Para explicar lo del orgullo debe señalarse que sabido es que todo Mod es por esencia hombre orgulloso de sí. También está dicho que del orgullo y del recuerdo todo lo que puede salir es bueno (1).
Así que este su anfitrión estuvo anoche en el concierto de Paul WELLER. WELLER, The Modfather, el líder de The JAM, uno de mis grupos favoritos de todos los tiempos, el líder de STYLE COUNCIL, una de las bandas más elegantes que navegaron por los ochenta, autor de algunas de las mejores canciones power pop de la historia y tipo de notable honestidad (sin perjuicio de ser mayormente bermejuelo), que, además lleva los cincuenta tacos con mucha donosura, dejó las cosas claras: el puto amo del escenario, a pesar de que no se prodigó con muchos temas de su antigua banda. Sólo Eton Rifles, que es un auténtico himno generacional.
El concierto se celebró en el Anfiteatro de la Expo (obsérvese que todavía no se había mencionado en Vladivostok el Suceso Del Año de la Inmortal Ciudad) en una noche estupenda y con buena temperatura. Además de que el concierto fue grato por sí mismo, me lo pasé bien porque fuí a verlo con Ludwig, mi querido hermano. Mano a mano. Previamente nos pasamos por cierta sidrería donde nos embutimos un muy conveniente chuletoncito fileteado, unos chipirones a la andaluza y unas anchoas en hielo, regadas con una botella de Roda I del 2001 (el recopón). Una cena completamente Montignac, ça se voit. De ese modo enjaezados, entramos al concierto, siendo rápidamente conscientes de que formábamos parte del 5% de personas que sabían a qué iban ahí. El otro 95% no tenía ni puta idea de quién era el rubio del escenario, pero vamos, todo el mundo estaba muy contento, y había borrachos de esos que se atan la cazadora a la cintura y bailan con grandes aspavientos, movimientos espasmódicos y gran riesgo de acometimiento a quienes les rodean.
La cosa es que el concierto se regó de cerveza. Con intensidad.
Y luego no hubo más remedio que pasarse por el Blue Note y tomarse un Gin & Tonic de Citadelle (una ginebra muy bien ponderada en los medios sobre la que, de momento, me reservo la opinión) y terminar de arreglar el mundo, y concluir que en realidad deberíamos habernos dedicado ambos al rock'n roll. Ludwig es un buen teclista y un no desdeñable guitarrista. Un chico Telecaster, no sé si me explico, que debe a su hermano mayor -que coincide que soy yo- su Fender Telecaster, su primera réplica de Tele y su guitarra acústica, mi preciosa Fender Catalina negra que le regalé cuando me fuí de casa de mis padres.
En fin, que para explicar lo del perjuicio no hace falta evocar a Jane AUSTEN. Basta con señalar que esta mañana se me han puesto de punta las consumiciones de ayer, y he recordado que antier cumplí 42 (cosa que celebré -hablando de todo un poco- cenando en el pabellón de Francia de la Expo y cantando La Marsellaise. Y sí, Iván, si: algo afrancesados si que es uno...). Y que hay que ir teniendo medida si al día siguiente es día de hacienda.
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(1) Los FLECHAZOS, No voy a cambiar
(1) Los FLECHAZOS, No voy a cambiar
5 comentarios:
Dios, Dios, Dios, que ya están sucediéndose los conciertos interesantes en EL EVENTO y yo todavía por Mandril... Me cojo PERO YA el calendario de conciertos para que no se me pase ninguno de los que quiero ver.
Magnífico que aún quede incluso un 5% de auditorio que sepa qué es lo que va a ver. A Paul Weller se le debería ir a ver previa certificación probada por examen (y no tipo test) de que se sabe quién es este tipo y quién ha sido (y hecho) durante estos últimos casi 30 años.
Por cierto, que hay una niña muy majica, guapa y especial por aquí por Mad que habría MATADO por estar en primera fila de ese concierto. Tiene la manía de pensar que Weller, aparte de ser uno de los tíos más sexys del mundo, es un artistazo como la copa de un pino. ¿¿?? Cosas suyas... Jeje. Creo que en un ratito vendrá a leerte; le voy a referir (que es ahora como se dice "recomendar" en los círculos mediáticos) tu post.
Eton Rifles bien justifica un concierto. Ese polémico himno.
Un abrazo, majo.
Felicidades :)
Jopetas!!! Con lo bien que me lo hubiera pasado en el concierto.
Envidia más mala me entra.
El 18 de octubre toca en Madrid. Una buena oportunidad para los que no pudimos verle en Zaragoza. Weller siempre será weller (con los jam, style council o él solito)
Y tanto que está hecho un brazo de mar a sus cincuenta. Con sus saltitos, pataditas con uno y otro pie en el suelo, subiendo de un lado al otro del escenario, de atrás para aldelante...con rotundidad y elegancia ilimitada. AY Qué hombre, que me trae loca!!!
Tengo en mi blog la crónica del 18 de octubre el la Riviera, fue algo digno de pasar a los anales de la historia, a pesar de la sala.
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