11 septiembre, 2007

Animalada: seis años más tarde.

Ok: here y aquí.
Hoy es un día, supongo, para tratar de recordar qué estaba haciendo uno.
Personalmente, llegué a mi casa, y, aunque no es muy habitual, encendí la tele.
No pensé que fuese una película, pero sí que era un accidente.
Más tarde, aquella tarde, pensé que, con nueve añitos de desfase, a éste le habían dado la puntilla definitiva (por bocazas. Lo de que era un bocas lo pensaba ya en 1992, en todo caso).
Nada ha sido igual desde 2001. De hecho, todo ha sido peor. Mucho peor. Que nadie se engañe: a pesar de que sería imbécil/brutal considerar que el Mundo Árabe está a favor de los atentados 911 (y de todo el haz precedente de atentados yankífobos de los grupos terroristas de fundamento islámico, que son innumerables, y entre los cuales podría encuadrarse, por qué no decirlo, el atentado del once de marzo de 2004... salvo que uno crea en las teorías contradictorias fedeguiquenses) sería muy ingenuo pensar que a los desheredados que habitan en esa parte miserable/petrodolarizada del mundo les son indiferentes tales atentados: la no-indiferencia va desde la media sonrisa de 'se lo merecen' a las oraciones por los 'mártires' pasando por el encouragement a los hijos para viajar rápidamente al paraíso.
No creo que sea el momento de referirme al tratamiento del asunto de Israel: en este punto no coincido con el pensamiento políticamente correcto, pero no quiero hablar de ello ahora. Lo cierto es que -y aquí hablo como internacionalista- el 911 determinó la desaparición -o, cuando menos, un golpe durísimo- de la manera de definir las relaciones internacionales, que, qué caramba, iba por buen camino, dentro de un orden. Admitiendo el peso de las Altas Instituciones Internacionales, las cosas iban a ir mejor.
Y sin embargo, una vez liquidado el equilibrio del terror bilateral (o, como pensaría un yanky-tipo, el juego claro buenos/malos), bienvenidos al espanto de la perfecta indeterminación; una vez casi liquidados los terrorismos regionales, saludos a la definitiva irracionalidad; una vez consolidado un modelo de definición de la relación ciudadano-Estado en el mundo civilizado, vuelta atrás, gracias a los titulares de un horror ejercible en todo momento y lugar frente a quienes no se puede oponer nada si defendemos, precisamente, esa definición de la relación.
Y mientras tanto, el Zapatos viviendo en los Mundos de Yupi y soñando en la Alianza de Civilizaciones. Con M6 falseando resultados electorales al otro lado de un charco de catorce kilómetros de ancho. Fastuoso.

03 septiembre, 2007

Term start

En fin: UPMM ya está en Windermere. El sitio ése de la 'afoto', sips. Gracias a una reunión parecida a esa que me obligó a regresar de mis vacaciones el domingo, 19 de agosto, mi dilecto primogénito se fue a la referida localidad con MBO el día 3, el lunes pasado. Snif. Me consta que el viaje fue ligeramente peregrino, pero en todo caso, de lo que mi amada me decía, deduzco que MONARCH, 1-RYANAIR, 0. MBO no tuvo que morderle el ojo ni nada a la gente de la compañía para embarcar dos maletones, dos, de veinte kilos each. Perdón: uno de ellos, sólo de 18.5: 'una lástima, -decía MBO- aún podría haber cargado algunas cosas más'. No se me ocurre cuáles, pero bueno. Lo que no se puede discutir es que, probablemente, MBO es la única persona capaz de reformular un viaje en tren desde Manchester a Windermere sobre la marcha con unas imposiciones de tiempo tan exigentes. A pesar de la cosa ferroviaria británica, como es sabido jodida por la Thatcher, who didn't fancy it at all.

Como es natural, y dadas las fechas de aniversario de UPMM, el sábado inmediato anterior a su partida el joven celebró su fiesta de despedida/cumpleaños, con su carne a la brasa de la parrilla que mis queridos padres han instalado junto a su piscina, cosa que convino bastante a los jóvenes y voraces invitados de mi hijo. Grande, eso de descubrir que estos chicos ya van teniendo una edad y un predicamento, yo, que les he visto crecer. Snif (2). Incluso cuando le tiraban tejos de baja intensidad a UPFM, que se negó en redondo a irse la primera de la fiestecilla a casa (p'a ratos: iba a irse, la plus belle du bal, renunciando así a tanta admiración adolescente. Jojojojojojo).

En fin... y que he estado yo muy triste, coño. Hoy, por fin, UPMM se ha dignado hacer uso de ese segundo teléfono móvil británico que se llevó para contarnos que todo va bien, que come bien (¿?) a pesar de la escasez de verdura, que las clases de física y química son con prácticas de laboratorio y que ayer estuvo navegando. Es posible que temas recurrentes en Vladivostok en los próximos tiempos sean Windermere, St. Anne's, las cosas de sus 250 alumnos o su si es-no es Hogwarts, o del 'Jefe ' de su casa y monitor de Deportes (Militar licenciado del Ejército Británico. Uno no puede evitar pensar en un tipo de pelo ralo, poderoso e hirsuto bigote, dirigiéndose a sus discípulos que, adecuadamente embarrados, se arrastran bajo fuego cruzado por una pista americana: 'caballeros, me temo que no están ustedes procediendo suficientemente rápido. Quizás los señores desean disfrutar otra vuelta a la pista', con apenas contenida mala leche) O no. Depende de lo que UPMM cuente [potencialmente muy poco, dado su status adolescente-silente(redundancia)]. De momento, del speech de la Jefa de Estudios, algo grande: 'Esto es un colegio y por tanto el estudio y la docencia son cosas muy importantes, pero, en realidad, lo que queremos es ayudarles a descubrir su pasión, porque una vida vivida sin pasión es menos vida'. No se me ocurre nada mejor que hacer con tipos de dieciséis años. Y con uno muy concreto, qué caramba.

UPFm empieza mañana el curso y anda de una mala leche apenas compatible con su reducido tamaño. UPFM, elevada por ausencia de su hermano a la condición de 'hermana mayor', con sus correspondientes privilegios de mando, camina rozagante por la casa puteando en cuanto puede a la peque. MBO y yo ahogamos las penas tomando black velvets, el cocktail del verano 2007, y dormimos como lirones (¿qué nos han dado?) Nuestro propio curso empieza poderoso: una vez más, tengo trabajo para cuatro como yo y plazos numerosos que finan, si o si, esta semana. Y muy pocas ganas de torear el 75% de ellos. Y MBO, con toda posibilidad, deberá regresar a Indonesia la que viene (cosa que me jode un ciento).

