
No sé si le pasa a todo el mundo. Cuando salgo de casa por la mañana se me activa una especie de selector mental de canciones random y hace que suene un tema. Hoy ha sido Marliese, una canción de FISCHER Z, banda a la que -de seguro- no conocerá ni el 15% de mis lectores usuales (básicamente, por una cuestión de edad), canción que invariablemente me lleva a Frau Dietrich, que es una señora que -como es natural y propio para un hombre de bien- siempre me ha gustado mucho.
Y no sé por qué hoy también se me ha cruzado en el camino el bló de Almodóvar. A Peeeeeeeeeeedro no le tenía yo especial simpatía, pero la cosa quedó bien definida cuando constaté su absoluta indecencia ética a través de sus manifestaciones el día del bombazo de la estación de Atocha (todavía estoy esperando que la progresía razonable (¿?) le aplique el correctivo que merece).
Hoy aún es peor la cosa. Ser indigno como es, hoy espeta esto:
Sin la luz con la que Von Sternberg iluminó el rostro de Marlene, Marlene nunca hubiera sido la Dietrich, se habría quedado en una chica socarrona tirando a gordita.
Hoy no se trata de hacer una valoración ética de Almodóvar, quien, siendo crudos, podríamos definir éticamente por lo que fue siempre: una marica* mala de Calzada de Calatrava. A efectos de un tal juicio -ético, insisto- sería por cierto irrelevante que haya hecho algunas buenas películas hace ya bastantes años. Aquí quiero simplemente ponderar su capacidad de percepción estética. ¿Puede ser el gran gurú de la sensibilidad española quien espeta semejante aberración? ¿O simplemente nos encontramos con un telepredicador socarroncete-plano-y-gordo (paradójicamente) de lo hispanocutre?.
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* Y vaya por delante que su orientación sexual (como la de todo el mundo, por cierto) me resulta absolutamente irrelevante. Una marica mala es un tipo muy concreto de persona en la que lo menos importante es de quién se enamora o con quién practica sexo.