29 mayo, 2007

Huy, qué demoras...!

Y no hablo de intereses, claro. Qué de días sin escribir. Lo mismo ya no me queda ni un solo lector. Qué desastre, qué desastre; qué escaso nivel de cumplimiento de mi programa de actuación bloggera para este año, y qué de cosas sucedidas desde el día cinco de mayo.

En fin, de nada vale lamentarse. Ni me tomo la molestia de mirar si en mayo, junio, julio del pasado año ya vertí las amargas lágrimas que traen causa del hecho de que las exigencias de tiempo de mi dedicación profesional se vean incrementadas exponencialmente en mayo, junio, julio, cada año. 2007 se está llevando la palma, al punto de que el otro día me vi obligado por cierto compañero de orígenes opusinos a, como toda colación de mediodía, comerme –a las 16.30- un bocata panceta impropio de un caballero de mi naturaleza. Ya se sabe que estos chicos se santifican por el trabajo y les da el punto de efectuar estos actos heroicos (¿hactos eróicos?) como si así se trabajase más. Hay que joderse.


Mil lecturas de noches insomnes, pero sólo efectuaré una recomendación encarecida para todos mis lectores (y sobre todo para Silvia-en-NY, por motivos que ella comprenderá ;-D) que a lo vez lo sean de género policíaco: mi último descubrimiento: Hollywood Station, de Joseph WAMBAUGH. Absolutamente imprescindible, todo realismo (pelín brutal a veces), todo precisión. Grande y negro.


Aparte de eso, Sin hogar ni lugar. Otro Fred VARGAS de muchísimo merecimiento (lo mismo es la mejor de todas, oiga). La novela no tiene desperdicio en su trazado, y tiene golpes de humor gloriosos que, de hecho, hicieron ayer noche soltar un par de carcajadas o tres a MBO, que leía a mi lado.

De las otras cosas leidas no hablo, que son más bien ensayo y ya tengo yo visto que estas cosas no interesan tanto a la grata concurrencia.

También habría que hablar algo de las elecciones autonómicas (¿helecciones hautonómicas?) y locales, pero para qué. Ya he experimentado suficientes arcadas al respecto, y no quiero sufrir más. Eso sí, no debe dejar de recordarse, si de vomiteras hablamos, la columnita de Almudena Grandes, esa gran demócrata de gatillo fácil, en EPS de este fin de semana. ‘Ella vota’, creo que se llamaba. Cursilada nauseabunda, pod-Dió. Grandes tensiones familiares entre padre-descreído-de-la-democracia y madre-reivindicativa “contra esos que privatizan las carreteras’. Con Franco los rojos tenían rabo y cuernos. En la progrecracia imbécil que lamentablemente nos ha tocado vivir parece que todo aquél que no ponga velas a Pablo Iglesias, que no glose –mantra de la nueva era- las virtudes ilimitadas de la Pasionaria o Durruti, que no se corra a la sola mención de cualesquiera hijoputas de análogo jaez debe ser gaseado de inmediato. Un día de estos me encorrerán, lo sé. Encanto de la tolerancia de izquierdas, as we all know.

Entre el día cinco y hoy han pasado bastantes cosas, claro, pero destacaré, tan sólo, dos: la boda de P., que tuvo lugar en Berga (lugar de fálico nombre y precioso entorno) y la salida a conducir de este fin de semana en los alrededores de Riudoms. Todo muy catalán, así que cosa buena; y es que si entre mis lectores hay quienes tengan algo de esa catalanofobia tan imbécil es que están MUY equivocados. Esa tierra es hermosísima, y estupendas sus gentes. Visiten Vdes. Cataluña, coño, que merece la pena conocer esa parte tan gloriosa de la Corona de Aragón (esta última mención trae causa de que lo Cortés no quita lo pizarro, claro).

No me extenderé con lo de la boda; eso sí, os contaré que Hans fue instituido, por segunda vez en su azarosa vida, en chauffeur de la novia: el novio, que es amigo, me hizo ese honor (ahora aquellos de vosotros que habléis francés podríais hacer innumerables juegos de palabras subidos de tono, pero no es esto, que uno es muy serio). Nuestro neotrattore fue hollado con unos ramitos de flores en las manillas de las puertas. Discretos, pero ramitos al fin y al cabo. Urghs. Dicho esto, en Berga el restaurante al que hay que ir se llama ‘Sala’. La noche antes de la boda cenamos ahí MBO y yo mano a mano de manera espeluznantemente exquisita. Cómo trabajan la seta, oiga, qué cosa más rica. Me descubrieron un tinto delicioso y muy adecuado: TORRES ATRIUM 2004.

Por lo que respecta a la salida a conducir, en la preciosa zona de Riudoms, en una casa rural (muy poco rural y por ello muy digna) que atiende por Mas Castells con una zona circundante dotada de cien mil carreteras de innumerables curvas y excelente asfaltado, quemando gasolina... ¿qué más se puede pedir?.

Pues sí: se puede pedir un Lotus. Este finde, que la verdad es que me lo he pasado como los chinos, me he dado cuenta que 750 kg. con 120 cv y un chasis formidable se comen por sopas a 1500 kg. aunque les empujen 252 cv. Aunque sea aquél sea un hierro incomodísimo, con carrocería de plástico, sin ningún tipo de ayudas, con chapas vistas por todas partes y un motor más bien malucho, carente de climatizador, capota automática, ventanillas y retrovisores eléctricos, abs, tc, y todas las cosas esas a las que estáis, estoy tan acostumbrado. Urghs, again.

05 mayo, 2007

Tiempo

En honor a la verdad, diré que el tiempo no pasa tan despacio. Si algún consejo puedo dar desde el acantilado de mis cuarenta años es que cada minuto desperdiciado (con ser su desperdicio necesario pues uno se compone en realidad de tiempos desperdiciados y de los recuerdos de las mujeres que nos quisieron… o nos quieren) pasará factura más pronto que tarde. Eso de que “el tiempo pasa tan despacio” que cantaba La Unión es otra tontería más del Rafa ése, no contento con blasfemar poniendo como título de semejante sosada de canción el nombre del Estado de nuestros sueños, esa República perdidamente vienesa de los cincuenta, llena de espías, de hombres de honor, de canallas con bigote y nombre contundente: Plezsky-Gladz.



El triunfo en la vida es una entelequia. Uno puede hacerse un programa de vida, pero ésta le llevará a uno por donde mejor le convenga (a ella, no a uno). No puedo quejarme: vivo con la mujer que amo, mis hijos son delincuentes en la precisa medida, mis amigos siguen ahí, mi trabajo es el que deseé y no me quita el sueño la espantosa modernidad del dinero; esto que disfruto, en todo caso, es una de las vidas posibles, una de mis vidas posibles. Cada tanto me duermo recorriendo otros caminos que me hubiesen llevado a otros fines, que no ansío, pero que en su momento valoré.

