QL me abroncaba livianamente el otro día: no se puede tener un bló si no se atiende. Y coño, claro que tiene razón. Sólo que.
Sólo que yo qué sé, que no me puedo dar excusas ni siquiera a mí mismo, salvo la manida, agotada, del mucho trabajo y las muchas inquietudes, no por ciertas menos rancias, caramba. Once de octubre: día de la entrada anterior. Han pasado diecinueve jornadas. Vaya desastre.
En fin: sobrecargas laborales y preocupatorias aparte, cosas he hecho, libros he leido, acontecimientos espero (coño, parezco Yoda). Cronología, bitte, aún sin ánimo de exhaustividad coñazo, que luego los blós devienen relatos pormenorizados del proceso de estreñimiento del blogger de turno, y no queremos eso.
Una vez celebrada la festividad de Santa Leovigilda, nos largamos con las tres UP's a pasar el fin de semana frente al mar en la casa que mis primos arquitectos se han hecho en Comillas. En rigor, nos dimos una dosis de Cantabria octubrina, que aún soleada no deja de administrar un Otoño como Dios manda. Cuando llegaron a Comillas, lo que en rigor hicieron mis primos fue comprarse un amanecer; hecho esto, lo rodearon de una ventana bien equilibrada (muy ancha, muy estrecha, justo a la altura de los ojos enfrente de su cama) que permitiese gozarlo con la debida mora aderezando nube baja, monte, mar y sol. Finalmente, contruyeron todo alrededor una casa-de-arquitecto, que es una cosa que me da mucha envidia, sobre todo porque los arquitectos, cuando se hacen casas para si, levitan, sí, si bien sólo a medio palmo sobre el suelo, de manera que toda la casa tiene su dosis de Arte (con mayúscula) y sin embargo los lavabos funcionan convenientemente y la cocina está donde debe estar (y el cubo de la basura se encuentra con facilidad). Form&Function adecuadamente equilibradas, o sea. Nada de integrismos. A destacar, aparte de tanta belleza y conceptualidad, el arroz con bogavante que nos empotramos en San Vicente de la Barquera. Que somos espíritu observador de la belleza, pero también corporeidad necesitada de suculento alimento (y UPMM, mucho más. El disgusto de perderse 'Estas fiestas tan entrañables y tan nuestras' se vio parcialmente compensado por estas pequeñas cosas).
Hubo otro fin de semana más entre medias, que pasé en MAD. El domingo tenía cita con unos cuantos aventados, una cosa tipo 'Los Autos Locos', para ir a hacer curvas, de manera que dormí (poco) en la Villa y Corte, efectuando unas consumiciones con Att, Quic, Sue y D. a quienes debía yo una cena. Gran noche, a fe, no sólo por lo excelso de la compañía, si no también porque mi ego se reforzó sensiblemente al encontrar colgado en la pared del Moloko -gran garito, por cierto: una música excelente- un affiche de un viejo concierto de Los Modos. Por los demás, al día siguiente la corriente de autoestima no decreció, al demostrarse que, a pesar de esta edad provecta, uno sigue teniendo la debida destreza manual y no le mojan la oreja. Sin lluvia ni niebla, el trazado debía ser cojonudo, por cierto. Conste que se lo conté a algún blogger que también tiene afición a estas cosas, por si quería venir pero al final se rajó, jisjisjisjis.
Sólo que yo qué sé, que no me puedo dar excusas ni siquiera a mí mismo, salvo la manida, agotada, del mucho trabajo y las muchas inquietudes, no por ciertas menos rancias, caramba. Once de octubre: día de la entrada anterior. Han pasado diecinueve jornadas. Vaya desastre.
En fin: sobrecargas laborales y preocupatorias aparte, cosas he hecho, libros he leido, acontecimientos espero (coño, parezco Yoda). Cronología, bitte, aún sin ánimo de exhaustividad coñazo, que luego los blós devienen relatos pormenorizados del proceso de estreñimiento del blogger de turno, y no queremos eso.
Una vez celebrada la festividad de Santa Leovigilda, nos largamos con las tres UP's a pasar el fin de semana frente al mar en la casa que mis primos arquitectos se han hecho en Comillas. En rigor, nos dimos una dosis de Cantabria octubrina, que aún soleada no deja de administrar un Otoño como Dios manda. Cuando llegaron a Comillas, lo que en rigor hicieron mis primos fue comprarse un amanecer; hecho esto, lo rodearon de una ventana bien equilibrada (muy ancha, muy estrecha, justo a la altura de los ojos enfrente de su cama) que permitiese gozarlo con la debida mora aderezando nube baja, monte, mar y sol. Finalmente, contruyeron todo alrededor una casa-de-arquitecto, que es una cosa que me da mucha envidia, sobre todo porque los arquitectos, cuando se hacen casas para si, levitan, sí, si bien sólo a medio palmo sobre el suelo, de manera que toda la casa tiene su dosis de Arte (con mayúscula) y sin embargo los lavabos funcionan convenientemente y la cocina está donde debe estar (y el cubo de la basura se encuentra con facilidad). Form&Function adecuadamente equilibradas, o sea. Nada de integrismos. A destacar, aparte de tanta belleza y conceptualidad, el arroz con bogavante que nos empotramos en San Vicente de la Barquera. Que somos espíritu observador de la belleza, pero también corporeidad necesitada de suculento alimento (y UPMM, mucho más. El disgusto de perderse 'Estas fiestas tan entrañables y tan nuestras' se vio parcialmente compensado por estas pequeñas cosas).
