
Imagen merecedora, en cualquier caso, de reconvención inmediata: Hans en pijama con su acústica Ibanez (cuerdas Elixir 0.010: la bomba, qué brillo y qué color) pegando botes al ritmo de
Man Of Mistery y
I Want You Bad de los
LONG RYDERS mientras terminan de cocer los spaghetti. Así estaba yo esta mañana a las 14.50.
MBO se ha ido a Paris esta mañana a las 07.30 (o así), y dada la longitud desaforada de este

domingo, entre que termino
El honor perdido de Katharina Blum (
Heinrich BÖLL, recien reeditado en la Biblioteca Fomentor de Seix Barral), voy por la mitad del EXCELSO ensayo de
Rosa SALA ROSE El misterioso caso alemán y empiezo
Kaputt Mundi de
Ben PASTOR, he ido despejando, cual en partida de cartas, la mañana de este domingo gris, hasta llegar a la ya reflejada imagen. Mal, Hans: MUY MAL; a las 07.30, uno debe ducharse, afeitarse y desayunar, que si no las cosas se salen de madre y le llevan a uno a estos excesos.
El Katharina Blum debería ser lectura obligatoria para los periodistas, tanto a título de reflexión como al de prevención. BÖLL lo escribió hace mil años, y no podría imaginarse en qué patéticos sumideros podrían llegar a convertirse TANTOS medios de comunicación. El tono es muy del autor: tiene la misma contención que mi apreciadísimo Los silencios del Dr. Mürke del que ya he hablado, creo, por aquí. Un tipo de contención que sólo concibo en la literatura alemana de postguerra.
Ahí viene al pelo lo de El misterioso caso alemán, la segunda obra que leo de la autora, y ciertamente está a la altura de su sensacional Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo. Aparte de que esta chica es investigadora PERO NO por cuenta y cargo de la Universidad si no de modo totalmente independiente (debe ser la única española en esas circusntancias) os puedo asegurar que es una de las personas que con más rigor ha tratado El Fenómeno (no creo que sea menester especificar cúal). El Diccionario es cuidadoso y apasionado en la justa medida, sin histerias; preciso, encuentra uno en él una entrada para cada inquietud, y los excelentes contenidos se administran en un castellano simplemente inmejorable (esto, que debería ser siempre así cuando nos referimos a textos de investigación, no lo es). Yo os recomendaría leer simplemente la entrada Hitler o, aún mejor, la entrada Nietzsche. Seguro que, a poco interesados que estéis, os llevaréis el libro a casa (que además está excelentemente editado en El Acantilado). El misterioso caso alemán sigue un modelo de rigor parecido, buscando en la literatura -al fin y al cabo nuestra heroína es filóloga- los fundamentos del espíritu alemán, y sobre todo, aquellos recovecos de dicho espíritu que puedan servir de base para las animaladas que todos sabemos. Muy sugestivo, de veras, pero, además, entretenido. La joven Rosa escribe de modo extremadamente ameno. Sin embargo, siendo eso cierto y meritorio, siempre la recuerdo por su rigor; y así, debo decir que jamás he leido un texto tan brillante explicando qué es bildung. Si tenéis apetito de lectura no literaria, ahí quedan esas dos sugerencias.
Ayer regresé de Salamanca, ciudad en la que he estado desde el jueves en el, ejem, décimo-primer cónclave de, digamos,
la Asociación de Kapellmeisteren de las Corporaciones Provinciales de Asentadores de Plantas de Jardín a la que pertenezco y a cuyas reuniones vengo asistiendo desde hace once años. Salí muy tarde de Zaragotham: tenía una cosa importante, desagradable, en cierto modo terrible, programada para las nueve y media de la mañana, y a pesar de que empezó con puntualidad, sólo salí del paso a las 13.30. Y hay 550 klicks. Hace algunos años iba a Salamanca con mucha frecuencia. La ruta más rápida es tomar l

a autopista AP-68 y enlazar en Burgos dirección Valladolid y, finalmente, Salamanca. En aquellos tiempos (hacia 1993) yo tenía un coche pequeñito y potente que iba como un tiro. En aquellos tiempos he hecho ese viaje muy muy rápido en alguna ocasión. Hoy en día, sin embargo, conduciendo un artefacto que triplica (no exagero, es así) la potencia al freno de aquél, que goza de un nivel de seguridad pasiva y activa que quintuplica, lo menos, la de mi AXGT, me veo obligado a conducir por carreteras en mucho mejor estado a una velocidad estúpida, peligrosa e irracional: 120km./h. Este gobierno es completamente incompetente por motivos mil, pero hoy quiero recordar, una vez más, a la Dirección General de Tráfico que tanto me incomoda; ese antro de estulticia, ineficacia, demagogia, derroche económico: en suma, ese compendio de todo mal.
Bueno, a lo que iba. Dos días de ciencia (escasa pero de gran altura: tres sesiones científicas hemos tenido) y relaciones con las buenas amigas y amigos que tengo en ese biotopo. Mañana de viernes con una ponencia a cargo de un brillantísimo asesor del Ministerio que a duras penas excusaba la idiocia de los del Ministerio de Hacienda que, obsesionados con que no se les escape ni un duro -perdón, un euro- del botín, se cargan técnicamente una ley técnica; en la misma mañana, como ochenta Kapellmeisteren -yo entre ellos- montados en sendos remolques agrícolas arrastrados por un tractor se pasearon por una dehesa, componiendo una escena parecida a la del pijama que glosaba por ahí arriba. Exquisita la caña de lomo y el jamoncito que hemos consumido a puñaos. Dos días muy, muy agradables, sobre todo por las personas con que me he juntado.
Alojados en el
Hotel AC Palacio de San Esteban. Una preciosidad, con la única pega de que lo exiguo del aparcamiento ha motivado que algún desalmado haya hecho una raya a lo largo de la puerta derecha de mi coche. Ventajas de la edad que ya tengo: tal circunstancia, que en momentos pretéritos me hubiese puesto a pegar gritos, sólo supone una mínima molestia. Ya lo pintaré. Algún día. Inasequibilidad frente a la zozobra. Todo sosiego. ME CAGO EN LA PUTA MADRE DEL CAFRE DEL VOLKSWAGEN DE MIERDA. Ommmmmmm.
Bueno, que me voy a dormir que ya son horas. Que la semana empiece bien para todos.