En fin, dicho esto: mi amigo el héroe y su esposa la heroína estuvieron hace dos jueves en Zaragotham de vuelta desde Líbano, camino de Ginebra. Quedada nefastamente organizada por mí. Muchas copas. Final en el Blue Note. Suenan los Fine Young Cannibals y al grito de ‘esto es puro northern soul’, Óscar, un viejo mod de los tiempos heróicos, muy ciego, que se ha acercado a saludar (y en cierto modo a rendir pleitesía al disidente, que coincide que soy yo) empieza a bailar con la elegancia con que sólo un mod puede hacerlo. Gracioso. El tiempo no pasa para algunos… Ciego como va, trata de explicarle a su improbable pareja de la noche (una rubia zaragozana, que diría MBO, demasiado Loewe, que no cumplirá ya los 45, y que no entiende nada de nada) lo que fuimos a principio de los ochenta, aunque él –a diferencia de mí- era un fino estilista. Me despido de él recordándole que la única Rickenbacker que hubo en Zaragotham durante muchos años era la mía.

Ahora hay algunas más en esta ciudad. Juan Aguirre, de Amaral, se ha aficionado a ellas, por ejemplo. De hecho, hoy, sábado cinco de mayo, hay una más. Una preciosa 360/12 fireglo exactamente igual que la de la foto. De hecho, es mía (mmmmmmíiiiiiia, Smigol-tone), gracias a la inestimable colaboración de Xurri y de su Señor y Santo Esposo. Danke.





Hoy me apetecía hablar también de la procrastinación, que es una cosa que me sucede cada tanto, y que en recientes fechas me ha llevado a apurar un plazo hasta justo, justo el límite. Qué poco me gusta cuando hago eso. Resolución: no volver a asumir algo que sé desde el primer momento (no soy tonto, reconozco ese tipo de marrones muy bien) que me va a dar por el saco TANTO. Pero no os aburriré con eso… Hoy os voy a recomendar tres cositas legibles; la primera, Bullet Park, de John CHEEVER. Un regalo de Wendy. Hace bastantes días os hablé de la colección de relatos. Esta es la primera novela-novela que leo del sujeto. Podría ponerme a generalizar en cuanto a la excelencia de la novelística norteamericana a partir de, pongamos, la década de los veinte del pasado siglo, pero no vamos a pontificar. Bullet Park es simplemente genial. Leído un poco a trompicones, una vez hube cerrado el tomo, leída la última página del relato (luego vienen unos apuntes de Rodrigo Fresán para que quien no conozca al autor se ilustre un poco), me fui a un libro de esos de Taschen que tengo de Hopper. Hay unos veinte años de decalage temporal entre uno y otro, pero CHEEVER pone los cuadros de Hopper negro sobre blanco o viceversa: Hopper congela novelas, relatos de CHEEVER. Creo que con eso os puede valer para haceros una idea.


La segunda, Persépolis, de Marjane SATRAPI. Aquí he hablado poco de cómic, a pesar de lo mucho que me gusta. Cierto es que leo y compro mucho, muchísimo menos que antes, entre otras cosas porque el panorama no me convence lo más mínimo: yo soy de la escuela franco-belga, de la línea clara… y es infrecuente encontrar ese tipo de material en estos días tirados al cripto-porno y a la SF de calidad inferior. Persépolis es una preciosidad; NORMA (que editaba en su tiempo mi tan llorado Cairo) acaba de editar los cuatro volúmenes en uno solo que, de veras, e incluso si no tiene uno mucha afición, merece la pena. Para cómic-adictos diré que tiene bastante que ver, gráficamente, con la obra maestra de Art SPIEGELMAN, Maus. Para los demás, que debería ser material de lectura obligatoria en nuestros colegios, más que nada por las grandes ventajas que su lectura lleva aparejada por lo que respecta al conocimiento de lo diferente y al vencimiento de los prejuicios idiotas. En serio. Compradlo. Regaladlo. Tendrá un beneficioso efecto, en términos de respeto por lo desconocido, para todo el mundo. Y además, gráficamente, me parece sensacional.

Finalmente, un descubrimiento: Ben PASTOR, Luna mentirosa. Policíaca. Ambientada en la Italia del Norte del final de la Segunda Guerra Mundial; un hombre honesto y decente, el deber y los principios. Tensión y misterio. La verdad, algo realmente bueno. Además, el protagonista, Martin Bora, lo es de otra serie de novelas, de entre las cuales ya tengo pedida Kaputt Mundi (sólo el título ya merece la pena). Para los seguidores de este su bló aficionados a la novela negra: imprescindible.

Por cierto, y para concluir: un descubrimiento para los amantes de las estilográficas (una de mis pasiones), a un precio de risa basilisa y con un plumín ex-ce-len-te: KaWeCo Sport. Mi traficante de estilográficas me comentó que se trata de una antiquísima 'casa' (el término es el adecuado) ubicada en la antigua RDA, que sigue fabricando algunos modelos como muy 'antigüitos' (que diría MBO. No pude evitar hacerme con ella en un momento de flaqueza. Esta entrada está redactada con ella, con tinta roja. Un placer.

24 abril, 2007

Skate!

Esta tarde.

Salgo del andamio/mina hacia las 20.30, después de mucha faena de aliño, trabajo de muleta, pases, entrada a matar y vuelta al ruedo. Vamos bien, si.

Llamo al mando. ¿Una cerveza de terraza, tal vez? Zaragotham luce sus mejores galas primaverales: no durará mucho más, júrenlo Vdes. sin miedo al perjurio. Imposible: cargas familiares and so on. Ok. Me acerco a ECI, aka el tajo británico, planta discos, busco Neverland de Cindy Bullens en el ánimo de transcribir a Vdes. esta noche (soit, ahora) el texto de una de las más desesperanzadas y hermosas canciones que conozco. Ni hostias, claro: material para iniciados, ergo va a ser que no. Con dos.

Quejoso, me bajo al Super a hacerme con media docena de botellitas de Alberdi 2000, un producto de lo más recomendable, de lo menos arriesgado: de lo más adecuado en un día en que lo que yo quería era adiestrarles a Vdes. en la zozobra espiritual. En no siendo posible, hagámosnos con un asidero sensato. Viña Alberdi, pues.