La lectura de las otras tres novelas de la tetralogía Berlin Noir de Philip KERR, protagonizadas por Bernie Gunther, ha sido compañía en estos primeros días de septiembre que, a pesar de soleados, han tenido un algo grisáceo: Violetas de marzo, Pálido criminal y Réquiem alemán me han gustado más que la última parte, la primera que leí (Unos por otros, de la que ya hablé). Y me han gustado más, no sólo porque estas tres están traducidas con mayor destreza por una tal Isabel Merino, si no porque los argumentos, perfectamente independientes entre sí, resultan más atractivos. Además, evidencian un fenomenal conocimiento de la política interior alemana de entreguerras (aunque Réquiem alemán ubique su acción una vez terminada la guerra e invadida la Gran Alemania por los ivanes); sólo la precisión histórica de que hacen gala merece que se les preste un poco de atención.

Otro material: El secreto de Christine, de Benjamin BLACK. Por lo que leo, el tal BLACK es un conocidísimo (no para mí, desde luego) y largamente galardonado escritor irlandés, John BANVILLE. Confieso mi absoluta ignorancia: jamás había oido hablar de él. Parece ser que nuestro escritor ha dedicado tirarse a la novela negra, y da a imprenta esto (Título original: Christine Falls. Con dos cojones, los de Alfaguara, una vez más). A caballo entre Dublín y Boston, una historia sórdida de tráfico de niños neonatos no deseados, reubicados en el Nuevo Mundo en internados de los que saldrán para convertirse en pastores y monjas de la Iglesia (católica, naturalmente), adobada con su dosis de parricidio ocultador de deshonras, alcoholismo (supongo que esto es un estándar si uno escribe acerca de Irlanda) , organización mafiosoide de base católica, -cómo no- y tono gris rata. Me recuerda un poco algo de novela americana- más-que-negra, HIMES, probablemente, de ésa que describe sordideces en que el aspecto policíaco es una mera excusa. La novela expone, y, salvo la obvia catolifobia que rige por fuerza el desarrollo literario en cualquier pais esencialmente católico (¿no les suena?) no critica mucho. Y, afortunadamente entre tanta sordidez sofisticada, el Inspector cansado de tontadas da la de cal en cuanto a que los malos se van a llevar la del pulpo, gracias a ciertos documentos salvados por el médico borrachín y autotorturado. Eso sí, en la última página. No sería exacto decir que no me ha gustado, pero no la recomendaría. Hay mucho material de este tipo escrito hace cincuenta años, la verdad.


Contrapartida sorprendente, en la lectura de cuya página 113 estoy en este momento: La interpretación del asesinato, de Jed RUBENFELD. 1909: Freud llega a los Estados Unidos y se tropieza con un asesinato con tortura previa y una 'tentativa-de', cuya víctima, amnésica, no puede hablar, 'evidentemente' (ejem) afectada por la neurosis correspondiente. La cosa promete. El autor es un jurista yanky (definido, al decir de la solapilla, como 'El escritor de temas jurídicos más elegante de su generación'), licenciado en Harvard con una tesis sobre Freud y estudios avanzados sobre Shakespeare. Yo diría que el autor ha dibujado un prota que es él mismo, con apenas dos brochazos para disimularlo, y me parece bien. Y hasta el momento, el orgulloso constitucionalista usano me está satisfaciendo adecuadamente. Éste sí que lo recomendaría, oigan... aunque me quedan 420 páginas para decepcionarme, claro. Así que me callo, por el momento.

Que empiecen Vdes. bien su curso.

01 septiembre, 2007

Empiezan a acortar las tardes.


Iba yo a comenzar esta última entrada del verano, snif, clavando una estupidez estadística en virtud de la cual resulta que un 29,16% de todos mis lectores han estado en Oxford. El argumento era tan perfectamente peregrino como todos los que soportan las serpientes de verano de naturaleza económica, y, como a pesar de haber regresado de vacaciones hace ya casi diez días, me siento hombre de bien, les voy a ahorrar a los lectores de Vladivostok tanto la descripción de esa peazo chorrada como el clavar un pestiño acerca de hedge funds o riesgos sub prime. Eso sí: por favor, que empiecen a fusilar periodistas-salmón. Dios santo.

Dicho lo anterior: si, queridos amigos: como a algún genio se le ocurrió que era imprescindible, disfruté de un formidable reunión el día 20, a cuyas efectos hube de regresar el domingo 19 a Zaragotham, donde he estado al rodriguesco modo, eso sí sin salir ni una sola noche entre semana: apenas un día al cine (El ultimátum de Bourne. Nada destacable) y una salida mínima el sábado: fui a ver tocar a cuatro tipos emparejados dos a dos al Páramo, y seguidamente me acerqué al Tiger Lily a ver pinchar al gran Iván. El domingo, 26, me levanté a las 08.30, preparé un pollo al curry y un gazpacho absolutamente imponentes y me quedé esperando a que llegasen MBO y la progenie, que regresaban de la playa.

En fin: que Oxford es bastante más que la Union Jack, que está limpio y sin pintadas, que a partir del viernes se venden pelotazos y alcojoles hasta en los kioskos de pipas (pero a qué precio…) para el mejor cocimiento del personal, que por otra parte, y en general, se comporta con corrección. No olvidan dirigirse a ti como Sir o Madam, según proceda, y todo ello sin perjuicio del grado de inclinación que en relación con la sobria verticalidad tengan adoptado. Que hay decenas de Colleges, pero sólo dos Universidades. Que no sé cómo sobrevive la gente, dado el precio a que se vende la puritita comida, glups, si uno desea comer algo de verdura y/o fruta. Que la calle no huele tanto a esa grasaza alimentaria (¿?) tan británica a las horas de cenar (tanto, dije). Que hay librerías imponentes muy esquilmables, vid infra. Que se pasa mucha envidia y que, en otras circunstancias, por Júpiter, me vendría a ese ciclo de Historia de los Conflictos (un term) y sería muy feliz.

Nuestros profesores son periodistas o bibliotecarias: gente de acento perfecto-perfecto, que corrigen la indeseable yankeidad entreverada por culpa de tanto flim. Culpa del imperio periclitante, u know. Por la tarde vienen a casa donde tomamos el té mientras hablamos de teletrabajo, organización de oficinas, economía, conciencia cultural y estereotipos. Ellos toman obleitas choc’late&mint.

Luego hacemos nuestros deberes, mientras bebemos Stella o Foster’s según pille día galófilo o no. Triste: Inglaterra, tierra de grandes cervezas, ha perdido la batalla, de manera que en los bares, en cuanto pueden, te sirven una aberración italiana que no le llega a la altura del tacón a las ricas ales, bitters, o mi muy querida Guinness, recias cervezonas todas ellas, nutritivas del copón, adecuadas para pueblos con una cuarta de vikingos… frente a meadillas italianas (Nastro Azzurro, recordad: no os dejéis servir eso jamás), mejicanas o yankis.