Hubo otro fin de semana más entre medias, que pasé en MAD. El domingo tenía cita con unos cuantos aventados, una cosa tipo 'Los Autos Locos', para ir a hacer curvas, de manera que dormí (poco) en la Villa y Corte, efectuando unas consumiciones con Att, Quic, Sue y D. a quienes debía yo una cena. Gran noche, a fe, no sólo por lo excelso de la compañía, si no también porque mi ego se reforzó sensiblemente al encontrar colgado en la pared del Moloko -gran garito, por cierto: una música excelente- un affiche de un viejo concierto de Los Modos. Por los demás, al día siguiente la corriente de autoestima no decreció, al demostrarse que, a pesar de esta edad provecta, uno sigue teniendo la debida destreza manual y no le mojan la oreja. Sin lluvia ni niebla, el trazado debía ser cojonudo, por cierto. Conste que se lo conté a algún blogger que también tiene afición a estas cosas, por si quería venir pero al final se rajó, jisjisjisjis.
Y este finde, en Sevilla, hemos tenido la que supongo será la última fiesta de cuadragésimo cumpleaños del año 2006, una fiesta muy seria y formal, de traje y corbata, pero bastante divertida, sin embargo. Si no fuese por el tremendo trancazo que arrastraba, que se incrementó exponencialmente en el viaje en tren y que me tiene sumido en el dolor de cabeza más jodido y en el moqueo y carraspeo sistemático, hubiese estado perfecto (actualización al cierre: no. Mañana mi amigo D. se paga una copa, que para eso ha cumplido hoy esa edad que Vdes. ya adivinan.)
Los pasados días veintidós y veintitrés acudí a un seminario de esos de "Cómo ser un ejecutivo cojonudísimo", así que ya puedo decir implementación, autodiagnóstico y sinergias sin trastabillarme (y lo que es más importante, sin partirme de la risa).
Entre medias, como digo, una ingrata sensación de stand-by en cuestiones de trabajo que me aburre más que otra cosa. Entrevero ese cierto hastio con mucha lectura (aún más). Y así, Dos recuerdos de Lord Keynes, la revisión del algún pasaje del ya mencionado por aquí Haciendo de República (Julio CAMBA), Artículos y reseñas en el Observer, 1942-1949 (George ORWELL), y Sin Brunetti (Donna LEON) me han proporcionado avío ensayístico de diverso pelaje para dar contextura al pensiero, que si se desperdiga en chorradas de entorno laboral, se pierde y enagena (sic). Siendo cada cosa de su padre y de su madre, no puedo negar haber encontrado (o querido encontrar) una especie de hilo entre dorado y colorado que las va engarzando, un sutil análisis de la tolerancia y la intolerancia en cada uno de ellos (bueno: la sutileza de la LEON es un poco relativa. Diplomacia de guante de boxeo y lanzallamas, podríamos decir: atención a sus opiniones acerca de Arabia Saudí desde el punto de vista de una mujer) que va describiendo alguna que otra de las causas de los males de este mundo. Voy a escribir algo al respecto, en exclusiva y proximamente, en este su bló, sobre todo después de leer en la blogosfera tanta insensatez como he leido. Por lo demás, resulta que el admirado Orwell disfruta reedición de sus obras, y todos los babelias y produztos (sic) análogos se están trufando de artículos acerca del amigo Eric, así que paso de transcribir mis reflexiones específicas acerca de él. Eso sí, aparte de su indudable honestidad, hay que reconocer que era MUY buen columnista (y yo no lo sabía).
Para ser honestos, Los Hermanos Oppermann de Lion FEUCHTWANGER y La hora estelar de los asesinos, de Pavel KOHOUT son libros que he leido con gusto por el entorno histórico en que se enmarcan, y por la referencia al bien y al mal, y al hombre -y sobre todo a su pequeñez-. Al final, todas las cosas -ficción y ensayo, reflexión- me han estado llevando más o menos a lo mismo, es cierto. La primera de las dos novelas habla de una familia judia-y-rica en la Alemania nazi de la primera hora; la segunda, de crimenes y policías criminalistas (checos y alemanes) en el Protectorado en los días que rodean a la muerte de Hitler.