Elijo. Cojo. Pago. Salgo. Camino. Resbalo. Me la pego. Crasch. 1/6 de mis adquisiciones vínicas a hacer gárgaras. 1/2 de mis compras de mermelada de frambuesa (inconfeso vicio) a hacer puñetas. 1.95 de individuo de traje azul marino con raya diplomática desparramado por los suelos de la Calle San Miguel de Zaragotham. Mal. Dolor anímico (qué mal queda caerse). Dolor físico (en lo que viene a ser el culo). Cabreo por las roturas. Y además... ¿qué coño hago ahora? Las dos bolsas de El Corte Inglés tienen, cada una de ellas, su cuota parte de destrucción vítrea. Joder.

De repente, una voz femenina y juvenil a mi espalda. "Perdone: he visto lo que le ha pasado. En el hotel de aquí al lado me han dado esta bolsa que quizá le sirva". Vuélvome. Conozco a la chica: es una modelo de esta ciudad a la que conozco un poco de toda la vida, a la que -naturalmente- jamás he dirigido la palabra y a la que contesto -naturalmente- manteniendo el tratamiento de 'Usted', agradeciéndole su amabilidad (y aquí no hay coña: me sorprende gratísimamente que esta chica, que naturalmente no sabe quién soy y con quien jamás hablé, sea tan atenta. A tener en cuenta: además de muy guapa, una mujer amable y preocupada por los demás, cuando los demás se ofrecen en su versión 'pringao-que-patina-y-escacha-botellas-de tinto-por-la-rué').

Fin de semana de holganza-y-boda éste pasado en las tierras sevillanas, alojados en el Hotel Rural La Encina, un lugar que es la antítesis del tópico. Antonia y Enrique (Les proprietaires) le tratan a uno como a un hijo (casi mejor, de hecho) en un ambiente perfecto en sosiego, claridad, silencio. Enrique, incluso, me deja su ordenador (aunque hay una red wi-fi, yo, dejado de mí, me lo dejé en Zaragotham). Y qué molletes de desayuno, con su aceitito y su jamón, Dios Santo.

San Jorge, Fiesta en Aragón: el Patrón. Boda en Andalucía, al lado de Sevilla. Gran fiesta. Chaparrón de proporciones tropicales: pobre novia, pobre de mí que ya antes, ya en la Ceremonia, dudé: tres niñas iguales había, sólo que sólo una vestía de blanco nupcial. Trillizas no, pero casi.
El regreso, ayer, parando a comer en Alcalá -el viaje se verificó en esa especie de acorazado sobre ruedas que constituye el coche familiar- en un lugar infame en la Calle Porticada: atiende por Casa Nino: compendio de toda suerte de males restaurantiles: mal servicio, mala comida, mal lugar, mal precio, mal TODO. Nefasto: paradigma del cutrerío patrio, incluyendo la partida de mus berreante à coté.

Lecturas: Por un lado, el último Hornblower (Hornblower y el Hotspur) y Profundidades, de Mankell, a la que ya me referí con anterioridad. Lo primero, material para encoñados de las guerras napoleónicas en versión naval. Chulo, pero sólo para adictos. De verdad. Una especie de Sharpe, pero con vocabulario técnico, lo que es un poco complicado para según quién. Lo segundo, sorprendente: biografía de un hidrógrafo psicópata sueco en octubre de 1914. Sólo puedo decir que Don Henning se ha superado a sí mismo localizando espacios, tiempos y circunstancias vitales para justificar un adecuado suicidio, o así. Me ha gustado, pero no hay huevos para recomendarlo, la verdad.

19 abril, 2007

Gastronomías improbables

Sigo sin comentar conciertos disfrutados en las últimas semanas, pero de algunos de ellos hace ya tanto que no tiene sentido: perdida la inmediatez, desaparece la frescura y las vibraciones del rock'n roll. Sólo debo decir que el pasado viernes, trece, Paul Collins tocó junto con su guitarrista Octavio en La Lata de Bombillas, después de haber presentado su autobiografía Mi madre, mi mentor y yo en Antígona, que es otra librería fundamental en Zaragotham. El concierto fue sensacional, porque, como ya tengo dicho, Paul es el último gran músico de power-pop. Aún no he hecho si no hojear (si: éste es con 'hache') el libro, pero sospecho que la faceta literaria del maestro no es tan... magistral.

Ayer, cierto blogger me mandó una invitación para incorporarme a LinkedIn, bajo el auspicio de incorporarme al maravilloso mundo del networking. Yo, que como es sabido soy cybertorpe, no me considero ‘fuera del mundo’ ni superado por las circunstancias en cuanto a la posibilidad de valerme de las nuevas teconologías y blablabla. Vamos, que con lentitud, pero me incorporo.

Como quiera que LinkedIn permite generar una lista de contactos networkizables con base en el archivo de direcciones que tengas en Outlook, tuve oportunidad de repasar ese archivo y encontrar viejos contactos y recordar viejas historias. Una de ellas es digna de ser transcrita en este blog, que al fin y al cabo lleva mucho sin lucir una entrada sobre gastronomía.

Esto sucede en determinada legación diplomática del Reino de España (importantísima, por cierto) hace ya muchos años. Entre el grupo de visitantes, y junto a Hans, determinado profesor universitario despistado (MUY despistado), a quien llamaremos S. y un pelirrojo paradigmático: digo esto porque los pelirrojos son siempre gamberretes, traviesillos, pícaros (y las pelirrojas también. Por cierto que tengo una entrada pendiente al respecto desde hace dieciséis meses o así). Lo de las travesuras es gracioso a los cinco o seis años. El joven a que me refiero tendría entonces como veintiséis; no sé cómo andará ahora: se ligó a una modelo morenaza y curvilínea que se lo llevó a vivir a México Lindo Y Querido, y dado como administran ahí los bromazos es bastante probable que le hayan pegado dos tiros. Lo lamentaría. Era buen tío, gracioso, y, como ya he dicho, gamberrete. Le llamaremos P.

Volvemos a la Embajada: el Sr. Embajador nos ha invitado a mediodía. Recepción, saludo, unas palabras; un almuerzo ligero, de pie, un buffet. Bastantes cosas muy apetitosas: entre ellas, dos: un cabrales excelente, batido con sidra para facilitar su aplicación sobre tostaditas dispuestas al efecto y una Mousse au Chocolat imponente con sus cuenquitos ad hoc al lado.

