Leo los blogs circundantes. La gente mantiene un cierto tono de actualizaciones, no exagerado pero constante. Dejo algunos comentarios por aquí y por allá, y en cierto modo entre que me avergüenzo de lo
dejao que puedo llegar a ser, y también me lamento de lo plana que, tantas veces, es mi vida, voy quitándome la espinita
blogger. Se derrumban sin embargo algunos de mis favoritos: así,
Warrior Bush.
ATT me abronca por dejadez (por dos veces, cielos inmensos).
Esto no es, esto no es...
No quiero, como tengo ya dicho, hablar de trabajo (menudo coñazo para terceros, qué inadmisible indiscreción en general); pretendo evitar hablar de política, y apenas lo consigo (aunque cuando lo hago Quieta, Leona me afea mi conducta). Y mira que habría que hablar de la torpeza rajoyíaca, carajo.
Al final, quedan briznas de existencia, algo de guitarreo y libros, muchos libros. Y algún concierto, claro. Pocos:
Zaragotham tampoco es MAD, de modo que entre
La Casa del Loco, La Lata de Bombillas y la
Sala Zeta discurre nuestra vida
Live ZAZ. Hace no mucho, los
Fountains
of Wayne, con un
Chris Collingwood manifiestamente perjudicado que no podía siquiera hablar. Cantó el bajista
Adam Schlesinger, dejando a
Chris como guitarra de ritmos (con una
Grestch G6122SP Country Classic preciosa) eficaz pero, para qué negarlo, segundón. Antes, un par de bandas: los
Layabouts y
Jet Lag.
Libros mil,
as usual, pero muy de reseñar la relectura de
A sangre fría (que me recuerda que
CAPOTE es un genio absoluto, y que debería ser obligatorio leer esto para cualquiera que quiera saber qué es la narrativa, qué la pena de muerte, qué el periodismo) y la lectura de las cinco primeras novelas de
Petra Delicado, debida a
Alicia GIMÉNEZ BARTLETT. La sugerencia proviene de la siempre grande
Xurri, cuyo aprecio por dicha serie novelística me hizo tirarme en plancha a encargarla en su totalidad (llevo cinco, me

queda la última por conseguir). Parece que hace unos años hubo una serie televisiva basada en las novelas cuya protagonista era…
Ana Belén. Esa señora es, en términos absolutos, la antítesis de la
Inspectora Delicado, puedo jurarlo. Lo de los encargados de casting en España es la leche. La serie comienza con
Ritos de muerte, con toda evidencia una novela de primeriza en lo policíaco, y va mejorando ostensiblemente con
Día de perros (1997)
Mensajeros de la oscuridad (1999)
Muertos de papel (2000) y
Serpientes en el paraíso (2002) . Me ha gustado leerlas todas seguidas, como en una suerte de cata vertical de vinos en que se puede ir comprobando los matices que el tiempo da al material. Y ésta (la serie, la autora) ha ganado. A pesar del nombre de la Inspectora (me da grima), a pesar de haber sido televisivamente desvirtuada por tan inadecuada protagonista.
En otro orden de cosas, o más bien en otra dimensión,
Fima, de
Amos OZ. Avanzo con cierta lentitud por él, y creo que sólo cabe el debate sobre la obra con alguien que previamente haya tomado contacto con ella y con él. Digamos que
Fima es una especie de
Horatius O'Reilly (joder, que vulgaridad de cita ¿cabe una referencia más manida para hacer mención de un friki gordinflón un tanto guarro?... estoy acabado, definitivamente) en versión hebreo no sionista sobre fondo de masacre de palestinos y concepción de sex buddy por caridad (de ellas). Lo que tiene de interés es la descripción del pensamiento de izquierda israelí, que es algo que conozco muy de lejos y muy superficialmente. Lo que no veo es a dónde coño quiere llegar, y cuando llevo unas doscientas páginas de una novela y estoy así no me siento a gusto. En fin, perseveraremos.
Volviendo al rock’n’roll, ésta vez en su modalidad intrahistoria, es de relatar que el pasado veintinueve de diciembre (joder! Más de un mes!), mientras Quieta Leona estaba en el Sur, Michel y yo hicimos un tema con los Green Apples en el Cavern. MBO, mi crítica más acre, me previene: “no informes del youtube ése: suena a nenas de colegio cantando mal”. Lo cierto es que alguien había al lado del cámara que canturreaba desafinando cosa fina. Nosotros no éramos, que no desafinamos, oiga. Puede ser que se nos caiga la guitarra, pero eso es otra cosa, caramba.
Por otra parte, hemos empe

zado a probar baterías (resultado: cero de momento). Oooootra vez, vaya coñazo. El otro día sufrimos a un semifriqui que tocaba muy, pero que muy mal... yo no sé cómo es posible que alguien ya con una edad vaya por la vida tocando así de mal. Era una nefastitud propia de los 16, no adecuada a los treinta y tantos del tipo... En fín, que se le va a hacer. Por lo demás, y probablemente debido al asqueroso amplificador
Crate GT 212 que hay en la sala de ensayos donde, últimamente, estamos perpetrando, no acabo de encontrar el sonido que busco y me jode ilimitadamente. Como contrapartida de todo lo anterior, este pasado finde, día tres de febrero de 2008, hemos encontrado al bajista que llevábamos tiempo buscando:
alibricias y pan de Madagascar, que diría
Awake.
Hay pequeñas anecdotillas que salpimentan mis
días-de-todos-los-días: UPFm diciéndome: ‘
Snif, me has decepcionado: un papá no lleva botas Dolce & Gabbana’ mientras su hermana mayor UPFM rapiña las etiquetas que cuelgan de las cajas para pegarla en su carpeta escolar. Cielos, y lo digo tanto por el reproche de (a) como por la actuación de (b). Me quedo con la primera, la verdad, y en todo caso Cfr. Xurri,
aquí. Para mis apreciadas y admiradas
Tamaruca y
Mila: dos pares, color negro y color cuero oscuro. No he conseguido encontrar foto en la güé, pero vamos, un palmo de caña, con una hebilla en la cara exterior de ésta, con laterales elásticos, puntera parcialmente cuadrada y tacón recto. Impecables para un roto (
versión rock’n’roll de Hans) o un descosío (
versión Kappelmeister de Hans). También sería de relatar la circunstancia en virtud de la cual esta noche tendré que ver a ver cómo le explico a
Quieta, Leona qué hace esa edición de
El Libro
de Mormón en nuestro dormitorio. O la relativa a esa otra en que -todavía me estoy preguntando cómo- con ocasión del
Motor Show Festival, acabé con otro piloto de Porsche en casa, junto a su novia -totalmente borracha- cantando canciones de
Fito y los Fittipaldis entre otros. Lo grande fue el muy sucinto comentario de UPFM a la mañana siguiente: "
Papá: a esa señora que cuando berreaba a los Beatles ayer por la noche decía eso de 'Soy una crack cantando en inglés', le pasaba algo muy raro, ¿no?".
Y bueno, es otra entrada inconsistente, lo sé, pero está escrita con la esperanza de, a su través, haber exorcizado al fantasma del pánico frente a la hoja en blanco. Si no, es que, emulando a los más arriba citados, me cierro el bló, oiga. Por cierto, no puedo meter aquí unos temas de los Modos que he conseguido pasar a soporte digital y que tal vez fuesen de interés del respetable, pero para cuya difusión -como ya saben mis escasísimos lectores- mi torpeza constituye barrera insalvable. ¿Alguna ayudita, bitte?.
P.S.: Con suerte, en mes y medio estaremos viajando en el transiberiano y todo esto puede llegar a ganar sentido estético.