Me he estado acostando muy pronto: hace años que no estaba durmiendo a las 22.30. La cosa laboral me ha incordiado muy poco estas vacaciones. Lo agradezco. Leo, como siempre, un montón, item más. Aparte de las cosas que tenía en curso despacho Middlesex (Jeffrey EUGENIDES) citada, admirada y comentada con largueza en la blogosfera. Gracias por la recomendación. Me ha gustado, no doubt, aunque me quedaré con la duda de si está un pelín overrated, y es que me convenció en un 70%, digamos: cierto, es glorioso el principio griego-de-Asia-Menor, pero ¿será un pelín cargante, tal vez, lo de síndrome de deficiencia de 5-alfa reductasa y efectos inducidos?. Es estupendo el plantamiento acerca de los flancos arquitectónicos de la casa (Middlesex, precisamente), la descripción de los Estados Unidos en ese momento histórico, pero ¿no resulta inverosímil, casi deslabazado, el asunto de la estafa del pope-cuñado?. Probablemente sea cierto lo del héroe que se tropieza con su destino inevitable, y diré que la novela es jodidamente griega, mucho más que americana. Eso sí, no puedo estar de acuerdo con lo de las asiáticas. Cada uno administra como quiere esas cosas, y no creo tener motivo críptico alguno.

Unos por otros, de Philip KERR, una de las policiacas peor traducidas que he leido en el último lustro, y no exagero nada: vaya cuadra de maulas los traductores (tres en comandita), a pesar de lo cual resulta recomendabilísima, al punto que, habiendo descubierto que se trata del remate de una tetralogía, he encargado –y ya he recibido- las otras tres. Y es que Bernie Günther es un buen personaje, y mezclar policiaca, Alemania y periodo 2WW (e inmediato posterior) es garantía de que Hans se sentirá atraido. Terminé, también, con el tocho de RUTHERFURD, casi 1.500 páginas, como dije, y satisfacción del deber cumplido, con más nuevos flancos de reflexión en cuanto a la Historia del Reino Unido. Eso: Britain, no England.

Cabreo al regresar, como siempre, me temo, con Ryanair. Ciertas destrezas profesionales muy aplicables en estos casos (‘Di lo que convenga, pero, siempre, con aplomo demoledor’), aliñado con mi inglés de negociación recién afilado y la mala hostia que se me pone según en qué casos fueron el adecuado aliño para que el niñato de facturación de la compañía en Stansted comprendiese que no era buena idea joderme a las ocho y media de la mañana. Y menos si llevaba a la espalda, como equipaje de cabina:
  • A concise history of the Spanish Civil War, de Paul PRESTON.
  • European dictatorship, 1918-1945.
  • Europe between the Wars.
  • The Age of Extremes (1914-1994).
  • The British Empire (1815-1914).
  • End of Empires: european decolonisation, 1919-1981.
  • Decolonisation .
  • Making cars at Cowley.

Ese material fue el resultado de las razzias libreriescas. Aparte, dos de los tres libros que la gran Cayetana Altovoltaje que regaló: Mientras ellas duermen (Javier MARIAS) y Fast Food Nation, que me había terminado en el periplo oxoniano.

Si el cabrón llega a emperrarse más en incordiarme, le civilizo de una vez por todas a base de libros. En la cabeza.

Llegada a ZAZ y soledad de una semana, en que, con ese material que cito más arriba (hasta con lo de Cowley, aunque sea una historia de la fábrica Morris Garaje) pergeño –ratifico, más bien- algunas tesis a las que vengo dando forma hace tiempo en cuanto al Imperio y la proyección del modelo, y la situación diferencial de los Imperios (todos: incluso Hispanoamérica, claro). Y es que basta con que me intenten tomar el pelo con talantes y buenos rollitos para que apetezca mucho demoler al demagogo/aficionado bocazas.

Obrita menor que leí con gusto: El Baile, de Irene NÉMIROVSKY. Y tocho histórico con doble carga, Mendizábal, el caballero nato, de un tal Julian GRANADOS, que va lenta, pero va.

UPMM se va el próximo lunes a estudiar a Windermere y disfrutamos los últimos días juntos. Nos reimos: cuando no está con la ira adolescente, lo pasamos muy bien. Todo el tiempo oxoniano ha sido estupendo, la verdad: toda una experiencia valiosa, en que él ha tomado la medida a estar viviendo-en-inglés y se ha quitado la inquietud, creo. MBO y yo, claro, empezamos a aflorar la cierta pena de no verle este año, pero sé, sabemos, que es una súper-oportunidad para él.

Now Drinking: Taberner 2005. Vinos de la tierra de Cádiz. Tinto. Masticable y denso. Invernal, más bien, glicérico a modo (un milímetro de espesor debe tener la capa que queda a cada trago. Luego dicen de los cariñenas). Sorprendente, no lo duden.

En fin, que enfrento el fin de semana previo al desembarco de todos ellos, entristecido, cómo no , por el acortamiento de los días. Urghs. En cuanto a vosotros, mis queridos cyberamigos, bien regresados todos a las Tierras de España y a esta esquina de la blogosfera.

08 agosto, 2007

La cosa oxoniana

Para no hacer aun mas largos los intervalos usuales en Vladivostok, y a pesar de carecer de tildes en este teclado britanico -lamentable y doloroso, ya saben los bienamados lectores de este blog lo mucho que me joden las faltas de ortografia-, brevisimo resumen: MBO, las tres UP's y Hans se han venido a Oxford animus vacacionandi, con mucho miedo a las aguas mayores que estaban asolando la isla, aunque al final hace un sol que ni en Sevilla, oiga.

A UPMM le ha tocado una clase que deberia ser el paraiso adolescente: el solo, rodeado de dos francesas, una italiana y como seis japonesas. No le he visto mostrar emocion alguna. Definitivamente, hay un gap generacional. UPFM maneja bien la situacion, aunque mantiene su habitual mutismo (adolescente igualmente). La joven UPFm parece feliz. Todos mejoran su ingles dia tras dia, me atreveria a decir. Estamos a ritmo de cinco horas diarias de clase, y digo cinco y digo bien, pues MBO y yo tambien estamos con mucha clase de conversacion a ver si eliminamos todo rastro de inadecuado e unconvenable (mantengan Vdes. un adecuado stiff upper lip cuando lo pronuncien) acento yank.


Deberia hablar de Zodiac y de Ratatouille, las dos pelis que vimos justo antes de partir de vacaciones, pero sospecho que al publico vladivostoki no le importan demasiado los filmes de animacion y por tanto no merece la pena hablar mucho de la segunda (que por otra parte es muy diverti y recomendable). En cuanto a Zodiac, la peli dura mas de dos horas y media, lo cual la machaca: el tema era soluble en 90 minutos con toda tranquilidad. Casi me duermo al final. Nada, en realidad. Bien ambientada, cierto, pero parfois cognazo.

Me estoy leyendo Fast Food Nation y me esta gustando mucho. Supongo que ire a ver la peli, pero no veo muy claro como un libro asi puede mutar en cinta. Igualmente acabo de terminar la recien publicada Sharpe y el tigre de Bengala, una mas de la serie, muy interesante (como todas).

Y como estos peces son de uso colectivo y debo ser solidario, concluyo con la cronica redactada en apenas nueve minutos: ls otros seis de los quince que me corresponden han sido dedicados a los emails. Espero que esteis siendo muy felices y vacacionales.

29 julio, 2007

Neo-naïf, Capote, la Stasi. Wow-Hey!