P. espeta ‘me han dicho que la manera ideal de degustar el cabrales es, precisamente, mezclado con Mousse au chocolat’. S. bizquea. Él es hombre más bien provinciano; P. tiene un segundo apellido que evidencia –tanto como su pelirrojez- sus ascendientes irlandeses, y un primero pleno de oropeles y glamour profesional del nuestro (juás). Casi se puede imaginar el 'bocadillo de pensar' sobre la cabeza de S.: 'si lo dice P., ha de ser lo correcto y elegante'.

Ante el pasmo de todo el grupo, S. se acerca a la parte izquierda del buffet, toma un cuenquito, se sirve una generosa porción de Mousse y proceder a coronarla, improbable nata, con una no menos tremenda dosis de cabrales. Seguidamente, consume el resultado. Hay quien dice que alguna de las jóvenes que nos acompañaban tuvo serios problemas para contener las arcadas. S., imposible el alemán, espeta como puede 'pues no está tan mal!'.

Mucha lectura estos últimos días; dos cosas que de momento no he empezado: Bullet Park, de John CHEEVER (regalo de Wendy) y el último libro de Henning MANKELL, Profundidades. Ya hablaré de ambas: tienen una pinta formidable. Y dos sobre las que ya he procedido: Me llaman Fuco Lois, obra de José Antonio PALOMARES, publicista y blogger: una policíaca con alguna analogía conceptual con lo del cruasán, pero probablemente mejor escrita, de la que me quedan quince paginillas. Tiene golpes geniales, desde luego y resulta perfecta como lectura ligera. Lo más brillante -aparte de los mencionados golpes, que pueden crear cierta tradición citatoria si la novela llega a ser conocida por el común- es que está bien estructurada, cosa que sólo se nota por omisión. Si tuviese que criticar algo sería alguna falta de tensión en algún pasaje. Habrá que seguir la pista del autor para ver cómo evoluciona. Desde luego es una novela muy recomendable y muy regalable.

Y un nuevo Donna LEON, Líbranos del bien, excelso, como en sus mejores tiempos, si bien fundamentada mucho más en el dilema ético que en problema estrictamente policíaco. Como siempre, lectura de tres sentadas, arrebatada. Únicamente se puede poner en cuestión la portada de la edición, calificable tan sólo de horrorosa.

Tengo querencia por las aventuras del Comisario Brunetti, qué le vamos a hacer, y me encanta la descripción exacta y tan llena de matices de Venecia que hace la LEON, cuya visión de Venecia constituye la antítesis de la ojeada superficial del turista. Y su aproximación a la gastronomía veneciana es igual de antitética ¿no resulta improbable llevar quince novelas hablando de Venecia y sus comidas y no haber mencionado ni una sola vez las modalidades más vulgares de la pasta –spaghetti, macheronni- o la pasta?

09 abril, 2007

Hrvatska (¿lo cualo?)

Bien. Tengo otra entrada en sazón sepultada en el disco duro de otro ordenador, de manera que se va a producir una pequeña desincronización entre los contenidos de la realidad (¿?) y su descripción en ‘Noticias desde Vladivostok’. Qu’est-ce qu’on va le faire.

Le contaba el otro día a una muy querida blogger que MBO y yo íbamos a pasar las vacaciones en Dubrovnik acompañados por un (1) director general y catorce (14) miembros de cierto consejo de administración junto con las respectivas esposas de todos ellos. La referida amiga escalofrió parcialmente. Ego dixit aquello de que hay cosas que van con el cargo, pero lo cierto y verdad es que ni me parecía mal antes, ni tampoco a posteriori. Cinco días comodísimos y agradables: es todo lo que hay que decir al respecto.


Como todos sabéis, Dubrovnik es una preciosa ciudad amurallada situada en la costa del Adriático en el extremo sur de la República de Croacia, que es un estado de los que formaron parte de la Ex – República Federativa de Yugoeslavia, de cuya Federación se independizó en veinticinco de junio de 1991.

Dubrovnik está en Dalmacia, lo cual hace que las camisetas turísticas luzcan perrillos de esos blancos y negros en abundancia: UPFm lo celebró mucho.

Lo de la historia de Croacia daría bastante juego -como en general la historia de los Balcanes, si se pone uno a pensarlo- para clavaros aquí unas cuantas chapas de medianas dimensiones pues hay un poco de todo: perfidia turca abundante, anexión por el K. ü. K. durante cuarenta añitos o así hasta 1918, periodo de entreguerras movidillo no exento de creación de partido ultraderechista y racista; intervención en la segunda guerra mundial que deja a los nazis a la altura del betún en brutalidad, sólo comparable a aquélla de la que harán gala en todo momento sus vecinos los servios, aunque estos últimos dotados, más bien, de banderitas rojas con hoces y martillos par tout. En fin, todo paz y amor: la Ex – Yugoeslavia (Eslovenia, Croacia, Bosnia Herzegovina, Serbia, Montenegro y Macedonia) es lo que podríamos llamar el perfecto semillero para hondonadas y hondonadas de hostias.

Viajé por primera vez a la Ex Yugoeslavia en 1986, y ya se percibía una cierta tensión. Tito había fallecido en 1980 y se habían inventado un turno rotatorio entre los Presidentes de las repúblicas federadas para ostentar la Presidencia de la Federación. Muy innovador, pero escasamente seguro y nada estable. En 1990, diplomáticos de alto rango señalaron en mi presencia su muy profunda preocupación sobre la situación en la zona. Durante el curso siguiente hube de explicar la cosa a mis alumnos; en rigor, explicar estas cosas que os he dicho y tratar de describir las que pasaron a lo largo de la primera parte de las guerras de la Ex – Yugoslavia. La de Dios, lo aseguro.

El guía que nos ha atendido estos cinco días: todo un profesional; excelente, culto e informado; ameno y atento. Arquitecto por formación, lleva mucho tiempo dedicándose al turismo, la industria nacional que genera el 22% del PIB y está llamado a sustentar la economía nacional croata.

... Ah, sí: olvidaba señalar que dicho guía, croata él, ha sido tanquista voluntario durante tres años y nueve meses; dos de sus hijos nacieron en un bunker mientras los serbios bombardeaban Dubrovnik, ciudad que entre otras cosas se caracteriza por no mantener ni un solo tejado original (a pesar de la Resolución de ONU al respecto). Nos ha enseñado las fotos de sus tanques (incluido un T-34 que empleó en algún momento y que no sé de dónde coño habrían sacado, como no fuese de un museo), de su Kalashnikov, de su Mágnum y de los chicos que cayeron a su lado.

