Bueno, pues muy bien. Anoche salimos. Ayer, sábado a la noche, después de un día de turismo por Zaragotham que relataré más adelante, y para compensar una noche de viernes en que TODO (y no el principio de) el Plan fue (snif) un concierto de Les Luthiers y unas tapas en el glorioso El Rincón, salimos. Anoche salimos y bebimos, para ser más precisos. Siete elementos (tres matrimonios y el cincuenta por ciento femenino y free of children de otro) quedamos en las Bodegas Almau donde nos ventilamos una botella de Fagus (pueden Vdes. catar el 2001, que no es mala cosa, si bien no vale lo que cuesta. El estacazo que se van a pegar las bodegas de las DD.OO. emergentes va a ser notable si siguen pretendiendo prestigiar sus caldos selectos, sus 'Alta Expresión' a base de incrementar estratosféricamente su precio. ¿Es sensato pagar un Toro cualquiera a precio de Reserva Especial de Vega Sicilia, por más que el
propietario de la bodega salga en el papel couché?); pasamos al siguiente, el siempre amable Vinos Nicolás, donde nos pimplamos tres botellas de Borsao. Aderezamos la cosa, bien es cierto, con una que otra tablita de ibéricos, quesos y algunas fritangas tabernarias, pero tales excesos de devoción por el Campo de Borja sólo condujeron a la ingesta, en un local antaño joyería, hoy garito (notable mutación) de un número que no puedo recordar de Gin Tonics de Schweppes y Bombay normal con su limoncito-limoncito en copa de borgoña.
Vamos, que esta mañana me he levantado con un clavo considerable.
El concierto de Les Luthiers fue absolutamente glorioso. Salvo el último tema, en clave de rap (curioso, pensé que estos señores se iban a descoyuntar con tanto movimiento) lo demás era conocido (el espectáculo es un refrito, como ellos mismos dicen) y nos lo pasamos muy bien. Yo ya les había visto en directo, pero no me canso nunca de hacerlo. La única tristeza, como digo, es que regresamos a casa prontísimo. Como compensación, el paseo de regreso, descapotado a través de una noche insultántemente cálida para estar a veintitantos de noviembre, con fondo musical de Circodelia, esa banda cuyos textos me hacen pensar en mis lectores blogger de entre veintiocho y treinta y tres (hacen apología de un tipo de juerga que yo no llegué a conocer, y tienen unos textos muy inspirados).
Estos días está viviendo en casa un primo hermano de MBO por motivos laborales, y habíamos concluido que era buena cosa, la mañana del sábado, dar un garbeo turístico junto con la progenie por Zaragotham para que el joven primo fuese ubicándose (creo que va a vivir en la Inmortal Ciudad por una buena temporada). Anduvimos por aquí y por allá, nos adherimos a una visita insérsica de la Seo (la segunda Catedral de Zaragoza, que es en realidad un par de millones de veces más hermosa que la del Pilar) , visitamos el casi recién abierto Palacio en que se ubica la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza (precioso), subimos al Torreón de la Zuda, echamos un ojo a las Murallas Romanas y nos asomamos al Mercado Central, un edificio realizado a finales del XIX en el estilo de la primera arquitectura del hierro... Vamos, hicimos ese paseo que uno nunca hace por su ciudad salvo si vienen visitas. Comimos en la Creperie Flor, que es el sitio al que llevé a MBO la primera vez que vino a Zaragotham, todavía en status 'Friend' (al menos desde su punto de vista: desde el mio hacía meses que había devenido la mujer de mi vida para siempre jamás) y al que seguimos yendo mano a mano o en compañía de la progenie, pues a todos satisface grandemente. La tarde fue de sesteo contundente, nos fuimos a dar un paseo los dos y finalmente llegó la hora de salir.
No deja de ser curioso que, a pesar de que llovía, de que nos apetecía cero salir, de que en realidad íbamos porque hacía tiempo que no veíamos a algunos de los convocados, la cosa se lió. Y acabamos regresando al hogar a las 04.00 AM o así.
Y claro, el despegar de mis ojos hinchados ha sido acompañado del musitar de la promesa más incumplida de la Historia (no-vuelvo-a-beber) y de la loa a ese gran hombre, ese científico de mente privilegiada, ese inmejorable químico, ese benefactor de la Humanidad: el creador del Alka-Seltzer.
Besos a todas y abrazos a todos, y que la semana que empieza os sea favorable. Yo voy a estar de maniobras de aquí p'allá (joder), pero no dejaré de asomarme por estas dependencias (y por las vuestras).