Vaya por delante: a pesar de la abundancia de cosas que tengo por leer, me he quedado atascado en un tocho veraniego que acabaré como sea, por Tutatis. El artefacto editorial se llama London, y el perpetrante es un tal Rutherfurd, Edward RUTHERFURD, que no fue capaz de contar la historia de la referida ciudad en menos de 1455 páginas (en edición de bolsillo), el muy cabrón. Así que ahí estamos. Y mira que tengo cosas apetecibles a tiro: Middlesex, recomendado por varios de mis atentos lectores (véase la entrada anterior); las Memorias de un soldado de GUDERIAN, libro que acomodará grandemente a herr Carpzovius (que voy leyendo a trocitos, eso sí, por desempalagar del coñazo londinense); un nuevo Sharpe, la Historia de Inglaterra de MAUROIS; un ensayo sobre las responsabilidades de la Wehrmacht en el Holocausto... y mil cosas más. Vaya pena, una sola vida y tantas cosas que hacer y que leer, y que escuchar.

MBO ha descubierto la virtualidad de la Mula, que, como sabéis, no me es en términos generales artefacto grato. no por nada: cada cual que haga lo que quiera, partiendo de la base de que los de la SGAE sólo merecen eso que digo yo cada tanto (palabrita de tres letras que empieza por 'g' y acaba por 's'), pero me sigue dando un cierto palo. MBO, que es más sensata que yo, se ha aferrado a la Nueva Religión del intercambio P2P, y tiene al pecé echando humo, bajando -sobre todo- 'flins' y algunos temas. De momento, tenemos The Quiet Man en versión original, así que maravillosamente. Qué grande es el cine (y John Wayne, btw).

Y de eso quería yo hablar hoy, que hace mucho que no se habla de cine en Vladivostok. La ausencia de la progenie ha dado lugar a que MBO y yo tengamos espacio-tiempo suficiente y vayamos al cine, que es algo que nos gusta mucho y hacemos poco. Tres cosas, tres: Odette, Historia de un crimen (Infamous) y La vida de los otros. Tres hijos deslocalizados, tres: UPMM se encuentra en Sevilla; UPFM, en Huelva; UPFm, en el monte montaraz. Mentiría si no confesase que les echo de menos, pero entre tanto gozamos de la ventaja de la soledad.

No hay analogía alguna entre las tres películas, debo decir. La yuxtaposición, aquí, obedece exclusivamente a eso: a que hemos podido ir a verlas: la última de ellas, por cierto, como consecuencia del fallecimiento de Ulrich Mühe, que ha llevado a los Cines Renoir a reprogramarla en Zaragotham (debió durar cuatro días en cartelera en su exhibición original).

Las dos primeras películas me traen a la memoria a Jean de BRUNHOFF y a Walter CRONKITE, y no sé si porque, cuando pienso en estos films, aparece que al fin tienen algo en común: el análisis de la relación del autor con su obra; de la implicación de la obra con la vida del autor. BRUNHOFF es un poco germen de una tendencia neo-naïf que se pre-sentó (sic) en Amelie; CRONKITE, los sesenta, la crisis de los misiles, el periodista respetable como antítesis de Truman CAPOTE. Entrambos, modelos respetados en sus respectivos negociados.

Odette no es una súper-película, pero me gustó: ella actúa de fábula, y la banda sonora (Josephine BAKER) está muy bien traida. La cinta se ve cargada por esa desaforada cursilería que sólo un francés (o, ya puestos, un belga) puede lucir sin sonrojo. Pastelosilla en el final-demasiado-feliz. Con todo y con eso, está bien verla, y me ha gustado por la relativización de la divinidad intelectual. Y no deja de ser divertida. Neo-naïf, insisto, y recuérdenlo: fue Hans quien puso la etiqueta en 26/07/07.

Historia de un crimen, es, simplemente, sensacional. Debo decir que no ví Capote en su momento, y no sé por tanto qué tal representaba Philip Seymour HOFFMAN al muy histriónico Truman, pero hay que señalar que el tipo éste, Toby JONES, sería, (y el condicional trae causa de la redundancia que evidenciaría otra estatuilla por motivo tan similar) un Oscar. Vaya por delante, además, que en esta película se ve la mejor actuación de la tendencialmente babosilla Sandra BULLOCK. Lo hace de muerte. Y qué decir de los 'secundarios': Sigourney Weaver, Jeff Daniels, Gwyneth Paltrow o Isabella Rossellini. Con dos. Olé con los presupuestos trillonarios. A partir de aquí va el spoiler en rojo, según la costumbre del lugar.

A sangre fría (In cold blood) es uno de los dos iconos midiseculares debidos a Truman CAPOTE, uno de esos escritores americanos mucho más 'oidos' que 'leidos', al menos en España. Fue publicada el año que nací, 1966. El otro es Breakfast at Tiffany's, iconizado por motivos bien diferentes, debidos en buena medida a Santa Audrey HEPBURN, la chica que nos enseñó que si Paul Warjak podía ser sensible y poco, poquísimo práctico (y mandar a hacer gárgaras su aparentemente confortable situación de gigoló de lujo) y enamorarse como un idiota de persona tan dulcemente quebradiza, nosotros mucho más: o sea, exactamente lo contrario de lo que pretendía CAPOTE. De modo que Blake Edwards ganó por goleada a Capote, y Gáliguei a Goulaili. Y es que Henry Mancini y Moon River son mucho Henry Mancini y mucho Moon River. Y el que diga lo contrario no se ha enterado de nada. Personalmente, seré fiel hasta la muerte a la memoria de Holly cantando la canción con su guitarra y, es más, creo que MBO me lo disculpa.

En fin, a lo que iba: la película cuenta cómo CAPOTE se inventa el género de novela de no ficción (non-fiction novel), a partir del asesinato a sangre fría de una familia entera (cuatro personas) en un pueblín de Kansas, avanzando desde el floreo ambiental de la alta sociedad de Nueva York de mediados de los sesenta (glorioso el tratamiento de la confidencialidad falsamente solicitada por las interfectas), hasta su confrontación, primero, con el ambiente provinciano y pacato de la aldehuela de Kansas, donde podrá lucir su destreza seductora con unos y otras, y con los asesinos, después, con quienes no valdrán sus aleteos: sólo pasar a status:reality le servirá a Truman para entrar (en sus celdas, en su manera de sentir, en su vida, en sus miserias, en su desgraciado existir -sobre todo en el de Perry Smith-), y seguidamente desgarrarse. La cosa culmina cuando les cuelgan. Aunque es una especie de pasaje recurrente en la cinematografía comprometida americana desde hace ya bastantes años, creo que la imagen del ahorcamiento del primero de los asesinos podría exhibirse en los Colegios e Institutos patrios de hoy en día, llenos de gente que considera que la pena de muerte es algo adecuado.

Grande yo al salir y decirle a MBO 'cuánto se parece el actor que hace de Perry al último James Bond'. En fin: que la pelicula es la puta bomba y que hay que verla, y seguidamente comprarse alguna cosa -alguna novela- del biografiado.