El tipo es amable: un fantástico guía. Naturalmente, ha explicado lo que sucedió en Croacia, lo que hicieron los serbios, lo que hicieron los montenegrinos apoyando a Serbia. Perdón, matizaré: ha descrito lo que pensaba un tipo que conducía un M-84 (reflexionen Vdes. acerca de lo que puede hacer un artefacto de 44 toneladas con un cañoncito de 125 mm.) defendiendo Croacia de la agresión serbia (sic) y gestionando la situación (ejem) en Bosnia. Percibí un sincero aprecio por Milosevic y Karadjik en su voz, sí.

La verdad, espero que todos en la zona se pongan a ganar dinero como posesos, con rapidez. Admito que es triste pensar que la pasta puede resolver odios inmemoriales como estos; lo que sucede es que esta generación no podrá olvidar nada: como mucho, perdonar; entre tanto, lo cierto es que si hay tensiones económicas en la zona, desempleo o inflación, no quepa duda que todo saltará otra vez por los aires: los serbios volverán a berrear por lo de su salida al mar (por simplificar, Croacia es un país bastante más organizado, más europeo, más centrado… que Serbia –activador del detonante de la Primera Guerra Mundial (aunque desde luego no responsables de la misma), vía de entrada de los soviéticos en su momento, mucho más eslava- Bosnia –con importantes mayorías musulmanas- o Kosovo –siempre digo que la primera vez que estuve en Turquía fue en Pec- ) y se montará la mundial. La adhesión a la UE también resolverá problemas muy probablemente. Esperemos.

Bueno, a lo que iba: Croacia es un bonito país (como también Montenegro, que yo no conocía del viaje anterior), y Dubrovnik tiene todo el encanto de una ciudad pequeñita con un si es no es veneciano, adobado con algo de cité francesa y un perfil parecido a la Costa Brava. Los vinos son perfectamente prescindibles. Han cometido el error de pasarse a la nefanda costumbre de servir los combinados midiendo el licor a servir con un vasito milimetrado. Y, conscientes de la inmanejabilidad de su idioma (no hay Dios que entienda NADA en croata), decidieron que, mejor que Hrvatska, iban a llamarse Croacia. Y es que pronunciar aquello bebiendo Slivovica es muy jodido.


Eso, que os lo recomiendo. Como también dos de mis últimas lecturas, despachadas en rápida sucesión y suministradoras de notabilísimo placer a éste su anfitrión, ambas del mismo autor, nada novedoso: fijo que todos conocéis a Alessandro BARICCO. Seda es material algo añejo, publicada en 1996 y aplaudida por toda la crítica con gran alharaca. Fue la segunda de las que leí en esta pasada semana. Es una obra brevísima, ligera, exquisita, que, rozando la cosa oriental -que tanto juego da a la sutileza aparente- entremezcla una historia de amor, otra de supervivencia (colectiva e individual. E incluso de insecto), otra de pasión encoñada y fútil. Hermosa la anécdota, genial el desarrollo. No se priven, de veras, aunque lo realmente genial, imponente, fantástico, luminoso y 'enganchante' ha sido el otro BARICCO que me he echado al coleto con ansia. Puedo decir que en lo que va de año ha sido LO MEJOR que he leido, y que hace bastante que no leía prosa tan brillante: Esta historia Lo relatado ha de ser forzosamente interesante para alguien como yo: el sueño del protagonista (¿?) se circunscribe a un circuito de carreras a partir de un sueño paterno de automóviles y velocidad, sobre un fondo no expresamente mencionado perfectamente marinettiano: coches de carreras, primera guerra mundial: struggle for life versión italiano-austrohúngara (vid supra). Años veinte en los Estados Unidos. Un xk120 plateado con número 111. Todo eso, sin embargo, es muy subjetivo: lo realmente excelente es el manejo del lenguaje. Se ha editado a mediados de Marzo de 2007. No dirán Vdes. que en Vladivostok no se les informa a la mayor brevedad de las novedades editoriales. En este caso, además, insisto: háganse Vdes. con él. Es GRANDE.
Señalaré que metí a la maleta material menos fantasioso: un brevísimo opúsculo llamado Siete ensayos sobre Walter Benjamin, debido a una ígnota Beatriz SARLO, que no analizaré aquí, pero cuya síntesis podéis encontrar aquí, por que me ha interesado mucho -pues muy interesante es WB- pero ya me está quedando un poco largo. Así que lo dejo por hoy.

31 marzo, 2007

Idus de marzo

Me reprocha Sue mi abandono de éste mi, vuestro bló, como antes Mila. No cabe duda de que el principio ‘no hablar de trabajo aquí’ hace duro contar cosas cuando uno es un tipo que en los últimos tiempos no hace otra cosa que trabajar. Kurt se burlaba –acertadamente- de esas personas que están todo el día contando lo atareadas que se encuentran, y me parece bien. El otro día, un conocido imitaba ese tipo de individuos: se aflojó el nudo de la corbata, se la descuadró ligeramente, se medio sacó un faldón de la camisa y se revolvió un poco el pelo, haciendo mención de entrar en una sala de trabajo con apresuramiento, todo azorado. Brillante: de esos hay muchos.

Pero no. No es mi caso: no paro pero no lo cuento en demasía (salvo hoy: doble Ex, excepción-excusa) ni hago lucimientos de desaseo: antes bien al contrario; llegaré al infarto por stress con un aspecto impecable.

Y miro la fecha: joder, qué de tiempo sin actualizar. Qué cantidad de cosas -aunque no muy importantes desde una perspectiva cósmica, cierto- han sucedido. Cosas tales como que mi hija pequeña, UPFm, ha hecho su Primera Comunión, cosa que a algunos de entre vosotros, agnósticos confesos, os resultará entre indiferente y prescindible, cuando no celebración de un rito ancestral de escaso interés y nulo valor :-D. Pues bueno, pues muy bien: para nosotros, no. De hecho, MBO, que es bastante pétrea y poco lloricosa, soltó el trapo. Y yo, claro, también. Emociones, oigan: emociones.

Cosas tales como que MBO y yo hemos celebrado el pasado día veintiuno –entrada de la Primavera- el décimo-quinto aniversario de nuestra boda en la más estricta intimidad, si hacemos abstracción del momento en que el camarero del restaurante al que fuimos a comer mano a mano se acercó con un ramo de flores y un postre decorado con corazoncitos de chocolate y sirope de fresa, ‘felicidades’ y esas cosas. El señor propietario es muy amigo, y le pareció conveniente que, como instante culminante de un almuerzo exquisito por demás, MBO pasase mucha vergüenza. Por cierto que, por primera vez, nos tomamos un tinto de origen valenciano realmente espectacular. Incapaz de recordar el nombre.

