29 julio, 2007
Neo-naïf, Capote, la Stasi. Wow-Hey!
18 julio, 2007
Patetismos estéticos (O "Pasa hasta en las mejores familias")
Hace algún tiempo acompañé a MBO a un viajecito de trabajo (suyo) a milán. Son lo que llamo mis 'Viajes-Gigoló': MBO curra y yo me dedico al Dolce far niente llevado a sus últimas consecuencias; en estos viajes, que me han llevado también a París o a Londres, esa actitud DFN incluye visitar museos de aviación o de cosa histórico-militar, tiendas de guitarras eléctricas, estilográficas, y, en el concreto caso de Milano, pasear abundantemente por la ciudad viendo escaparates, Ferraris, almorzar un rissotto exquisito en un lugar ubicado en una azotea preciosa con vista de una skyline imponente sobre los tejados viejos de Milán, discutir amistosamente con el camarero que vió muy mal que el humo del Lancero fuese acompañado de grappa y no de Red Label, y, en fin, comprarme unas corbatas en una tienda de las Galerias Vittorio Emanuelle. Y entre otras, unas preciosa, con gruesas listas azul foncé y dorado. Gran corbata, de las que permiten un nudo rotundo, todo seguridad en uno mismo.
Como gracias a Dios el Universo tiende a reequiibrarse (y a ponerle a uno en su sitio, no sea que se crezca demasiado), es menester dejar aquí constancia asentada de mi plancha cuando el otro día fui por primera vez al Ikea de Zaragoza: si, esa 'loa gualdiazulada de la socialdemocracia de arce claro' que decía el otro día yo en no sé dónde. Pues eso: el espíritu de Olof Palme quiso que ese flanco liberal que tengo se llevase un buen revolcón, enviándome con ese fin a un propio, que, a pesar de mi (impecable) traje gris marengo de raya diplomática, me espetó: "¿Puedo hacerle una sugerencia de mejora?". En ese momento la citada potencia del nudo de la corbata (recuerden: azul y dorada) se fue a la mierda, y recordé eso que dice Natalie Portman en Beautiful Girls: 'Los vendedores no son sexys: son tíos' (uncles). Así que la autoestima estética se me quedó ligeramente tocada. Lo digo por poner las cosas en su sitio.
04 julio, 2007
Responsabilidad, coño.
Su segundo piso, en pleno Barrio de Salamanca, fue (aparte de un paraíso en la tierra para éste que escribe por obvios motivos de inmediatez con la mujer amada) la bomba: tenía una terraza inmensa sobre los tejados de MAD, y, en razón de ello la base –probablemente- de mi definitivo amor por la Villa y Corte. Hoy la cosa, con eso de cerrar los garitos a las tres, ha palmao bastante. Ir al Penta en 1990 ó 1991 implicaba atravesar un atasco de la hostia en la Glorieta de Bilbao a las 04.00 de la madrugada. Hoy será como pasear por un cementerio, supongo.
Cuando llegó el último atardecer en aquella formidable terraza apenas pude contener las lágrimas. Claro. Entre tanto, habían pasado muchas cosas: mi muy-mejor-amigo D. había estado viviendo en el piso –modernidad sorprendente en los 90, advierto- junto con MBO y junto más gente, siempre –casi- estupenda. Y una de las que más, C.
C. era una periodista completamente aventada a quien le costaba lo indecible levantarse por la mañana (descarao: ése era el motivo de dedicarse a ese negociado). Trabajaba –era muy buena en lo suyo- con alguno de los periodistas de rancio abolengo de la Patria y tal. Lo gracioso fue cuando una noche conoció al joven Diplomático Yankee (JDY). Gran tipo: uno de esos modelos que uno pone para demostrar que los yankees son en muchas ocasiones gente con cultura, buen gusto, formación superior de alto rango, educación ilimitada y criterio a la hora de combinar chaqueta y corbata. C. se enamoró como loca de JDY y contrajo matrimonio con él para irse seguidamente a lejanas tierras.
Y entre esas tierras lejanas –y ahí es donde quería llegar- estaba Yemen. C. es, como queda dicho, la esposa de un diplomático americano. USA es uno de los pocos estados occidentales que tienen legación en Yemen. Como todos habéis visto en las pelis, USA garantiza un blindaje de mil pares de cojones a sus súbditos en cualquier parte del globo. C. ya nos contaba hace casi DIEZ años (ni bombas de atocha ni WTC ni Dios que lo trujo) que por Yemen JAMÁS debe uno ir sólo si es occidental, y MUCHÍSIMO MENOS si, además, es mujer. Se lo habían instruido al llegar y ella lo había comprobado personalmente.
Yo lo siento mucho por estos chicos, pero vuelvo a lo que decía hace algunos días: uno debe asumir las consecuencias de sus actos; uno puede, en legítimo uso de su libertad innegable, decidir que se va a Yemen, pero Yemen no es Benidorm. Eso es así, lo tomas o lo dejas. Si luego te escachan un carro hasta las trancas de bombas y saltas por los aires, has de asumir las consecuencias de tu decisión. Nuestro incapaz gobierno tratará de administrar esto, pero esta vez no debería decir nada: no es asunto suyo, no es su responsabilidad. Espero que no se pongan a hablar de lo de la Alianza de Civilizaciones.
Y, yendo un poco más allá, pienso –y esto va que ni pintiparado ahora que empiezan las vacaciones- en el Monte y las cafradas que hace el personal. La montaña es un asunto serio, demasiado como para que un mamón con zapatillas de tenis, polo de algodón y bermudas (eso sí, kakis y con mucho bolsillo) se ponga a escalar un tres mil del Pirineo a las cinco de la tarde. Luego, cuando el helicóptero de la Guardia Civil y sus tripulantes (gente heróica, no sabéis cuánto) haya de salir a ‘sacarles del marrón’, resultará que un idiota ha puesto en juego la vida de cuatro o cinco valientes, que ganan apenas cuarenta mil duros por ello.
Responsabilidad, coño: que empiecen a explicar qué es eso, y menos coñas con las imbecilidades de la ‘Educación en la Ciudadanía’. Gilipollas.
02 julio, 2007
El módulo de young