Tercer largometraje disfrutado estos días de noviazgo revisitado (por cierto, que la cena de antier en el Aldaba, con un Montecillo Gran Reserva 1994 y con todo lo que al amparo de esa botella se ventiló, por contundente que fuera, fue un valor en sí mismo. Grande MBO) ha sido La vida de los otros. El cine alemán tiene su aquél, o al menos siempre lo ha tenido para mí. Como primera medida, y para confrontarla (sólo desde un punto de vista argumental. Estéticamente la cosa es de otro modo) deberán Vdes. poner entre sus referentes Good-bye, Lenin, que de algún modo es el reverso luminoso de esta película. De esta extraordinaria película. Donde G-B L es jocosa, aquí la cosa es sórdida, triste. A la salida hablábamos MBO y yo acerca del hecho de que el retrato fílmico a toro pasado de toda dictadura tiende a ser gris, muy gris, cosa que, a mi juicio, no coincide con la realidad: la gente tiende a buscar sus ámbitos de felicidad más allá de lo público, y por dura que sea la represión, las personas se ubican en paraisos personales, o, acaso, familiares. Para MBO el retrato que ofrece La vida de los otros es gris porque la RDA (DDR) es gris, y eso no hay Dios que lo resuelva. Y es cierto: Pankow era gris: mucho. Una de las fortunas que he tenido en mi vida es conocer la DDR, Checoslovaquia y Yugoslavia antes de. Spoilearé seguidamente, como siempre en rojo.

La película refiere cómo al Capitán Gerd Wiesler (HGW XX/7), de la Stasi, le es encomendada la vigilancia de un dramaturgo, cuya novia es pretendida por un ministro del Gobierno. La constatación de la manifiesta injusticia de tal hecho y la ignominia que supone convertir al Escudo y la Espada del Socialismo en una alcahueta poderosa, torturadora y cruel, hace que nuestro héroe vaya evolucionando de la más profunda convicción socialista a una demoledora puesta en cuestión de ideales. Gerd salvará al dramaturgo con torpeza en un primer momento -desencadenando, así, la tragedia- y con arrojo y autoexposición después. Hay un remate, un último segundo de la película, que me gusta: 'Es para mí'. Todo el círculo se cierra, y el capitán, hombre honesto, se ve de algún modo recompensado.

La historia no es ni nueva ni original. Lo novedoso es el contexto en que se expone: ni el poder, ni la riqueza ni la belleza que se muestran llegaría a un 5.5 sobre diez en nuestra escala de valoración de magnitudes de semejantes referentes, y estamos hablando de 1984. Es un año que recuerdo, y sé que las cosas, aquí, no eran así: aquí ya había color (y me refiero a las tres cosas). Realmente, me ha encantado que me suministren otra argumentación más para defender la idea de que las memorias históricas recentísimamente pretendidas por gentuza con torticeras voluntades (o familiares de perjudicados que se dejan manipular) no son si no idioteces: dejémonos en paz. Las historias inmediatamente anteriores a 1990 han sido apart(c)adas en Alemania. Es necesario. ¿Para qué coño revolvemos historias de 1936, si no para distraer nuestra atención de cosas realmente importantes?.

De todos modos, lo realmente importante es que la película es fantástica, y su banda sonora tiene, exactamente, el tono de gris rata que hace falta, salvo cuando suena la sonata para un hombre bueno, en cuyo momento es, simplemente, muy inquietante. Muy para poner de manifiesto la excepción, muy para golpearnos con la sensación exacta de miedo que el hombre bueno pasará en entornos de miseria moral.

Id a verlas. Sobre todo la segunda y la tercera, de veras.

18 julio, 2007

Patetismos estéticos (O "Pasa hasta en las mejores familias")

Hace algún tiempo acompañé a MBO a un viajecito de trabajo (suyo) a milán. Son lo que llamo mis 'Viajes-Gigoló': MBO curra y yo me dedico al Dolce far niente llevado a sus últimas consecuencias; en estos viajes, que me han llevado también a París o a Londres, esa actitud DFN incluye visitar museos de aviación o de cosa histórico-militar, tiendas de guitarras eléctricas, estilográficas, y, en el concreto caso de Milano, pasear abundantemente por la ciudad viendo escaparates, Ferraris, almorzar un rissotto exquisito en un lugar ubicado en una azotea preciosa con vista de una skyline imponente sobre los tejados viejos de Milán, discutir amistosamente con el camarero que vió muy mal que el humo del Lancero fuese acompañado de grappa y no de Red Label, y, en fin, comprarme unas corbatas en una tienda de las Galerias Vittorio Emanuelle. Y entre otras, unas preciosa, con gruesas listas azul foncé y dorado. Gran corbata, de las que permiten un nudo rotundo, todo seguridad en uno mismo.

Como gracias a Dios el Universo tiende a reequiibrarse (y a ponerle a uno en su sitio, no sea que se crezca demasiado), es menester dejar aquí constancia asentada de mi plancha cuando el otro día fui por primera vez al Ikea de Zaragoza: si, esa 'loa gualdiazulada de la socialdemocracia de arce claro' que decía el otro día yo en no sé dónde. Pues eso: el espíritu de Olof Palme quiso que ese flanco liberal que tengo se llevase un buen revolcón, enviándome con ese fin a un propio, que, a pesar de mi (impecable) traje gris marengo de raya diplomática, me espetó: "¿Puedo hacerle una sugerencia de mejora?". En ese momento la citada potencia del nudo de la corbata (recuerden: azul y dorada) se fue a la mierda, y recordé eso que dice Natalie Portman en Beautiful Girls: 'Los vendedores no son sexys: son tíos' (uncles). Así que la autoestima estética se me quedó ligeramente tocada. Lo digo por poner las cosas en su sitio.

¿Cosas que han pasado? Bueno: entre otras, dos; primera, la fiesta del sábado catorce por la noche: previsión de cena para veintiocho que acabó recortada a catorce (nadie en Zaragotham), sin perjuicio de lo cual nos lo pasamos bien: Tiger Lily y Páramo hasta las tantas de la mañana. Bien. Entre otras cosas, me llevé una inmensa sorpresa: apareció C., la periodista casada con el Joven Diplomático Yankee a la que referí en la entrada anterior. Es curioso: yo creo que llevábamos como cinco años sin vernos. Notable casualidad. Y segunda: obligado a ir a BCN por unas cuestiones de trabajo, el disfrute de un almuerzo estupendo, agradabilísimo en El Principal con una gran amiga. Nos vimos obligados a bebernos media botella de Marqués de Vargas (el resto se quedó: había que conducir) y me preparó para una tarde de cuatro horas en Notaría con mucho mejor humor.