Digamos que lo anterior es el envés del hecho de que, en torno nuestro, empieza arreciar la tempestad: tres parejas de amigos de aproximadamente nuestra edad se separan. Rabia, dolor, decepción y futuro entre incómodo, incierto y triste. Dura la situación de ella, que se queda con los niños, y habrá de arrostrar las consecuencias jodidas de la p/maternidad en soledad: enfermedades, encomiendas, deberes. Todos los días. Sola. Dura la de él, condenado a ser padre de mall de fin de semana, de recoger a sus hijos sin tener el guión completo de cada semana para saber qué es lo que hace que el niño esté triste, rabioso o enfadado con Pepito, pues nada sabe de eso que pasó el martes. Eso, sin considerar que, tratándose de personas decentes por lo demás, deberán tal vez dormir cada noche con la duda de si podrían haber hecho algo, algún esfuerzo, para evitar todo esto. A ellos y a sus hijos. No hablo de un polvazo circunstancial con un bollito de veinte años en ninguno de los casos. Estoy hablando, creo, de tres casos de desamor. De extinción de la ilusión, de tirar por el water un proyecto en común. Conviene tomar nota: hay esfuerzos pequeños que hacer para evitarlo. .

Más: celebración en la Academia del Aniversario de la Promoción de un primo de MBO. MBO jamás había estado en la Academia General Militar. Zaragotham, por si no se sabe, es una ciudad que ha sido importantísima en términos militares: cuando había servicio militar obligatorio (muchos no sabrán de qué hablo) aquí había un C.I.R. (centro de instrucción de reclutas) por el cual pasó media España. También había una Capitanía General que fue llevada a BCN cuando el Señor Pujol lo exigió: los militares hubieron de renunciar a una ciudad en la que se apreciaba su presencia en beneficio de otra donde se les escupe bastante (recuérdese que el año en que el desfile anual tuvo lugar en BCN hubo que hacerlo de tapadillo, no fuese que alguien se viese afectado), dada la implicación económica del asunto. Las mayorías relativas es lo que tienen.

Bueno, pues allí estuvimos viendo formar a los Cadetes, homenajeando a la cría conductora de ambulancia caída en acto de servicio en Afganistán, por ejemplo. Qué quieren que les diga: nuevamente, es posible que sea irracional, pero me gustó que mis hijos se enfrentaran a algunos conceptos que desde luego no están nada de moda: deber, lealtad, honor y tradición... y el silencio y el respeto cuando se produce la llamada a filas de un caído. O una caída.

MBO se fue a Milán el pasado fin de semana con sus amigas, por obra y gracia de los vuelos económicos, que hacen que uno haga lo que en todo caso debería haber hecho antes. A destacar la bolsa de funghi porcini que esta mañana ha convertido en un espectacular rissoto (glorioso. Glorioso. Qué cosa más exquisita, y qué bueno el Rioja Alta Reserva 2001 acompañante). Casi tanto -espectacular- como un par de zapatos que me regaló. Sí. La zapatería italiana, cuando se pone, se pone. Jurl.

Ayer tarde, momentos de esquizofrenia: después de un Consejo –o mejor, de una comida de Consejo después de, entrando a un garito a tomar un refresco previo al regreso al hogar, me veo a mi mismo (por supuesto, traje azul marino raya diplomática y corbata) acercándome al chico argentino de camiseta de tirantes, barba gruesa, sombrero de Blues Brothers, a preguntarle por la Epiphone de caja que empuña, por el calibre 0.13 de sus cuerdas. El chaval me enseña el resonador: preciosa caja con hechuras de Gibson ES 355. Convenimos en lo bien que esos aperos suenan sobre amplis Fender como el que hay sobre el escenario.

Después de cinco minutos desplegándome en la parte importante de mi mundo, regreso a la realidad cruel, a hablar con los consejeros sobre cuantías de las dietas o sobre la excelencia –o inutilidad- de este o aquel ejecutivo. En fin: la banda toca hoy en Zaragotham (lo relatado sucedió fuera de aquí, en otra ciudad), así que ya contaré: apuntaban maneras de merecer acudir esta noche a la Sala Zeta.
Y claro, lecturas. Aparte de un Follett prescindible (MBO dixit: malo, previsible, nefastamente escrito...), un interesante estudio de esos que a mí y a pocos más gustan: La propaganda negra en la Segunda Guerra Mundial, de un tal Stanley NEWCOURT-NOWODWORSKI (evidentemente procedente de Mondoñedo), que cuenta de las sutiles cabronadas que los aliados hicieron entre 1939 y 1945 para hundir la moral de los alemanes. Sugestivo, a fe mía.
Cuídenseme: y de veras, trataré de no ser tan moroso para la próxima entrega.

13 marzo, 2007

A ver si de una p... vez!!!

Y bueno, no se lo van a creer, pero es la quinta vez que escribo esta entrada, mientras recuerdo con escasa estima a los diseñadores del apero blogger, a los del copypaste manejado desde un portátil con touchpad y muy señaladamente a los de las regletas de enchufe múltiple con interruptor. Y más que a ellos, a sus madres.

Habréis observado, quienes os asoméis regularmente por Vladivostok, que la entrada Rock’n Roll Weekend? tenía una conclusión un tanto abrupta, y que la entrada … yeah, rock’n roll weekend! no es que tuviese conclusión abrupta: es que ni tan siquiera estaba.

Todo ello traía causa del desafuero de blogger, que me puteó abundantemente a lo largo de la tarde del domingo. Yo quería contar mis dos conciertos del güiken, pero sólo me dejó colgar una versión no revisada ni editada de la primera parte (que es lo que cuelga, hoy, como Rock’n Roll Weekend?. Ya disculparán Vdes. las faltas de ortografía, sintaxis y de correcta estructuración de referencias que supongo que habrá: lo que se lee ahí es el producto tal cual salió a la primera sin supervisión alguna. Y sigo sin poder editar la entrada para introducir mi satisfacción por la excelencia de la sección de vientos de los TEIXI, dotada de la contundencia de un muro de hormigón cimentando a una excelente banda que deben Vdes. ir a ver si se les pone a tiro. Y es que la J. TEIXI BAND merece que se la vaya a ver aunque sea sólo por su versión del Downtown train de Tom Waits. Simplemente perfecta. Y esa es sólo una de las numerosas canciones formidables que tocaron.

Luego de comprender que no podría incorporar a la primera entrada la historia de lo de MARAH, me puse a redactar entrada independiente para ello (la intitulada …Yeah, rock’n roll weekend!) que, no sé por qué coño, a la primera no se editó. Inasequible al desaliento, la volví a escribir y, cuando ya estaba casi terminada, se organizó algún tipo de tiberio menor en la cocina; me levanté presuroso a ver qué pasaba, con tanta destreza que pisé el interruptor rojo de la regleta de enchufar TODOS los aperos informáticos del estudio, mandando a Sodoma, en un solo pisotón, la segunda e inédita versión de la puta entrada. Blasfemias hubo, a fe que las hubo.