Más en clave de humor, El Salmo de Kaplan, de Marc SCHWARTZ. Persecución à la Odessa de un supuesto nazi peligrosísimo en pais tropical a cargo de anciano judio casi gagá. Graciosa, pero no para echar cohetes. También: Las Aventuras de Wesley Jackson, de William SAROYAN, una historieta redactada casi por encargo, que creo que organizó un cierto fregao en los Estados Unidos del principio de la Segunda Guerra Mundial. En honor a la verdad, ésta última no me ha enganchao por el momento, a pesar de las hechuras Salinger del asunto.
De todas maneras, es jodido ser perfectamente consciente de que esta entrada es sólo un abono -moroso- de lo debido. Y es que al final va a resultar cierto eso de que actualizo menos que el Corán. Y no puede ser.
9 comentarios:
Por fiiiinnnn!!!!
Aunque no es de extrañar, la sequía bloggera, habida cuenta de la actividad incesante - de dónde, eh? de dónde sacas tiempo para trabajar, vivir de laborable y de festivo, leer (NO!, devorar!) y echar de vez en cuando carnaza a tus lectores??
A sus pies, Hans, mi más rendida admiración a la excelencia que demuestra en la implementación de las sinergias en aras de la eficiencia en la gestión de los timings. Evidentemente, eso sólo puede lograrse merced a un preciso y exacto autodiagnóstico (¡¡¡Juas!!!).
Anda, porfi, no nos hagas sufrir tanto la próxima vez, que tenemos nuestro corasonsito.
Me sumo al comentario de mi queridísma Xurri, no nos hagas esperar tanto. Tu costilla tiene razón, me disculpará usted el corporativismo femenil.
La descripción de la mansión me ha llenado de alborozo y cierta envidia también conceptual pero molesta.
Un abrazo
Lo mejor ha sido la cosa de la trazabilidad. Bueno, creía que era yo el único que llevaba 10 días sin pisar el blog, y mira... Por lo que veo, aprovecha Vd. el tiempo. Muy bien, que hay que levantar el país (y el mundo entero)
¡Albricias y pan de Madagascar! Ya iba a mandar a los Geos, X
Muuuaks.
Lo pasamos bien, sí. No sé por qué, cada vez que quedamos contigo despertamos envidias. ¿Eres consciente del personaje que has creado?
cierto, gran garito el Moloko, buscaré lo de Los Modos en la próxima visita.
1. Las Fiestas, así, en general, si te pillan debajo de casa, son una puta mierda integral. La única opción para soportarlas, unirse al horario de la marabunta. O huir cual bellaco de tu casa buscando un refugio hasta que pasen los Hombres de Harrelson limpiando la mierda postfarra.
2. Si tu tardas en actualizar, y ATT también, ni os cuento yo, que paso hasta de poner el nombre de mi blog de la vergüencísima que me da.
3. No pareces maño según cuentas y escribes. Así que me has descubierto una realidad alternativa a la que yo conocí liándome con un maño de por allá hará unos años ya.
4. La próxima vez que vayas al Molocco con la pareja bloguera y no avises, te doy una colleja tipo Sole de la que no te vas a olvidar never never never.
5. No me acuerdo.
6. Por si no sabes quién soy, la Suisida. ATT te dará más señas.
7. Me piro a mi casa, que ya es hora, hostias.
ha vuelto el frio aqui, no mola, hemos sacado la ropa de invierno... mola menos. curiosamente llevo desde que hace esta mierda de tiempo el Statues en el coche, mola. Y Jackie Cane de Hooverphonic no muy distinto al de Statues. Necesito una vacaciones. que bien os lo pasais - ay ay ay... un abrazo
XURRI, dal-lin', procuraré no ser tan moroso en mis entregas, pero tú no me tomes tanto el -níveo- cabello.
MARGA, plas, plas, ya voy fustigándoem yo solito con el látigo de siete colas.
PCB, pues sí, qué razón tienes.
AWAKE, lo del Pan de Madagascar me ha gustado mucho de puro surrealista.
SUE, me sonrojas, querida. Al fin y al cabo, sólo soy un chico de provincias.
R, ahora tengo que hacer llegar copia de la maqueta o algo para dar aderezo sonoro.
SYL, a pesar de lo que le digo a Sue por ahí arriba, la verdad es que me enorgullezco de no ajustarme en absoluto al paradigma cutremaño. No sé quién eres, pero naturalmente le diré a estos chicos que la próxima vez seas debidamente emplazada.
NyJ(José) aquí hace también un fresco por las mañanas bastante asqueroso. Como voy a tener que conducir más estoy empezando a pensar en bandas sonoras de los viajecillos mañaneros. I'll tell.
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