Por lo demás, debo contar que una gran amiga nos regaló a MBO y a mí en nuestra reciente visita a MAD un libro que me puse a leer anoche y ha conseguido ir a parar a mi portafolios para poder seghuir leyéndolo por la calle mientras voy de aquí para allá por Zaragotham: Al Oeste de Roma, de John FANTE. El otro día se lo contaba a la obsequiante: me parece fantástico que me descubran escritores a los que no conozco en absoluto, y, sobre todo, que el descubrimiento sea tan sensacional. La literatura norteamericana sigue proporcionándome sorpresas, y este tipo (o más bien, el estilo de este tipo; Fante, quiero decir) se enlaza con la parte más sarcástica (que la hay) del mejor Irving del principio, con Cheever y con los narradores yanquies (incluso con los de Novela negra, en cierto sentido). Como siempre, el regocijo con la precisión automovilística (curioso). Dos relatos, uno más jocoso con el fondo cruel de Vietnam (Mi Perro Idiota) y uno que, sin nada delictivo, es absolutamente novela negra: La orgía: me ha recordado al Chester HIMES de Puntas Rosadas, por ejemplo.

Ah, por cierto, sí: la fiesta del sábado noche fue para celebrar que ese día cumplía cuarenta y un años de vellón. Sips. Pero oyes, a las cinco que acabamos. Y ejke estoy hecho un chaval.

04 julio, 2007

Responsabilidad, coño.

Siguiendo con ese tono melancolioso que teñía parcialmente la entrada anterior, y sin perjuicio del bandazo que le daré a ésta seguidamente, viene ahora a mi memoria el piso que ocupaba QL/MBO en MAD a principio de los 90. QL, que ha tenido siempre mucho sentido común, decidió, una vez concluido su máster del universo a mediados de 1990, que se quedaba a trabajar en MAD y que, puestos a hacer semejante cosa, convenía vivir a proximidad de su trabajo. Cosa muy sensata: por cuestiones circunstanciales, su piso de estudiante estaba ubicado en un sitio claramente inadecuado: Calle José Barbastre: busquen, busquen.

Su segundo piso, en pleno Barrio de Salamanca, fue (aparte de un paraíso en la tierra para éste que escribe por obvios motivos de inmediatez con la mujer amada) la bomba: tenía una terraza inmensa sobre los tejados de MAD, y, en razón de ello la base –probablemente- de mi definitivo amor por la Villa y Corte. Hoy la cosa, con eso de cerrar los garitos a las tres, ha palmao bastante. Ir al Penta en 1990 ó 1991 implicaba atravesar un atasco de la hostia en la Glorieta de Bilbao a las 04.00 de la madrugada. Hoy será como pasear por un cementerio, supongo.

Cuando llegó el último atardecer en aquella formidable terraza apenas pude contener las lágrimas. Claro. Entre tanto, habían pasado muchas cosas: mi muy-mejor-amigo D. había estado viviendo en el piso –modernidad sorprendente en los 90, advierto- junto con MBO y junto más gente, siempre –casi- estupenda. Y una de las que más, C.

C. era una periodista completamente aventada a quien le costaba lo indecible levantarse por la mañana (descarao: ése era el motivo de dedicarse a ese negociado). Trabajaba –era muy buena en lo suyo- con alguno de los periodistas de rancio abolengo de la Patria y tal. Lo gracioso fue cuando una noche conoció al joven Diplomático Yankee (JDY). Gran tipo: uno de esos modelos que uno pone para demostrar que los yankees son en muchas ocasiones gente con cultura, buen gusto, formación superior de alto rango, educación ilimitada y criterio a la hora de combinar chaqueta y corbata. C. se enamoró como loca de JDY y contrajo matrimonio con él para irse seguidamente a lejanas tierras.

Y entre esas tierras lejanas –y ahí es donde quería llegar- estaba Yemen. C. es, como queda dicho, la esposa de un diplomático americano. USA es uno de los pocos estados occidentales que tienen legación en Yemen. Como todos habéis visto en las pelis, USA garantiza un blindaje de mil pares de cojones a sus súbditos en cualquier parte del globo. C. ya nos contaba hace casi DIEZ años (ni bombas de atocha ni WTC ni Dios que lo trujo) que por Yemen JAMÁS debe uno ir sólo si es occidental, y MUCHÍSIMO MENOS si, además, es mujer. Se lo habían instruido al llegar y ella lo había comprobado personalmente.

Yo lo siento mucho por estos chicos, pero vuelvo a lo que decía hace algunos días: uno debe asumir las consecuencias de sus actos; uno puede, en legítimo uso de su libertad innegable, decidir que se va a Yemen, pero Yemen no es Benidorm. Eso es así, lo tomas o lo dejas. Si luego te escachan un carro hasta las trancas de bombas y saltas por los aires, has de asumir las consecuencias de tu decisión. Nuestro incapaz gobierno tratará de administrar esto, pero esta vez no debería decir nada: no es asunto suyo, no es su responsabilidad. Espero que no se pongan a hablar de lo de la Alianza de Civilizaciones.

Y, yendo un poco más allá, pienso –y esto va que ni pintiparado ahora que empiezan las vacaciones- en el Monte y las cafradas que hace el personal. La montaña es un asunto serio, demasiado como para que un mamón con zapatillas de tenis, polo de algodón y bermudas (eso sí, kakis y con mucho bolsillo) se ponga a escalar un tres mil del Pirineo a las cinco de la tarde. Luego, cuando el helicóptero de la Guardia Civil y sus tripulantes (gente heróica, no sabéis cuánto) haya de salir a ‘sacarles del marrón’, resultará que un idiota ha puesto en juego la vida de cuatro o cinco valientes, que ganan apenas cuarenta mil duros por ello.

Responsabilidad, coño: que empiecen a explicar qué es eso, y menos coñas con las imbecilidades de la ‘Educación en la Ciudadanía’. Gilipollas.

02 julio, 2007

El módulo de young

(Nota previa: la parte de la primera parte de esta entrada está escrita el día diecisiete de junio. Soit, hace casi medio mes. No tengo remedio, lo sé.)

Esta entrada podría haberse llamado "Socialistas, robo y jurgo", para referirse a mi situación de cabreo cósmico en este momento, pero prefiero dejarle el título que véis, pues prefiero recrearme en el placer de la amena compañía de fin de semana, que de algún modo queda reflejada con él: módulo de Young. La sugerencia procede de Dwalks, por cierto.


[Ex cursus: buscando información acerca de Thomas Young me lo he pasado de miedo: ¿cómo es posible que un tipo, EL MISMO, sea capaz de escribir, encabalgado entre el XVIII y el XIX, sobre asuntos onda/corpúsculo, sobre elasticidad de materiales, sobre el astigmatismo y sobre la Piedra de Rosetta? Definitivamente, los genios decimonónicos eran mucho más genios que los de hoy en día. Qué mala es la superespecialización. Fin del ex cursus.]


El viernes (el día 15: nota introducida el 02/07/07) por la noche salí. El sábado por la noche salimos (a esas horas en que nosotros ya no salimos, por cierto). Vino a Zaragotham una importante representación de la flor y nata de la aristocracia blog (con el permiso de Alex Cooper y sus 'Portadas en el Vogue'), y bebimos gin-tonics aquí, allá y acullá, y hablamos de lo divino y de lo humano, y nos retiramos (MBO y yo) a una hora prudente porque, se quiera o no, 30 no son 40.