Siguiendo el principio 'Ni un paso atrás, ni para tomar impulso!', ayer lunes por la mañana lo reintenté. Cuando el texto estaba perfecto, terminado y niquelado seleccioné todo para copiarlo y guardarlo en documento aparte. No me pregunten cómo: de la selección se pasó al eliminar: todo se borró, nada pude recuperar. Si esta vez no lo logro, me voy de la civilización, vuelvo a la naturaleza a observar el vuelo de los pájaros y a alimentarme de nueces y raíces, y que le den a tanta tesnología (sic) y tanta leche.

En fin, dicho todo lo anterior: MARAH, el segundo concierto que presencié este fin de semana; éste, sí, acompañado por MBO. No cabe duda de que estoy completamente fuera del mundo: hasta hace cuatro días nada sabía de la existencia de esta banda que constituye El Futuro Del Rock’n Roll , y ni las mayúsculas ni la cita –con el permiso del Sr. Landau- son casualidad.

El sábado noche presencié, supongo, el concierto del año en Zaragotham a cargo de una banda dotada de todo lo que yo necesito para pensar que una banda es buena: múltiples voces haciendo juegos carentes de innecesario barroquismo, pero trabajadas muy bien, respaldadas por tres guitarras: a los ritmos una Epiphone eléctrica muy sesentera nada saturante junto con otra Epiphone, ésta acústica, tocada con todo el arte, y haciendo punteos un elemento parcialmente gnómico y saltarín, pero tan solvente como ramoniano que, además, cantó un Do You Wanna Dance? extremadamente diestro en los bises. Además un batería espinosísimo al lado de un bajista que, probablemente, era el mejor instrumentista de la banda, a la par que el más discreto. Para concluir, una guapa morenita –que de algún modo me recordaba a Kate Pierson de B-52’s, sobre todo cuando tocaba la pandereta- en los teclados: nada saturantes y muy adecuadamente administrados en orden a redondear una gran banda de pop-rock.

Acabaron de quedarse conmigo, lo reconoceré, cuando a mitad de un poderoso tema propio insertaron un fragmento de Baba O’Riley, eso tan bonito de ‘Teenage wasteland…’ que tan melancólico me pone siempre… También mi valoración tan positiva trae causa del hecho de que los tipos, que se quedaron en el último momento sin teloneros, se comieron, sin descanso, desmayo ni queja alguna, dos horas de concierto potente y muy trabajado. No comprendo cómo el cantante principal aguantó todo eso con un gorro de piel (¿?) de soldado ruso, a apenas dos metros de los focos.

Su sonido fue limpio, a pesar del empaste que aparentemente, dada la carga de instrumentos, debería haberse producido. El chaval de la mesa (a quien conozco hace muchos años, y que es el teclista de Taschenko) les ha estado acompañando toda la gira por España y se lo curró a modo, aunque me dijo que ellos son muy buena gente y es fácil trabajar así.

¿Definición? Veamos. Cójase a Springsteen y a Costello, y mézclense con algo de Neil Young (la parte menos drogosa) y la Creedence. Viértase el producto en un vaso mezclador helado generosamente bañado de Ramones. No irá mal aportar un par de rodajas de Smithereens. Y si se le adiciona algo más –pero no mucho- de lightpunk-pop, eso son Marah. Y a fe mía, que gustan, mucho. Sin coña alguna: que nadie a quien le guste el rock deje de ir a verlos. Se perdería a una GRAN banda.

J. TEIXI BAND.- Zaragoza, 09/03/07, 22.00, Casa del Loco, 12’00 EUR
MARAH.- Zaragoza, 10/03/07, 22.00, Casa del Loco, 13’50 EUR

11 marzo, 2007

... yeah, Rock'n roll weekend!!!

rock'n roll weekend?

Pues no, no he ido a la manifestación ésa (eso lo indico antes de que los trolls de plantilla den la barrila con el particular) y he procurado leer los números del Mundo y el Pais con distancia. Este fin de semana he escuchado en directo dos bandas cojonudas. Una el viernes, otra el sábado.
Primero, J. Teixi Band. Me tiene preocupado el hecho de no haber sabido de su existencia hasta las 21.10 del viernes, cuando Alfonso (antiguo bajista de una de las bandas de Bunbury y uno de los tipos más correctos y amables que pululan por la scena de Zaragotham) me llamó para decirme que la banda del teclas de los Elegantes tocaba en La Casa del Loco. Estaba yo todavía con traje y corbata y justo me fue para ir a casa, preparar la cena de la progenie, mandar un sms a MBO (que estaba en un concierto de Scarlatti pelín frustrante, según dijo), confirmar que no le apetecía ir, ponerme ropa adecuada a las circunstancias y salir tarifando para llegar al primer acorde de una de las mejores bandas de rythm'n blues que he oido en España, cantando además en español (cosa que como todos saben es un plus para mí). Apenas cuarenta personas en la sala, qué vergüenza. Supongo que estaba todo el mundo viendo a Manolo Kabezabolo o a los Delinqüentes. En fin, cada uno se suicida como quiera. Pena eso sí que los Teixi iban a porcentaje de entrada, con lo que el asunto fue un poco triste, pero pegamos muchos botes muy satisfactorios con una banda que a una base de bajo (grande, Dani) y batería impresionante se le sumaba un teclista imponente que conoce todos los recursos del rock'n roll y un guitarra cantante ex-Mermelada francamente solvente: voz chula, textos buenos, eficacia sobre seis cuerdas. Qué más se puede pedir. Momento patinazo mental cuando, a la cuarta vez que la guapa morenita que estaba delante de mí se volvió para mirarme atentamente y con sonrisa, comprendí que no se trataba de mi innegable atractivo, si no de la hermana pequeña de unas amigas que trataba de recordar de qué me conocía. Realidad 1-autoestima 0. El resto de la noche muy rock'n roll, tomando cerveza con la banda en el Bacharach, desde donde mandé un sms muy inquietante -por lo que pude ver más tarde- a un amigo que no debe preocuparse para nada. Ah, sí: concluímos la noche en La Casa Magnética, donde un deejay enajenado pinchó -por este orden- Nada más, una de los Chunguitos, Ay, Carmela y a Bowie. La realidad supera a la ficción. Me retiré a mis cuarteles de invierno dejando la noche en su apogeo a las 04.30...
... hora en la cual me encontré a MBO despierta afeándome mi escasamente responsable conducta dada la carga de obligaciones programadas para el sábado. Ello me obligó a esforzarme, levantarme a las 08.30 y a hacer cosas innúmeras hasta llegar a la siesta, iniciada a las 16.30 y concluida a las 20.30 para acudir al Concierto de año en ZAZ: Marah

05 marzo, 2007

Un apdeitin de lunes... 'especial'

(Nadie podrá quejarse esta vez: dos entradas en dos días...)

