destruida, o está todavía en archivos confidenciales que sólo estarán disponibles después de la siguiente glaciación.
Como contrapartida, El Imperio británico es una reivindicación orgullosa del mismo, que no tiene ningún problema en reconocer su origen corsario y su evolución fulgurante hasta ser lo que era en los tiempos victorianos y hasta la Gran Guerra. Yo no era demasiado consciente -aunque pensándolo ahora es bastante lógico- de que la historiografía británica se ha dedicado, a partir de la segunda postguerra, a denostar al Imperio, justamente al revés que por ejemplo los franceses, herederos y permanentes reivindicadores de unos jours de gloire que jamás existieron, por cierto (Francia no ha ganado una guerra desde 1815. Es la eterna derrotada. Y siguen creyéndose lo de la Grandeur. Vaya por delante que estoy enamorado de Francia, pero no dejo de hacerme cruces de que hablen de su victoria en la Segunda Guerra Mundial o de que se hiciesen con un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. No hay como estar seguro de uno mismo).
Supongo que es normal, la naturaleza básicamente acogedora -por tradición ha sido tierra de refugio- de la Gran Bretaña y su condición de metrópoli que recoge las élites procedentes de las colonias ha llenado la Universidad de pensadores con origen en dichas colonias, que forzosamente habrán de poner de vuelta y media al Imperio. Vamos, lo mismito que pasa con la Historia del Imperio Español y las cósmicas idioteces del quinto sanguinario, del subnormal de Gabo hablando del desastre que hipotéticamente supuso, etc... con la diferencia de que los británicos no han dejado de enriquecer su cultura y su civilización con material procedente de las ex-colonias. Pequeña diferencia, desde luego. Eso sí, aquí tenemos a Calamaro.
Ah, por cierto: en los tiempos gloriosos, La India se administraba con un cuerpo de civil servants de apenas mil cien tipos. A ver si va a haber que aprender alguna cosita...
En el montón tres, un libro de Poemas de Rafael Cansinos Assens, Hermosos y Malditos de Scott Fitzgerald, glorioso (como siempre SF) y Ubik, de Philip Dick, que se supone que es la releche y que no acaba de convencerme (y me gusta mucho la ciencia ficción) como tampoco me ha gustado el recentísimo ¡El cielo se nos cae encima! (el último Astérix, muy, muy flojo). Mezclado con la relectura de Territorio Nacional y Constitución 1978 (añejo texto de uno de mis maestros, Antonio Remiro Brotóns) y de La España que sobrevive, un viejo libro de Díaz-Plaja. Y miajita de Pierre Vilar. Y hasta aquí puedo leer. Hoy no es día de hablar de pensamiento político.
7 comentarios:
Estimado,
Ya quisiera yo, siquiera, quejarme de no poder cumplir planes quinquenales. Me temo que soy "El Caos que repta". Pero permítame una recomendación: tire al cuarto oscuro Ubik y pídale a los Reyes Magos ( si no lo tiene ya) "Ochenta y siete cuentos" de Monzó.
El último Asterix, decepcionante. Pero vendrán años peores que nos harán más ciegos: ya está próxima a cartelera "V de Vendetta". Miedo me da lo que voy a ver....
[Una curiosidad: la palabra de verificación que me ha aparecido es "stupid". ¿Debo tomarlo como una casualidad o empezar a pensar que la inteligencia artificial ya no es una entelequia?]
XDDD, lo de Francia es antológico, creo que lo voy a bordar en un cojín, XDDD
Besos!
Madre mía, me siento completamente inutil, ignorante y cateta...haciendo esfuerzos de concentración con El Aleph...
Si esa palabra de verificación le ha salido a V., Don D., no cabe duda de que el robot es muy torpe. A V. sólo podía ponerle Smart. Me voy ahora a comerme algo muy rápido, que he de seguir luego, y me llevo Ubik en el portafolios como última oportunidad (si no, al cuarto oscuro :D)
Awake, siempre lo he pensado. De hecho, en una ocasión, se lo indiqué a un Auditorio de unas doscientas personas... de entre las cuales unas cuantas eran franceses. Franceses inteligentes, pues no objetaron NADA :-D.
¿Será que la condición de bichobola coyuntural es incompatible con la lectura del Maestro Borges, Wendy?
Comparto lo de quemar autores, que no puedo evitar aunque limita notablemente mi exploración del panorama literario, pueshay algunos muy prolijos, a fe mía.
Glorioso Dashiel Hammet (reverencia).
Interesting la reflexión sobre la asimilación de culturas por parte de los colonialistas, la proyección de la historia en el ideario nacional y la gestión de la variedad cultural.
Shocking el número de civil servants capaces de gestionar ellos solitos la India. Pero creo que tenían un soporte militar algo más numeroso, no desdeñable y bastante intervencionista en cuestiones paramilitares.
Habrá que esperar al verdadero comentario político. O no.
Querida Xurri, es rigurosamente cierto que en realidad lo del funcionariado en la India tiene algo de exageración, pues aparte de las fuerzas armadas británicas e indígenas, es lo cierto que el Imperio se apoyó en las estructuras propias de cada uno de los "estados" (si se me permite el término)que conformaban la India. Pero aún así, sigue siendo alucinante.
Smart....Hum....¿Maxwel Smart?
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