Me bebo mientras escribo esto una copa de blanco, ése de la foto, mientras pienso que, efectivamente, no me engañaba yo al encontrar los mejores blogs. Y es que están escritos por la gente mejor. Vale para aquellos de entre los de la columna de la derecha a quienes ya conozco en persona. Y me extrañaría bastante que no fuese así en los demás casos. Me suelo equivocar poco con la gente.
Y bueno, en definitiva: que una vez más gracias al apero blogger o más en general gracias a la cosa de inten-né he conocido gente estupenda. Y algo -muy poco técnico- me hace pensar que un abrazo con alto módulo de Young tiene algo poderosamente afectuoso.


Por lo demás, lo de socialistas y robo es obvio: a lo largo de la segunda mitad del mes de junio he estado trabajando sobre las declaraciones fiscales del ejercicio 2006, y es algo que me pone de tremenda mala hostia (no hablo más de ello, resulta incómodamente recurrente); para rematar, resulta que hoy (Domingo 17, nota del 02/07/07) había incidencias importantes de eso del pelotón y cuando me preparaba para ver algo acorde con mi estado tributario de ánimo(Perros de paja, de Peckinpah: una obra ligera, sosegante, estaréis conmigo) he tenido que retirarme a mis aposentos, desplazado de la atención y los cariños de mi familia por el Sevilla, F.C. Me cago en todo lo que se menea.

El viernes 22 de junio tuvimos una superfiesta en MAD: el cumpleaños del Gran Juan. Estábamos invitados Wendy (aka Tirita), Dwalks-DwGirl, Uma-Pablo, Cranston Snord (el único blogger-sin-blog del Universo), QuietaLeona y yo. Y qué bien nos lo pasemos, y qué fiestón, tan comentado por todas partes. Un lugar entre mágico y siniestro, y muchas copas, y sushi y muchas cosas ricas, y un deejay al que convendría gasear, eso sí, pero vamos, todo bien. Muchas risas y un ambiente excelso, y cuánto les quiero a todos los referenciados, de veras. A pesar de mi odio general por la cosa tributaria estos chicos me hacen confiar en que todavía puedo querer y blablabla. Gran fiesta, insisto, a pesar de haber tenido que volver al día siguiente a toda leche, dado que el día 24 teníamos en Formigal la Gran Fiesta Infantil de Verano en que yo preparé muchos bloody maryes para los padres y QuietaLeona se disfrazó con objeto de explicar a los niños las Historias de los Exploradores y Egiptólogos (QL guapísima con un Salakof que le regalé hace unos eones), mientras UPFM, toda contención británica, se disfrazaba de momia con gran acierto.

Eso sí, la noche del sábado 23 nos fuimos a ver pinchar a Dj-Payá, que, aparte de recibirme con Eton Rifles (detalle de muy buen gusto), diría yo que puede llegar a ser catalizador de un relanzamiento de Los Modos. Juás. Esa misma noche, después de bastante brit pop en vena, también fuimos a ver pinchar a Los Novios Instantáneos. Como me lo han puesto a huevo, transcribo la parte de la sesión en que estuvimos y donde ellos acertaron 100%. Siendo todo muy moderno (lo de New Order, un pelín menos :D), muy, muy bien:
ELLOS.Tú primero.
HIDROGENESSE.Hidroboy.
CATHERINE FERROYER-BLANCHARD. Chanson d'amour.
PATRICK WOLF.The magic position.
BELLE & SEBASTIAN. Another sunny day.
NEW ORDER.Bizarre love triangle.
THE BOO RADLEYS.Wake up boo.

Volviendo a casa esa noche hablábamos Ql y yo acerca del curioso hecho de que gente con treinta años, con un trabajo que -como profesional, por ejemplo, como directiva de una organización, o eventualmente como empresario, o como dueño de un negocio: pienso en Belle, pienso en AR, que diría Iván- lleva aparejadas responsabilidades, simultanean su tiempo con otras actividades. Por ejemplo, pinchar (y hacerlo conforme Dios manda, desde luego). Cuando nosotros teníamos treinta años, tal vez, teníamos como más conciencia de ser adultos. Ahora esa noción de adultez no existe. Al final, entre nosotros (los de cuarenta) hay un saco de piterpanes. Entre los de treinta, no: entre los de treinta hay gente que, muy probablemente, ha simultaneado mejor los tiempos: De lunes a viernes soy arquitecto. mi fin de semana, sin embargo, es mío. Y fin. Es una cosa a reflexionar, en serio.

El martes 26 siguiente fuimos informados de las calificaciones de mis tres hijos que podríamos calificar -valga la redundancia- de dispares, y lo dejaremos ahí. A pesar de ello, UPMM va a disfrutar de una de esas oportunidades gloriosas, creo yo: se va el año que viene a hacer el curso en un Colegio inglés de esos que apetece muchísimo, con mucho lago al lado para aprender a navegar y con el aspecto general de que, al menos, verá que el mundo es inmensamente más amplio que lo que se puede ver en Zaragotham. Creo que merece la pena y el esfuerzo. El de los cinco.

Y ahora, a día dos de julio, con los impuestos ya pagados, me planteo: ¿seré capaz de llevar un ritmo mínimamente seguido de actualización en el bló? ¿Es pretensión vana? ¿Le importa a alguien lo que cuento aquí? ¿Cómo puede ser tan mala la primera novela de CAMILLERI (gran decepción)? ¿Cómo puedo haberme encoñado tanto con una cosa de un tal Pierre FREI, Berlín 1945, absolutamente desconocida y de tan poca sustancia teórica a priori? Ben PASTOR y Kaputt Mundi se sitúan en una altura notable de mi altarcillo de autores-y-obras. Y entre que examino cosas más teóricas me hago con una copia de El Afgano, de Frederick FORSYTH, por el muy popular precio de 5.75 EUR, que me está interesando bastante.

Entre tanto, en resonancia, el golpeteo de Baba O'Ryley: It's only teenage wasteland. Pero como una pregunta (Is it...?), no como una afirmación.

13 junio, 2007

DOS AÑOS CLAVAOS

El día doce de junio de 2005 nació Noticias desde Vladivostok. Al hilo de las celebraciones de los aniversarios de tantos y tan excelsos blogs como me rodean (comprueben Vdes. la columna de la derecha: ahí hay arte, conocimiento, literatura, sentido del humor... Vida, qué coño) acudí presuroso a los archivos para enterarme de que también mi blog cumplía -también- sus dos añitos. Y qué quieren que les diga: me place haber dado cierta continuidad al asunto (aún admitiendo que lo de la regularidad todavía no lo he conseguido).
Así que a esta hora de irme a dormir, y una vez concluido el décimo-segundo día del mes de junio de 2007, me felicito y les agradezco a Vdes. la atención que me vienen prestando.
Les dejo con la siguiente reflexión: el aforismo 65º del Oráculo manual y arte de prudencia del grandísimo y nunca suficientemente bien ponderado Baltasar Gracián.
65. Un gusto excelente. Se puede cultivar, igual que la inteligencia. La excelente comprensión de las cosas refina el deseo y después aumenta el placer de poseerlas. Se conoce una capacidad elevada por el gusto elevado. Se necesita mucha materia para satisfacer una gran capacidad. Así como los grandes bocados son para grandes paladares, las materias sublimes son para los sublimes caracteres. Las mayores materias temen a este gusto y las más seguras perfecciones desconfían. Como son pocas las de primera magnitud, será sobresaliente el aprecio. Los gustos se pegan con el trato y se heredan con la continuidad: es una gran suerte tratar con quien lo tiene en su punto. Pero no se debe hacer hábito del desagrado de todo, pues es una necia exageración, más odiosa por ostentación que por exceso. Algunos quisieran que Dios creara otro mundo y otras perfecciones para satisfacer su extravagante fantasía.