El cinco de marzo es fiesta local en Zaragotham. La causa d’ello es muy poco conocida por el personal: lo que se celebra es una victoria de las tropas isabelinas sobre los carlistas. Llevando lo de la memoria histórica a sus últimas consecuencias, si uno lo piensa, eso también sería políticamente incorrecto: al fin y al cabo, los liberales se cebaron con los pobres requetés a modo. Sólo que eso fue en el siglo XIX y los carlistas eran un poco fachas (si se me permite el anacronismo). Va a ser que la memoria sólo es histórica y recuperable si el sesgo es el adecuado y el tiempo transcurrido el justo. Y hay un abuelito y tal.


En fin, vamos a dejarlo.


Lo que decía, que hoy es lunes de fiesta… pero no para mí, que tengo elevadas obligaciones profesionales fuera de my hometown, cosa que a MBO le llena de orgullo, satisfacción y ganas de estrangularme, claro.


Casi vamos a dejar eso también.


Bueno: Freewhelin’ tornados, gran banda barcelonesa con un directo imponente –lo mejor en rock’n roll español que he visto hace muchísimo. Pena que canten en inglés- que disfrutamos MBO, Michel, A. y yo el pasado sábado, teloneando a Lucero, otro grupo, pero éste de Memphis (Tennesee). Los tales Lucero son, probablemente, la banda más impresentable que he visto sobre un escenario en todos los días de mi vida. Se trata de un cuartero compuesto por:
a) Un cantante al que supongo que llamaran ‘Slim’ dadas sus dimensiones, con una voz parecida a la de Shaun el de The Pogues, con ese tipo de careto huroniano y millones de tatuajes carcelarios por todas partes (al menos las visibles: iba con un t-shirt con las mangas –cortas- remangadas), incluyendo esos que se ponen en las falanges con ‘love’ y ‘hate’. Con gorrita beisbolera, por supuesto.
b) Un guitarra de punteos gordo (MUY gordo), con barba larga y descuidada y un gorro de esos de lana de llevar de paseo por el Pirineo, que golpeaba con escasa convicción una Les Paul un poco maltratada.
c) Al bajo, el hijo sietemesino de Frankenstein, grandote y con una panza tremebunda bajo la cual se apoyaba un artefacto de cuatro cuerdas tan antiestético como su propietario. Empezó tocando con una de esas cazadoras como de tergal con la cremallera hasta el cuello, hasta que comprendió que a 40º en un sitio cerrado no era buena idea. Poderosa patilla. Melena rizada y gorda. Con eso que no puedo definir si no como ‘cara de pavo’. Cojonudo el tipo cuando entre un tema y otro se bajó a por un pelotazo a la barra. Mit zwei. En honor a la verdad, pulsaba con la debida rapidez el cordaje, siguiendo a…
d) … un batería al cual apenas se veía. Potentísimo. Ritmos rápidos con bombo a semicorcheas. Nunca he visto semejante fuerza en una pierna derecha de baterista. No sé qué instrumento era, pero cada impacto en el parche vertical disparaba un chorro de aire hacia delante que golpeaba la tripa de uno.

Por lo demás, lo normal. Otra banda yanki en el justo punto medio entre Nirvana y Green Day. Nada nuevo. Aguantamos seis o siete temas –alguno de ellos estaba bien, pero demasiado áspero y un punto más ruidoso de lo que convenía a las jóvenes- y nos largamos. En el garito de merchandising de la salida nos compramos el disco… de los teloneros, claro: mucho mejores que los cabeza de cartel. Freewhelin’ tornados son un grupo de tres (buenos) guitarras, bajo y batería, con trabajos muy elaborados en las voces. Tom Petty, la Creedence, Allman Brothers, guiños al Boss… Un grupo de telecasters. Me gusta el sonido ‘americana’.


Nos encontramos a los chicos de los Freewhelin’ más tarde de copas por ahí. Grandes chavales, desde luego: amables y majos. Yo diría que iban pasadillos, pero desde luego lo llevaban como debe ser: divertidamente. Nada divos.


Algunas lecturas: Callejón Fleshmarket, de Ian RANKIN. Ya tengo contado por ahí lo mucho que me gusta el estilo de las novelas del Inspector Rebus, las descripciones de Edimburgo y sus miserias. Aquí la cosa va de inmigrantes ilegales, cuasiesclavitud, tramas y la omnipresencia de la corrupción. No hay moralina; de hecho, se produce un cierto acercamiento de Rebus a una activista un tanto integrista en sus planteamientos que se resuelve con elegancia y sin compromisos en falso (hubiese decepcionado bastante). La novela acaba, empero, con un listado de sitios de Internet donde se puede obtener información sobre lo tratado en el libro. Me parece una manera impecable de ofrecer el punto de vista personal del autor sobre el tema.

Jeremy BENTHAM: Nomografía o arte de redactar normas. Recién lo ha publicado el BOE en una edición impecable. No os cuento qué se trata en la obra: el título es suficientemente elocuente y mayores profundidades os causarían, tal vez, muchas zzzzzz.


Andrea CAMILLERI, Privado de título. Esta vez no se trata de una policíaca de Montalbano. Esta vez el autor refiere un suceso histórico, y lo hace con exquisitez, dando la vara que merece a la cobardía, los golpes que merece la hipocresía, y el cachondeo que le es usual. Hablé en alguna ocasión en este bló de las pequeñas novelas no policíacas del autor. Sabido es que lo de Montalbano me parece formidable, pero todas estas obras son igualmente excelentes, y evidencian que Camilleri no tiene un solo registro de fácil explotación.

Y bueno, aparte de eso sólo he de decir que el de ayer fue un domingo memorable: un domingo estupendo con un solecito primaveral (increible un cuatro de marzo en Zaragotham) en que MBO y yo holgamos debidamente, nos comimos un arroz con bogavante con la progenie a nuestra entera satisfacción y pudimos sobrevolar sobre la impertinencia de las noticias periodísticas (Il Paese, Il Mondo, Heraldo D'Aragón) sin que tan apenas nada nos alterase.