11 junio, 2007

Qué calores, sielos inmensos...

Imagen merecedora, en cualquier caso, de reconvención inmediata: Hans en pijama con su acústica Ibanez (cuerdas Elixir 0.010: la bomba, qué brillo y qué color) pegando botes al ritmo de Man Of Mistery y I Want You Bad de los LONG RYDERS mientras terminan de cocer los spaghetti. Así estaba yo esta mañana a las 14.50.


MBO se ha ido a Paris esta mañana a las 07.30 (o así), y dada la longitud desaforada de este domingo, entre que termino El honor perdido de Katharina Blum (Heinrich BÖLL, recien reeditado en la Biblioteca Fomentor de Seix Barral), voy por la mitad del EXCELSO ensayo de Rosa SALA ROSE El misterioso caso alemán y empiezo Kaputt Mundi de Ben PASTOR, he ido despejando, cual en partida de cartas, la mañana de este domingo gris, hasta llegar a la ya reflejada imagen. Mal, Hans: MUY MAL; a las 07.30, uno debe ducharse, afeitarse y desayunar, que si no las cosas se salen de madre y le llevan a uno a estos excesos.



El Katharina Blum debería ser lectura obligatoria para los periodistas, tanto a título de reflexión como al de prevención. BÖLL lo escribió hace mil años, y no podría imaginarse en qué patéticos sumideros podrían llegar a convertirse TANTOS medios de comunicación. El tono es muy del autor: tiene la misma contención que mi apreciadísimo Los silencios del Dr. Mürke del que ya he hablado, creo, por aquí. Un tipo de contención que sólo concibo en la literatura alemana de postguerra.
Ahí viene al pelo lo de El misterioso caso alemán, la segunda obra que leo de la autora, y ciertamente está a la altura de su sensacional Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo. Aparte de que esta chica es investigadora PERO NO por cuenta y cargo de la Universidad si no de modo totalmente independiente (debe ser la única española en esas circusntancias) os puedo asegurar que es una de las personas que con más rigor ha tratado El Fenómeno (no creo que sea menester especificar cúal). El Diccionario es cuidadoso y apasionado en la justa medida, sin histerias; preciso, encuentra uno en él una entrada para cada inquietud, y los excelentes contenidos se administran en un castellano simplemente inmejorable (esto, que debería ser siempre así cuando nos referimos a textos de investigación, no lo es). Yo os recomendaría leer simplemente la entrada Hitler o, aún mejor, la entrada Nietzsche. Seguro que, a poco interesados que estéis, os llevaréis el libro a casa (que además está excelentemente editado en El Acantilado). El misterioso caso alemán sigue un modelo de rigor parecido, buscando en la literatura -al fin y al cabo nuestra heroína es filóloga- los fundamentos del espíritu alemán, y sobre todo, aquellos recovecos de dicho espíritu que puedan servir de base para las animaladas que todos sabemos. Muy sugestivo, de veras, pero, además, entretenido. La joven Rosa escribe de modo extremadamente ameno. Sin embargo, siendo eso cierto y meritorio, siempre la recuerdo por su rigor; y así, debo decir que jamás he leido un texto tan brillante explicando qué es bildung. Si tenéis apetito de lectura no literaria, ahí quedan esas dos sugerencias.



Ayer regresé de Salamanca, ciudad en la que he estado desde el jueves en el, ejem, décimo-primer cónclave de, digamos, la Asociación de Kapellmeisteren de las Corporaciones Provinciales de Asentadores de Plantas de Jardín a la que pertenezco y a cuyas reuniones vengo asistiendo desde hace once años. Salí muy tarde de Zaragotham: tenía una cosa importante, desagradable, en cierto modo terrible, programada para las nueve y media de la mañana, y a pesar de que empezó con puntualidad, sólo salí del paso a las 13.30. Y hay 550 klicks. Hace algunos años iba a Salamanca con mucha frecuencia. La ruta más rápida es tomar la autopista AP-68 y enlazar en Burgos dirección Valladolid y, finalmente, Salamanca. En aquellos tiempos (hacia 1993) yo tenía un coche pequeñito y potente que iba como un tiro. En aquellos tiempos he hecho ese viaje muy muy rápido en alguna ocasión. Hoy en día, sin embargo, conduciendo un artefacto que triplica (no exagero, es así) la potencia al freno de aquél, que goza de un nivel de seguridad pasiva y activa que quintuplica, lo menos, la de mi AXGT, me veo obligado a conducir por carreteras en mucho mejor estado a una velocidad estúpida, peligrosa e irracional: 120km./h. Este gobierno es completamente incompetente por motivos mil, pero hoy quiero recordar, una vez más, a la Dirección General de Tráfico que tanto me incomoda; ese antro de estulticia, ineficacia, demagogia, derroche económico: en suma, ese compendio de todo mal.

Bueno, a lo que iba. Dos días de ciencia (escasa pero de gran altura: tres sesiones científicas hemos tenido) y relaciones con las buenas amigas y amigos que tengo en ese biotopo. Mañana de viernes con una ponencia a cargo de un brillantísimo asesor del Ministerio que a duras penas excusaba la idiocia de los del Ministerio de Hacienda que, obsesionados con que no se les escape ni un duro -perdón, un euro- del botín, se cargan técnicamente una ley técnica; en la misma mañana, como ochenta Kapellmeisteren -yo entre ellos- montados en sendos remolques agrícolas arrastrados por un tractor se pasearon por una dehesa, componiendo una escena parecida a la del pijama que glosaba por ahí arriba. Exquisita la caña de lomo y el jamoncito que hemos consumido a puñaos. Dos días muy, muy agradables, sobre todo por las personas con que me he juntado.
Alojados en el Hotel AC Palacio de San Esteban. Una preciosidad, con la única pega de que lo exiguo del aparcamiento ha motivado que algún desalmado haya hecho una raya a lo largo de la puerta derecha de mi coche. Ventajas de la edad que ya tengo: tal circunstancia, que en momentos pretéritos me hubiese puesto a pegar gritos, sólo supone una mínima molestia. Ya lo pintaré. Algún día. Inasequibilidad frente a la zozobra. Todo sosiego. ME CAGO EN LA PUTA MADRE DEL CAFRE DEL VOLKSWAGEN DE MIERDA. Ommmmmmm.
Bueno, que me voy a dormir que ya son horas. Que la semana empiece bien para todos.